Nos acercamos a la bella y multicultural ciudad de Trieste, un rincón de Italia con una historia apasionante y una vida urbana de esas que te cautivan nada más pisar la ciudad. Aquí te contamos qué ver en Trieste, sus lugares más emblemáticos y la interesante vida nocturna. Te va a encantar.
Puerto de Trieste. © Francesco Marongiu/Turismo de Trieste. Se dice de Trieste, situado junto a la frontera de Eslovenia y no muy lejos de Croacia, que es la menos italiana de las ciudades de Italia. Aunque dándole la vuelta a la tortilla, lo que se puede decir seguro de Trieste, sin temor a polémica o malentendidos, es que probablemente sea la más internacional de las urbes del país transalpino. Lo que está claro es que esta ciudad llena de vida no te va a dejar indiferente. Sigue leyendo porque vas a descubrir algunos datos de su historia que te van a sorprender y, además, te vamos a contar los lugares que no puedes perderte en tu próximo viaje a esta preciosa ciudad italiana.
Una historia apasionante Como muestra de la internacionalidad de Trieste solo hay que consultar su historia cercana: tanto la ciudad como su provincia formaron parte del Imperio Austrohúngaro hasta el final de la I Guerra Mundial, siendo su principal puerto marítimo. También está el hecho de que la comunidad eslovena, que ha vivido en la ciudad desde el siglo XII, continúa teniendo un gran peso dentro de la población total de Trieste. Igual que otras nacionalidades como alemanes, griegos y, últimamente, chinos. Cada uno de esos grupos habla su propia lengua, aparte del italiano y el dialecto local, sin que esto suponga un especial motivo de conflicto.
Aunque para llegar a la situación actual, Trieste sufrió graves disputas durante buena parte del siglo pasado. Fundamentalmente en el momento que las autoridades fascistas impusieron la italianización forzosa, lo que supuso la huida de miles de triestinos hacia países vecinos. Por fortuna, el tiempo ha borrado la mayor parte de aquellos horrores y ha impartido justicia, devolviendo a Trieste su internacionalidad e interculturalidad. Algo a lo que también contribuyen los miles de estudiantes europeos que, cada año llegan atraídos por la activa Università degli Studi di Trieste a través del programa Erasmus.
Visitas imprescindibles en Trieste Castillo e iglesia de San Giusto Por penosa que resulte la subida, una visita a Trieste debería empezar en esta colina, coronada por lo que fue la fortaleza defensiva levantada por los austríacos a mediados del siglo XV. Desde aquí se dominan las mejores panorámicas de conjunto de la ciudad.
En cuanto al recinto del castillo de San Giusto , construido sobre lo que también fue el núcleo de la ciudad romana, alberga tres museos de Historia, gracias a los cuales se puede comprender la importancia y el desarrollo urbano de esta urbe portuaria a lo largo de los siglos. Así, por ejemplo, en el bastión Lalio se encuentra el Lapidarium Tergestino , que preserva una valiosa colección de esculturas, bajorrelieves e inscripciones de la época romana.
Castillo de San Giusto. © Massimo Crivellari/Turismo de Trieste. El castillo comparte espacio en la colina con la catedral de San Justo Mártir (sangiustomartire.it). Un compacto edificio de origen medieval, de principios del siglo XIV, para el que se utilizaron numerosos materiales de las desaparecidas construcciones romanas (el pórtico, por ejemplo, es el de un panteón de la época imperial). En el interior han sobrevivido algunos frescos góticos, igual que varios mosaicos. Entre ellos los de los ábsides laterales, ejecutados por canteros procedentes de Venecia y de la antigua Constantinopla.
Canal Grande Situado en el Borgo (barrio) Teresiano, se trata de una gran obra urbanística acometida a mediados del siglo XVIII para ampliar el puerto triestino y facilitar la descarga de mercancías. Hoy, flanqueado por decenas de palazzi de estilo veneciano y, al fondo, por una de las fachadas de la iglesia de San Antonio , es uno de los lugares más instagrameables de Trieste.
Gran Canal. © Alfredo G. Reyes. El Canal Grande es también uno de los espacios urbanos más recomendables para tomarse un spritz en las terrazas o en alguno de los bares-plataformas flotantes sobre las aguas del canal. Por ejemplo, el moderno SocialFood (www.040socialfood.it). Es cierto que los precios son superiores a los de otros barrios más populares. Pero el ambiente (y las vistas) son inmejorables.
El canal lo atraviesa el Ponte Rosso (puente rojo), vigilado de forma permanente por el monumento en bronce dedicado a uno de sus vecinos más ilustres: James Joyce. El escritor irlandés vivió parte de su exilio voluntario en Trieste, entre 1904 y 1915, y fue aquí donde nacieron sus dos hijos.
Piazza dell’Unità d’Italia El centro de Trieste, ese dédalo irregular de calles y grandes plazas que flanquean el puerto, es perfecto para un paseo sin rumbo. Una zona en la que ver y dejarse ver, ir de compras, tomar el aperitivo en sus recoletas terrazas o descubrir la gastronomía regional en sus muchos restaurantes. Una cocina, por cierto, bastante diferente a la del resto de Italia y bastante contundente por el protagonismo de carnes, salumi (embutidos) y quesos.
La gran referencia del centro triestino es la enorme Piazza dell’Unità (plaza de la Unidad), frente a donde atracan los grandes cruceros y ferris que surcan esta parte del litoral adriático. Este espacio cuadrangular, con uno de sus lados “ocupado” por el mar, está flanqueado por espectaculares edificios neoclásicos, hoy sede de los principales organismos públicos de la ciudad y la región: el Ayuntamiento, la Prefectura y el emblemático palacio Lloyd-Triestino , sede institucional de la Región Autónoma Friuli-Venecia Julia. La plaza, con sus más de 12.000 metros cuadrados, es también el lugar perfecto para numerosas celebraciones festivas, muestras de todo tipo y eventos comerciales.
Piazza dell’Unità d’Italia. © Fabrice Gallina/Turismo de Trieste. Piazza della Borsa Muy próxima a la anterior y siempre abarrotada de viandantes, este gran espacio está presidido por la antigua Bolsa de Trieste , hoy Cámara de Comercio. Un armónico edificio neoclásico (de principios del siglo XIX) que, con sus columnas frontales, el tímpano y las cornisas triangulares, emula a los templos griegos de estilo dórico.
Frente a él se sitúa la fuente-monumento a Neptuno , obra barroca de mediados del siglo XVIII con una curiosa e itinerante historia: en los años 20 del siglo XX se trasladó de su emplazamiento original (éste) a la Piazza Venezia, donde permaneció hasta principios del siglo actual, cuando retornó al lugar para el que fue concebida por el escultor Giovanni Mazzoleni.
Castillo Miramare Esta impresionante residencia palaciega, con su no menos epatantes parque y jardines, está situada sobre la costa misma de Grignano, a unos siete kilómetros del centro de Trieste. Es, sin duda, uno de los grandes símbolos arquitectónicos de la región y se construyó durante el siglo XIX por encargo del archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo. El mismo al que ofrecieron ser emperador de México, lo aceptó y, solo tres años después de salir rumbo a ese país desde el embarcadero de Miramare, fue ejecutado públicamente en un cerro de la ciudad de Querétaro.
El Castillo de Miramare , un alarde de todo tipo de bellas artes, con una prodigiosa decoración y una increíble colección de enseres y mobiliario, fue también el refugio ocasional de la más célebre de las emperatrices austríacas: Isabel de Baviera, Sisi , cuñada de Fernando Maximiliano.
Como complemento a la visita del complejo palaciego, una parte de las caballerizas alberga el Museo Inmersivo del Área Marina Protegida de Miramare (BioMa) , que regala una curiosa experiencia bajo el Adriático, literalmente.
Castillo Miramare. © Fabrice Gallina/Turismo de Trieste. Risiera di San Sabba Italia tuvo un único campo de exterminio nazi equipado con cámara de gas y crematorio. Y se encontraba en esta antigua planta procesadora de arroz, reconvertida en auténtica cámara de los horrores durante la II Guerra Mundial. Se calcula que aquí fueron ejecutadas entre 3.500 y 5.000 personas: judíos, partisanos y oponentes políticos en general. Y eso que el horno crematorio estuvo en funcionamiento durante poco más de un año.
San Sabba fue dinamitado por los propios nazis en su huida (en 1945), con la intención de borrar las huellas de sus atrocidades, por otra parte, grabadas a sangre, dolor y lágrimas en la carne y la memoria de los supervivientes.
San Sabba (risierasansabba.it) siguió funcionando como presidio político y campo de refugiados (huidos de lo que entonces era Yugoslavia) hasta los años 60. Cuando cerró fue declarado Monumento Nacional. Y en 1975 se inauguró aquí el Museo Cívico de la Risiera di San Sabba , de visita tan impactante como didáctica y absolutamente clarificadora respecto a las terribles acciones de los regímenes totalitarios. Por eso es obligado venir hasta aquí, por breve que sea el viaje a Trieste.
Vida nocturna en Trieste En torno a la Piazza della Borsa y a la Piazza Unità d’Italia se concentran buena parte de los locales de diversión nocturna de la ciudad. Y, desde luego, la noche de Trieste tiene mucha vida. Casi siempre en bares inesperados que te encuentras a la vuelta de cada esquina. Y mucha más en la propia calle donde, bebida en mano, la animada colonia estudiantil se interrelaciona con turistas, algo que también hace la población local. Por ejemplo, en torno a Via Torino, zona en la que triunfa el spritz blanco.
En esa calle está, por ejemplo, Mor Cocktail (www.morcocktail.it) y su gran propuesta de cócteles y combinados en un ambiente elegante y cálido. Y, muy cerca, en Piazza Venezia, Deus The Club Trieste , un lugar ideal para tomar una copa después de la cena y acabar bailando hasta altas horas de la madrugada. También hasta la madrugada abre WolfBar (Via Luigi Cardona, 21a), muy animado en días de eventos deportivos, gracias a las grandes pantallas distribuidas por todo el local.
Más información:
Oficina de Turismo de Trieste .
Turismo de Italia .
También te puede interesar:
Ruta en coche por la península de Istria, la Riviera croata con más estilo
San Marco: no te pierdas ningún detalle del corazón de Venecia