Galicia está llena de rincones mágicos, donde la naturaleza no puede haber hecho mejor su trabajo. Uno de ellos es las Rías Baixas, donde la costa de la provincia de Pontevedra se descubre como un lugar perfecto para viajar con niños: pueblos de cuento, actividades en el mar, buena gastronomía y un clima con el que siempre apetece estar activo. ¿Qué más se puede pedir?
Mirador de A Granxa con vistas al pueblo de Raxó y a las bateas de mejillones de la ría de Pontevedra. © Susana García Actualizado julio 2024
Cuando viajas con niños necesitas buscar destinos que conjuguen varias facetas. Tienen que ser lugares accesibles, fáciles en cuanto al transporte, donde la oferta de actividades para toda la familia sea variada y equilibrada, ya que es importante que disfruten tanto los niños como los mayores. La costa de Pontevedra reúne todos estos factores, además de los bonitos paisajes de las rías y una gastronomía insuperable.
Recogiendo almejas con las mariscadoras en la costa de Cambados. © SG 1. Acompañar a las mariscadoras de Cambados El bonito y siempre apetecible pueblo de Cambados ofrece, además de un casco histórico que merece un paseo y unos bares donde probar exquisitas empanadas, una actividad a la vez lúdica y didáctica: acompañar a las mariscadoras para ver cómo trabajan y conocer la realidad de estas mujeres del mar que han conseguido dignificar y poner en valor una actividad que era tratada como menor. Además de acompañar a las mariscadoras, rastrillo en mano, para recoger las almejas de la costa, toda la familia descubrirá cómo se realiza este trabajo, los distintos tipos de almejas de la zona, cómo se gestiona la cooperativa y la historia del trabajo de estas mujeres que pasaron, en muchos casos, de furtivas a autónomas.
Las visitas las organiza Guimatur (Asociación Cultural ‘Mulleres do mar de Cambados’), formada en su mayoría por las propias mariscadoras, que trabajan para difundir la cultura marinera.
Redeiras reparando las redes en el puerto de Tragove. © SG 2. Visitar el puerto de Tragove Los puertos pesqueros siempre ofrecen una visita interesante para los más pequeños: barcos de colores, redes por el suelo, gente trabajando y limpiando los barcos… Guimatur organiza también visitas al puerto de Tragove, al lado de Cambados, con una de las mariscadoras para que no os perdáis nada. Os explicarán cómo funciona la lonja, los distintos artes de pesca. las clases de redes y podréis vivir una de esas experiencias que no tienen precio: sentaros con las redeiras mientras reparan las redes y, además de ver cómo hacen su trabajo, escuchar sus historias. Podéis combinar esta actividad con la de acompañar a las mariscadoras el mismo día.
Vista de las islas Cíes con la Praia de Rodas al fondo. 3. Excursión a las islas Cíes Es una visita imprescindible si pasas unos días en Pontevedra. Según donde estés alojado podrás elegir entre los barcos que realizan la travesía desde Vigo o coger una lancha rápida desde Portonovo . Si eliges esta última opción, la lancha en sí es ya toda una aventura y, cuando llegas a las islas Cíes, rápidamente te das cuenta de por qué se dice de ellas que son un paraíso. Lo mejor es realizar nada más llegar alguna de las rutas de senderismo propuestas y señalizadas (puedes consultar el itinerario y la duración aquí ). Y después, y si el tiempo acompaña, hay que hacerse la valiente y disfrutar de la transparente y helada agua de su preciosa playa de Rodas, considerada una de las más bonitas del mundo.
Si no llevas picnic (que es una excelente opción) tendrás que comer en uno de los tres restaurantes que hay en Cíes y, como no reservan, lo mejor es hacerlo pronto para evitar las esperas. Ten en cuenta que el número de personas que pueden visitar las islas Cíes cada día es limitado y hay que obtener una autorización antes de comprar los billetes de los barcos. También necesitarás autorización si vas a pasar la noche en el camping que hay en las islas. Consíguela aquí: autorizacionillasatlanticas.xunta.gal
Mirador en la ruta de las Pedras Negras. © SG 4. Paseo por Pedras Negras en O Grove El paseo por la ruta de las Pedras Negras , en la península de O Grove, debería ser obligatorio para todos los que visiten Pontevedra. Es cómodo, gracias a las pasarelas de madera que bordean la costa, y muy fotogénico, tanto por las formaciones rocosas que van apareciendo como por las vistas que ofrece la playa de La Lanzada y la isla de Ons. Puedes aparcar en el puerto deportivo Pedras Negras y dedicar un rato a esta ruta de poco más de dos kilómetros. Está salpicada de bonitas calas así que, si el tiempo acompaña, puedes combinar el paseo con un rato de playa. Como curiosidad, te encontrarás con dos esculturas: una dedicada a las mujeres gallegas y otra a las personas que llegaron de todas partes a ayudar en la recogida de chapapote tras el desastre del Prestige.
Horreo en Combarro frente a la ría de Pontevedra. © SG 5. Visitar el pueblo de Combarro Es uno de los pueblos más bonitos de Galicia, conocido por sus hórreos y sus cruceiros. El lugar más animado es la plaza da Chousa, situada entre la villa antigua y el puerto con el paseo marítimo. Si caminas hacia su casco histórico, verás que está muy bien conservado y merece la pena caminar por sus calles para descubrir las muestras de arquitectura tradicional gallega del siglo XVIII, que al final parecen mirar todas al mar, siempre presente en casi cualquier vista.
Camina por la estrecha calle paralela a la costa, repleta de restaurantes y puestos de recuerdos y licores, hasta llegar a la Praia de Pinela, desde donde tendrás una vista preciosa de los hórreos que se sitúan en primera línea de costa y que parecen estar directamente sobre le mar. Es un buen lugar donde quedarse a comer, ya que hay muchos bares y restaurantes, como el Bar Pedramar (con una maravillosa terraza).
Playa de la Lanzada, al fondo, vista desde la ruta de las Pedras Negras. © SG 6. Bañarse en la playa de La Lanzada La capacidad para recibir gente de este enorme arenal ya se vislumbra en el tamaño de sus aparcamientos, pero es tan grande que es complicado sentirse agobiado por la gente. Se extiende a uno de los lados del istmo que une la península de O Grove con el resto de la provincia, y es perfecta para pasar una jornada de playa en uno de esos días soleados que aparecen en Galicia. Una vez que llegas a la arena, te das cuenta rápidamente de las posibilidades que ofrece para los más pequeños: desde juegos en la arena (consulta las mareas y acude en la bajamar, la playa es inmensa) hasta un rato de pelea con las olas. También puedes apuntarles a una clase de surf en la Escuela Prado Surf A Lanzada (pradosurfescola.com).
Ermita de San Sebastián, conocida como la de las Conchas, en la isla de La Toja. © SG 7. Pasear por la isla de La Toja La isla de La Toja es perfecta para un paseo, ya que en realidad es un gran espacio residencial muy tranquilo en cualquier momento del año. Podrás detenerte en los puestos de collares de conchas, descubrir la Aldea de los Grobits (un parque infantil que parece sacado de El Señor de los Anillos perfecto para niños muy pequeños) y conocer al los burros que viven en un enorme parque vallado y que son muy queridos por los vecinos de la isla.
A nivel arquitectónico, te sorprenderá la ermita de San Sebastián , conocida como la de las Conchas, ya que fue recubierta por conchas de vieiras en la remodelación que vivió en el siglo XIX para protegerla de la humedad (como cotilleo, aquí se casó Mariano Rajoy en 1996). No te pierdas su paseo marítimo y el bonito puente que une la isla con la península de O Grove. Puedes dar una vuela por la isla de La Toja en el tren turístico que sale frente al centro comercial, un plan perfecto para hacer con niños.
Fachada del Obradoiro y Mercado de Abastos de Santiago de Compostela. © SG 8. Visitar Santiago de Compostela La siempre concurrida Santiago de Compostela merece un paseo con los más pequeños. La inmensa plaza del Obradoiro es uno de esos lugares, sobre todo en verano, donde no sabes muy bien a donde dirigir la vista, entre tanto grupo de peregrinos variopintos, turistas y fachadas monumentales. Es imprescindible pararse a contemplar la fachada del Obradorio y el interior de la catedral (la entrada es gratuita), aunque si quieres abrazar al santo tendrás que hacer la inevitable cola. Si quieres una clase añadida de Historia, reserva a través de la página web de la catedral la visita guiada para contemplar el maravilloso Pórtico de la Gloria.
Después, callejea por el centro histórico de Santiago descubriendo estrechas calles, soportales y plazas deliciosas (como la praza de Fonseca), que al ser una zona peatonal es perfecta para moverse con los más pequeños. No te pierdas el renovado mercado de Abastos , que se ha convertido en un espacio perfecto para tapear o comer de forma informal en sus puestos. Si buscas un parque donde ‘desfogar’ un rato a los niños, puedes acudir al céntrico Parque de la Alameda (a diez minutos caminando desde la Catedral), creado en el siglo XIX y que ofrece bonitas vistas de la ciudad, además de un entramado de senderos, fuentes y estanques perfecto para pasar un rato en familia.
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