No sabemos si Mecano habría visitado Berlín antes de hablar de cuadros de bifrontismo en sus canciones, pero esta ciudad se parece mucho a uno. Te explicamos por qué, mientras recorremos los puntos más divertidos, interesantes y sobrecogedores de la capital alemana. Reichstag. ©Kelu RG. Comunismo versus capitalismo, división versus unificación y, en general, todas las luces y sombras de la historia del ser humano se dan cita en la capital alemana. Es la suma de todo ello lo que la hace tan especial, y es su permanente transformación la que nos motiva a repetir un viaje a Berlín una y otra vez.
Por dónde empezar un viaje a Berlín Alexanderplatz representa un icono de la Alemania —comunista— del Este, y hoy está rodeada por grandes almacenes y locales comerciales. Uno de ellos es el Einstein Kaffee , afamado por su Apfel Strudel , la tarta enrollada de manzana más conocida de Alemania. Alex, como la llaman los berlineses, es la plaza del Reloj Mundial y del edificio más alto del país: la omnipresente Torre de la Televisión . Los aeropuertos de Tegel y Schönefeld conectan rápidamente con su estación de metro, así que es muy probable que Alexanderplatz sea lo primero que te encuentres cuando llegues al centro de la ciudad.
Alexanderplatz. ©Kelu RG. Los paseos en barco por el río Spree hacen las delicias de las viajeras más románticas. Su camino se cruza con la reivindicativa East Side Gallery y con la avenida prusiana Unter den Linden, hasta llegar a la elegante Isla de los Museos . Allí, el protagonismo de la Puerta de Ishtar, dentro del Pergamonmuseum , es innegable —en serio, tienes que verla—. El busto hipnotizante de Nefertiti dirige su mirada penetrante desde el Neues Museum mientras es escoltada por tres guardaespaldas. Estamos, sin duda, en la zona más elegante de Berlín. No hay más que ver la Berliner Dom —catedral de estilo neorrenacentista italiano—, el teatro de la Ópera , la distinguida Universidad Humboldt, el Reichstag y la Puerta de Brandeburgo.
Fachada del Reichstag, 1945. Cúpula del Reichstag, 2018. ©Kelu RG. ¿Por qué hay que visitar el Reichstag antes que otros lugares? Porque si ascendemos a la acristalada cúpula del Parlamento, obra del arquitecto Norman Foster , obtendremos una vista privilegiada de Berlín. El mejor momento para hacerlo es durante el atardecer, cuando los rayos del sol enrojecen las hayas y los robles del Tiergarten . Además, la audioguía cuenta la historia de los edificios que se ubican en toda la panorámica. Es una gran sinopsis de lo que nos esperará a pie de calle. El acceso y la guía son gratuitos, pero para visitarlo hay que pedir previamente cita en la web oficial del Reichstag . La sede del Bundestag sobrevive hoy tras haber sido bombardeada, quemada y finalmente reconstruida en 1999.
Bares donde comer codillo Por las mesas de la taberna más antigua de Berlín —del año 1621— han pasado Angela Merkel, Beethoven y hasta Napoleón. El codillo es la especialidad del Zur Letzten Instanz —tanto en su versión cocida, como a la parrilla— y compite con el de Max und Moritz , que también elabora su propia cerveza. Eso sí, este último no abre hasta las 17 horas.
Puerta de Brandeburgo, 2018. Puerta de Brandeburgo, 1945. Sorprende descubrir que la cuadriga sobre la Puerta de Brandeburgo no siempre estuvo en su lugar actual. Napoléon la secuestró tras vencer al ejército prusiano y los alemanes no la recuperaron hasta el año 1806. Las curiosidades rodean a este símbolo de la reunificación alemana, desde donde se han dirigido trascendentales discursos al mundo. Como en 1987, cuando Ronald Reagan protagonizó ante 45 mil personas el “Tear down this wall!”. «Señor Gorbachov, abra usted esta puerta. Señor Gorbachov, ¡derribe usted este muro!».
Memorial de las Víctimas del Holocausto. ©Kelu RG. Memorial del Holocausto y buenos modales El impresionante monumento conmemora a las víctimas del Holocausto nazi. Sus 2.711 losas sobre un suelo ondulante fueron erguidas en 2005 para hacernos reflexionar sobre esta tragedia. Deambular entre los monolitos produce cierta desazón, una sensación conscientemente buscada por su creador, Peter Eisenman . Es importante saber que no está permitido subirse de pie sobre las estelas –sí sentarse– y cabe destacar que no es el mejor sitio para tomarse una foto sexy o mostrando excesiva alegría. En el museo conceptual que se encuentra debajo, en una sala oscura, una voz nombra a todas las víctimas del Holocausto. La grabación dura un total de siete años. El acceso es gratuito .
Cartel informativo del ‘Führerbunker’. 2018. ©Kelu RG. Entrada trasera del búnker donde se suicidó Hitler, 1947. El ‘Führerbunker’ Junto al Memorial, y debajo de lo que hoy es un aparcamiento de tierra, se escondía el búnker en el que se suicidó Hitler . Un cartel lo indica de forma anodina para evitar indeseables peregrinaciones. Ciertamente, no hay mucho que ver en este lugar, aunque a nivel urbano puede resultar interesante saber dónde se encontraba el dictador en el momento de su muerte.
En Berlín se conservan diferentes búnkeres de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría . En los de Berliner Unterwelten , sus guías recrean y explican situaciones reales que acontecieron en el subsuelo. La experiencia resulta apasionante.
Checkpoint Charlie, 1961. Checkpoint Charlie, 2018. ©Kelu RG. Sacos terreros, banderas de Estados Unidos y jóvenes disfrazados de soldados flanquean una pequeña caseta de la avenida Friedrichstraße. El Checkpoint Charlie es un claro ejemplo del peligro que supone prostituir los legados históricos para venderlos a los intereses económico-turísticos. Si todos los lugares de Berlín fueran como éste, estaríamos hablando de un parque de atracciones. El que fuera el punto de acceso estadounidense durante la Guerra Fría, hoy se ha convertido en un photocall histórico. No obstante, merece una visita.
Fiesta multicultural La antigua instalación ferroviaria del Raw-Gelände se ha transformado en uno de los recintos más locos de Berlín. Sus mercadillos, Telediskos —cabinas de teléfono reconvertidas en mini discotecas—, ferias de gastronomía y hasta skateparks atraen a jóvenes urbanitas al barrio de Friedrichshain. Otra opción divertida y alejada del bullicio turístico es acercarse un martes o un viernes al barrio de Kreuzberg para probar las delicias de su mercado turco.
‘Beso fraternal’, East Side Gallery. ©Kelu RG. Dibujar la historia Desde la enorme avenida Karl-Marx es fácil imaginar los desfiles militares y festejos que allí celebraba el gobierno de la RDA (República Democrática Alemana). La sucesión de edificios colmena, típicos de la arquitectura comunista, se dejan atrás para llegar a la East Side Gallery , donde se encuentra el fragmento más extenso del Muro de Berlín. A lo largo de 1,3 kilómetros, coloridos murales representan ‘Homenaje a la generación joven’, ‘Test the Rest’ o el infinitamente fotografiado ‘Beso fraternal’, la imagen del beso socialista entre el líder de la RDA, Erich Honecker, y el mandatario de la Unión Soviética, Leónidas Brezhnev.
El primer desertor de la RDA que saltó el Muro, Conrad Schumann, 1961. ©Peter Leibing. Pero si existe una calle crucial en la historia de la ciudad, esa es Bernauer. Las vidas de las personas que vivían en esa calle se truncaron radicalmente. Sus hogares, iglesias y negocios fueron derribados para levantar el muro en su lugar. Actualmente, esta calle es un auténtico museo al aire libre, con el Monumento de la División Alemana , que conserva 70 metros del muro original, y con una espeluznante reconstrucción de la Franja de la Muerte.
Good bye, Lenin! Adentrarse en un hogar típico de la RDA, acomodarse en sus sillones mientras se ve la televisión, manipular los cacharros de la cocina, los electrodomésticos y ¡hasta husmear en sus cajones! Todo ello es posible en el divertido DDR Museum , donde se explica minuciosamente la idiosincrasia de la vida comunista alemana, una sociedad que vivía aislada del mundo.
Un semáforo histórico El tráfico denso y los rascacielos de Potsdamer Platz reviven la esencia comercial de la antigua plaza, antes de que fuera bombardeada por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. En la maraña de carriles y pasos de cebra, se encuentra el primer semáforo de Europa. La inmensa cúpula del Sony Center cubre los restos históricos de una plaza donde por la noche entran en juego un sinfín de colores e iluminaciones. El único edificio que sobrevivió a tales bombardeos fue el Weinhaus Huth, que hoy conserva en su interior el restaurante Lutter & Wegner .
Local de los años veinte ‘Clärchens Ballhaus’, Bernd Schönberger. ‘Belle Époque’ en pleno barrio judío Las calles de Mitte concentran muchísimos elementos judíos, como el Scheunenviertel, el barrio del granero —con interesantes patios como el Dead Chicken Alley—, la impecable Nueva Sinagoga y el Antiguo Cementerio Judío. La gastronomía es otro de los puntos fuertes de este barrio aunque, en ocasiones, las apariencias engañan en Mitte. Es posible cenar en una antigua fábrica de cerveza transformada hoy en un restaurante de moda —no te pierdas el Katz Orange —, o bailar en un divertidísimo salón años veinte, donde jóvenes y no tan jóvenes aprenden pasos de swing, salsa y tango, mientras disfrutan de la gastronomía local. ¡Todo ello hace tan entrañable al Clärchens Ballhaus!
Junto a la plaza que alberga la catedral francesa y la catedral alemana, el bullicioso Augustiner am Gendarmenmarkt , ofrece una gran selección de salchichas bávaras . No se trata de un local berlinés, pero el ambiente no puede ser más alemán. Te recomendamos que acompañes sus platos con una pinta Mönchshof. Entre tantísimas opciones cerveceras, tomar una pilsner siempre es una alternativa fresca y suave .
Memorial Kaiser Wilhelm, 2018. ©Kelu RG. Breitscheidplatz, 2018. ©Kelu RG. Bombardeos y rascacielos A los pies del parque Tiergarten, el pulmón de Berlín, resiste una impresionante iglesia cuya torre está hecha añicos. El Memorial Kaiser Wilhelm sobrevive tras haber sido bombardeado en 1943 y 1945. A esta iglesia de estilo neorrománico le rodean rascacielos y un coqueto centro comercial de los años 50 —el Bikini Berlín —, en cuya terraza se reúnen curiosos para observar de forma gratuita los gorilas del zoo que se encuentra al lado. El zoológico de Berlín contiene el mayor número de especies distintas de todo el mundo.
Pero si este paseo va de parques, no podemos olvidar el más original. El antiguo aeropuerto de Tempelhof se ha transformado en una zona verde lúdica dedicada a festivales, mercadillos y deportes. Actualmente es posible entrar en su antigua terminal y pasear por su descomunal pista de aterrizaje. El histórico aeropuerto pertenecía al gobierno nazi durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente, con el bloqueo de la Unión Soviética, también tuvo un papel crucial en el puente aéreo para abastecer a la población del sector occidental de la ciudad.
Parque Aeropuerto de Tempelhof. Tempelhof Projekt GmbH. Llegado este punto del viaje, tenemos que reconocerlo. Estábamos equivocadas. Más que un cuadro de bifrontismo , Berlín es un gran poliedro que rueda sobre sus innumerables caras. ¡Y son tan distintas todas ellas! Divertidas, sobrecogedoras, innovadoras… Desde Etheria Magazine estamos deseando descubrirlas todas. Y tú, ¿a qué estás esperando para viajar a Berlín?
CONSEJOS ETHERIA Contratar un tour guiado en Berlín es una idea excelente para recorrer la ciudad en poco tiempo. Cultour ofrece originales recorridos temáticos.
Reserva una mañana de tu viaje para visitar el escalofriante campo de concentración Sachsenhausen .
Puedes tomar un tren hasta Potsdam —está a media hora de Berlín— para disfrutar de sus palacios prusianos.
Adquirir la Berlín Welcome Card te ahorrará unos euros en transporte y museos, y además obtendrás descuentos en diferentes actividades y restaurantes de la capital.
Consulta más información en la web oficial Visit Berlín y en Turismo de Alemania .
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