Si joyas como el Duomo o La Última Cena de Leonardo da Vinci no son suficientes para incentivarte a pasar un fin de semana en Milán, le sumamos sus museos, tiendas y tentadoras excursiones a menos de una hora de coche o tren. No nos negarás que esta ciudad del norte de Italia tiene que ser uno de tus viajes con amigas.
Detalle de la parte más alta del Duomo, visible desde las terrazas. ©S.G. Quien diga que Milán es sólo una urbe industrial y comercial con menos interés artístico que otras ciudades italianas es que no ha contemplado la fachada de su Duomo. Es cierto que en Italia competir con Roma, Florencia o Venecia es difícil pero también está llena de vida y tesoros artísticos, y dispone de muchos alicientes para pasar un fin de semana. Además, está muy bien comunicada con diversos aeropuertos españoles gracias a las líneas aéreas regulares y de low cost . ¿De verdad te la vas a perder? En este artículo te contamos qué ver en Milán en un fin de seman a.
Si llegas el viernes por la tarde, aprovecha para dar un paseo por el barrio del Duomo , un edificio que con su imponente arquitectura siempre está presente, para tener un primer contacto con la ciudad. En los alrededores de la catedral (ese es el significado de ‘duomo’) podrás descubrir tesoros como la iglesia de San Fedele, en la plaza del mismo nombre, ejemplo de la arquitectura de la Contrarreforma; la Piazza Fontana, situada detrás del Duomo que guarda una bonita fuente del siglo XVIII; o el Palazzo Reale, en la Piazza del Duomo, donde siempre se puede ver alguna exposición temporal.
Sábado: mañana monumental ‘La Última Cena’ No puede haber nada mejor para empezar la jornada que contemplar una de las obras de arte más emblemáticas del mundo. La Última Cena de Leonardo Da Vinci se encuentra en el refectorio del antiguo convento dominicano de Santa Maria delle Grazie , a unos minutos caminando del centro de la ciudad. Esta genial obra es revolucionaria por dos aspectos fundamentales: por cambiar la iconografía tradicional sobre este tema y por la técnica empleada, ya que renunció al fresco y lo hizo con una pintura en seco (aunque, a la larga, resultó ser mucho más frágil).
La Última Cena fue restaurada durante veinte años (concluyó en 1999) y merece aprovechar los minutos que dura la visita para contemplar todos sus detalles: el instante preciso que refleja, el movimiento, la perspectiva… Imprescindible.
El Castello Sforzesco Para continuar, a pocos minutos caminando se llega al Castello Sforzesco , la preciosa fortaleza renacentista que la familia Sforza remodeló en el siglo XV sobre el anterior de los Visconti para convertirlo en la sede de una de las cortes más lujosas de la época. Se encuentra en el bonito Parco Sempione y merece la pena pasear por sus patios, que demuestran cómo fue ideado como una auténtica fortaleza, contemplar sus robustas torres de las esquinas y la torre Filarete, por la que se accede al castillo. Si quieres dedicarle más tiempo, puedes visitar sus Musei Civici , que situados en distintas salas del castillo albergan una importante colección de arte que incluye la Pietà de Rondanin (la última obra de Miguel Ángel, que quedó inacabada) y los tapices de Trivulzio.
Fachada del Castello Sforzesco con la torre Filarete. ©S.G. El Duomo Desde aquí, la animada y comercial Via Dante lleva a las inmediaciones del Duomo , un lugar que en sí mismo ya sería suficiente justificación para un viaje. La enorme plaza que lo precede es un marco perfecto para tomar conciencia de sus dimensiones. De hecho, es la catedral más grande de Italia (San Pedro no cuenta porque pertenece a los Estados Vaticanos). Merece ser visitado con calma, tanto su exterior (imprescindible subir a sus terrazas, se puede hacer en ascensor) como el interior.
Desde el exterior impacta su imponente estructura gótica, sus cientos de pináculos coronados por estatuas y la estatua de Santa María, de más de cuatro metros, que corona el edificio y parece pequeña en comparación con el resto del edificio. En el interior, la vista no sabe si dirigirse a las inmensas columnas o a las delicadas vidrieras, de las más bellas que puedas contemplar (no te pierdas las del ábside) datadas entre el siglo XV y finales del XX. Deambula por sus cinco pasillos, alza la vista para contemplar las bóvedas de crucería, los capiteles y busca sus tesoros, como la estatua de San Bartolomé, un auténtico tratado de anatomía que queda al descubierto al reflejar su cuerpo con la piel arrancada.
Detalle del interior del Duomo con la estatua de San Bartolomé. ©S.G. La Galleria de Vitorio Emanuele II A uno de lados de la Piazza del Duomo sale la delicada Galleria de Vitorio Emanuele II (construida en 1865 por Giuseppe Mengoni), elegante en sus tiendas y cafés, en la bóveda de cristal y hasta en los mosaicos que cubren su suelo. Puedes tomar algo en alguno de los locales históricos como Campari (donde Verdi tomaba todos los días el aperitivo), Biffi o Savini. Esta galería cubierta llega hasta la Piazza della Scala, donde se levanta uno de los templos de la ópera: el Teatro alla Scala, que comienza su temporada cada año el 7 de diciembre, día de San Ambrosio, el patrón de la ciudad. Construido en el siglo XVIII, destaca por el aire clásico del interior en oro y rojo, el enorme escenario y su aire de templo de otra época.
Entrada a la Galleria de Vitorio Emanuele II desde la Piazza del Duomo. ©S.G. De tiendas en Milán Tras una mañana llena de arte, llega el momento de vivir la dolce vita milanesa, deleitándose escaparate tras escaparate. La Via Alessandro Manzoni lleva hasta el famoso Quadrilatero della Moda donde en calles como la Via Monte Napoleone o la Via della Spiga se suceden las marcas de lujo en una especie de competición por la decoración más sugerente, arriesgada o llamativa en sus escaparates. Balmain, Balenciaga, Salvatore Ferragamo, Cartier, Versace, Dior, Hèrmes, Prada, Tiffany & Co, Michael Kors… la lista es casi infinita y, aunque el presupuesto dé para pocos caprichos de los importes propuestos por estas firmas, merece la pena pasear por aquí.
Mucho más asequible y, la verdad, con un encanto local más auténtico, es el barrio de Brera , situado detrás del Teatro Alla Scala, lleno de tiendas de diseño (más asequibles), bares, restaurantes… Es uno de los mejores lugares de la ciudad para dar un paseo y aquí sí que es muy probable que te des un capricho en forma de prenda de ropa o complemento en alguna de sus tiendas. También es un sitio perfecto para una cena tranquila.
Sala de la Pinacoteca di Brera. Domingo de museos El domingo es perfecto para no hacer planes y dejarlo libre por si te ha quedado algo por ver en Milán. Puedes acudir a los museos del Castello Sforzesco o al interior del Duomo si no te ha dado tiempo o dedicarlo a alguno de los museos que ofrece la ciudad. Es imprescindible la Pinacoteca Ambrosiana para ver su valiosa colección que incluye obras de Leonardo da Vinci, Botticelli, Rafael, Caravaggio… Otras opciones son la Pinacoteca di Brera , con obras de los siglos XIV al XIX; o el Museo del Novecento (museodelnovecento.org/it/), dedicado a obras del siglo XX.
Basílica de San Ambrosio. También puedes acercarte a la zona sur de la ciudad para visitar la Basílica de San Ambrosio (con unos mosaicos increíbles) y la Basílica de San Lorenzo alle Colonne , fundadas en el siglo IV. Para después visitar el animado y popular barrio de los Canales , los navigli , que hasta el siglo XIX fueron el barrio portuario de Milán. Sus tiendas de antigüedades, mercadillos y sus bares son un broche perfecto para un viaje.
Barrio de los Navigli. Qué ver desde Milán: lago de Como y Bérgamo No dejes de visitar alguna de las localidades que se encuentran en los alrededores, a menos de una hora, como el Lago de Como o Bérgamo. La ciudad de Como se encuentra en el famoso lago del mismo nombre. En ella se puede visitar el Duomo; el Templo Voltiano (con las reliquias de Volta, el descubridor del voltaje); y, sobre todo, se puede dar un paseo en el vaporetto por el lago para descubrir las suntuosas villas que lo rodean.
Bérgamo , una de esas ciudades italianas que parece que se han detenido en un punto de la historia para guardar tal cual todos sus tesoros, es otra opción perfecta para ampliar el viaje a Milán. Está dividida en la Parte Baja (moderna) y Alta (casco histórico) que conectan con un funicular además de con empinadas cuestas. El casco histórico es un lugar para pasear despacio y llegar a la Piazza Vecchia, llena de tesoros artísticos, mientras se contemplan sus delicados comercios, las casas antiguas y su suelo empedrado. También es interesante acercarse a contemplar la panorámica desde su Muralla Veneciana o subir a alguna de sus torres, como la del Gombito o la Torre Cívica.
Piazza Vechia de Bérgamo. ©S.G. Guía de viaje a Milán Milán dispone de multitud de opciones de vuelo, desde los de línea regular como Iberia o Alitalia a compañías de bajo coste como EasyJet o Ryanair.
Entradas Es imprescindible llevar reservadas las entradas para entrar en Santa Maria della Grazie y ver La Última Cena , es imposibles adquirirlas en el día. El sitio oficial es Vivaticket . También puedes comprarlas en la web de Milan Museum, donde las hay de varios tipos (con explicación en inglés, privadas) y donde además se pueden adquirir entradas de otros museos de la ciudad; o en Civitatis , que organiza visitas guiadas en castellano (y sin colas).
Los pases para el Duomo se compran en Duomo di Milano (www.duomomilano.it). Es muy recomendable subir a las terrazas, hay entradas para hacerlo en ascensor o por las escaleras.
Dónde comer en Milán La gastronomía italiana siempre apetece y no podrás resistirte a un plato de pasta o pizza. Para comer hay decenas de sitios en el centro, muchos en torno a la Via Agnello como el Valentino Legend (www.valentinolegend.it).
Un buen sitio para cenar es Maruzzela (pizzeriamaruzzellamilano.it), en la zona de Porta Vennezia, un lugar popular visitado por muchos locales con una pizza de diez.
Para darte un capricho, un lugar precioso es Giancomo Milano , en la última planta del Museo del Novecento. Pide una mesa con vistas al Duomo y disfruta, además de con la comida, con la imagen de este monumento iluminado.
En Italia los helados son una institución. Da igual la época del año, tendrás que probar al menos uno. Busca buenas heladerías como Venchi o Grom y disfruta.
Galleria Vittorio Emanuele II. Milán en Navidad Si viajas en diciembre tendrás el placer de ver la ciudad decorada con una exquisita iluminación navideña. Sumérgete en el ambiente de sus calles y sus escaparates vestidos de gala para la Navidades.
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