Turín combina emblemas tan dispares como la Sábana Santa, la magia negra o el vermú, y vive inmersa entre palacios y soportales que la han convertido en una de las ciudades más elegantes de Italia. Siéntete cien por cien turinesa siguiendo nuestros pasos. Y si este año visitas Turín con amigas para asistir al Festival de Eurovisión, guarda esta guía a buen recaudo.
Panorámica desde el mirador Monte dei Cappuccini. © Kelu Robles ‘Mires donde mires, esta ciudad no tiene horizonte’, asegura una vecina del barrio Cit Turin mientras señala los Alpes, siempre presentes en el skyline turinés. Y me pregunta por qué una española como yo ha llegado hasta aquí para hacer turismo. Cabe reconocer que la competencia es dura y que para muchos turistas sería impensable viajar a Turín antes que a Roma o Florencia. Sin embargo, la capital de los Saboya se ha ganado motu proprio suficientes galones para ser descubierta en una primera incursión en el país de la Nutella y de los Ferrero Rocher . De hecho, la primera certeza en este recorrido por Turín con amigas es que te vas a poner las botas con estas delicias de chocolate.
¿Sabías que en Turín se inventó la Gianduja? El sabor que mezcla el chocolate con avellanas.
Turín es la cuna mundial del vermú. ©KR Entre cafés y plazas Entender la importancia de la cultura del café en Turín pasa irremediablemente por tomarse un bicerin bien caliente en el homónimo Al Bicerin , la cafetería más antigua de la ciudad. La bebida combina el chocolate y el café —productos traídos por los Saboya en el siglo XVI— con un toque de deliciosa nata piamontesa. El Caffè Fiorio representa una parada clásica de la bohemia turinesa. Es ideal para probar el Gianduiotto , su bombón más célebre, ¡fíjate en su curiosa forma de barco invertido! El elegante Caffè Mulassano presume, además, de haber inventado el pan de molde.
Una de las (muchas) perspectivas de la Piazza Castello. ©KR Comenzamos a diseccionar Torino por su corazón en la Piazza Castello , donde la familia Saboya ubicó su centro de administración. Conviene agudizar la vista y prestar mucha atención a todos los elementos monumentales de esta plaza, porque no le falta detalle. En el centro, se eleva el Palacio Madama (siglo XIII), cuya sala de baile se transformó en una de las cámaras del Parlamento italiano. Algunos vestigios todavía recuerdan que Turín fue la primera capital de Italia en 1861.
La Piazza Castello en el siglo XIX. En la retaguardia del castillo medieval que da nombre a la plaza, un grupo de estatuas de bronce homenajea a los caídos en la Primera Guerra Mundial. Quizá nuestra mirada obvie la iglesia de San Lorenzo , que carece de pórtico de entrada para mantener la belleza estética del Palazzo Reale (la entrada cuesta 12 € , y es gratis el primer domingo de cada mes). El Teatro Regio de la Ópera y la Torre Littoria , de estilo racionalista italiano, ponen el colofón monumental a este lugar. Es normal que los larguísimos bancos de madera de la Piazza Castello se llenen de gente observando todo lo que allí acontece. Nos encontramos, sin duda, en uno de los puntos más estimulantes de la ciudad, imprescindible en un viaje a Turín con amigas.
La frontera entre la magia negra y la magia blanca que supuestamente impregnan Turín también divide, de forma alegórica, la Piazza Castello.
Pequeños puestos de librerías bajo los soportales turineses. ©KR Cobijadas en los soportales Más de dieciocho kilómetros de soportales recorren las arterias de Turín. Cobijan cafés, pequeñas librerías y boutiques de moda de renombre internacional. Caminando bajo el techado de la Via Roma comprenderemos la funcionalidad histórica de este elegante sistema urbanístico. Servía para proteger de la lluvia y del frío al rey Víctor Manuel de Saboya en sus largos paseos por el centro de la ciudad. Esta calle es la más comercial de Turín y une la Piazza Castello con la Piazza San Carlo , donde te proponemos en este viaje a Turín con amigas un reto: descubrir la reproducción de la Sábana Santa que se esconde en una de sus fachadas. En este punto del recorrido, resulta interesante realizar una parada gastronómica en la Galería Comercial de San Federico . Su elegante estilo Art Decó revive los locos años veinte.
Interior de la Galería de San Federico. ©KR Para supersticiosos: los turineses aseguran que pisar el toro de bronce de la Piazza San Carlo da buena suerte.
Por la enorme plaza Vittorio Veneto Más allá de cumplir o no ciertos récords, el impacto visual que generan los cuarenta mil metros cuadrados de la Piazza Vittorio Veneto es indiscutible. Hay quien asegura que es la plaza más grande de Europa si no se tiene en cuenta la de San Pedro en el Vaticano. A esta maraña de terrazas, cafés, tranvías y bicicletas, hay que añadir la imagen romántica del río Po y las lujosas mansiones de Las Colinas . Este es el barrio en el que viven los futbolistas del Torino, de la Juventus y la jet set turinesa.
Piazza Vittorio Veneto. ©KR La leyenda del toro borracho Dejamos atrás las vastas avenidas y los edificios neoclásicos del centro comercial turinés para introducirnos en las callejuelas del Quadrilatero Romano , que conserva su primitiva forma de damero. La Via San Tommaso representa el cardo y la Via Garibaldi, el antiguo decumano , hoy colmado de tiendas y heladerías. Turín (o Torino en italiano) debe su nombre al general cartaginés Aníbal Barca que, tras haber destruido la ciudad en el año 218 a.C., la rebautizó como Augusta Taurinorum . La leyenda se apodera una vez más de la historia turinesa y cuenta que un toro ebrio por el vino piamontés Barbera d´Alba salvó la ciudad de las llamas de un peligroso dragón, de ahí el nombre de Torino.
La ciudad está repleta de pequeñas fuentes con la figura de un torete del que mana agua.
El Mercado de Porta Palazzo monta y desmonta sus tenderetes a diario. ©KR Los comerciantes europeos que llegaban a la ciudad atravesaban la puerta romana Porta Palatina , que sigue ejerciendo de acceso —aunque más bien simbólico— a la faceta más sensorial de Turín, la de su enorme mercado . Es uno de los más grandes de Europa. En un viaje a Turín con amigas vale la pena perderse por las arterias de este vibrante espectáculo de aromas y colores al que acuden cada día cientos de franceses para hacer la compra. Además, a esta locura hay que añadir, cada sábado, las antigüedades y la ropa vintage del Mercado Il Balôn . Se extiende entre empedradas callejuelas y bares de ambiente moderno donde treintañeros disfrutan de vermús, Spritz y música en directo.
En las inmediaciones del mercado, la desvencijada tratoria Valenza es un clásico gastronómico.
En la Piazza San Giovanni se concentran Il Duomo y las ruinas romanas de la antigua Augusta Taurinorum. ©KR La Sábana Santa El Santo Sudario permanece en la ciudad desde el año 1578 y sólo el Papa y el obispo de Turín pueden decidir cuándo se exhibe al público. Normalmente, la Sábana Santa se expone en la catedral de San Giovanni cada Año Santo Jacobeo. El Museo della Sindone explica profusamente todo lo que le concierne a través de una réplica exacta.
Interior del Museo Egizio de Turín. ©KR Museos entre la pasión y lo lúdico Conviene no infravalorar el tiempo que se puede llegar a pasar en las entrañas del segundo mejor museo egipcio del mundo —sólo por detrás del situado en El Cairo—. El Museo Egizio de Turín engulle al visitante en su maravilloso mundo de momias predinásticas, sarcófagos y pequeños ostrakones en un ambiente de luces tenues que promueve la emoción del visitante. Es una parada imprescindible en una escapada a Turín con amigas. Esta colección es fruto del viaje a Egipto de Vitalino Donati en 1760 y de la posterior adquisición de antigüedades por parte de Bernardino Drovetti , que por aquel entonces era el cónsul francés en el país. Muy cerca de este museo, encontraremos el Museo Nazionale del Risorgimento Italiano . Su colección resume el periodo histórico de unificación italiana que discurre entre los alzamientos de 1848 y la Segunda Guerra Mundial.
En uno de los edificios más emblemáticos –y visualmente impactantes de Turín– se encuentra el Museo Nazionale del Cine , que supone una de las visitas más divertidas e interactivas de la ciudad. La Mole Antonelliana alberga el museo más importante de Italia en esta materia y su azotea ofrece una de las mejores vistas de Turín.
La Mole Antonelliana nació como un proyecto para albergar una gran sinagoga. ©KR Para supersticiosos: la leyenda cuenta que si no te has licenciado en la universidad y asciendes a la torre de la Mole Antonelliana, no te licenciarás jamás.
San Salvario, el barrio de moda Junto a los apacibles jardines del Parque del Valentino y la ribera occidental del río Po , brotan vinotecas, cafeterías y pequeños locales de música que viven su máximo esplendor a partir de la hora del aperitivo —a las 19 o 20 horas—. Pero si nuestro recorrido por la ciudad nos lleva a este barrio por la mañana o a mediodía, en Lanificio San Salvatore encontraremos la paz y los elementos indispensables para disfrutar de un buen brunch a la italiana. Un planazo si estás en Turín con amigas.
La ribera occidental del río Po reúne a grupos de estudiantes. ©KR En la Bottega Baretti ofrecen deliciosas pizzas artesanales en un ambiente de lo más cool , mientras la carta del pequeño Società dei Carbonari contiene platos tradicionales piamonteses con un toque actual. De la sobremesa se encarga Gorilla , con sus cócteles tropicales, y el club Astoria pone la música hasta altas horas —su sótano esconde una pequeña sala de conciertos—.
La tradicional salsa bagnacauda mezcla anchoas y ajo e invita a mojar un poco de pan. ©KR Guía de viaje de Turín Cómo llegar a Turín Madrid y Barcelona cuentan con vuelos diarios directos a Turín. Ten en cuenta su cercanía a Milán para una posible escapada desde este ciudad. En tren, el trayecto desde Turín es de una hora, y en coche, de dos.
Dónde dormir en Turín La cadena hotelera NH dispone de dos alojamientos en la ciudad con diferentes perfiles perfectos si viajas a Turín con amigas: NH Santo Stefan o combina elementos decorativos vanguardistas con materiales nobles y se encuentra a dos minutos de la catedral. NH Piazza Carlina alberga un hotel exclusivo, ubicado en un edificio del siglo XVII con vistas a la Mole Antonelliana. No te pierdas la panorámica desde su azotea.
Existen opciones más modestas con un perfil juvenil en los diferentes hostels de la ciudad. Attic Hostel recibe muy buenas valoraciones y se encuentra junto a la estación de tren.
Más información en Turismo de Italia (ENIT)
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