Gamberra y decadente; majestuosa y anárquica. Caminar por las callejuelas del corazón de Nápoles es empaparse de una autenticidad que demuestra que la belleza puede adquirir innumerables formas. En la tercera ciudad más grande de Italia hay que perderse a propósito por su casco histórico, atreverse a indagar en sus entrañas y subir a sus castillos para contemplar, desde las alturas, cómo luce resplandeciente ante la atenta mirada del Vesubio. Panorámica de Nápoles. © Pier Luigi Valente. Conversaciones a voz en grito entre vecinos y los cláxones de las motos que esquivan con pericia a los transeúntes son, quizás, el mapa sonoro más realista de Nápoles: solo hacen falta unos minutos caminando por su centro histórico —declarado Patrimonio de la Humanidad, por cierto— para ser conscientes de ello. Para completar la estampa, unámosle a los sonidos el intenso olor de las pizzas en el horno, los colores pastel de la ropa tendida en las ventanas y un puñado de grafittis que decoran, aquí y allá, las fachadas de los viejos edificios. Una vez asimilado que estos detalles forman parte de su esencia —también lo son los cubos a modo de montacargas que algunos vecinos se han apañado para subir la compra desde sus balcones, pero esa es otra historia— llegará el momento de dar un segundo paso: descubrir sus grandes tesoros.
Vista del Vesubio desde la Universidad de Nápoles. © Gregory Smirnov Directos al corazón Nuestras 48 horas en Nápoles comienzan en cualquier punto de la Via dei Tribunali , una de las espinas dorsales del corazón de la ciudad, decididas a visitar cada una de las iglesias que se interpongan en nuestro camino. Y ojo, que la misión tiene su aquel: ya puede reírse Roma del despliegue napolitano.
El Duomo La primera parada es, cómo no, el Duomo, donde admiramos la Cappella di San Gennaro y sus mosaicos del siglo IV dedicándole el tiempo que merecen las grandes obras. A la espalda de la catedral una pequeña plaza —la de San Gennaro, cómo no—invita a que nos sentemos unos minutos a disfrutar del placer de ver la vida pasar y a echar un ojo, de paso, a su imponente obelisco. Justo enfrente, otro de esos tesoros menos conocidos pero obligados: el Pio Monte della Misericordia guarda en sus adentros una de las primeras obras de Caravaggio: Las siete obras de la Misericordia .
Duomo de Nápoles. © Etheria Magazine Via San Gregorio Habrá que caminar entre el bullicio que invade las calles para sentir la Nápoles más auténtica y mirar hacia arriba cuantas veces se pueda: en la pintura desgastada de las fachadas también se halla ese “no sé qué” que hace que nos prendemos de la ciudad. Entre negocios tradicionales y tiendas de recuerdos alcanzamos la Via San Gregorio , famosa por concentrar al gremio de artesanos que elabora los belenes napolitanos . Entre las figuras expuestas en el exterior siempre se escapa algún que otro personaje de rabiosa actualidad.
Calles y patios en torno a la Via San Gregorio concentran una gran oferta de belenes. © Etheria Magazine Capella Sansevero Uno de los mayores tesoros de la ciudad se halla muy cerca: la Capella Sansevero , para la que es necesario comprar la entrada con antelación a través de su página web, guarda en su interior una de las obras de arte más sorprendentes de la historia. El Cristo Velato es puro derroche de virtuosismo y, para celebrar que hemos podido contemplarlo con nuestros propios ojos, decidimos tomarnos un café. Eso sí, de napolitanas maneras: en esta ciudad no cumplir con el ritual de tomar el agua primero, y el expresso después es considerado casi sacrilegio.
¿El lugar donde catarlo? El Bar Nilo , por supuesto: un auténtico templo dedicado al dios Maradona entre cuyas paredes se atesoran innumerables recuerdos del jugador de fútbol y de su etapa en el club de la ciudad.
Cristo Velato. © Capilla de San Severo Bajando a las entrañas Tras cargar energías con una rica pasta marinara en la Taverna Santa Chiara , nos animamos a escudriñar el subsuelo napolitano adentrándonos a 40 metros de profundidad. Lo hacemos de la mano de Napoli Sotterranea , empresa que organiza visitas guiadas al laberinto de pasadizos, históricas cisternas y acueductos que conforma esa otra ciudad que no se ve.
Muchos de los túneles por los que caminamos, en ocasiones a la luz de los farolillos que nosotras mismas portamos, fueron excavados por los griegos para extraer piedra de toba y canalizar el agua que procedía del Vesubio. Después serían los romanos los encargados de ampliar la red de conductos. Ya con la llegada de los tiempos modernos tuvieron otra utilidad muy distinta: como refugios antiaéreos de la II Guerra Mundial.
Calle del centro histórico de Nápoles. © Etheria Magazine Basilica di Santa Chiara Aprovechamos la tarde para hacer una última visita: la que nos lleva hasta el Complesso Monumentale di Santa Chiara , donde nos deslumbramos con la belleza de la Basilica di Santa Chiara, contemplamos los coloridos frescos del claustro del siglo XVII y conocemos el complejo monástico mandado construir por Robert de Anjou para su esposa Sancha de Mallorca: en él llegaron a residir hasta 200 monjes. Tras ser gravemente dañado durante un bombardeo en la II Guerra Mundial, su reconstrucción finalizó a mediados del siglo XX.
El mejor final para un día redondo pasa por sentarnos en una de las animadas terrazas de la Piazza Bellini a degustar un delicioso spritz antes de poner rumbo hacia la mítica pizzería Da Michele : habrá que hacer cola, sí, pero en cuanto le demos el primer bocado a nuestra pizza Margherita olvidaremos el tiempo que haya podido suponer nuestra espera. Es, sin duda, un auténtico bocatto di cardinale .
Nápoles, la cuna de la pizza. © Etheria Magazine Arte y mercado para un nuevo día Quartieri Spagnoli La segunda jornada por nuestra ya amada Nápoles tendrá un destino matinal muy claro: el Quartieri Spagnoli es nuestro lugar. Para alcanzarlo decidimos tomar el metro por una razón muy simple: desde hace unos años la Línea 1 acoge el original proyecto Metro dell´Arte , una novedosa propuesta artística y una forma de zambullirse, estación a estación, en un universo en el que las instalaciones lumínicas, las proyecciones audiovisuales, las esculturas, pinturas y mosaicos son los grandes protagonistas. ¿Lo más divertido? Cada parada es absolutamente diferente a la anterior y a la siguiente, ya que el artista al que se le asignó cada una de ellas pudo trabajar con total libertad.
Así, mientras que la parada de Toledo nos hace bucear —casi literalmente— en las profundidades del océano, la de Universitá es una explosión de colores digna de la mejor expresión psicodélica.
Estación de metro Toledo, en Nápoles. Una vez en el antiguo barrio español hay que deambular por los puestos del Mercado de Pignasecca , que inunda aceras y calles con el género fresco: frutas, hortalizas, pescados y mariscos comparten espacio con babuchas y pijamas entre gritos de ofertas y regateos. Un puesto ambulante de pescado frito nos hace sentir por unos instantes en la mismísima Cádiz, aunque rápidamente reconectamos con Italia al catar una sfogliatella que nos sabe a gloria: la típica milhojas napolitana es adictiva.
Galería Umberto I, en Nápoles. © Victor Malyushev Galeria Umberto I Entre callejuelas repletas de escenas costumbristas con altares y sábanas al aire de por medio, hacemos una rápida incursión a la Galeria Umberto I para admirar su imponente cúpula antes de alcanzar la costa en dirección al puerto deportivo. Allí, entre yates y barcas que desprenden lujo a raudales, nos sentamos a la mesa del restaurante Zi Teresa para deleitarnos con unos auténticis spaguetti al vongole . Después, tocará subir la rampa hasta el Castel dell´Ovo , construido por los normandos en el siglo XII: se trata del más antiguo de los castillos napolitanos y desde sus almenas las vistas al Vesubio, que se alza allá a lo lejos, y a la ciudad, son de lo más atractivas.
Castel dell´Ovo, en Nápoles. © Vincenzo De Simone Museo Arqueológico Nacional, el rey de los museos No: no se nos pasaba por la cabeza abandonar Nápoles sin visitar su gran reclamo museístico. Se trata del Museo Arqueológico Nacional y en su haber tiene una de las mejores colecciones de arte grecorromano del mundo: ahí es nada.
Es necesario planear dedicarle al menos varias horas para que no haya lugar a arrepentimientos y poder disfrutar así de piezas como el Toro Farnese —descubierto en 1545 cerca de las termas de Caracalla, en Roma—, una maravillosa colección de mosaicos procedentes de Pompeya —entre los que destaca La battaglia di Alessandro contro Dario , extraído de la Casa del Fauno— y múltiples piezas saqueadas de Herculano —como una figura erótica en la que Pan es sorprendido con una cabra hembra—.
Escultura de Hércules en el Museo Arqueológico de Nápoles. Un viaje al pasado ideal para complementar, cómo no, con una visita a las antiguas ciudades de Pompeya y Herculano, pero esa, amigas, es ya otra historia.
Guía de Nápoles | Etheria Magazine Cómo llegar a Nápoles Compañías aéreas de bajo coste como Easyjet y Ryanair conectan cada semana de manera directa los aeropuertos de las principales ciudades españolas y con la italiana.
Dónde dormir En pleno centro histórico de Nápoles, en la Via Spaccanapoli, se halla el Santa Chiara Boutique Hotel , un coqueto alojamiento de cuatro estrellas que ocupa el histórico Palazzo Tufarelli, un edificio del siglo XVII compuesto por siete suites. Decoradas con suma elegancia, en sus estancias contrastan los techos altos y los frescos originales con un diseño moderno y un mobiliario que recuerda a épocas pasadas.
¿Es seguro viajar sola a Nápoles? Recorrer los emblemas monumentales de la ciudad italiana más caótica y empaparse de su esencia es un plan absolutamente factible para aquellas mujeres que viajan solas. Eso sí: será mejor no deambular por las calles en solitario a altas horas de la noche, sobre todo por los barrios que rodean el centro histórico. No es que estén considerados peligrosos, pero la estrechez de sus callejuelas y la escasa iluminación hacen que sea buena idea tirar de sentido común y ser precavidas.
Excursiones y visitas organizadas en Nápoles Si te gustan las visitas guiadas, te recomendamos realizar algún freetour en Nápoles o visita temática. También tienes la opción de hacer excursiones a Pompeya y Costa Amalfitana , a buenos precios.
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