Uruguay es un país poco visitado por los viajeros españoles pero no es por falta de atractivo sino por desconocimiento y por la fortaleza turística de territorios vecinos. Te invitamos a descubrir buenas razones para incluir este destino en tu agenda de viajes pendientes. Sigue leyendo si quieres saber qué ver en Uruguay y conocer algunos de sus atractivos.
Contraste arquitectónico en Montevideo. © Etheria Magazine Reconócelo, si no tienes lazos con personas uruguayas y no eres un viajero empedernido, puede que aún no te hayas planteado Uruguay como tu próximo destino. A pesar de que es un territorio increíble que está a la altura de sus vecinos, no suele ser el primero en salir en las quinielas de propuestas de viajes en Sudamérica. Sin embargo, esperamos que después de leer este artículo cambien tus prioridades. Realizaremos un recorrido en coche desde Montevideo hasta lugares tan interesantes como Colonia del Sacramento, Fray Bentos, Carmelo o una antigua colonia rusa (sí sí, rusa)…
Plaza de la Independencia de Montevideo. © Etheria Magazine Montevideo Hay ciudades a las que se toma el pulso desde el minuto uno y otras que requieren de una pequeña acción por nuestra parte, Montevideo es de las segundas. Y no es porque carezca de belleza, de monumentos o rincones atractivos sino porque en esa mezcla de ambiente, sabores, aromas y decadente belleza arquitectónica se descubre un destino aún más apasionante.
Como Montevideo tiene un tamaño de población considerable, algo más de un millón de habitantes, en este viaje nos conformaremos con pasear por su zona histórica. Partiremos de la puerta de la Ciudadela , uno de los pocos vestigios que quedan de la antigua ciudad fortificada, y seguiremos por la calle peatonal Sarandí. Merece la pena recorrerla de principio a fin por sus bonitas tiendas y por los edificios históricos que la jalonan o que se ubican a pocos pasos. La recomendación es mantener la mirada elevada para no perdernos las preciosas fachadas Art Déco , Art Nouveau o eclécticas. Entre los rincones y construcciones con más encanto están el Teatro Solís, el palacio Díaz, el palacio Salvo, la parisina plaza Zabala con su palacio Taranco, el edificio Artigas, la iglesia Matriz y el Cabildo.
Librería Puro Verso, en Montevideo. © Etheria Magazine Librerías y cafés Al igual que estas fachadas hablan de la influencia europea, las librerías que salen al paso lo hacen del culto por la Literatura, y los cafés, del gusto por la tertulia. Entre estos últimos, el Café Brasileiro resulta imprescindible. Es el más antiguo de la ciudad y no solo exhibe una estética Art Nouveau , sino que su atmósfera habla de historia y cultura. Sin duda, Mario Benedetti y Eduardo Galeano tenían buenas razones para acudir al mismo. Tampoco faltan motivos para acercarse al Café La Farmacia , un encantadora farmacia neogótica donde abandonarse al placer del café y la lectura.
En esta tierra que ha dado tan buenos literatos, es necesario curiosear por algunas de sus librerías más emblemáticas. Una de ellas es Puro Verso , situada en un edificio Art Déco con escaleras de mármol y unas bonitas vidrieras –y cafetería en la planta superior–; y otra es Linardi y Risso , de la que el propio Pablo Neruda diría que es «una librería que busca y preserva, y esconde la sorpresa que debemos hallar. ¡Qué delicia aunque no nos llevemos casi nada!”. Sobre sus estantes se agolpan decenas de tesoros latinoamericanos.
Estadio Centenario, en Montevideo. © Etheria Mag. Antes de dejar Montevideo –teniendo en cuenta la devoción de los uruguayos al fútbol y a “la celeste” (su selección)– se debe conocer el estadio Centenario . Inaugurado en 1930, en sus instalaciones se jugó la primera copa mundial de fútbol. Dispone de un museo donde Gerardo Cal contagia su entusiasmo a los visitantes desde hace más de una década.
Colonia del Sacramento A unos 175 kilómetros de Montevideo, sobre el Río de la Plata, reposa Colonia del Sacramento, más conocida como Colonia. Es una de las ciudades más antiguas del país y de las que menos esfuerzo requiere remontarse a su fundación en 1680. En su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se descubren continuas evidencias de su pasado. Murallas, fosos, templos, antiguos palacetes y un faro edificado sobre un antiguo convento narran su devenir sin pretenderlo, y recuerdan a colonizadores portugueses y españoles que no dudaron en competir por quedarse con este estratégico puerto.
Colonia del Sacramento es una de las ciudades más antiguas del país. © Etheria Mag. El mejor momento para recorrerla es cuando los faroles se encienden y su luz amarilla rebota creando grotescas sombras en el suelo adoquinado. El eco de los ruidosos visitantes se va apagando y la ciudad recupera su cadencia, un ritmo lento más acorde con su porte centenario. Si necesitas una nota mental, apunta esta: pasear por la calle de los Suspiros, degustar la cocina local en alguno de los restaurantes, caminar por las ramblas con un mate en la mano mientras se oculta el sol y escuchar el sonido de tus pasos por la noche.
Antes de partir de Colonia, una visita más podría ser la plaza de toros Real de San Carlos, que solo estuvo en activo dos años –ya que se prohibieron las corridas–. Junto a la misma, se sitúa el Museo del Ferrocarril, donde se muestran objetos relacionados con la actividad ferroviaria.
Atardecer en el puerto de Colonia Sacramento. © Etheria Mag. Carmelo, un paseo entre viñedos El viaje continúa río arriba hasta llegar al estuario del Río de la Plata. En este lugar se encuentra Carmelo, una de las zonas enoturísticas de Uruguay. El secreto de sus vinos es una suma de diversos factores: el microclima generado por la unión del río Paraguay y el Paraná, la tradición vinícola, las cepas traídas de Francia e Italia –e injertadas en pies adaptados al terreno–, y la constancia de los bodegueros. Allí la reina de las uvas es la Tannat y con ella se elaboran vinos potentes que maridan a la perfección con la parrilla uruguaya.
Un itinerario enoturístico permite conocer los excelentes vinos de Carmelo a través de la visita a bodegas de distintas dimensiones. Algunas son muy glamurosas, como Narbona , que fue una de las tres primeras bodegas del país, y que tiene un precioso hotel-boutique y un restaurante de renombre. Otras de tamaño mediano, como Campotinto , que cuenta con un hotel rural de doce habitaciones y un buen restaurante. Y, también, las hay más familiares como las bodegas El Legado y Cordano Hnos . En esta última, Ana Paula y su marido, Diego Vecchio, elaboran vinos, realizan catas, venden delicatesen locales en el Almacén de la Capilla, organizan actividades en los viñedos y alquilan una cabaña en medio de la finca. Por último, quien busque raíces españolas entre las viñas, las encontrará en Bodegas Irurtia y Bodega Zubizarreta.
Entrada a Bodegas Narbona. © Etheria Mag. Fray Bentos, un paisaje industrial de la Unesco A unos 140 kilómetros de los anteriores viñedos se ubica otro rincón uruguayo que la Unesco decidió proteger en 2015: el Paisaje Industrial de Fray Bentos. Las siluetas de las grúas de una fábrica centenaria reciben al visitante huérfanas y recortadas contra las aguas oscuras del cauce fluvial.
Este entorno industrial, ahora silencioso, transmite una gran dosis de nostalgia. Ese tipo de tristeza que envuelve a los lugares abandonados por el imparable avance de los tiempos. Repartidas por 275 hectáreas de terreno se encuentran las instalaciones industriales (zonas de matanza, salas de despiece, departamento de extracto, etc.), los muelles de carga, las oficinas centrales, salas de exposiciones, las viviendas de los obreros, y la Casa Grande, la lujosa vivienda de los gerentes. Una sala básica en la visita es el Museo de la Revolución Industrial, donde se realiza un repaso a su apasionante trayectoria desde 1863 a 1979.
Frigorífico Anglo, en Fray Bentos. © Etheria Mag. Al pasear por las calles e instalaciones del Frigorífico Anglo, transitadas antaño por miles de personas de sesenta nacionalidades, no se puede evitar un sentimiento de gratitud, ya que esta industria –conocida como ‘la gran cocina del mundo’–, ayudó a nutrir con caldos y conservas de carne a soldados y civiles durante los grandes conflictos bélicos mundiales.
En la cercana ciudad de Fray Bentos aún se puede percibir la riqueza que un día ostentó toda la zona. No hay más que visitar el teatro Miguel Young, el Museo Luis Alberto Solari y la Plaza de la Constitución, con un elegante quiosco en el centro, donado por la empresa Liebig. Es este un lugar idóneo de veraneo, con sus playas fluviales y zonas de picnic, las ramblas y el agradable parque Franklin Roosevelt.
La tranquila ciudad de Fray Bentos. © Etheria Mag. La colonia rusa de San Javier Continuamos la ruta sin dejar el cauce del Paraguay, pero ahora daremos un salto en el tiempo hasta el 27 de julio de 1913, el día en que se comenzó a escribir la historia de la colonia rusa de San Javier. Hasta estas tierras del departamento de Río Negro llegaron más de 300 familias del grupo religioso Nuevo Israel. Eran perseguidas por el régimen zarista de Nicolás II y se establecieron en esta población, a unos 95 kilómetros de Fray Bentos. El líder de la comunidad, Basilio Lubkov, estuvo al frente de la misma hasta 1926, cuando se le retiró el cargo de administrador y abandonó el país con 50 familias. Desde entonces, no sólo han superado los vaivenes políticos del país sino que han logrado mantener su cultura, gastronomía y folklore.
La mejor introducción histórica a San Javier se recibe en el Museo de los Inmigrantes, donde se conservan imágenes de la llegada –y algún que otro recuerdo– de aquellos colonos que buscaban la tierra prometida. Un paseo por la localidad permite comprobar que a pesar de que el noventa por ciento de los sanjavierinos tiene antecedentes rusos, no predominan los rasgos eslavos; y, también, que mantienen con orgullo la casa del profeta Lubkov, declarada Monumento Nacional; la capilla donde se reunían, de la que cuelgan grandes retratos de los colonos; un molino harinero y la primera fábrica de aceite de girasol.
Recuerdos de artesanía de la colonia de San Javier. © Etheria Mag. Nuevo Berlín La última escala de este viaje es Nuevo Berlín, una población fundada junto al Parque Nacional Estero de Farrapos e Islas del río Uruguay, en 1875, por Richard y Karl Wendelstadt, dos hermanos alemanes. Del muelle del que ahora parten turistas con sombrero y prismáticos interesados en la avifauna de la zona, hubo un tiempo en el que se embarcaban cereales camino del Frigorífico Anglo de Fray Bentos. Si hubiese que recomendar una sola actividad en este lugar sería disfrutar de una jornada con un apicultor, acompañarle a visitar sus colmenas flotantes en las islas del río y recolectar una rica miel libre de agrotóxicos.
Muchos comparan a Uruguay con una “bella durmiente” que espera a ser despertada; sin embargo, la autenticidad que desprende, el trato amable de sus gentes y la escasa masificación turística solo nos lleva a desear que su despertar sea lento y controlado.
Nuevo Berlín, en Uruguay. © Etheria Mag. Guía práctica de Uruguay Cómo llegar a Montevideo La línea aérea Iberia dispone de vuelos directos a Montevideo (unas 12 horas) y también se puede volar con una escala con LATAM Airlines. Compara precios.
Dónde dormir Posada Don Antonio (www.posadadonantonio.com), en Colonia de Sacramento. Habitaciones amplias y confortables en un edificio histórico.
Posada Campotinto (www.posadacampotinto.com), en Carmelo. Hotel rural entre viñedos con 12 amplias habitaciones, bodega y un excelente restaurante.
Hotel Regency Golf (www.regencygolf.com.uy) y Cottage Puerto Buceo (www.hotelcottage.com.uy), en Montevideo. Funcionales y ubicados en zonas tranquilas.
Gran Hotel Fray Bentos (www.granh.com), en Fray Bentos. Sencillo pero con los servicios necesarios.
Qué y dónde comer Si quieres probar algunos platos tradicionales, toma nota: parrilla uruguaya (una mezcla de diversas carnes, chorizos, etc.); chivito , un filete de lomo, con patatas, huevo frito ensaladilla rusa, jamón y queso, entre otros ingredientes; y como postre, el flan de dulce de leche .
El Peregrino (www.elperegrino.com.uy), restaurante y parrilla situada junto al Mercado de Montevideo.
Mesón de la Plaza , en Colonia de Sacramento. Comida tradicional, y música en directo, en una bonita casona.
Finca Narbona (www.narbona.com.uy), en Carmelo. Un excelente restaurante en una finca con hotel y bodega. Ambiente selecto y buenas carnes.
Casa Meira , en Nuevo Berlín. Cocina casera y económica. Pide su cazuela de mondongo.
Tribu . Café, bar, tienda y restaurante en Montevideo. Muy recomendables sus cenas con espectáculo.
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