Viajar a tu ritmo por la costa noroeste de Sudáfrica, desde Cape Town hasta la frontera con Namibia, es un plan irresistible durante la primavera austral. Este periodo comienza en agosto, y es cuando el desierto costero de Sudáfrica se convierte en el destino más popular del continente. Hasta el mes de octubre, vive una colorida transformación que merece la pena disfrutarla en directo.
Flores en la bahía de Eland, en la costa oeste de Sudáfrica. Gracias al milagro de las lluvias invernales, el desierto de Sudáfrica se cubre cada año de un vibrante manto de flores. Te invitamos a subir a esta alfombra del arcoíris africano porque sólo permanece el tiempo que tarda en llegar el verano. Además de muchas flores silvestres, te esperan huellas de bosquimanos, pueblos costeros, ballenas a la vista, la flor nacional del país y campos de naranjos y viñedos que atrapan la esencia del sol sudafricano.
Flores en la costa noroeste de Sudáfrica Sudáfrica es país de contrastes, tanto más en el desierto que recorre su litoral noroeste. Aprovecha las escasas lluvias del invierno austral para originar una espectacular explosión de vida y color gracias a las plantas silvestres. Al florecer al mismo tiempo pintan de repente la costa noroeste del país. Incluso la belleza de las interminables playas de arenas blancas bañadas por el azul intenso del Atlántico es incapaz de competir con esas menudas flores que extienden al borde del mar una magia deslumbrante mientras se apresuran a crear un espectáculo único antes de que llegue el verano y lo seque todo. Aseguran así su reproducción y la supervivencia en un clima más hostil.
Entre pueblos de origen pescador, viñedos, sendas de bosquimanos, islas que son un paraíso de aves y ballenas avistables desde la costa, desde agosto y hasta finales de octubre , el desierto nos guía con su espectacular y florida transformación. Cuando las flores silvestres extienden alfombras de color surgidas con la magia de la lluvia. Es en esa época cuando la belleza natural sin artificios del desierto, normalmente reseco, se transforma en una fiesta convirtiendo la costa noroeste de Sudáfrica en uno de los lugares más hermosos del litoral africano.
Flores silvestres en la bahía de Wildflowers, costa noroeste de Sudáfrica. Playas de Lambert’s Bay Basta con descubrir las interminables playas de arenas blanquísimas del litoral sudafricano para comprobar que este es un viaje lleno de contrastes. El blanco de la arena recortado por rabiosas tonalidades rosadas, amarillas y naranjas del desierto en flor frente al azul intenso del océano Atlántico. Sus aguas enriquecidas por la circulación fría de la corriente del Golfo, las convierte en un paraíso de alimento para peces y ballenas. Los delfines juegan y nadan a placer y los grandes cetáceos se alimentan tan cerca de la costa que desde los promontorios litorales pueden avistarse sin dificultad. No es extraño que ciudades como Lambert’s Bay presuman de ser el paraíso de los amantes del marisco. Aunque esta localidad de origen pescador, ligada al cultivo de langostas, hoy viva más del turismo guarda la esencia de su origen en el viejo puerto pesquero. El “diamante de la costa oeste”, como se conoce a la localidad, es una parada irresistible, ya sea relajándose al sol en sus hermosas playas , practicando deportes acuáticos o simplemente admirando la grandeza del océano.
Pueblo de Paternoster, en la costa oeste de Sudáfrica. The Dunes En la ruta de la costa Oeste de Sudáfrica que todo en el litoral es arenales inmensos sorprende encontrar el pequeño desierto “The Dunes” cuya arena no es de procedencia litoral. Su tonalidad dorada lo indica y las curvas de sus enormes dunas son un paraíso en el que deleitarse admirando el panorama de arena o practicando deportes de aventura sobre sus enormes laderas.
Desierto The Dunes. Isla de Bird Antes de marchar de Lambert’s Bay hay que cruzar el puente de cien metros sobre el rompeolas que conduce hasta la isla de Bird. Alberga una de las mejores colonias de cría de alcatraces del Cabo (solo hay seis en el mundo) y sus senderos e información nos permiten disfrutar de una jornada plena entre ejemplares de esta bonita ave marina que anida en sus tres hectáreas de superficie. Disfruta con sus danzas de apareamiento, con la observación desde el mirador que se abre a su entorno natural porque es una experiencia única para los amantes de la vida silvestre.
Isla de Bird. Montañas Cederberg Las espectaculares formaciones de arenisca de las montañas Cederberg cautivan a primer golpe de vista. Son un destino apreciado no solo por sus singulares siluetas rocosas que encienden sus tonalidades anaranjadas con los rayos de sol sino porque albergan una rica muestra de arte rupestre de los bosquimanos o pueblo Sam, los pobladores originarios de Sudáfrica.
Los antiguos habitantes de la región dejaron grabada en las rocas su forma de vida de una manera fascinante. Estas pinturas rupestres representan escenas de caza, danzas, animales y actividades cotidianas, y son un testimonio importante de la historia y la cultura de Sudáfrica.
Pinturas rupestres en las montañas Cederberg, en el desierto de Sudáfrica. Ciudad de Clanwilliam En las montañas Cederberg estamos en territorio del leopardo. Así que… no relajes tu atención porque, aunque es un felino esquivo y silencioso, siempre puede estar cerca. Donde no lo encontrarás es en la ciudad de Clanwilliam, la capital de las montañas Cederberg y una de las más antiguas ciudades sudafricanas. Situada junto al río Olifants, ofrece un agradable descanso mientras estás rodeada de campos de naranjos y limoneros, que para eso es famosa por sus cítricos. Si eres amante de las infusiones de rooibos , aprovecha porque estás en el lugar originario donde crece naturalmente la planta de la que se obtiene esta afamada infusión sin cafeína, ni teína pero con un sabor que recuerda al del té. Lo mejor es hacer la Ruta del Rooibos empezando en el museo Old Gaol y visitar una compañía productora como la Rooibos Ltd. También puedes probar las deliciosas recetas de repostería y bebidas que se elaboran en la ruta o hacer una parada en una granja ecológica como la de Skimmelberg situada junto a la reserva natural con la misma denominación.
Montañas Cederberg, en Clanwilliam. Protea, una flor fascinante Entre tanta flor silvestre, a partir de la ciudad de Clanwilliam nos espera otro espectáculo floral protagonizado por la protea. Una gran flor con múltiples variedades que es originaria de la costa oeste de Sudáfrica y flor nacional del país. Las granjas para su cultivo se suceden desde Clanwilliam hacia el norte siguiendo el litoral. Se mereció su nombre en honor al dios Proteo, capaz de cambiar fácilmente de aspecto con su voluntad, porque esta planta también posee una gran capacidad de dar flores diferentes que han fascinado al mundo. Desde que fueron descubiertas, hace más de 400 años, en la costa oeste sudafricana su cultivo se ha extendido por todo el mundo con fines botánicos y para producción de flor cortada de arreglos florales por su belleza y gran longevidad. Los meses de agosto y septiembre son el mejor momento para verlas en plena floración.
Las proteas pueden presentar colores muy variados. Strandfontein, entre vinos y langosta Una bonita población costera asentada en una orilla magnífica, la que crea el río Olifants al desembocar en el océano. Es el lugar donde los Sam acudían en busca de agua dulce. Asómate a sus acantilados para tener una magnífica panorámica desde la que buscar ballenas francas del sur, date un homenaje probando las langostas y mejillones de la zona. O si continúas río arriba disfruta entre viñedos. Aquí, con las temperaturas moderadas y abundantes días soleados, maduran uvas que dan vinos sudafricanos de renombre internacional. Hay muchos viñedos abiertos al público en las laderas que invitan a recorrer la propiedad y a catar sus vinos del sur.
Flores en Clanwillian, en el desierto de Sudáfrica. Parque Nacional West Coast Además de perderte en interminables campos de flores silvestres, en el parque nacional West Coast pisas el mejor litoral sudafricano para observar a las ballenas francas del sur. Atenta al chorro de agua que lanzan en la superficie del océano, sigue su estela porque acabarás viéndolas emerger y quién sabe si realizar alguna acrobacia saltando fuera del agua mientras juegan los ballenatos o los adultos realizan su cortejo en la época del apareamiento. Al igual que tantas otras especies como las aves migratorias buscan en estas frías aguas la abundancia de alimento que concentran. La flora también es destacada, especialmente durante la temporada primaveral de floración silvestre. No te cansarás de hacer fotos de recuerdo entre agosto y septiembre cuando en los campos ya no cabe una flor más de colores vivos.
Namaqualand Hacia el norte, a 500 kilómetros de Cape Town, a medida que el paisaje se hace más severo y desértico las flores silvestres siguen envolviendo con un manto multicolor pueblos y paisajes. Entramos en la región de Namaqualand cuando unos singulares árboles, los kiver empiezan a surgir en el paisaje con su curioso aspecto que semeja grandes plantas de aloe. Como muchas de las plantas suculentas que viven este territorio, son la adaptación más sorprendente a la sequedad extrema. Con su dura madera elaboraban los bosquimanos los carcaj para guardar sus flechas de caza.
Consulta la ruta completa por la costa oeste de Sudáfrica en este enlace de Google Maps .
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