¿Sabías que uno de los grandes tesoros de Italia se encuentra en su “tacón”? Te proponemos que descubras los secretos y la magia de Alberobello, un precioso pueblo situado en el Valle de Itria, en la región de La Puglia. En este lugar hay unas construcciones conocidas como ‘trullis’, que no son producto del diseño sino más bien de la picaresca, ya que tienen una propiedad excepcional: se pueden desmontar en una sola noche.
Alberobello está situado en la región de Puglia. La ciudad de piedra En el agreste paisaje mediterráneo de la comarca de Murge dei Trulli abundan olivos, árboles frutales, viñedos y, sobre todo, piedras. Este es el principal material empleado por los campesinos para levantar los trullis , unas construcciones circulares hechas en mampostería de piedra en seco, sin ningún tipo de argamasa y con tejados cónicos también de piedra.
Dichas cubiertas están rematadas por pináculos que definían habitualmente el estatus social de sus habitantes, aunque en otras ocasiones eran representaciones esotéricas y zodiacales. En los trullis solían guardarse los aperos de labranza y el ganado, pero igualmente podían servir de vivienda. Los hay de una sola habitación, adosados o de dos plantas, el Sovrano, el único de esta tipología, que alberga actualmente el Museo de los Trullis . En su interior podrás ver una habitación original con sus enseres habituales.
Museo de los Trullis, en Alberobello. Evasores de impuestos En el siglo XV el reino de Nápoles proclamó un edicto por el cual todas las nuevas urbes estarían sometidas al pago de impuestos a la Corona. Giangirolano II Acquaviva de Aragón, conde de Conversano, era dueño y señor de las tierras de Murge dei Trulli que, a su vez, las había cedido a los campesinos para que fueran cultivadas.
Los labriegos despejaban la tierra de piedras antes de sembrar y con ellas construían los trullis . Estos chozos de piedra, poco a poco, formaron pequeños núcleos urbanos y, por tanto, estaban obligados a pagar tributo. Pero esto no supuso ningún problema, ya que como sabían con antelación cuando llegaban los recaudadores del monarca, los desmontaban en una sola noche . En su lugar quedaba un montón de piedras que una vez pasado el peligro se volvían a ensamblar. Este arduo trabajo se alargó hasta el siglo XVIII cuando Alberobello, tras ser proclamada «ciudad real», quedó bajo la protección del rey Fernando IV de Borbón.
Los trullis se pintan de blanco, a excepción del tejado. Entre lo místico y lo pagano El exterior de los trullis está encalado mientras que el tejado sólo se encuentra decorado con unos trazos de ceniza de cal . Dichos dibujos suelen representar cruces cristianas o símbolos mágicos. Su significado sigue siendo un misterio , aunque hay quien señala que pueden estar relacionados con dioses paganos protectores de las cosechas o que pretendían espantar los espíritus daniños y evitar males de ojo.
Los símbolos escritos en los tejados siguen siendo un misterio. Pizzica, baile contra el estrés En la región de La Puglia, sobre todo en Salento (la parte más meridional), se está recuperando un baile ancestral contra el estrés. Conocido como pizzica o taranta , su traducción sería pellizco o picadura. El origen de este antiguo ritual de danza y música se remonta a la Edad Media. En aquella época, las mujeres trabajaban en el campo bajo el sol abrasador del verano hasta que el agotamiento les producía una histeria colectiva que se achacaba a la picadura de la tarántula.
Para revertir ese estado las llevaban ante los sanadores, que no eran otra cosa que músicos acompañados de panderetas, acordeones y violines que entonaban un canto monótono y estridente que iba in crescendo hasta alcanzar un ritmo frenético. Las mujeres bailaban sin parar, incluso durante días, hasta que entraban en trance y expulsaban el supuesto veneno.
Para escapar de las miradas inquisitivas de la Iglesia en estos cantos se invocaba a San Pablo, santo que milagrosamente sobrevivió al veneno de la picadura de una serpiente.
Tras la cura y como agradecimiento al santo acudían en peregrinación hasta el pozo de San Pablo en la ciudad de Gelatina donde tradicionalmente había que escupir en él para desprenderse de la ponzoña . En 1960 el pozo fue cegado por las autoridades sanitarias que consideraban esta práctica poco higiénica y con ello la tradición se fue perdiendo. Pero, por suerte, el baile de “la pizzica” se ha recuperado y reinventado en una terapia ideal contra el estrés que algunos hoteles ya ha introducido en su carta de spa.
Recorre sus calles fijándote en todos los detalles. Patrimonio de la Humanidad Alberobello, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1996, es conocido como la capital de los Trulli ya que, aunque estas viviendas están repartidas por toda la comarca, allí se concentran más de 1500. Muchos se han convertido en restaurantes, hotelitos con encanto, tiendas de artesanía o colmados. Y como no podía faltar, también tiene una iglesia, que está dedicada a San Antonio y se levanta en la colina del barrio Monti. Aunque su construcción data de 1926 guarda el estilo arquitectónico de los trulli : es blanca y rematada con cúpulas cónicas de piedra. Muy cerca de la iglesia esta el Terrazzino Belvedere desde donde tendrás unas vistas espectaculares del centro histórico.
Alberobello es conocida como la capital de los Trulli porque allí se concentran más de 1500 de estas viviendas.
Alberobello fue declarado en 1996 Patrimonio Mundial por la Unesco. Cambio pecados por olivos En Alberobello, como buen exponente de la gastronomía de La Puglia, se pueden degustar productos típicos de la región. Aceitunas, embutidos, quesos, vinos con DOC, orecchietes (una pasta con forma de oreja), los dulces del domingo… Y el “oro verde”, como se conoce allí el aceite de oliva virgen, un producto que le ha dado fama mundial a la región.
Se dice que el primer olivo fue plantado por los griegos. La leyenda cuenta que en la Edad Media, cuando La Puglia se convirtió en lugar de paso de los cruzados a Tierra Santa –y los hombres estaban en el mar o en la guerra–, las mujeres mitigaban su soledad y sus ganas con los soldados. Estas prácticas no eran del agrado de la Iglesia, así que imponía a estas mujeres pecadoras, como penitencia, plantar un olivo . Habría que pensar que se pecó mucho, ya que hoy día la región cuenta con cerca de 60 millones de olivos, algunos milenarios.
Se cuenta que la penitencia que ponía la Iglesia a las mujeres «pecadoras» era plantar un olivo.
Los políticos no escapan a la caricatura. Concurso de pitos En Alberobello hay una cerámica típica conocida como pitos, unos silbatos que antiguamente tenían forma de gallo y formaban parte del cortejo nupcial que el novio hacía sonar antes de regalárselo a su prometida como símbolo de eterna felicidad y de buena suerte . Con el tiempo, los pitos han ido tomando otras formas hasta convertirse en divertidas obras de arte que caricaturizan la vida conyugal, cotidiana, la política y el clero. Todos los años tiene lugar el Concurso Nacional de Silbatos (Fischietti in Terracotta ) donde todos los asistentes pueden votar.
Texto y fotos: Menchu Redondo
Esta reconocida periodista y fotógrafa nos acerca las curiosidades arquitectónicas que ha descubierto en sus frecuentes viajes por el mundo.
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