A la península del Niágara llegan cada año más de catorce millones de viajeros para contemplar sus famosas cataratas. Una vez visto este espectáculo natural merece la pena aprovechar el viaje para descubrir también su sobresaliente turismo enológico. Te revelamos algunas de las sorpresas vinícolas que podrás encontrar en Canadá.
Canadá es un destino de moda para amantes de la gastronomía y el vino. ©Wineries of Niagara-on-the-Lake. Hasta la provincia canadiense de Ontario se suele ir en busca de su postal más conocida: las cataratas del Niágara . Este impresionante arco de agua, que se abalanza sobre un acantilado de más de 50 metros de altura, es toda una referencia turística. Una de las mejores formas de ver de cerca la caída de agua es hacerlo a bordo del barco Maid of the Mist (se embarca en el lado estadounidense, web: www.maidofthemist.com/es). A pesar de mojarte, la experiencia de estar dentro de una nube de vapor merece la pena. Pero no se puede dejar de disfrutar del enoturismo en Niágara.
Aunque las cataratas son el principal reclamo para los viajeros, esta región esconde muchos más tesoros. Uno de ellos son sus vinos. De aquí sale el 80% de la producción de Canadá gracias a su microclima y a encontrarse junto al paralelo 43, la misma latitud que la de la región francesa de Burdeos.
Las bodegas se agrupan en torno a cinco zonas: el lago Erie y la isla de Pelee; la escarpa del Niágara; el condado del Príncipe Eduardo; Niagara-on-the-Lake y lo que llaman zonas emergentes que incluyen viñedos cerca de Long Point; los huertos de Oak Ridges Moraine (al norte de Toronto), Georgian Bay y las colinas de Northumberland.
¿Qué te parece combinar una visita a las cataratas del Niágara con catas de icewine en algunas bodegas? Enoturismo en Niagara-on-the-Lake De los cinco itinerarios te proponemos el área de Niagara-on-the-Lake, porque es la que se puede combinar más fácilmente con la visita a las cataratas (se encuentra a unos veinticinco kilómetros de distancia de las mismas). Para organizar la ruta lo mejor es descargar gratuitamente la guía Wine Country Ontario (winecountryontario.ca), donde vienen recogidas todas las bodegas próximas. Esta zona goza de un peculiar microclima y una privilegiada situación entre los lagos Erie y Ontario, lo que favorece una mayor insolación y una protección natural de los fríos inviernos.
Jardín del Vino en © Peller Estates Winery of Niagara-on-the-Lake. La tradición vitivinícola de Canadá es relativamente reciente, se remonta a unos 200 años atrás. Al principio los viticultores empleaban uvas de variedades nativas de la familia americana, hasta que en la década de los años 70 las bodegas empezaron a sustituir esas variedades por otras europeas. Al poco tiempo nació el sistema de denominación controlada denominado VQA (Vintners Quality Alliance), que garantiza la calidad de los vinos canadienses. Como apunte básico es necesario destacar que los enólogos de Ontario apuestan por cultivar diferentes variedades de uva, con lo que podemos, por ejemplo, degustar blancos de sauvignon blanc, gewürztraminer y chardonnay; tintos con merlot, cabernet franc y sirah.
En casi todos los viñedos se destina una buena parte a cultivar riesling o vidal, variedades con las que se elabora el prestigioso vino de hielo dulce o icewine .
Las uvas deben estar congeladas antes de la vendimia. © Wineries of Niagara-on-the-Lake Uvas heladas Desde que en el año 1971 la bodega Inniskillin ganó con su icewine de 1989 el Gran Premio de Honor en la feria Vinexpo de Burdeos (considerada el gran referente mundial dentro del sector del vino), los vinos de hielo canadienses adquirieron fama mundial. De hecho, actualmente Canadá es el mayor productor mundial de este tipo de vinos que se obtienen a partir de uvas que se cosechan y se prensan en estado de congelación, es decir, entre 8 y 13 grados bajo cero. Su vendimia es muy laboriosa.
Este vino se hace a mano y, dado que las uvas deben de permanecer en la viña hasta diciembre o enero, los viticultores tienen que protegerlas para que no se las coman los pájaros. Por todas estas particularidades, la complejidad de su elaboración, pero sobre todo que las uvas en estas condiciones tienen muy poco jugo y para producir una botella se necesitan más uvas que para realizar un vino normal, el icewine no es un vino barato (una botella de 375ml se consigue a partir de 30 euros).
¿A qué sabe? Es un vino dulce, sabroso, de aroma profundo y acidez intensa. Resulta ideal para acompañar comidas saladas y grasas, como foie y quesos, aunque marida igual de bien con los dulces, en especial con el chocolate negro. Y tal es su fama que tiene celebración propia: el Festival del Vino de Hielo que tiene lugar en el mes de enero.
En Niágara existen varios festivales en torno al vino. © Wineries of Niagara-on-the-Lake. Festivales entre copas Pero no es ésta la única fiesta en torno a una copa de vino. Durante los fines de semana del mes de febrero se realiza el “Days of Wine and Chocolate”, donde se puede disfrutar del maridaje entre el vino y el chocolate. A mediados de junio es el turno del “Niagara New Vintage Festival”, para celebrar la nueva cosecha. Mientras que coincidiendo con la época de vendimia, en el mes de septiembre, se organiza “Niagara Wine Festival”. Pero, más allá de estas celebraciones, el brindis con buen vino está asegurado durante todo el año, porque casi todas las bodegas de la zona (hay más de treinta) organizan catas y visitas guiadas.
Las bodegas que salpican Niágara son de lo más variadas. Las hay ubicadas en mansiones del siglo pasado, mientras que otras se alzan en modernos edificios vanguardistas.
Aunque no es fácil elegir entre tanta oferta, merece la pena incluir en la selección estas tres: Vineland Estates Winery (ineland.com), toda una institución y con un restaurante que ofrece una cocina elaborada con ingredientes de productores locales; Trius Winery at Hillebrand (www.triuswines.com), una de las viñas pioneras de la industria vitivinícola canadiense que cuenta también con restaurante propio; y Stratus (www.stratuswines.com), el primer viñedo en el mundo que obtuvo la certificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), por evitar prácticas que impactan en el medio ambiente. El precio de las catas varía de un establecimiento a otro, pero probar cuatro vinos cuesta aproximadamente entre 15-20$.
Icewinebar. © Wineries of Niagara-on-the-Lake. Un paseo por Niagara-on-the-Lake La guinda al pastel en este viaje enológico la pone la pintoresca ciudad de Niagara-on-the-Lake , conocida por los lugareños como NOTL . Se trata de una localidad del siglo XIX, llena de casas de estilo georgiano, callejuelas con encanto y donde es posible realizar un paseo en carruaje tirado por caballos. Entre sus principales atracciones culturales destacan el Fort George y el Museo de la Sociedad Histórica. Destino ideal, además, para los amantes del teatro, porque aquí se celebra de abril a diciembre el Festival Shaw , dedicado al dramaturgo irlandés, George Bernard Shaw.
Niagra Apothecary en NOTL. © Turismo Niagara-on-the-Lake. Otro aspecto que cautiva de la ciudad son las estilosas tiendas que hay en su calle principal, Queen Street, que invitan a curiosear (¡y a comprar!). Dos de las que te harán caer en la tentación son: Greaves Jams & Marmalade (www.greavesjams.com) y Maple Leaf Fudge (mapleleaffudge.com). Por último, nadie que visite la ciudad se debería ir sin comer en alguno de sus coquetos bistrós donde se puede degustar cocina de calidad, con productos de temporada, maridada con excelentes vinos.
Niagara-On-The-Lake se está convirtiendo en un atractivo destino para amantes de la gastronomía y del vino. Otra razón más para visitar Canadá.
CONSEJOS ETHERIA Para saber más sobre los vinos de la provincia canadiense de Ontario visitad www.winecountryontario.ca
Toda la información sobre el enoturismo en Canadá y las bodegas de la zona de Niagara-on-the-Lake en wineriesofniagaraonthelake.com
La programación del Festival del Vino de Hielo la puedes consultar en www.niagaraicewinefestival.com
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