Viñas que se asoman al Loira, impactantes atalayas, una hermosa villa con un gusto muy italiano, una efervescente ciudad que vive por y para el arte y una deliciosa gastronomía son sólo algunos de los motivos por los que deberíais visitar (¡ya!) Nantes y su viñedo.
Los viñedos de Le Domaine des Génaudières se asoman al Loira. © Yolanda Cardo Vertebrada por el río más largo de Francia y bañada por las aguas del Atlántico, la región Pays de la Loire (Loira Atlántico ) integra armoniosamente una gran diversidad de paisajes con un rico patrimonio histórico, gastronómico y cultural, ciudades extraordinarias y coquetos pueblos en los que perderse entre viñedos. Su capital, Nantes , cuna de Julio Verne, quien nos regaló con sus libros la mejor carta de navegación para descubrirla, es una urbe emocionante en la que las estatuas, sus divertidas enseñas o las fantásticas criaturas de una insólita isla son también sus habitantes.
Ponemos rumbo al lugar de los “viajes extraordinarios”. Un lugar donde los sueños se cumplen, otros mundos son posibles y la realidad se rinde a la imaginación. ¿Nos acompañas?
Cinco recomendaciones para saborear el viñedo de Nantes Al viñedo de Nantes se llega por el vino, pero, además de sus bodegas, en este bello territorio, cuna de la denominación Muscadet Sèvre y Maine (llamada así por los dos ríos que la atraviesan), es imprescindible visitar algunas joyas patrimoniales de las muchas que atesora este enclave vinícola ubicado a poco más de 30 minutos en coche desde Nantes .
Ruta gourmet para saborear los paisajes del Loira La ruta Viaje al viñedo de Nantes es un circuito enoturístico de 118 km trazado entre valles ribereños y suaves colinas, cercano al eje fluvial del majestuoso Loira. Con el vino blanco como protagonista (supone el 99% de la producción), la región cuenta con tres DOC Regionales: Gros Plant del País de Nantes; coteaux d’Ancenis y la Muscadet. Esta variedad de uva, conocida como “melón de Borgoña“, conforma el viñedo blanco de una cepa única más grande de Francia. Con ella, el Domaine Poiron-Dabin elabora los 2/3 de sus vinos. Vinificados en barricas de cristal subterráneas, en sus catas podréis degustar los blancos secos, semi secos y espumosos pero también rosados y tintos elaborados con el método sur lie , es decir, sobre sus lías o levaduras.
Otra bodega muy recomendable es Le Domaine des Génaudières . Un negocio familiar, dedicado al vino desde 1635, que extiende su viñedo junto a un enclave único, las laderas del Loira. Organiza visitas y degustaciones de sus afrutados y alegres caldos elaborados con muscadet, cabernet franc, gros plant o malvasía.
El Domaine Poiron-Dabin los vinos envejecen en barricas subterráneas de cristal. © Yolanda Cardo En estas tierras atlánticas, la variada gama de vinos del Loira es el aderezo perfecto que nunca debe faltar en la mesa. Aquí tenéis una pequeña guía de restaurantes para disfrutar de este sublime maridaje:
📍Comer rodeadas de los viñedos del Auberge de la Gaillotière (www.auberge-la-gaillotiere.fr), en Château-Thébaud. Cocina casera elaborada con mucho mimo y productos locales y de temporada.
📍Disfrutar de un tranquilo almuerzo en el restaurante-bistró Les Terrases de Bel Air , en Vair-sur-Loire (www.terrassedebelair.com).
📍Saborear la gastronomía tradicional de la zona en el restaurante-brasería La Citadelle de Le Champalud (www.lechampalud.com), que también disponen de alojamiento, en Orée-d’Anjou.
Asomarse al “Gran Cañón” de Nantes No hace falta cruzar el Atlántico para admirar la belleza de un gran cañón. La Porte-Vue , en la comuna de Château-Thébaud, es un magnífico mirador al valle del río Maine y sus acantilados cubiertos de viñedos. Esta impresionante estructura metálica, diseñada por el arquitecto Emmanuel Ritz, se alza sobre un promontorio granítico a una altura de 45 metros sobre el río y el espacio natural de ocio Pont Caffino.
La Porte-Vue es un magnífico mirador al río Maine en el viñedo de Nantes. © Yolanda Cardo Un paseo por el Loira Sería, casi, imperdonable viajar a los dominios del Loira y no navegar sus aguas. Détours en Loire ofrece paseos personalizados en ‘toue’, las embarcaciones tradicionales adaptadas a las singularidades de este río de escasa profundidad, bancos de arena y caprichosas corrientes. Durante el placentero recorrido descubriréis algunos de los tesoros arquitectónicos que decoran las orillas de este excepcional paraje natural como Les Folies Siffait , un asombroso jardín en terrazas encaramado en un saliente rocoso, creado a principios del XIX por Maximilien Siffait; el château de Clermont que perteneció al actor Louis de Funès o la torre de Oudon de la que entraremos en detalle a continuación.
Les folies Siffait es una de las maravillas que veréis navegando en toue por el Loira. © Yolanda Cardo El castillo de Oudon, una fortaleza “acogedora” Oudon es una coqueta población atravesada por el Havre, dominada por un imponente castillo. La región del Loira Atlántico perteneció durante siglos al ducado de Bretaña. Esto provocó no pocas disputas y batallas entre ambos territorios (bretón y francés), cuya frontera natural era el Loira. Su fortaleza medieval, erigida para controlar el tráfico fluvial hacia Nantes, histórica capital del ducado, resultó fundamental en aquel tiempo de continuos conflictos. En 1392, el señor de Oudon obtuvo la autorización de Jean IV, duque de Bretaña, para levantar la magnífica torre, defensiva y residencial, que en su época contaba con todo tipo de comodidades como calefacción y retrete en todas las plantas. Subid a alto para contemplar las impresionantes vistas del entorno.
Vistas del Loira desde lo alto del castillo de Oudon. © J. Jehanin Clisson, el ‘capricho’ italiano que suena a heavy metal “Clisson es una ciudad con dos aspectos, uno medieval y otro muy original”, explica Thierry Fort, guía de la oficina de turismo, acerca de uno de los pueblos más bonitos de Francia donde, cada año, se celebra el célebre festival de música rock, Hellfest .
La figura de François-Frederic Lemont (1771-1827), escultor oficial de Napoleón, resulta fundamental para entender por qué esta bonita villa de calles empedradas, puentes y dueña de uno de los mercados más antiguos de Francia, es conocida como la Toscana francesa, aunque en realidad, aclara nuestro cicerone, fueron Tívoli y los cuadros del pintor Nicolas Poussin su verdadera inspiración.
Lemont, un enamorado de Italia, llegó a Clisson en 1805 para la inauguración del museo-escuela de los hermanos Pierre y François Cacault. Fascinado por el entorno, dedicó su vida a transformar el paisaje que se extendía a orillas del Sèvre Nantaise en un idílico paraje italiano. Compró el castillo, antigua plaza del ducado de Bretaña, y trece hectáreas de las antiguas tierras de caza de los señores de Clisson para hacer realidad su sueño. Le Domaine de la Garenne Lemot es el fruto de esa maravillosa y loca fantasía. Un espléndido lienzo natural de perspectivas pintorescas, engalanado de “caprichos” ornamentales como la villa Lemont, la casa del jardinero, los baños de Diana, el templo de Vesta, varias estatuas o el templo de la amistad erigido en honor de sus grandes amigos los hermanos Cacault, cuya colección descansa actualmente en el Museo de Arte de Nantes, nuestra próxima parada.
Cllisson, uno de los enclaves más bonitos de Francia. © Yolanda Cardo Nantes, por amor al arte La capital del Loira Atlántico ha sabido conciliar su espíritu portuario con una entusiasta inquietud creativa que invade todos sus rincones. Con el cierre de los astilleros, en 1987, esta ciudad industrial debía reinventarse. Las antiguas instalaciones portuarias se transformaron en espacios culturales y el arte tomó las calles. El director artístico Jean Blaise es el artífice de esta metamorfosis, con la cultura como principal activo, a la que llamó Le Voyage à Nantes , un itinerario permanente que transcurre por los puntos más emblemáticos de la ciudad. Sus principales monumentos, escenarios culturales y una colección al aire libre de arte contemporáneo, que se extiende hasta las puertas del Atlántico con el proyecto Estuaire Nantes-Saint Nazarie , conforman un recorrido, marcado en verde, que aumenta cada verano con nuevas propuestas.
La fórmula es tan sencilla como brillante. Tan solo tendréis que llevar calzado cómodo y seguir la línea verde para disfrutar de un viaje extraordinario.
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La escultura del artista conceptual Xu Zhen, European Thousand-Arms Classical Sculpture, es una de las más fotografiadas de Nantes. © Yolanda Cardo Los barrios de un viaje permanente Edificios históricos, obras de arte por doquier, parques con forma de croissant, divertidos equipamientos urbanos o miradores espectaculares decoran los cerca de 24 km de un estimulante proyecto que abarca todos los barrios de la ciudad y que podréis hacer caminando, en bicicleta, en transporte público (todos los fines de semana es gratuito) y algunos trayectos en barco. Ponemos rumbo hacia algunas de las paradas imprescindibles.
Barrio Bouffay, el más antiguo En las calles del casco histórico se entremezclan construcciones ancestrales, como las antiguas casas de entramado de madera; la catedral de san Pedro y san Pablo; la basílica de san Nicolás o el castillo de los Duques de Bretaña, sede del Museo de Historia de Nantes, con propuestas regeneradoras y una nueva narrativa urbanística. Así, en el antiguo trazado se acomodan ahora calles más anchas con nuevos edificios (no dejéis de visitar las Galerías Lafayette ), e inesperados elementos poéticos como la refrescante Jungla Interior del artista nantés Evor en el Passage Bouchaud ; las divertidas enseñas de los comercios o las esculturas de Philippe Ramette: Éloge du pas de côte (2018) y Èloge du déplacement, añadida este año, ambas en la plaza Bouffay.
Èloge du dèplacement de Philippe Ramette en la plaza Bouffay de Nantes. © Yolanda Cardo Barrio de la Estación, un clásico actualizado El legado de los hermanos Cacault bien merece una visita al Museo de Arte. Nueve siglos de historia del arte en un bello palacio decimonónico, rehabilitado por el estudio de arquitectura Stanton Williams. Su fondo reúne una colección de obras que va desde el siglo XIII hasta nuestros días con piezas de Picasso, Rubens, Monet, Sonia Delaunay, Chagall, Rodin, Georges de La Tour o Gustave Courbet.
Le Lieu Unique es otra joya arquitectónica de este céntrico barrio. Se trata de la antigua fábrica de galletas LU de estilo art nouveau , junto al canal Saint-Féliz, reconvertida en un alternativo centro cultural. El sitio ideal para hacer un descanso.
Barrio Viarme-Talensac. Un mercado y un cementerio El ecléctico, y verde, listado creativo nos lleva ahora hasta el popular barrio de Viarme- Talensac, a dos paradas de tranvía desde el centro. Allí, cada sábado hay un mercado de antigüedades y a diario, excepto los lunes, tiene lugar el mercado más antiguo de Nantes, inaugurado en 1937, donde venden productos autóctonos y de temporada. Muy cerca del ajetreo de los puestos se encuentra el cementerio de la Miséricorde , conocido como “el Père-Lachaise nantés”, además del patrimonio funerario nos encontramos con unas obras de Pascal Convert realizadas expresamente para este campo santo del XVIII: Miroir des Temps .
En el cementerio de la Miséricorde el arte de Pascal Convert se exhibe entre sepulturas. © Yolanda Cardo Barrio Graslin, el elegante En la zona más elegante y comercial de la ciudad encontramos estatuas tomándose una pausa en la terraza del restaurante La Cigale, un templo del art-deco, histórico cuartel general de los surrealistas; también unas extrañas criaturas de cerámica de Maen Florin en la monumental fuente de la Place Royale o la instagrameable obra del artista conceptual Xu Zhen , European Thousand-Arms Classical Sculpture, en la rue d’Orleans. Y marcad en rojo esta joya del itinerario, el Pasaje Pommeraye . Una gran galería comercial cubierta del XIX, de nueve metros de desnivel, que comunica este barrio con el del antiguo puerto. El techo de cristal, la espléndida escalera y las preciosas tiendas os encantarán.
El pasaje Pommeraye es una bellísima galería de techo e cristal del siglo XIX. © Yolanda Cardo Cuánto habría disfrutado el autor de Los viajes extraordinario s y La vuelta al mundo en 80 días con estas impresionantes criaturas metálicas que viven en los antiguos astilleros. Imposible no emocionarse ante la gran estrella de este fabuloso bestiario, el gran elefante , un paquidermo de 12 metros de altura y 48,4 toneladas que pasea por los muelles del Loira con pasajeros a bordo. Y como gran visionario que fue, ya lo avanzó en su libro Viaje al centro de la tierra : “No hay nada que embriague tanto como la atracción del abismo”, qué gran verdad. Comprobadlo vosotras mismas en el Carrusel de los Mundo marinos plagado de extrañas criaturas marinas, en las que también os podréis subir, y experimentad la misma sensación en La Galería plagada de especies vegetales y animales mecánicos como la araña y la hormiga gigante, el camaleón o el colibrí.
El gigantesto elefante de 12 metros de altura es la estrella de las máquinas de la isla. © Yolanda Cardo Dieciocho anillos gigantes Sin abandonar la isla descubrimos otras paradas de la línea verde en el Parque de los astilleros: Los emblemáticos dieciocho anillos de cuatro metros de diámetro de Daniel Buren y Patrick Bouchan enmarcando el mejor perfil de la ciudad; La Cantine du Voyage , un restaurante desmontable inspirado en los invernaderos agrícolas o la Hab Galerie que este verano acoge la exposición Habitar la tierra del artista camerunés Barthélémy Toguo. Y allí donde termina el parque se extiende el Campus del arte y diseño con escuelas de cultural digital y edificios de grandes arquitectos como el Palacio de Justicia de Jean Nouvel.
Los anillos de Daniel Buren y Patrick Bouchan se han convertido en un emblema de la ciudad. © Yolanda Cardo Barrio de Chantenay, el favorito de Julio Verne En la colina de Santa Ana se encuentra este antiguo barrio obrero al que Julio Verne solía ir, quizás, para dejar volar su imaginación mientras contemplaba la vistas sobre el Loira. No es de extrañar que aquí se encuentre su museo, el Jardín Extraordinario inspirado en el fabuloso universo verniano y varios miradores como el Belvédè del l’Hermitage de Tadashi Kawamata con unas impagables vistas de Nantes y de la Maison Radieuse, la emblemática vivienda construida entre 1953 y 1955 por Le Corbusier.
Trentemoult es un pintoresco y colorido barrio de pescadores. © Yolanda Cardo Estuario Nantes Saint-Nazaire En una ciudad tan ligada al Loira, su curso también es uno de los protagonistas de este intenso viaje. Paisaje, arte y río se vinculan en una colección de 33 obras contemporáneas al aire libre colocadas a lo largo del estuario. Un bello enclave que enmarca, por ejemplo, la casa sumergida de Jean-Luc Courcoult; Misconceivable , un curioso barco blando del austriaco Erwin Wurn en Le Pellerin; la serpiente gigantesca de Huang Yong Ping o Le Pendule de Roman Signer en Trentemoult, un pintoresco pueblecito de pescadores, en la margen izquierda del estuario, de coloridas callejuelas y buenos restaurantes muy popular entre los nanteses.
Así que ya sabéis, aunque el festival de verano de Le Voyage à Nantes puede ser la excusa perfecta para escaparnos a esta ciudad, en realidad cualquier momento resulta perfecto.
Casa sumergida en las aguas del Loira, obra del artista Jean-Luc Courcoult. © Yolanda Cardo Guía para viajar a Nantes Cómo llegar Existen vuelos directos desde España hacia el aeropuerto internacional Nantes Atlantique. Consultad en algún comparador la mejor tarifa desde vuestro aeropuerto de salida.
Dónde dormir Si os gusta la decoración, en el centro de Nantes se ubica uno de los tres hoteles que Maisons du Monde tiene en Francia (nantes.maisonsdumondehotel.com).
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Dónde comer En Francia las buenas opciones son casi ilimitadas. En la guía Les Tables de Nantes (www.lestablesdenantes.fr) encontrareis un centenar de establecimientos, elegidos por voluntarios amantes de la gastronomía, que van desde el fast-good a la alta gastronomía. Todos los restaurantes están situados en Nantes y su viñedo. El Restaurante María, en la céntrica plaza Graslin; Les chants d’abril; la deliciosa crepería Le coin des crepes; Le 1 o el acogedor restaurante La civelle en el colorido barrio de Trentemoult son una apuesta segura.
Cómo moverse en Nantes La mejor opción es la tarjeta el Pass Nantes , además transporte público ilimitado durante el tiempo de validez (24, 48, 72 horas o 7 días), ofrece muchas otras ventajas como descuentos en tiendas, entrada gratuita a numerosos museos o paseos en barco por el Loira.
Más información Turismo Loira Atlántico .
Le voyage à Nantes.
El viñedo de Nantes