El Museo Thyssen de Madrid nos ofrece una oportunidad única con la exposición ‘Los impresionistas y la fotografía’: comprobar como este estilo artístico y los primeros fotógrafos se influyeron mutuamente en sus procesos creativos. Podrás disfrutar de ella hasta el 26 de enero de 2020 y es una parada obligada tanto si resides en Madrid como si estás de visita.
‘Olas rompiendo’ de Claude Monet (Fine Arts Museums of San Francisco) y ‘Mar Mediterráneo’ de Gustave Le Gray (V&A Museum, Londres).
Pocos estilos pictóricos resultan tan evocadores como el Impresionismo, con sus colores amables y sus escenas cotidianas. Además, sus pintores son probablemente de los que mejor han llegado al gran público gracias a esa pintura que agrada a todos. El Thyssen de Madrid nos ofrece ahora la posibilidad de poner este estilo en relación con la fotografía y comprobar cómo se influyeron mutuamente en la exposición temporal ‘Los impresionistas y la fotografía’.
‘El puente de Argenteuil y el Sena’ de Gustave Caillebotte (Colección privada) y ‘Viaducto del Ródano, Lyon’ de Édouard Baldus (Wilson Centre of Photography).
Lo primero que hay que tener en cuenta antes de abordar esta exposición es que no podemos pensar en la fotografía de mediados del siglo XIX con las referencias que tenemos actualmente de ella (inmediatez, espontaneidad, información…). En el siglo XIX, la fotografía nació con vocación de disciplina artística, en parte porque en ese momento no se podía pensar en ella de otra manera: las cámaras eran grandes y pesadas, los tiempos de exposición largos y el principal problema era la manipulación de los negativos.
‘Bailarina basculando (bailarina verde)’ de Edgar Degas (Museo Nacional Thyssen-Bornemisza) y ‘Mujer bailando, en Locomoción animal’ (V&A Museum, Londres).
El diálogo entre ambas disciplinas era inevitable: la magia de la fotografía que captaba el instante y detenía el tiempo en un segundo fue inspirador para los impresionistas (como reflejó Edgar Degas en la ‘Bailarina basculando’), que también adoptaron los encuadres fotográficos que cortaban figuras en algunos de sus cuadros, como hizo Gustave Caillebotte en su cuadro ‘Piraguas’.
La fotografía, a su vez, nació con la pintura como disciplina artística asentada y tomó de ella algunos de sus efectos en iluminación y composición. En ese momento a la fotografía no se le exigía tanta “verdad” como hoy en día y los fotógrafos se sentían libres para manipular las imágenes y acercarlas a la pintura.
‘Retrato de Carolus-Duran’ de Édourad Manet (The Barber Institute of Fine Arts, University of Birmingham) y ‘Retrato de un dandy’ de Olympe Aguado (Musée d’Arts moderne et contemporain de Strasburg).
9 salas, 9 temas
La exposición se organiza en 9 unidades temáticas, cada una en una sala, que muestran la relación entre pintura impresionista y fotografía en distintas temáticas: el bosque (donde están presentes algunos predecesores del impresionismo), figuras en el paisaje, el agua, en el campo, los monumentos (donde se comprueba de qué modo las fotografías encargadas por el gobierno para hacer inventario del patrimonio francés se convirtieron en obras de arte), la ciudad, el retrato (donde observar como algunos impresionistas adoptaron las convenciones del retrato fotográfico) y el cuerpo (con un interesante análisis sobre el desnudo).
‘Después del baño, mujer secándose’ de Édgar Degas (The Henry and Rose Pearlman Collection) y ‘Estudio del natural nº1’ (Bibliothèque nacional de France, París).
La ultima sala está dedicada a ‘Archivo’, donde se pone de manifiesto como los artistas Édouard Manet y Edgar Degas utilizaron las copias fotográficas de sus propias obras incluso, en el caso de Manet, para colorearlas con acuarela.
Obras de todo el mundo
Independientemente del interés que despierta el hilo argumental de la exposición en torno a la relación entre impresionismo y fotografía, esta muestra es una ocasión única de ver reunidas importantes obras del impresionismo de figuras como Édouard Manet, Claude Monet, Edgar Degas, Jean Frédéric Bazille o Eugène Boudin, que habitualmente se encuentran en museos como la National Gallery of Art de Washington, el Musée d’Orsay, el Fine Arts Museums de San Francisco, el Musée Marmottan Monet de París o la Wallraf-Richartz-Museum & Fondation de Colonia, entre otros muchos.
También merece la pena acercarse al trabajo de fotógrafos como Gustave Le Gray, Charles Marville, Olympe Aguado o Eugène Cuvelier cuyas obras han sido cedidas por la Bibliothèque Nationale de France, The J. Paul Gettty Museum de Los Ángeles, el Victoria and Albert Museum de Londres o la Société Française de Photographie de París.
‘El puente del Arzobispado y el ábside de Notre-Dame de París’ de Armand Guillaumin (Colección Carmen Thyssen-Bornemisza) y ‘Vista posterior de Notre Dame de París’ de Édouard Baldus (© Archivo fotográfico, Museo Nacional Del Prado, Madrid).
CONSEJOS ETHERIA
• Para evitar colas lo mejor es comprar las entradas por Internet en la página web del Museo Thyssen. Tendrás que seleccionar día y hora concreta para tu visita. También se pueden comprar con antelación en las taquillas del museo.
• Las entradas cuestan 13 Euros (hay entradas reducidas para distintos colectivos y los menores de 18 años no pagan) y permiten visitar todo el museo, además de la colección temporal. Es muy recomendable adquirir al mismo tiempo la audioguía, imprescindible para comprender todos los matices de la exposición.
• Horario: de martes a domingo de 10 a 19 h (los sábados la exposición se puede visitar hasta las 21 h).
• Recuerda que el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid es perfecto para, al terminar al visita, disfrutar del Madrid más auténtico con una ruta de cañas por la capital.
© Todas las fotografías han sido cedidas por el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.