Está de moda, se enorgullece de ser una encrucijada entre Europa y Asia y goza del entusiasmo de un país joven. Georgia cuenta con apenas 30 años de independencia pero es un territorio legendario por donde discurría la Ruta de la Seda. Te invitamos a realizar una escapada georgiana con visitas a sus diez lugares más increíbles. Georgia forma parte de la legendaria Ruta de la Seda. 1. La Ruta de la Seda Rastrear las huellas de aquella ruta comercial que desde hace 2.200 años uniera Asia y Europa es colarse en la película de los grandes movimientos viajeros que cambiaron la historia del mundo. Georgia, situada en el paso desde Asia Central hacia el sur del Cáucaso, convirtió a sus principales ciudades, como su capital, Tbilisi , en lugar de descanso e intercambio de mercaderías en la ruta comercial que transportaba la seda china . Entonces era un tejido tan valioso como el oro. Las caravanas no solo transportaban seda sino que extendían cultura y favorecían estrategias políticas. A la vez, reforzaban el intercambio de otros productos como la orfebrería, de larga tradición en Georgia. Hoy, como entonces, a lo largo del camino encontraremos guiños hacia Oriente y Occidente como parte de un viaje apasionante. Entre otras agencias este itinerario lo puedes hacer con Viajes Azul Marino.
La Cordillera del Cáucaso era conocida como uno de los pilares del mundo. 2. El Cáucaso entre nubes Pueblos y civilizaciones intentaron atravesar incesantemente uno de los pilares del mundo, como se conocía a la cordillera del Cáucaso en la mitología griega. Una barrera de roca sin valles y, por ello, difícil de traspasar. Próximo Oriente queda en su vertiente meridional, donde se extiende Georgia y donde las civilizaciones asentadas su alrededor dejaron riqueza cultural y una gran variedad de etnias y lenguas. Una de las carreteras más hermosas del mundo, la Carretera Militar Georgiana , que comunica con la frontera rusa, conduce entre arroyos de montaña hacia el Cáucaso georgiano dando acceso a la región de Kazbegi. Repleta de curvas y en vertiginoso ascenso respirarás tranquila, después de pasar por la estación de esquí de Gudauri y atravesar los 2.379 metros del Paso de la Cruz –Jvari Pass–.
A partir de allí, un panorama de glaciares y algunas de las mayores altitudes de la cordillera, como el monte Kazbek de 5.047 metros, ofrecen un bellísimo panorama montañoso. Estamos en pleno Cáucaso y en medio de tanta montaña asoma la iglesia de la Santísima Trinidad –Tsminda Sameba– de Gergeti. Una ruta senderista, desde la localidad de Stepantsminda, nos lleva a este precioso templo de paredes anaranjadas por los líquenes, talladas con racimos de uvas y animales míticos. A su vez es un magnífico mirador, desde el siglo XIV, pues al llegar hasta ella alcanzaremos los 2.170 metros junto a la iglesia con mejores vistas de Georgia.
Te sorprenderán los vinos georgianos. 3. Bodegas en la cuna del vino En Kakheti , al sur del país, el paisaje se hace suave y las carreteras surcan tierras fértiles entregadas al cultivo del viñedo desde hace 8.000 años. Estamos en la cuna de la viticultura como demuestran los restos de semillas hallados en vasijas neolíticas. La domesticación de la vid y su cultivo hace que los vinos georgianos de variedades de uva autóctonas ostenten un gran prestigio, además de denominación de origen.
Hoy, como antaño, el vino con el hollejo se guarda en tinajas enterradas o kvevri , cerradas herméticamente hasta cinco meses, para lograr su maduración en la bodega como en la tradicional de Numisi , en funcionamiento desde hace 300 años guardando tantos aperos vinícolas que la convierten en un auténtico museo etnográfico. Otras de las bodegas más llamativas de la región es la de Khareba , que utiliza la temperatura y humedad constantes de unos viejos túneles de la época soviética a lo largo de 7 kilómetros, para la maduración de sus caldos.
En Georgia están algunas de las iglesias más antiguas del mundo. 4. Iglesias más antiguas del mundo El que fuera uno de los primeros territorios en adoptar el cristianismo –desde el año 317– hace que su paisaje aparezca salpicado de templos que acumulan milenios de devoción en sus piedras y que asoman como marcas señeras por su territorio gracias a ser de las iglesias más antiguas del mundo . Fundamentó el surgimiento del georgiano escrito hace 1.400 años y se mantuvo a través de las repetidas invasiones que el país sufrió. Con la anexión al Imperio ruso llegó el culto ortodoxo que es el practicado actualmente por la mayor parte de la población. Para acceder a los templos georgianos se ha de cuidar la vestimenta evitando pantalones demasiado cortos –o si lo prefieres antes de entrar envuelve tus piernas con un gran chal– y las mujeres, además, debemos cubrirnos la cabeza con un pañuelo.
Vardzia es una ciudad rupestre con 13 pisos y más de 6.000 estancias. 5. Vardzia y Uplistsikhe, vivir en la roca Al sur, muy cerca de la frontera turca, asoma Vardzia, una imponente ciudad rupestre tallada en la roca de una montaña junto al río Mtkvari. Alcanzó su auge en el siglo XII gracias a la reina Tamar y a la defensa frente a la invasión mongola.
Al ascender hasta ella caminarás por un complejo de cuevas y túneles que se extiende a lo largo de medio kilómetro de la montaña. Repartido en 13 pisos y más de 6.000 estancias que incluyen, además de templos medievales, viviendas, silos, salón del trono e incluso un sistema de riego que abastecía las terrazas de cultivo. De estos ancestrales asentamientos que abundan en Georgia, es el de Uplistsikhe (cerca de la ciudad de Gori y muy accesible desde Tbilisi) el más antiguo, pues su origen se remonta a la Edad del Hierro. Aúna arquitectura religiosa y pagana y fue un asentamiento estratégico que se extendió en 8 hectáreas con sus edificios, escaleras y túneles tallados en la roca que culmina, en la cumbre, con la basílica medieval de esta ciudad que increíblemente llegó a estar habitada por 20.000 personas.
Mtskheta, la antigua capital de Georgia. 6. Caminando por el Patrimonio de la Humanidad Sentirás que entras en el medievo cuando llegues a Mtskheta, la antigua capital de Georgia . Asentada en la confluencia de los ríos Kura y Aragvi, a los pies del Cáucaso. Es el centro espiritual de Georgia y un Patrimonio de la Humanidad donde no podrás quitarle ojo a su catedral de Svetitskhoveli como un “pilar de vida”, pues ese es su significado. Desde su construcción, hace 1.600 años, hasta hace 15 años fue el templo más grande de Georgia. Después de traspasar su muralla, que la convierte en una fortaleza, cuyo principal acceso, hacia el este, está vigilado por dos cabezas de toro en piedra, sentirás la energía de sus muros. Decorados con numerosos iconos, a medida que caminas entre frescos medievales que han resistido terremotos, invasiones e incluso los destrozos ocasionados por el Imperio ruso al blanquearlos.
Panorámica de Tbilisi. 7. Tbilisi, una vieja ciudad entre continentes Prepárate para descubrir una ciudad que enamora y no es solo por sus 1.500 años de historia sino porque su casco antiguo emana el atractivo del Asia Central. Ha mantenido ese espíritu viajero que dejaron las caravanas a su paso y, gracias a ellas, la próspera actividad comercial que albergaron sus calles. Basta con penetrar en sus baños sulfurosos en el barrio Abanotubani o ascender a la antigua fortaleza de Narikala, en las alturas sobre la ciudad a la que podemos subir a pie o en teleférico, para sentir la influencia de las civilizaciones que pasaron por ella.
La plaza de la República, con el dorado obelisco de San Jorge matando al dragón, será referencia inconfundible de nuestros paseos urbanos por las empinadas calles del casco antiguo. La iglesia de Metekhi es uno de los mejores miradores de la ciudad vieja y de la torre octogonal de su mezquita. Asimismo también se asoma a la parte moderna que se extiende de la otra orilla del río Mtkvari, atravesado por la estructura de cristal del puente de la Paz ; acero y cristal para conectar las dos orillas de una encrucijada entre dos continentes desde una de las ciudades más antiguas de Europa.
La ciudad de Akhaltsikhe merece una parada para contemplar la antigua fortaleza otomana de Rabati. 8. Embrujo otomano en la fortaleza de Akhaltsikhe Al suroeste del país, la pequeña ciudad de Akhaltsikhe merece una parada para contemplar la antigua fortaleza otomana de Rabati que aglutinó la mezquita de Akhmediye, la sinagoga y la iglesia ortodoxa de Santa Marina. Imagínate sobre una torre defensiva vigilando la presencia de invasores. En esta ciudad de origen medieval, cuyo nombre refleja su carácter de “lugar fortificado”, sentirás esa sensación a medida que recorres su fortaleza, destruida en sucesivas ocasiones. Erigida hace 700 años, es la principal huella de la presencia otomana. Recientemente ha sido recuperada de la ruina y se ha creado un magnífico conjunto monumental que aglutina las zonas más antiguas como modernas dependencias entre las que destaca su Museo de Historia por la rica colección, que acoge valiosas piezas datadas desde tiempos neolíticos.
Museo de Stalin, en Gori, la ciudad natal del líder soviético. 9. Gori, memorias soviéticas Después de disfrutar de la relajante sensación de los baños termales y de beber el agua mineral naturalmente carbonatada de Borjomi, al oeste del país, hay que dirigirse a Gori, ciudad natal del líder soviético Stalin . Para los amantes del fetichismo es recomendable visitar el museo levantado en su memoria en 1957 y adentrarse entre las curiosidades de su tienda de recuerdos. A la entrada del recinto, la estatua del dictador, un monumental bronce de 6 metros de altura, da la bienvenida junto a la casa original donde nació y creció, así como el vagón de tren donde viajaba. El palacio gótico que alberga el museo es una ostensible muestra arquitectónica del socialismo soviético aderezado interiormente con los efectos personales, fotografías y muebles que rodearon la vida del polémico líder soviético.
Magnífico interior de la Cueva de Prometeo. 10. Cueva de Prometeo Una de las cavidades subterráneas más llamativas de Europa se abre en las proximidades de la ciudad de Kutaisi . Cuenta la leyenda que Prometeo robó el fuego divino para dárselo a los humanos, el castigo de los dioses enfadados fue quedar encadenado a las montañas del Cáucaso. Cierto o no, el paraje es un lugar misterioso donde se abre la cavidad subterránea más grande del país. Sus formaciones de estalactitas y estalagmitas, así como lagos y cascadas de roca forman parte de un gran complejo subterráneo por el que discurre un río. De los 11 kilómetros que posee la cueva, pueden explorarse 1.000 metros. No olvides llevar alguna prenda de abrigo pues la temperatura en su interior se mantiene constante a 14 grados.
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