La operación Overlord, el mayor desembarco militar de la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar en 1944 en la costa atlántica francesa. Este año se cumplirán, por tanto, 80 años del conocido como «Día D» en el que más de 150.000 soldados del bando aliado desembarcaron en varias playas para tratar de liberar Europa del dominio nazi. Os contamos algunas visitas clave si viajáis a Bretaña relacionadas con este acontecimiento histórico.
Puerto de Saint-Malo. © SMBMSM Dentro de muy poco se habrán cumplido ochenta años desde que se produjo la operación Overlord, el mayor despliegue militar de la Segunda Guerra Mundial para expulsar a las fuerzas nazis de Europa. Como apoyo al Desembarco de Normandía, fueron lanzados paracaidistas franceses sobre las costas de Armor y del Morbihan durante la noche del 5 al 6 de junio de 1944 . Los vestigios de esta hazaña histórica salpican parte de la costa bretona e invitan a los amantes de la Historia a recordar este conflicto. Si os interesan las estrategias bélicas, este recorrido por Bretaña puede ser todo un acierto en vuestro próximo viaje a Francia.
La ruta de Marie-Laure en Saint-Malo Durante la Segunda Guerra Mundial, este pueblo costero de imponentes fortificaciones y rico en leyendas de corsarios fue el último bastión alemán conquistado por los aliados. Eso sí, los intensos bombardeos en Saint-Malo redujeron al ochenta por ciento el núcleo protegido por las murallas. Inspirado en esta atmósfera, el escritor estadounidense Anthony Doerr nos transporta al Saint-Malo de aquella época guiándonos de la mano de la heroína invidente de su conocida novela ‘La luz que no puedes ver’ .
Los seguidores de la novela o de su adaptación a una serie de Netflix que deseen seguir los pasos de Marie-Laure no necesitan contar las alcantarillas como hacía ella, ya que la oficina de turismo ofrece un itinerario detallado de cuatro kilómetros y catorce paradas que culmina en la Cité de Alet. En la desembocadura del río Rance, este conjunto de búnkeres alemanes ha sido convertido en un memorial. Durante una hora, el itinerario guiado proporciona una comprensión más profunda de los eventos que marcaron la región de Saint-Malo entre 1940 y 1944. Puedes descargarte la ruta en pdf (en francés).
Fort National, en Saint-Malo. © SMBMSM Shelburn, camino de la libertad Relacionada también con este momento histórico se encuentra la red Shelburn , que consistía en una red de apoyo a la fuga . Hoy día se ha convertido en algo menos peligroso, ya que es una ruta senderista en el entorno de Plouha , en la costa norte de Bretaña. El camino en cuestión sigue los pasos de los miembros de la resistencia que repatriaban a los aviadores británicos que caían en suelo francés en 1944. Se trata de un sendero señalizado de tres kilómetros , cargado de historia y emoción, clasificado como uno de los lugares más importantes de la resistencia francesa . La meta final es la playa Bonaparte , conocida como la puerta de la libertad, que los evadidos alcanzaban deslizándose por el acantilado más alto de Bretaña.
El sendero comienza en la capilla Saint Samson, en Plouha, y continúa a través de campos y bosques hasta llegar al imponente acantilado de más de cien metros de altura. Desde este punto, se puede observar la punta de la Tour, apodada por los niños como «el cocodrilo» debido a su forma peculiar. La bajada original era complicada, por lo que se ha trazado un sendero alternativo que bordea la bahía de Cochat hasta llegar al túnel que conduce a la playa Bonaparte.
Al poner los pies en la arena, se puede apreciar las dificultades de este recorrido y comprender el peligro al que se enfrentaban durante la Segunda Guerra Mundial. Para facilitar la identificación de la ruta, existe una app móvil llamada Shelburn. También encontraréis el itinerario en pdf en la web de falaisesdarmor.bzh (en información práctica).
Plouha. © Emmanuel Berthier Museo Mémoires 39-45 Para construir el Museo Mémoires 39-45 , inaugurado en 2017, se necesitaron cuatro años de obras. La iniciativa partió de Clément y Aurélien Coquil, dos hermanos apasionados de la Segunda Guerra Mundial y nietos de un miembro de la resistencia. Ocupa un búnker de cinco plantas situado entre la punta Saint-Mathieu y el pueblo de Plougonvelin, una fortaleza de hormigón con dos tercios de su estructura bajo tierra.
Lo primero que llama la atención al llegar al museo es su tamaño gigantesco, aunque tampoco pasa desapercibida la meticulosa reconstrucción de las trincheras , basada en fotografías originales, y los puestos de artilleros alrededor del búnker. Antes de entrar también se puede observar un tanque Sherman, un vehículo blindado de la armada estadounidense que ha sido totalmente restaurado.
El búnker alberga 500 m² de exposiciones distribuidas en varias plantas, incluido un cuartel donde 25 soldados de artillería costera defendían la posición. Los espacios, fielmente restaurados, transportan a la vida cotidiana en el Muro del Atlántico, mediante recreaciones escénicas que destacan por su realismo y ambientación sonora. Desde los dormitorios comunes de la tropa hasta la habitación del oficial, pasando por los ventiladores que filtraban los gases de combate y el baño, cada detalle sumerge en la historia.
© Musée Mémoires 39-45 Las siguientes plantas están dedicadas a la guerra y la ocupación de Bretaña, evocadas a través de objetos, documentos y anécdotas. Se trata de un museo interactivo diseñado para todas las generaciones, que sumerge en la angustiosa experiencia de vivir en un refugio antibombas y recrea un bombardeo aéreo sobre Brest durante la ocupación. Una visita impactante que dejará huella en la memoria.
Base de submarinos alemanes en Lorient La antigua base de submarinos de Kéroman , con sus tres imponentes bloques de hormigón armado (K1, K2 y K3), es un lugar de gran relevancia en el patrimonio arquitectónico militar y representa una huella tangible de los enfrentamientos del siglo XX. Construida por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial entre 1941 y 1943, esta base es la más significativa del Muro Atlántico. Se encuentra situada al sur de la ciudad costera de Lorient y abarca una extensión de 26 hectáreas. Para que os hagáis una idea de su tamaño, ¡podía albergar unos treinta submarinos!
En la actualidad, estos búnkeres ya no cumplen su antigua función pero el búnker K3 , el más grande de todos, se mantiene como un testimonio del pasado para las generaciones venideras. A través de las visitas guiadas se puede descubrir cómo fue construido, su funcionamiento y su historia. Al final del recorrido se accede al tejado, desde donde se puede disfrutar de vistas excepcionales de la ensenada de Lorient. No os perdáis tampoco el búnker K2 , que alberga el submarino Flore-S645 , convertido en museo, que es un testimonio de la época de la Guerra Fría.
Base de submarinos K3. © LEZBROZ-LBST Continúa tu viaje en Bretaña…
Sentier des Douaniers, el gran sendero de la Bretaña Francesa .
Apuntes para un “bon voyage” a la sorprendente Nantes y sus viñedos .