Con permiso de su gastronomía y con Lima como punto de partida, nos adentramos en una ruta por los escenarios naturales y culturales más ansiados de Perú. El país andino es un destino que se presta a un inolvidable viaje con amigas. Desde Etheria Magazine te damos todas las claves para que lo disfrutes. Mercadillo de Cuzco. © Willian Justen de Vasconcellos Su excepcional mezcla de naturaleza, culturas milenarias y gastronomía hacen de Perú uno de los destinos más deseados de Sudamérica y uno de los mejores destinos para viajar con amigas. La capital peruana es una parada obligada para quien se acerca al país por primera vez. Ecléctica, creativa e indiscutible reina gastronómica, Lima ha sabido conjugar sus orígenes milenarios con su vena contemporánea. Posee un casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad, playas perfectas para surfistas y barrios tan modernos como Miraflores.
Malecón Cisneros, en Lima. © Willian Justen de Vasconcellos Tras un banquete culinario –saboreando cebiches, causas, tiraditos, lomo saltado y pisco sour– en restaurantes como la cebichería La Mar , 1087 Bistró o Central (el mejor de Latinoamérica), disfrutamos de su arquitectura colonial, deambulando por su plaza Mayor presidida por la Catedral y por el Palacio de Gobierno. Además de entrar en las escalofriantes catacumbas del convento de San Francisco o bucear entre los orígenes milenarios de la ciudad visitando Huaca Pucllana , un centro ceremonial más antiguo que Machu Picchu.
Huaca Pucllana. ©PB Enigmas y aventuras en Ica Tras un baño de urbanismo aderezado con lujo culinario y contrastes arquitectónicos, nos dirigimos a la enigmática región de Ica para disfrutar del inmenso desierto costero de Huacachina y su laguna color esmeralda. Surcamos sus dunas en un 4×4 como si de una montaña rusa se tratase, nos aventuramos con el sandboard , lo que viene siendo surf sobre arena, y contemplamos la puesta de sol con el oasis a nuestros pies.
Líneas de Nazca. © Marco Topete Las líneas de Nazca La ruta continúa en la población vecina de Paracas . Allí nos esperaba un avión para sobrevolar las enigmáticas y espectaculares líneas de Nazca . Considerados Patrimonio Cultural de la Humanidad, estos monumentales grafismos en forma de animales y figuras geométricas fueron trazados por culturas pre-incas hace más de 2.000 años. Debido a sus dimensiones solo pueden ser divisadas en su totalidad desde el aire y acerca de ellas rondan teorías variopintas, desde que son obra de extraterrestres hasta que forman parte de un poderoso calendario astronómico.
Machu Picchu (Perú). ©PB Cuzco, capital del antiguo Imperio Inca Una travesía por el sur de Perú no estaría completa sin aterrizar en Cuzco , la ciudad más antigua del continente americano y la puerta de entrada al legendario Machu Picchu ; ese emporio megalítico que antaño fue un centro político, religioso y administrativo inca, con templos, andenes, viviendas y canales de agua. Su espectacularidad y su magia son indescriptibles, pero la montaña vieja (en quechua) se ha convertido en uno de esos lugares que, por su gran afluencia de turistas, te llega a hacer sentir incómodo. Nos quedamos mejor con Cuzco. Mística y cosmopolita, la capital histórica de Perú merece que te adentres en sus asombrosos barrios sin prisas, que degustes sus manjares, pasees por sus mercados y disfrutes de su legado cultural y arquitectónico con tranquilidad.
Gran puerta de la catedral de Cuzco. © Willian Justen de Vasconcellos Lo primero será enfilar hacia la plaza de Armas , antaño un importante centro ceremonial y hoy, el sitio perfecto para empaparse de la arquitectura cuzqueña, que se mantiene evocadora pese al turismo. Luego, conviene perderse por sus callejuelas en las que lo mismo te encuentras con tiendas de diseño que venden costosos tejidos de alpaca, que con mujeres indígenas ataviadas en coloridos trajes típicos. Cuando caiga el sol, es preciso saborear el mítico pisco sour en un clásico de la ciudad, el Museo del Pisco .
Vinicunca o la montaña Arcoíris. © Roi Dimor La montaña arcoíris Tras explorar las empinadas cuestas del coqueto barrio de San Blas y disfrutar de su animada vida nocturna a golpe de cerveza local y música en vivo, ponemos rumbo a uno de los escenarios más fotografiados del país, Vinicunca o la montaña arcoíris . Perdida en un pliegue de los Andes a 5.200 metros sobre el nivel del mar, este capricho de la naturaleza se abre ante nuestros ojos tras un trekking en el que conviene aferrarse a la experiencia de los guías para superar el mal de altura. Cuando alcanzas la cresta, descubres un paisaje surrealista en forma de piedras y minerales en tonos rojizos, dorados, fucsias y turquesas, completado con la visita de graciosas alpacas. Aquí el esfuerzo tiene recompensa, y no una cualquiera.
El lago navegable más alto del mundo Dejando atrás la arquitectura colonial, subimos a bordo del impresionante Belmond Andean Explorer . En el trayecto el tren surca los majestuosos Andes dejando a su paso verdes paisajes que se quedan en la retina para siempre. La experiencia, que comienza en la estación Wanchaq de Cuzco (con salida todos martes), está aderezada con gastronomía de lujo, entretenimiento a bordo y una noche en uno de sus excepcionales camarotes.
© Belmond Andean Explorer. Al día siguiente, se anuncia el final del viaje con la llegada a Puno , una ciudad caótica, de tradición folclórica y rebosante de cultura y arqueología prehispánica. Emplazada en la meseta andina y orgullosa de su pasado quechua, es una urbe dominada por el imponente lago Titicaca , lugar sagrado de los Incas y considerado el lago navegable más alto del mundo, situado a unos 3.800 metros sobre el nivel del mar. Cuenta una leyenda –esta región está especialmente dada a ellas– que el lago se formó con las lágrimas de Inti, el Dios del sol, que lloró durante 40 días y 40 noches; otra afirma que del lago nacieron Manco Cápac y Mama Ocllo, fundadores del Imperio Inca.
Islas flotantes del lago Titicaca. © Sandro Ayalo Las islas flotantes de Uros son quizás es mayor atractivo del Titicaca. Construidas a base de totora –un junco endémico–, estas preciosas ciudadelas son una muestra asombrosa de las civilizaciones pre-incas. Sus lugareños aún practican el trueque , son expertos pescadores y artesanos, pero es en el turismo donde han encontrado su principal medio de sustento. Otra de las islas que merecen una visita es Taquile , conocida por su impecable trabajo textil, ejemplificado en los coloridos trajes que llevan sus habitantes, de origen quechua.
Arequipa, bajo la sombra de un volcán Aguas termales, trekking , canotaje, observación de aves, montañismo… La región de Arequipa, en la sierra sur del país, es perfecta para un poco de aventura y el complemento perfecto después de habernos adentrado en la cultura y las tradiciones de Puno y el lago Titicaca.
La estampa más emblemática de la ciudad tiene el volcán Misti como telón de fondo. Aun activo y con casi 6.000 metros de altitud, es uno de los mayores reclamos de Arequipa, en especial para los asiduos del senderismo. Se puede realizar una expedición de dos días, pasando la noche en tiendas de campaña a más de 4.000 metros de altura. Pero no solo de naturaleza presume esta ciudad, pues su casco histórico es tan grandioso como el cuzqueño o el capitalino.
Monasterio de Santa Catalina, en Arequipa. © Martín Espinoza Sus casonas, conventos e iglesias de la época colonial están construidas a base de sillar color blanco –una roca volcánica formada por lava del imponente Misti–, que le ha valido a esta urbe el apodo de Ciudad Blanca. Disfrutamos de su plaza de Armas con su impresionante Catedral Basílica , la más grande de Perú, y del laberíntico monasterio de Santa Catalina , levantado en 1580 para monjas de clausura hijas de las familias más influyentes de la ciudad.
El cañón del Colca Tras otro baño de arquitectura colonial, nos queda la última parada de la ruta, el impresionante Cañón del Colca . El también conocido como Valle del Fuego , tiene una profundidad de 4.160 metros, uno de los más hondos del mundo, y constituye un paisaje interminable de cactus, ríos y escarpadas montañas. En él se tiene la oportunidad de practicar canotaje, escalada de montaña, trekking o andinismo. Sin duda la mejor forma de terminar este viaje es dándolo todo en una última aventura. Qué grandioso es Perú.
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