La naturaleza vasca es una fuente inagotable de rutas de senderismo. En este caso te proponemos 10 rutas por los cañones del País Vasco, para que descubras alguno de sus paisajes de agua más sorprendentes y desconocidos. Cañón de Sobrón. Caminar es una necesidad vital para una viajera, una forma de saciar sus ansias de descubrimiento. Echemos pie a la senda para recorrer, junto a las montañas, paisajes tallados por ríos y arroyos que han creado espectaculares pasajes de roca. El esfuerzo lo recompensará su belleza al natural. Vente a recorrer los cañones y desfiladeros del País Vasco.
10 rutas por los cañones del País Vasco: 1. Río Ayuda . 2. Parque Natural de Urkiola . 3. Camino de la mina . 4. Barranco de Istora . 5. Barranco de Arantzazu . 6. Desfiladero del Sobrón . 7. Embalse de Urkulu . 8. Desfiladero del río Purón . 9. Cañón de Igoroin . 10. Nacimiento del Nervión .
1. Camino de la Meseta hacia Europa Desconocido para muchos, el río Ayuda ha calmado la sed de muchos caminantes. Separa el amplio valle de la Llanada Alavesa , donde se halla la ciudad de Vitoria, y el burgalés Condado de Treviño y acoge en su orilla el viejo camino medieval conocido popularmente como la ‘Ruta del vino y del pescado’. Desde la costa vizcaína partían los arrieros y sus mulas cargados con pescado en salmuera y carbón camino del valle del Ebro de donde retornaban con vino para ser embarcado hacia Europa.
El itinerario entre las localidades de Okina, en Alava, y Sáseta, en Burgos, separa el mundo mediterráneo del atlántico como demuestran sus hayas y robles del tramo más septentrional frente a las encinas, boj y quejigos que nos acompañarán hasta llegar a Sáseta. Prepárate para hacer un itinerario de ida y vuelta de 10,6 kilómetros sin dificultad y donde puedes encontrarte con vecinos exclusivos como el visón europeo y la nutria.
Barranco río Ayuda (País Vasco). 2. Calzada al puerto de Urkiola Las ruinas industriales de las antiguas canteras indican claramente donde comienza el desfiladero de Atxarte, en pleno corazón del Parque Natural de Urkiola . Imponentes agujas calizas y tres cimas destacadas, donde se miden en destreza los escaladores y sobrevuelan las aves rapaces, acogerán tus primeros pasos sin darte cuenta de que sigues una vieja calzada medieval que atravesaba el desfiladero camino del puerto de Urkiola. Después de pasar el puente verás un tramo con las grandes piedras originarias.
El valle de Atxarte en su paisaje de aires suizos esconde enormes cavidades subterráneas, míticas cumbres donde habitan seres mágicos de la cultura vasca y cuevas como la de Bolinkoba donde vivieron los primeros moradores de esta tierra hace 24.000 años. Lo bueno de esta ruta es que es circular y apenas necesitarás 3 horas para recorrer sus 7 kilómetros de trazado que discurren en parte junto al santuario de Urkiola .
Desfiladero de Atxarte, en el P.N. Urkiola. 3. El camino de la mina Si preguntas en la vertiente norte de la sierra de Aralar por el arroyo Arritzaga, los vecinos te hablarán del camino de la mina . Así se conoce al barranco más secreto de la geografía de Aralar. Un profundo cañón por el que transitaban para trabajar en la mina de cobre de su cabecera, en activo hasta mediados del pasado siglo. El sendero, que asciende entre una densa vegetación desde el pueblo de Amezketa, va pegado a una pared de roca cuajada de fósiles de un lejano mar y discurre junto a la regata.
Los pastores conocen estas sendas desde tiempos prehistóricos y ahí siguen como verás al sobrepasar la cascada de Ondarre. Desde ahí, aparece un universo pastoril de cabañas o bordas y pastos donde caballos y vacas pastan en libertad. Unos escalones de piedra indican la entrada en el tramo final y más rocoso de este itinerario de 7,2 kilómetros donde pronto veremos las bocaminas, cargaderos y vagonetas aún suspendidas del cable. Hagamos turismo industrial antes de reemprender el itinerario de vuelta.
Barranco Arritzaga. 4. El barranco de encinas centenarias En el alavés valle de Arana , un profundo tajo en la roca marca el barranco de Istora . Comienza la ruta junto a la iglesia del pueblo de San Vicente de Arana, fundado por vecinos hartos de los abusos señoriales que obligaban al pago de tributos y a la servidumbre. Seguiremos un itinerario balizado como sendero de pequeño recorrido hacia el pueblo de Orbiso . De la densa vegetación que escolta el sendero te llamarán la atención las enormes encinas centenarias con sus troncos rugosos y sus amplias copas bajo las que apetece detenerse a descansar. A medida que los árboles van disminuyendo llegaremos al final de ruta junto a un abrevadero de ganado, desde el que hay que seguir la carretera hasta alcanzar Orbiso después de haber recorrido 5 kilómetros .
Barranco de Istora. 5. El camino oculto Aunque el santuario se lleve buena parte de la atención, el barranco de Arantzazu , a sus pies, es uno de los grandes secretos del Parque Natural de Aizkorri-Aratz . El trino de los pájaros y enormes hayas y robles serán los compañeros de camino una vez que nos alejemos del frecuentado entorno de la basílica de Arantzazu para llegar hasta el caserío Sindika donde se inicia la ruta.
En su trazado circular de 7,2 kilómetros verás grandes hayas con sus ramas creciendo como candelabros, son hayas trasmochas, antaño podadas así para la explotación de su madera. Sus viejos troncos muertos son refugio de infinidad de insectos, algunos tan llamativos como el escarabajo ciervo volante , llamado así por sus antenas en forma de cornamenta de cérvido. Al llegar al fondo de valle encontramos el río, todavía denominado Urkullu, donde se ven las campas de Iturrigorri en las que los seminaristas jugaban al fútbol.
Barranco de Arantzazu. 6. Mirador del Ebro El desfiladero del Sobrón es un espectáculo de roca –con paredones cercanos a los 500 metros de altura– y agua junto al pueblo alavés de Sobrón . Una frontera de agua con los burgaleses montes Obarenes que asoman abruptos sobre el desfiladero como olas de roca alineadas y tapizadas de vegetación. Al pie del desfiladero verás los restos del balneario que le dio fama por las propiedades del agua que manaba junto al río a 20 grados. Tal fue su reconocimiento que se enviaba embotellada a territorios de ultramar como Cuba. Con la guerra civil llegó el cierre y el deterioro que le ha acompañado hasta la actualidad.
Aún se divisa el puente modernista que unía ambas orillas accediendo hasta el manantial. Después de visitar el Museo del Agua y siguiendo las señales del sendero de gran recorrido GR 99 se llega hasta el pueblo de Sobrón, un magnífico mirador del desfiladero envuelto con rojizos farallones.
Puente sobre el cañón de Sobron. 7. El secreto del embalse de Urkulu En el Alto Deba la bucólica campiña que rodea el embalse de Urkulu , con su atractiva orilla naturalizada y bordeado por un sendero amenizado por observatorios de aves, paneles interpretativos sobre la vida silvestre que lo frecuenta, parques infantiles y de ejercicio físico es difícil de abandonar salvo si nos espera una sorpresa como el barranco de Arbe . Tallado por el arroyo Arbe, afluente del río Urkulu, que se hace tan abrupto que los saltos de agua sobre su roca lo convierten en destino barranquista en época de lluvias abundantes.
La cabecera del barranco desemboca en el valle de Degurixa, una depresión de roca y pasto envuelta de hayedo y utilizada por los vecinos para guardar el ganado. A partir de aquí podemos optar por rodear el macizo montañoso para regresar al punto de partida, el aparcamiento junto al barrio de Goroeta en Aretxabaleta, recorriendo 18,9 kilómetros o bien retornar sobre nuestros pasos lo que supondrá una ruta de 14 kilómetros.
Barranco de Arbe. 8. Por la vieja calzada romana Nos vamos al Parque Natural de Valderejo para descubrir la estrella de sus paisajes, el desfiladero del río Purón . Este caudal tuvo que cincelar los roquedos para abrirse camino hacia la cuenca del Ebro y el resultado es un maravilloso paisaje solitario de 6 kilómetros . Encinas y quejigos nos dan la bienvenida cuando comenzamos a andar en Lalastra, después de visitar el centro de interpretación y conocer los oficios tradicionales gracias a la recuperación del lavadero, el horno, la bolera, el potro de herrar y su museo etnográfico.
Praderías y chopos envuelven las ruinas de Ribera, un pueblo abandonado situado junto a uno de los tramos más abruptos del río. Discurriendo por el valle abierto parece chocar con los paredones hasta que descubrimos la calzada romana que, por una hendidura en la roca, lo atraviesa. Saltos de agua y pozas son fruto de la labor fluvial que acompañan esta senda por lo profundo del tajo hasta llegar al burgalés pueblo de Herrán , que exhibe unas bellas casas solariegas, fruto del esplendor medieval que alcanzó gracias al tránsito por la calzada.
Barranco de Arbe. 9. El gran cañón de Igoroin Los secretos del pasado se esconden en el cañón de Igoroin , tallado en los montes alaveses de Iturrieta por el río Musitu, tapizado densamente de vegetación entre las localidades de Roitegui y Musitu. Vamos hasta el segundo, en su zona más baja para iniciar una ruta de 4,6 kilómetros que llega hasta el pueblo de Roitegui y regresa por el mismo sendero. El barranco nos sorprenderá por las espectaculares cascadas que crea el río mientras las paredes se elevan 120 metros sobre nuestras cabezas.
En lo profundo del barranco se ubica el molino de Igoroin, habitado durante 300 años hasta 1961, que aprovechaba la fuerza motriz del agua para la molienda. Un poco más adelante verás el despoblado de Igoroin, con montes de piedras cubiertos de vegetación que son los restos de sus viviendas. A partir de aquí la senda se estrecha y salen numerosas desviaciones hasta sus cascadas, cada cual más bonita. Estamos cerca de la cabecera y del pueblo de Rontegui, desde donde se inicia el regreso.
Cañón de Igoroin. 10. Hacia un joven Nervión Todos miran a la cascada que el nacimiento del Nervión , descolgándose 222 metros desde el Monte Santiago , crea al nacer con gran espectáculo natural y convirtiéndose en el salto de agua más elevado del país. Pero pocos se acercan a conocer el cañón de Delika , que a contracorriente desde el pueblo del mismo nombre nos conduce junto a un joven río Nervión en un recorrido de ida y vuelta de 8,45 kilómetros .
Al comienzo, los árboles no dejan ver el río aunque se escuche su rumor; después, entre praderas donde pacen vacas y caballos, aparece con tentadoras pozas para los días más calurosos. Tras cruzar, por un bonito puente de piedra, la pista se convierte en una senda cercana al agua del río que va atravesándola, en función del caudal que lleve, para seguir por la margen izquierda. A medida que se asciende las paredes grisáceas se van cerrando sobre nosotras creando un anfiteatro de roca. Mientras tanto, la senda se estrecha y asciende obligándonos a veces a seguir por el lecho del río para divisar una cascada tras otra que invitan a disfrutar del paisaje y dejar que la memoria se llene de naturaleza para recordar.
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