Al entrar en Valencia se percibe una agradable sensación de bienestar. Su luz mediterránea, los aromas de las flores, las calles llenas de comercios coquetos y salpicadas por edificios del modernismo valenciano, y el mar. ¿Qué más se puede pedir?
Escultura camino de la Malvarrosa. © Manena Munar Para quien no conozca Valencia, es aconsejable empezar por el Mercado Central y sus aledaños de la Ciudad Vieja. El mercado en sí impresiona por la belleza que encierra su estructura modernista revestida con vidrieras, cristal, hierro y cerámica, que culmina en una cúpula central de 30 metros de altura. Sus vecinos son la Lonja de la Seda , uno de los edificios emblemáticos del gótico civil, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996, y la iglesia de los Santos Juanes o San Juan del Mercado que si bien fue construida gótica, al ser restaurada tras un incendio adquirió su fisonomía barroca. Al entrar en el mercado la boca se hace agua viendo los muchos e impecables puestos de frutas y hortalizas, salmueras, fiambres y hasta de caracoles perfectamente ordenados por categorías y tamaños.
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Cúpula del Mercado Central de Valencia. ©PB Made in Valencia Alrededor del mercado se emplazan tiendas con solera como sombreros Albero que lleva calzando las cabezas de los valencianos desde 1820 u Ollas de Hierro , la más antigua de la ciudad en su ámbito, jactándose de vender desde hace más de dos siglos recipientes donde cocinar sabrosos guisos valencianos. Sin obviar, justo frente al Mercado Central, la espectacular farmacia de la familia Cañizares , famosos por inventar el ungüento Cañizares para combatir las impurezas de la piel. Botica hoy reconvertida en la tienda Original CV, con productos de la Comunidad Valenciana. Revestimiento de madera, quinqués añejos y una serie de enseres como agua de valencia, arroz bomba, cocas, mistelas y demás delicias levantinas hacen de la antigua farmacia un lugar irresistible.
Elisa Peris está al frente del taller de orfebrería Peris Roca. © M.M. El que nombrasen a Valencia en 2022 Capital del Diseño Mundia l no es gratuito. La ciudad ha tenido una particular visión para la belleza desde antaño. No hay más que dar un paseo por sus calles, observando la excelsa combinación de arquitectura, artesanía, tiendas de toda la vida y los más modernos y vanguardistas negocios. Siguiendo por la Ciudad Vieja, se pasa por Peris Roca que lleva generaciones dedicada a la orfebrería y en especial a los aderezos de fallera. Entre peinetas, broches y demás prodigiosos aderezos, se observan diseños modernos y la obra de Elisa Peris, médico de profesión, que decidió hacerse cargo del negocio familiar incorporando su sello personal.
La Postalera (Izq.). © M.Munar Las calles valencianas invitan a pasear, sus distancias son cortas, y rebosan esplendor por cada esquina. A cada paso se presentan edificios de la categoría del Palacio del Marqués de Dos Aguas que alberga el Museo Nacional de Cerámica y de las Artes Suntuarias González Martí y representa la Valencia más barroca con esa espléndida fachada a la que hay que dedicar un tiempo para poder apreciar todo lo que encierra.
Tiendas de cestería, de paelleras y La Postalera que viene a dar otra versión del souvenir con productos genuinamente valencianos en los que predominan la naranja y el limón, postales deliciosas con temática de la ciudad y abanicos, cerámica y detalles Made in Valencia. Un lugar que brilla por su alegría y colorido, donde mandar una postal diferente y así reanudar esta bonita y abandonada costumbre.
En Poppyns también se compra diferente. Bajo la premisa de consumo responsable y sostenible, Poppyns reúne en su diáfano local marcas con diseños atractivos, cómodos y sostenibles. Ecoalf , una de ellas, ayuda a limpiar los océanos confeccionado prendas con lo que el mar devuelve. Camisetas rompedoras, deportivas y vestidos, cuelgan de en un stand cuyo lema reza “Because there is no Planet B ”.
Poppyns. © M. Munar Entrar en la Plaza Redonda es hacerlo en la Valencia añeja. Cuando la construyó Salvador Escrig Melchor en 1840 como receptáculo de pequeños comercios, se situaba prácticamente en el centro geométrico de la ciudad. Hoy recoge puestos entrañables de artesanía valenciana, encajes, bordados, telas o los típicos mandiles de lunarcillos. La tienda de botijos y numerosos bares llenan los bajos de las casas mientras que, colocándose en el centro de la Plaza Redonda, se observa una bonita perspectiva del campanario barroco rococó de Santa Catalina. Y bajando la vista se lee una cita de Blasco Ibáñez haciendo referencia a la plaza en su obra Arroz y Tartana .
Puesto de la Plaza Redonda. © M.Munar Clec Fashion Festival La Ciudad de las Artes y las Ciencias al final del cauce del río Turia, convertido en el Jardín del Turia , el mayor jardín urbano de España, es un Regreso al Futuro . Santiago Calatrava y Diego Candela dieron rienda suelta a su creatividad al diseñar esta futurista ciudad que se ha convertido en un gran atractivo turístico. Revestida por jardines, palmerales, lagos donde juegan los niños metidos en inquietantes y gigantescas burbujas, se emplazan instalaciones como El Oceanográfico , que encierra el acuario más grande de Europa.
El Hemisfèric tiene una pantalla cóncava de 900 m2 y 24,4 m de diámetro y alberga todo tipo de eventos. Uno de los últimos ha sido Clec Fashion Festival en su primera edición. Un adelanto de Valencia Capital Mundial del Diseño 2022 donde los diseñadores emergentes en una oferta revolucionaria, más allá de los desfiles al uso y apoyados por diseñadores célebres, han expuesto sus creaciones durante tres días. Jornadas en las que también se sucedieron interesantes foros como La Nueva Masculinidad.
Dolores Cortés saluda tras el desfile de bañadores. © M. Munar Por la redondeada pasarela del Hemisfèric circularon los bañadores con estampados únicos de Dolores Cortés, los vestidos de noche (la elegancia en estado puro) de Isabel Sanchís y los frescos y tranquilizadores corazones de Agatha Ruiz de la Prada. Estos corazones poco antes habían alegrado los platos cocinados por el chef estrella Michelin de origen alemán Bernd Knöller para el showcooking en el que también participó la hija de Ágatha, Cósima Ramírez.
La diseñadora Isabel Sanchís y su hija Paula Maiques muestran sus creaciones. © M.Munar También salieron a la pasarela los diseños de Dominnico, que tanto le gustan a Rosalía, y la noche terminó con el desfile, muy español, de Francis Montesinos acompañado por la danza de Nacho Duato. La presencia del famoso modisto apadrina de forma figurada a jóvenes promesas como 404 Studio, Fashionart, Siamo Studio, entre otros. El capítulo gastronómico cuenta con algunas estrellas Michelin, entre ellas las de María José Martínez de Lienzo o Nacho Romero de Kaymus. El punto musical lo ponen DJs como Pepino Marino, Cósima Ramírez, Toxicosmos o Cero en Conducta.
Pedaleando hacia la Malvarrosa Saliendo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias en ruta hacia el mar, se camina en paralelo a los numerosos ciclistas que pedalean en perfecta armonía por los bien pensados carriles-bici con los que cuenta Valencia, hasta llegar a la Malvarrosa. Su solo nombre alude a un lugar que a la fuerza tiene que ser bello, y lo es. Una amplia playa bordea el mediterráneo mientras aromas seductores se escapan del centenario La Pepica y demás restaurantes playeros, augurando un día de sol y baño, coronado por una paella de caracoles, alcachofas o marinera.
La Malvarrosa y sus restaurantes playeros. © M. Munar Aún en la Malvarrosa, se presenta Las Arenas Balneario Resort. Un cinco estrellas de la cadena Santos que, situado en lo que fue un antiguo balneario de finales del siglo XIX, se ha convertido en un hotel espectacular, con spa de lujo, vistas al mar y a dos pasos de El Cabanyal, el Real Club Náutico y la Marina de Valencia.
El barrio marinero de El Cabanyal Al barrio marinero de El Cabanyal (o Cabañal) lo visten coloridas casas de un modernismo sencillo, entrañable, más modesto que el de los grandes palacios del centro de la urbe, donde sobresalen azulejos y encantadores detalles en las verjas, balaustradas, puertas y ventanas.
No es de extrañar que el pintor Joaquín Sorolla caminara por sus calles en busca de inspiración.
De hecho, pasó muchos veranos en una de las casas de El Cabanyal donde pintó bueyes que arrastraban las redes de los pescadores, mujeres paseando por la Malvarrosa, la luz del Mediterráneo… Fue vecino y amigo del gran escritor Blasco Ibáñez con quien paseaba por la Malvarrosa. Uno con el pincel y el otro con la pluma, ambos volcaron su arte en la dura vida de los pescadores levantinos. El que fue el hogar de Blasco Ibáñez, en su querida playa, hoy acoge el museo que lleva su nombre.
Coloridas y modernistas casas del barrio marinero de El Cabanyal. © M.Munar El Cabanyal se ha convertido en un barrio de moda. Sus casas son idóneas para albergar museos como el de la Semana Santa Marinera y del Arroz. La Fábrica de Hielo es un espacio ecléctico fundado en 2014 para la difusión artística de forma sostenible, donde también se puede degustar producto local, con víveres comprados en su vecino, el histórico Mercado del Cabanyal .
En la gastro-librería La Batisfera se encuentran libros en inglés y español, y comida vegetariana. Cuerdas y Redes tiene todo lo relacionado con el mundo marinero. Otros de los ineludibles del barrio es Mercabanyal , un proyecto de José Miralles fundador del grupo Brassa, donde gente de todas las edades comparten el solar alegre y florido de 1.200 m2 salpicado por terrazas y rincones divididos en El Bar, La Freiduría, Los Ultramarinos, La Paraeta y Pizza Lab, y donde pasan un rato estupendo en el corazón de un barrio que sigue guardando su personalidad tradicional. No te pierdas un vistazo al Teatro de Marionetas y una horchata con sus fartons en Horchatería Tío Pepe , antes de dejar el pintoresco barrio de El Cabanyal.
Mercabanyal. © M. Munar Guía práctica de Valencia Cómo llegar
Quien vaya desde Madrid, el AVE tarda una hora y media en llegar a la estación Joaquín Sorolla Sorolla situada en el centro de la ciudad.
Dónde dormir en Valencia
Un lugar más que aconsejable para hospedarse y disfrutar de cocina de primera, es el Hotel Palacio Vallier de cinco estrellas perteneciente a la cadena valenciana MyR hotels. Sito en la Plaza de Manises, con decoración barroca y detalles Art decó , su restaurante ofrece cocina estacional de la mano de Alberto Lluch. Al Lladró Lounge Bar le decoran piezas de la famosa firma valenciana de la que toma su nombre. La Suite Lladró tiene 52 m2, matizados por rosetones, molduras, techos artesanados y una espectacular chimenea. El hotel tiene una terraza con vistas a la Plaza de la Virgen y a las Torres de Serranos.
Otra de las muchas opciones de la ciudad es el AC Hotel Valencia, en la Avenida de Francia. Es una magnífica opción, cómoda y agradable, a dos pasos de La Ciudad de las Artes y las Ciencias por un lado, y de la playa de la Malvarrosa y El Cabanyal por el otro.
Dónde comer
Casa Guillermo en pleno Cabanyal, es un restaurante con una decoración envolvente, famoso desde 1957 por sus anchoas y las famosas clochinas valencianas, tapeo y buena bodega.
Casa Carmela cocina desde 1922 su exquisita paella al fuego de la leña de naranjo, a la vera de la Malvarrosa.
Información
Turismo de Valencia .