Recorrer esta ruta del románico en Vall de Boí, de pueblo en pueblo, en familia es uno de esos planes que debería estar en la agenda de todos lo que tenéis niños en vuestro entorno. Sólo hay que reservar 6 días y muchas ganas de pasarlo bien descubriendo pueblos de postal y el románico más impresionante que hayáis visto nunca. ¿Alguien se apunta a esta ruta por el Pirineo Catalán? Por Cecilia Lorenzo
Barruera, inicio de esta ruta en familia por el Vall de Boí. © Cecilia Lorenzo No hace falta ir muy lejos para vivir una gran aventura en familia . Esta ruta invita a preparar una mochila con lo indispensable, calzarse las botas de montaña y andar por los caminos milenarios de uno de los valles más recónditos del Pirineo Catalán . En seis días, sin necesidad de coger el coche, descubriremos los paisajes y pueblos de postal del Vall de Boí , célebre en todo el mundo por albergar un conjunto de iglesias de piedra consideradas verdaderos prodigios del arte Románico. En un total de seis etapas y andando una media de 3 horas al día por caminos con poco desnivel y ninguna dificultad técnica, llegaremos a lugares donde el tiempo parece haberse detenido.
El objetivo es simple: disfrutar de un tiempo de calidad en familia entre naturaleza y arte. Muchas veces, lo más sencillo es lo que más nos enriquece.
Iglesia de Sant Feliu, en Barruera. © Cecilia Lorenzo Primer día en ruta del Vall de Boí. De Barruera a Durro Parece que Barruera , la primera población que encontramos al llegar al valle, haya sido construida expresamente para darnos la bienvenida: casas de piedra, calles adoquinadas, tejados de pizarra y, naturalmente, una iglesia románica. Es la de Sant Feliu , un templo que, como los otros siete que veremos en este viaje, sorprende al viajero con un cuidadoso trabajo de la piedra, un esbelto campanario de torre, y una preciosa decoración rústica en el exterior.
Equipados con lo necesario para pasar cinco días de excursión, dejamos el pueblo por el camino que sale desde debajo de la iglesia de Sant Feliu, cruzamos el río Noguera de Tor por el antiguo puente de piedra y seguimos a la izquierda por la carretera de Durro durante unos 200 metros, donde tendremos que desviarnos a la derecha y subir el frondoso camino que, entre márgenes de piedra y siempre por dentro del bosque, nos lleva directamente al pueblo de Durro.
En total hemos recorrido 2,4 km y superado un desnivel de 275 metros. A un ritmo normal tardaríamos 1 h 30 min. En familia, y teniendo en cuenta distracciones, fotografías, paradas para comer, beber, etc. se puede tardar unas 3 horas. Las caras de ilusión de los pequeños al llegar al pueblo caminando no tienen precio. Primera etapa superada.
Camino de Barruera a Durro. © Cecilia Lorenzo Iglesia de la Natividad de Durro En el pueblo, lleno de casas de piedra con tejados de pizarra, algunas con magníficos pórticos, se puede visitar el interior de la iglesia románica de la Natividad de Durro . Es toda una experiencia para los niños y niñas escuchar el toque de campanas desde lo alto del campanario. En el centro se puede comer o tomar un refresco en Cal Xoquin , uno de los cafés tradicionales, donde antiguamente se hacía el popular ‘emparejamiento’ por el sorteo de la Nochevieja. Dicen que aquella noche, antes de cena, se cogían dos “barretinas” (gorro típico). En una se ponían papeles con los nombres de los solteros y en otra los de las solteras. Después se aparejaban los nombres y las parejas salían hasta el día de Reyes, el 6 de enero.
Callejeando en Durro. © Cecilia Lorenzo Ermita de Sant Quirc Una vez instalados en alguna de las casas rurales u hostales del pueblo, por la tarde se puede hacer una pequeña caminata de 30 minutos (1,7 km) hasta la diminuta y fotogénica ermita de Sant Quirc , el orgullo de los pocos más de cien habitantes del pueblo. Y lo es por su arquitectura y la localización, en un cerro desde el cual se contempla gran parte del valle.
Ermita de Sant Quirc de Durro. © Cecilia Lorenzo Segundo día. De Durro a Boí La segunda etapa nos lleva de Durro a Boí . La excursión transcurre por el antiguo sendero que comunicaba los pueblos de Durro y Boí, llamado “Camino del Pago ”. En unas dos horas y media a ritmo familiar (1 hora 15 min al ritmo “oficial”) es posible superar los 3,40 km entre bosques y prados de alta montaña y un espectacular talud que deja boquiabiertos a los infantes.
Camino de Durro a Boí. © Cecilia Lorenzo Iglesia de Sant Joan En Boí se puede comer en alguno de sus restaurantes y visitar la iglesia de Sant Joan , que permite subir a su campanario. En su interior destaca el conjunto de pinturas murales con escenas como La lapidación de San Esteban , Los Juglares o El Bestiario . En la última restauración se quiso dar a la iglesia un aspecto lo más similar posible al que debía tener en el siglo XII; con este objetivo se hicieron copias de todos los fragmentos de pintura mural conservados actualmente en Barcelona, en el MNAC (Museu Nacional d’Art de Catalunya). En Boí se puede cenar y dormir en alguno de sus restaurantes, casas rurales y hoteles.
Ruta con niños entre Durro y Boi. © Cecilia Lorenzo Tercer día. De Boí a Taüll Tan solo un kilómetro separa las poblaciones de Boí y Taüll, dos de las más bonitas del valle. Aunque es un sendero que va subiendo (tiene 110 metros de desnivel), no es demasiado cansado y en poco más de una hora se puede recorrer. En Taüll vale la pena quedarse una jornada entera y visitar el pueblo sin prisas, especialmente sus dos iglesias románicas: Santa María y Sant Climent . Es imposible no enamorarse de esta ruta del románico en Vall de Boí con tan magnos exponentes.
Iglesia de Sant Climent En Sant Climent se puede subir a su esbelto campanario de 25 metros de altura y contemplar el interior de la iglesia. Hoy, las pinturas murales que la decoraban cobran vida a gracias a un mapping . A través de una proyección en el ábside es posible ver in situ las pinturas conservadas al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) junto con las pinturas que quedan en la misma iglesia, así como la reproducción de la interpretación del conjunto pictórico completo, tal como debía de ser el año de su consagración, el 1123.
Iglesia de Sant Climent de Taüll. © Cecilia Lorenzo Cuarto día en ruta Vall de Boí. De Taüll a Erill la Vall Despertamos en Taüll para volver a hacer la excursión hasta Boí, hoy de bajada y luego de Boí a Erill la Vall . En media hora caminando por un agradable sendero que atraviesa un bosque de ribera se llega a Erill la Vall , un pueblo donde se pueden visitar la iglesia de Santa Eulàlia y el Centro de Interpretación del Románico del Vall de Boí . Al moverse por esta zona, el viajero tiene la sensación de estar dentro de un parque temático dedicado al románico donde en pocos kilómetros hay espectaculares campanarios desafiando las leyes de la naturaleza.
Dicen que los tres grandes campanarios de Erill, Boí y Taüll fueron construidos siguiendo una imaginaria línea recta, puesto que formaban parte de sistema defensivo del valle. Menos comprobable es la tradición que dice que si prolongamos esta línea hacia el este, llegaría a Roma. ¿Quién sabe?
Frente a la iglesia de Santa Eulàlia, en Erill la Vall. © Cecilia Lorenzo Quinto día. De Erill la Vall a Caldes de Boí Después de dormir en alguna de las casas rurales o hoteles de Erill la Vall, emprendemos el quinto día de marcha. La ruta que va de Erill la Vall a Caldes de Boí es la más exigente y larga de todas, ya que recorre 4,75 km y tiene un desnivel de 200 metros. Es un itinerario señalizado que va siguiendo el río y luego se adentra en el bosque hasta llegar al balneario de Caldes de Boí . Es una recorrido que suele hacerse en 2 horas, pero que en familia puede llevarnos 3 horas y media aproximadamente o un poco más si decidimos darnos algún chapuzón en el río o detenernos a coger fresas silvestres.
Si hace buen tiempo, un baño en el río es casi obligatorio. © Cecilia Lorenzo Dormir en un balneario Una vez en el balneario, que también funciona como hotel, podemos alojarnos en una de sus habitaciones y disfrutar de un merecido premio en el circuito de aguas termales. Este balneario forma parte del Libro Guinness de los Récords por ser “el mayor balneario de España” tanto por su número de fuentes como por su capacidad.
Sendero de Erill la Val a Caldes de Boí. © Cecilia Lorenzo Sexto día en ruta del Vall de Boí. De Caldes de Boí a Barruera La última etapa de ruta del románico en Vall de Boí nos lleva de vuelta al punto de inicio, el pueblo de Barruera. La primera parte transcurre por el mismo camino del día anterior hasta Erill la Vall y la segunda va de Erill la Vall a Barruera siguiendo el camino al borde del río llamado “Camino del agua”. Es un tramo largo, de unos 8 km pero muy llano y agradable, ideal para repasar el viaje por los pueblos del valle y comentar todas las experiencias vividas en familia.
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