Las Jornadas IATI de los Grandes Viajes soplan este año sus primeras diez velas y lo festejan por todo lo alto compartiendo las historias de quienes un día se pusieron el mundo por montera y se lanzaron a recorrer su propia senda. Entre ellos hay un gran número de mujeres que sustituyeron la comodidad de lo conocido por la emoción de enfrentarse a la incertidumbre del viaje.
María y Laura emprendieron un largo viaje en furgoneta. Si aún no habéis asistido a ninguna de las ponencias de las Jornadas IATI de los Grandes Viajes , este año cumplen su décimo aniversario, quizás os resulte difícil imaginar el clima que se crea en estas charlas. Los asistentes escuchan entusiasmados a los viajeros que uno tras otro van pasando por el escenario. Muchos de los que ocupan las butacas probablemente ya tienen en mente emular esas “aventuras” y vienen a tomar nota de los últimos consejos. Otros buscan ese pequeño empujón que se precisa para dar el salto y dejar la comodidad del hogar para empezar a recorrer el mundo. También los hay que, simplemente, adoran viajar y disfrutan escuchando las experiencias de otros viajeros en primera persona. Entre esos ponentes también hay mujeres, por supuesto, y en ellas nos hemos fijado un poco más en otras ediciones y también en esta.
Es fácil empatizar con las mujeres viajeras que narran sus vivencias en las Jornadas IATI de los Grandes Viajes porque encontraréis historias similares a la vuestra: catarsis existenciales tras sufrir una grave enfermedad, retos personales, saturación por un empleo poco gratificante… decenas de detonantes que impulsan a romper con la rutina. Os contamos algunas historias de mujeres que estarán presentes en las jornadas y que podréis conocer en persona.
Yesenia Herrera se propuso recorrer el mundo en bicicleta. Yesenia Herrera, en bicicleta al fin del mundo Entre las historias de mujeres viajeras más curiosas de estas conferencias está la de Yesenia Herrera que a finales del 2016 comenzó un viaje en bicicleta sin fecha de vuelta y sin un destino prefijado. Lo que sí tenía claro es que su viaje debía cumplir dos objetivos principales. El primero, dar a conocer lo que supone viajar sola en bicicleta siendo mujer , con cuya experiencia pretendía animar a otras mujeres a hacerlo. Y el segundo, contar las realidades de las mujeres con las que se iba cruzando por el camino, poniendo el foco en las mismas y dándoles voz. Su viaje comenzó en Canarias , donde decidió visitar las ocho islas del archipiélago para conocer bien su tierra. Desde allí, dio el salto en barco hasta Huelva, desde donde atravesó Portugal y España antes de seguir camino a Francia. Era la primera vez que “me sentía dueña del tiempo, de mi tiempo”, asegura Yesenia.
Yesenia pedalea con su sari. Pedaleando por el mundo Desde Francia siguió pedaleando por la costa europea (Croacia, Albania…) hasta llegar a Grecia. A esas alturas, ya acostumbrada al viaje, iba ganando confianza. No se detuvo y siguió con la segunda parte de su itinerario. Había planeado seguir por Turquía , donde disfrutó enormemente con el contacto con la gente y su hospitalidad. Pedalada a pedalada, atravesó el país y llegó a Georgia , donde la experiencia fue menos gratificante por el acoso e insistencia de muchos hombres. Continuó su periplo por Armenia y Azerbaiyán, donde realizó un pequeño documental sobre las reivindicaciones de las mujeres y su situación en ese territorio .
El siguiente país en su itinerario era Irán , un lugar al que le daba algo de reparo entrar sola, por lo que decidió organizar una caravana. Así, junto a otras seis mujeres –algunas viajaban en bicicleta por primera vez–, pedaleó por el país. Lo describe como “una experiencia mágica”, aunque recuerda que era pleno verano y el calor supuso una dura prueba para algunas de las viajeras. Como todo no sale siempre bien, no pudo obtener el visado para entrar en Pakistán, así que le tocó volar a India . Atravesó el país de norte a sur. Recuerda sobre todo su intensidad y la cantidad de cosas que suceden cada día. Tras India, voló a Nepal y recorrió parte del país antes de seguir hasta Bangladesh . En ese momento, ya habían pasado tres años desde que salió de casa. “Las prisas nunca fueron lo mío”, bromea Yesenia.
Cuando estaba a tan solo 100 km de la frontera de Myanmar , la policía la interceptó para llevarla a hacer cuarentena. Había estallado la pandemia.
Las charlas en los colegios forman parte del proyecto de Yesenia. Mujeres apoyando a mujeres A lo largo del viaje ha compartido ruta con 14 mujeres de diferentes lugares y edades, pero con las que compartía la pasión por viajar en libertad. Fiel a los objetivos de su viaje, en la última etapa dio varias charlas en colegios, institutos y universidades sobre la importancia de la emancipación de las mujeres , relatando su experiencia como una mujer que viaja sola en bici . Fueron muchas las jóvenes que se acercaron a agradecerle su mensaje y su inspiración. Sin duda, ese fue el mejor de los regalos que Yenesia pudo recibir.
El sueño de María y Laura era recorrer el mundo en furgoneta. María y Laura, un viaje en furgoneta En esta décima edición también participan María Rodríguez y Laura Cañal, una pareja que emprendió un viaje en una furgoneta pequeña. Esta aventura no era su primera experiencia ya que en 2013 estuvieron un año de mochileras por Asia con un proyecto llamado “REC Mondo” en el que grabaron entrevistas a niños para contar la vida a través de los ojos de la infancia. Pero en esta ocasión, el plan era diferente: deseaban llegar en furgoneta, y desde España, al Pacífico.
Aunque antes de partir tenían en mente un posible itinerario, también reconocen que eran flexibles. Durante los meses de julio y agosto, atravesaron Europa, cruzaron Rusia y recorrieron Siberia hasta llegar a Vladivostok . A Corea del Sur accedieron en ferry, este país les encantó por su mezcla de tradición y modernidad. Durante un mes estuvieron recorriendo sus playas y templos, comieron mucho kimchi y visitaron la zona desmilitarizada entre las dos Coreas.
María y Laura disfrutan cada etapa del camino elegido. De Japón a Indonesia Volvieron a tomar el ferry para llegar a Japón donde disfrutaron del otoño en uno de los países más bellos que han conocido… y donde tienen claro que no vivirían. “La sensación de estar tan lejos con tu propio coche era increíble”. A partir de aquí, y durante los siguientes meses, María se hizo experta en conducir por la izquierda y en adaptarse a los diferentes modos de moverse en cada lugar. De camino a Borneo , se separaron de la furgo: el vehículo iba en un barco y ellas, en avión. Recorrieron la parte malaya de Borneo, cruzaron Brunei y entraron en Indonesia . Pasaron rápidamente por Java (reservaban la visita para más adelante) para recorrer Bali , Lombok, Sumbawa y Flores. El coche iba de barco en barco hasta llegar a las islas, a veces en cubierta atado con una cuerda, por si acaso…
El mundo se paraliza, refugio en Bali Mientras Laura y María veían dragones de Komodo, visitaban templos, volcanes y lagos, la pandemia se iba expandiendo, China cerraba sus fronteras y, poco después, el resto del mundo se paralizó. Llegó, por tanto, el momento de instalarse en un solo lugar y esperar… Ese sitio fue Bali donde pasaron la pandemia con vistas al mar y cuidadas por la familia de un hostal. Cuando todo estaba más tranquilo, mandaron la furgoneta en un barco a España y ellas se quedaron otros 5 meses en Bali. El regreso a Madrid se produjo en avión, su plan de volver por tierra por un camino diferente al de la ida se había frustrado. Ya habían pasado 14 meses desde que habían salido.
Marta Insausti, una aventurera que recorre el mundo en moto. Marta Insausti, motera convencida En ocasiones hay oradoras que repiten en las Jornadas IATI de los Grandes Viajes. Es el caso de Marta Insausti , que ya participó en la edición de 2021. En aquella ocasión, Marta narraba el comienzo de su proyecto de dar la vuelta al mundo, que había comenzado en septiembre de 2019 y quedó truncado por la pandemia en marzo de 2020. Esta vez contará la segunda parte de su proyecto.
Pero conozcamos un poco mejor a Marta. Esta mujer de mirada segura tiene 59 años y dos hijos ya mayores. Su vida hace unos años se centraba en la familia y en sus empresas de formación hasta que la crisis le obligó a cerrar el negocio. Por si fuera poco, en plena crisis le diagnosticaron cáncer. Ese era, por tanto, el momento perfecto para plantearse un cambio de vida y saldar una deuda pendiente: un viaje largo en moto. Aquí podéis leer su testimonio de 2021 (Reportaje sobre mujeres viajeras de la edición 2021 de las Jornadas IATI de los Grandes Viajes).
El viaje en moto continúa En esta segunda parte de su proyecto, tras dos años con las fronteras cerradas por la pandemia, Marta retomó su viaje. Voló en marzo de 2022 a Santiago de Chile para reunirse con su moto, “La Chiquitina”, que ya llevaba dos años esperándola allí.
En esa fecha, todavía muchas fronteras seguían cerradas, incluyendo las de Chile con Bolivia y Perú, que era la ruta prevista por Marta. Pero el cambio de itinerario no le salió nada mal porque partió hacia el sur de Chile , un lugar que la dejó maravillada. Tras desechar la idea de rodar por la carretera Austral –el otoño estaba avanzado y no era recomendable por el frío y lluvia–, se dirigió hacia el norte para cruzar a Perú con la esperanza de que las fronteras abrieran mientras ella rodaba los 3.700 km que la separaban de ese lugar. Por el camino se detuvo en San Pedro de Atacama , un lugar mágico que acababa de abrirse al turismo y donde se respiraba felicidad.
Tras el parón de la pandemia, Marta Insausti emprendió la 2ª parte de su viaje. En ruta: Perú, Ecuador, Guatemala… Por fin, el 1 de mayo se abrió la frontera con Perú , un país que recorrió por completo. El altiplano le robó el corazón pero también descubrió las consecuencias del mal de altura. Siguió por Ecuador y Colombia , donde se enamoró de los paisajes, los pájaros de colores y, por supuesto, de los colombianos, “una gente dulce, risueña, optimista y salsera”, dice Marta.
Siguió su ruta por Panamá, quedó encantada con los parques nacionales de Costa Rica y con las ciudades coloniales de Nicaragua , donde pudo comprobar lo dura que es la vida y la enorme desigualdad que se vive en el país. Las experiencias continuaron en Honduras, donde percibió una corrupción poco disimulada. “Había una fila enorme para pasar el control de emigración, pero por 10 dólares te ponían al principio de la cola”. Después de una hora en la cola y de ver que no se había movido del sitio, se dio cuenta de que si quería pasar tenía que pagar. Se sintió tan mal que pasó Honduras de largo. La frontera de El Salvador fue lo contrario, tranquila y con personal que le facilitó todos los trámites. Guatemala , con sus colores y su herencia indígena, le robó el corazón.
El contacto con las culturas es un gran incentivo para viajar por libre. Contra todo pronóstico, Marta consiguió entrar en Estados Unidos (en México le dieron cita inicialmente para dentro de dos años y medio). Ya habían pasado ocho meses desde que salió de casa y estaba en Nueva Orleans cuando, de repente, “la Chiquitina” murió. La moto decidió que allí terminaba su vuelta al mundo, pero… ¿y Marta seguirá con otra moto? No dejéis de preguntárselo en las Jornadas IATI de los Grandes Viajes.
Y no olvidéis…
Para estar al día de fechas, conferencias, lugares de reunión, etc. consultad la agenda de la web de las Jornadas IATI de los Grandes Viajes , tanto en Madrid como en Bilbao y Barcelona. En la cita en Madrid del 22 de abril de 2023 intervendrán las anteriores aventureras. No os las perdáis, ya sea de forma presencial u online.