Te llevamos de la mano para que descubras la faceta gastronómica del sevillano Barrio de Santa Cruz a través de sus bares de toda la vida, las terrazas con las mejores vistas y los restaurantes de cocina internacional que están modernizando el barrio. Acompáñanos en la ruta más deliciosa por el corazón de Sevilla, te vas a chupar los dedos.
Piscina y terraza del © hotel Los Seises. Año tras año, el sevillano barrio de Santa Cruz figura en los listados que publican las principales publicaciones de viajes y estilo de vida como uno de los más bonitos y animados. Y es normal. De hecho, es difícil encontrar en otra ciudad del mundo tanta belleza y personalidad concentradas en tan poco espacio. Santa Cruz es un escenográfico laberinto de pasajes, calles serpenteantes, arcos históricos, puertas que conducen a pequeños jardines secretos, patios particulares refrescados por el sonido de las fuentes y placitas aromatizadas por las flores y frutos de naranjos y limoneros.
Y no hay que perder de vista que Santa Cruz es también una de las principales zonas de tapeo de Sevilla , con bares y restaurantes de todo tipo. Al fin y al cabo, hay que alimentar a todos esos visitantes que pasan por los tres monumentos principales que delimitan el barrio: la Catedral y la Giralda, su campanario, los Reales Alcázares y el Archivo de Indias. ¡Nada menos!
Bares de toda la vida, clásicos entre lo clásico Es verdad que, sobre todo en los últimos años, han proliferado en la zona negocios sin personalidad, pensados para ganar dinero fácil, pero sin demasiadas complicaciones. Pero, por fortuna, sobreviven clásicos que le dan color, sabor y aroma al barrio. Bares y tabernas como la Bodega Santa Cruz Las Columnas (Rodrigo Caro, 1), sin pretensiones, pero con muchas décadas de historia colgadas en sus paredes para acompañar una cerveza bien tirada y uno de los molletes de pringá más buscados de la ciudad.
Mollete de pringá, un clásico de © Santa Cruz Las Columnas. Aquí se puede abrir boca antes de comenzar la “procesión” por las barras de bar y terrazas más populares del barrio, donde también tiene cabida Las Teresas (www.lasteresas.es), con sus jamones colgando del techo y una de esas cartas de tapas y raciones en las que siempre es difícil elegir por la variedad y calidad de la oferta.
Una terraza y un hotel de impresión Pero si por algo está el barrio de Santa Cruz constantemente en redes sociales es por los rooftops que han proliferado en sus principales alojamientos. Uno de los más deseados, sin duda, es Pura Vida del hotel Los Seises. Las vistas desde aquí, con la Giralda y los tejados de la Catedral como protagonistas, son realmente impactantes. Pero es que, además, tanto el entorno de la piscina (el Pool Club) como el resto de este amplio espacio, con sus mesas altas y bajas con sofás, son una auténtica delicia. Cóctel en mano, durante esos atardeceres de intensos tonos dorados que regala la capital andaluza, el lugar es de esos que quedan para siempre en el recuerdo (y en la galería de imágenes del teléfono móvil).
Pura Vida, la animada terraza en lo alto del © Hotel Los Seises. Se puede picotear en la terraza, pero una opción muy recomendable es bajar al restaurante El Patio de Pali (elpatiodelpali.com), cuya carta firma el creativo Andrés Madrigal. En ella, este prestigioso cocinero realiza un sentido homenaje a Sevilla y Andalucía a través de productos de proximidad y recetas típicas, siempre con un punto de sorpresa y fusión. Así, por ejemplo, el sustancioso chicharrón de Cádiz se combina con salsa tonnato y el arroz meloso se acompaña de verduras y setas de temporada, aromatizado todo ello con trufa negra. Muy recomendable la degustación de salazones y el llamado “jamón del mar” (ventresca de atún toro ahumada), con su puntito del mejor aceite de oliva virgen extra, que para eso estamos en Andalucía.
Arroz meloso con verduras y setas de © El Patio de Pali. Mucha historia en el Hotel Los Seises… Pese al moderno interiorismo, el hotel Los Seises es un alojamiento con mucha(s) historia(s). Empezando por el hecho de que ocupa una de las alas del Palacio Arzobispal (siglos XVII-XVIII), con el que está conectado a través de alguna puerta de servicio. Y siguiendo por la importancia de los personajes que aquí se han alojado, tanto en siglos anteriores como tras su transformación en alojamiento, en 1992. A partir de ese momento son muchos los que han buscado y encontrado la privacidad de las 42 habitaciones de este hotel, a resguardo de la bulliciosa (y ruidosa) vida del barrio.
Restaurantes de alta cocina internacional Desde luego, se agradecen los soplos que han traído a Santa Cruz establecimientos como el anterior hotel. Y en esa misma línea es en la que se encuadran propuestas con tanto estilo (y atrevimiento) como Kinu (kinusevilla.com). Este restaurante japonés puro tiene dos ambientes diferenciados: por un lado, la barra de sushi (omakase ) con su propio itamae seduciendo a base de cortes maestros y en la que comen unos pocos y privilegiados clientes; por otro, una pequeña sala en la que disfrutar de los diferentes platos de la carta, siempre con Japón como protagonista y alguna que otra preparación no del todo conocida por estos lares.
Cortes de pescado de la barra del restaurante © Kinu. También muy internacional es la propuesta culinaria de Sed de México (sedemexico.es), restaurante cuyo lema es “Alta cocina mexicana en estado puro”. Hay algunas analogías entre la cocina de este local y la de calle (tan manida en los restaurantes mexicanos que hay en España) pero, desde luego, esto es otra cosa. Por ejemplo, aquí se pueden degustar platos originarios de las culturas prehispánicas de ese país, a veces con preparaciones de muchos días y presentaciones tan coloristas como intensos son sus sabores. Los sopes (tortilla de maíz mixtamalizado con tuétano de vacuno), el shot baja (ostra sumergida en clamato con tajín y limón), las tortillas de confit de pato, la sopa azteca, el mole o el caldo de piedra son algunas de las propuestas imprescindibles de toda comanda.
Mole de © Sed de México. Bares con nuevos aires tabernarios También bastante innovador, teniendo en cuenta la oferta hostelera mayoritaria del barrio, es el Café Santa Cruz (cafesantacruz.es), del grupo Ovejas Negras. Un local con terraza que tiene concepto de neotaberna, en el que se puede tapear y disfrutar de lo mejor y más variado de la cocina típica sevillana y andaluza, pero con la limpieza visual (y objetiva) que se espera de un negocio del siglo actual.
Interior del © Café Santa Cruz. Así, el interior es todo un espectáculo en cuanto a diseño, con una barra cuadrangular, suelos de mosaico y madera y paredes de ladrillo de las que cuelgan grandes espejos para dar mayor sensación de amplitud y luminosidad. Lo culinario no desmerece la escenografía: a los típicos calamares fritos y las croquetas (las de cecina de León son de salivar sin parar), les pueden seguir unas almejas a la marinera, unas gambas a la bilbaína y un solomillo al whisky. Y todo ello, para chuparse los dedos. Literal.
El imprescindible flamenco Por muy gastronómica que sea la visita al barrio de Santa Cruz siempre es recomendable entrar en el Museo del Baile Flamenco (museodelbaileflamenco.com) de Cristina Hoyos. Un centro en el que conocer, a través de la completísima colección personal de objetos de esta genial bailaora y coreógrafa, a los representantes fundamentales de este estilo y cómo ha evolucionado su estética a lo largo del tiempo.
Cuadro en el © Museo del Baile Flamenco de Sevilla. Para completar el recorrido y entender lo que el flamenco supone para esta tierra y su gente, lo ideal es participar en alguno de los espectáculos de baile que tienen lugar en el escenario del museo: Sueños Flamencos y Poemas Flamencos . El entorno, una bóveda de ladrillo y piedra de origen romano, favorece tal comunión entre artistas y público que la experiencia supone. Sin duda, el mejor recuerdo de esta incursión en el siempre seductor barrio de Santa Cruz.
Más información: Turismo de Sevilla
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