Más allá de las Fallas y la célebre paella, Valencia merece ser conocida a fondo. Esta ciudad mediterránea fundada por los romanos en el siglo II a.C. conserva un importantísimo patrimonio artístico que ha ido almacenando a lo largo de la Historia. Te invitamos en este artículo a hacer una ruta enlazando las 15 visitas imprescindibles en Valencia, una ciudad que también sabe mirar al futuro.
Vista de Valencia desde las Torres de Serranos. Hospitalaria, abierta, dinámica, vanguardista y siempre mirando al mar, Valencia acoge al viajero con los brazos abiertos, deseosa de mostrar todos sus encantos a quien se aproxime a su territorio. Por eso, y porque son muchos sus atractivos, vamos a trazar una ruta por los 15 lugares imprescindibles que ver en Valencia.
En esa lista aparecen espacios tan significativos en la ciudad como la Lonja de la Seda, el Palau de la Generalitat, las torres de Serranos, el Mercado Central o la iglesia de los Santos Juanes. Es el corazón de la ciudad, que también abarca la plaza de la Reina, la Catedral y su torre del Micalet o el Museo de Cerámica. Pero la ciudad se extiende por el antiguo cauce del Turia, las torres de Quart y el IVAM, el gran museo de arte contemporáneo de Valencia. Pero vamos a ir degustando todos estos tesoros poco a poco. Uno a uno.
Ciudad de las Artes. 15 lugares esenciales que ver en Valencia Los atractivos monumentales y naturales de Valencia son tantos que el viajero puede adentrarse en la Historia a través de ellos. Hay una Valencia romana y una Valencia árabe, pero la ciudad transmite también vanguardia y ganas de mirar al futuro, eso sí, poniendo en valor lo que ha ido atesorando a lo largo de los siglos. Enumeramos aquí las visitas que no te puedes perder y por qué.
Edificios significativos La Lonja de la Seda También conocida como “de los Mercaderes”, es una auténtica joya del gótico civil. No en vano está catalogada, desde 1996, como Patrimonio Mundial de la Unesco. Fue construida entre 1482 y 1498 y aquí se desarrollaba, en esa época, la vida social y comercial de la ciudad. Era el escenario de los tratos, de las subastas, de las fiestas y de las reuniones importantes. Albergaba en sus dependencias también un tribunal mercantil, conocido como Consolat del Mar, y una especie de banco denominado Taula de Canvis i Depósits. En el interior de la Lonja llama la atención, por su espectacularidad y belleza, el Salón Columnario.
Lonja de la Seda. Mercado Central Es un ejemplo espléndido del modernismo de principios del siglo XX. Es bastante grande, pues ocupa una superficie aproximada de 8.000 metros cuadrados, que fueron construidos entre 1915 y 1928. Su interior está iluminado a través de grandes claraboyas y ventanales y las cubiertas están sujetas por altas columnas de hierro forjado. No olvides fijarte en la gran cúpula octogonal y disfrutar del ambiente colorido del mercado, porque es un reflejo de la riqueza que producen las huertas valencianas. Es un monumento vivo que hay que visitar cualquier día laborable por la mañana.
Entrada del Mercado Central. Torres de Serranos Es otro de los tesoros góticos de los que presumen, y con razón, los valencianos. Conviene mirarlas desde distinto ángulo, ya que la perspectiva de este singular monumento cambia y mucho. Construidas en el siglo XIV, están consideradas como un arco triunfal, a pesar de que se levantaron como un elemento defensivo de la ciudad en un momento que estaba completamente amurallada. Son dos torres gemelas, de planta poligonal, y varios pisos que miran hacia el casco antiguo. Están almenadas y tienen un exuberante decoración exterior que contrasta con la solidez de su piedra de sillería.
Torres de Serranos. Plaza de la Reina La plaza de la Reina es una de las más representativas de Valencia y a ella se asoman el Micalet y la fachada sur de la catedral. A la izquierda, tenemos la calle de la Paz, plagada de edificios de principios del silgo XX de estilo modernista. Y a la izquierda, la torre de Santa Catalina, del siglo XVII, de estilo barroco, ubicada junto a deliciosas horchaterías. Hay quien dice que la torre-campanario del Micalet , de estilo gótico y con más de 50 metros de altura, es el símbolo por antonomasia de Valencia. Por cierto, se aconseja subir a su mirador o terraza para ver el perfil de la ciudad desde sus tejados.
Plaza de la Reina. Catedral de Valencia Como muchas otras catedrales, la de Valencia reúne varios estilos sucesivos en su construcción, aunque la estructura del templo es gótica, pues comenzó a levantarse en 1262. No hay que perderse la capilla del Santo Cáliz , una auténtica joya del arte gótico, del siglo XIV, donde se halla el Santo Grial que, según la leyenda, corresponde al cáliz usado por Jesús en la Última Cena; el cimborrio, que proporciona gran luminosidad al altar mayor; el púlpito gótico donde predicaba San Vicente Ferrer; y la Puerta de los Apóstoles, sobre la que hay un gran rosetón con la estrella de David. En esta puerta se reúne todos los jueves a mediodía el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia.
Capilla del Santo Cáliz de la catedral de Valencia. Museos imprescindibles en Valencia Museo Nacional de Cerámica Es uno de los museos más célebres de Valencia. Todo el edificio en conjunto tiene interés arquitectónico, pero sobresale su portada de alabastro obra del escultor Vergara, aunque el diseño es de Hipólito Rovira. Aquí se almacenan importantísimas colecciones de cerámica de Paterna, Manises, Alcora, Sevilla, Talavera, Córdoba, Teruel, etc., así como muebles, esculturas, una cocina tradicional valenciana y tres carrozas que pertenecieron a la familia propietaria del palacio, los marqueses de Dos Aguas.
Sala del Museo Nacional de Cerámica. Museo Histórico Municipal Se encuentra en el interior del Ayuntamiento de Valencia, al que se accede por una gran portada enmarcada entre columnas. Merece la pena entrar en la sede del consistorio porque en su interior hay esculturas de Mariano Benlliure y tiene una impresionante escalera de honor de mármol blanco de estilo neoclásico. El Museo Histórico Municipal permite seguir la evolución de la ciudad de Valencia a través de planos, grabados, escudos, banderas e incunables.
Entrada al Museo Histórico Municipal. Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) Con la vista puesta sobre el río Turia, el IVAM es el gran museo de arte contemporáneo de Valencia. Inaugurado en 1988, tiene una colección permanente con obras de los más importantes artistas valencianos del siglo XX (Sorolla, Pinazo o Lozano, por ejemplo) y otras de autores de reconocido prestigio, tanto nacionales como internacionales. Destaca el fondo artístico de Julio González (1876-1942), integrado por unas 360 obras, entre esculturas y trabajos de orfebrería.
Instituto Valenciano de Arte Moderno. Museo de Bellas Artes Ubicado en el Palacio de San Pío V, en un edificio barroco del siglo XVII, es un destino importante en Valencia para los amantes del arte en general, ya que estamos ante una de las grandes pinacotecas de España. En su interior, tienen una gran importancia las colecciones de “primitivos” (artistas comprendidos entre los siglos XIV y XVI) que ponen de manifiesto el esplendor de la ciudad durante la Edad Media. Hay obras maestras de Juan de Juanes, Ribalta, Ribera, El Greco, Velázquez, Murillo, Goya y El Bosco, entre otros.
Museo de Bellas Artes. Museo Fallero Es realmente curioso, porque está dedicado a una de las principales fiestas de Valencia, las Fallas, que se celebran cada 19 de marzo, coincidiendo con la festividad de San José. Aquí se conservan los ninots (esculturas) indultados del fuego desde 1934 hasta hoy. Y si tienes interés en profundizar en el universo fallas, puedes dirigir tus pasos hasta la Ciudad del Artista Fallero , un espacio repleto de talleres donde se crean las monumentales figuras que, después, acaban devoradas por el fuego.
Museo Fallero. La Ciudad de las Artes y las Ciencias Palau de les Arts Forma parte de la ultramoderna Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y es, seguramente, el edificio más arriesgado del arquitecto Santiago Calatrava. Se trata de una gran estructura concebida para representaciones de ópera y funciones de teatro y danza cuyo espectacular aspecto recuerda el de un barco. A su lado se halla el edificio de L’Hemisfèric, un gran caparazón que proyecta documentales en su pantalla cóncava y que, además de emerger de un estanque, simula ser un ojo humano.
Palau de les Arts. Museo de las Ciencias Príncipe Felipe Es otro de los grandes iconos de la moderna Ciudad de las Artes y las Ciencias. Inaugurado en el año 2000, su objetivo es divulgar los secretos de la ciencia y la tecnología desde la diversión y el entretenimiento, pero sin renunciar al rigor científico. El museo consta de cuatro plantas con una superficie de 42.000 metros cuadrados. Una de sus dos cubiertas, la que mira al río, aparece inclinada y en su interior hay una serie de plataformas de hormigón blanco que acaban en un gran mirador volado que se asoma hasta la orilla del antiguo cauce del Turia. En la planta baja se encuentra el Auditorio, con capacidad para unas 300 personas.
Actividades en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe. L’Oceanogràfic Obra del arquitecto Félix Candela, representa un viaje no solo al fondo del mar, sino también de lagos y lagunas. En realidad, es el túnel submarino más largo de Europa y permite al visitante darse un paseo bajo los dientes amenazantes de los tiburones o conocer a la única familia de ballenas beluga de Europa. L’Oceanogràfic también muestra los ecosistemas marinos más importantes del mundo. Toda una experiencia, especialmente para los más pequeños.
L’Oceanogràfic. Espacios abiertos Jardín del Turia En el año 1986, el antiguo cauce del río Turia se convirtió en uno de los parques naturales urbanos más grandes de España, después de que una riada obligara a desviar el río. Se trata de un espacio verde de más de 9 kilómetros por el que se puede pasear y que es muy frecuentado por familias que lo recorren entre palmeras y naranjos, fuentes y pinos, estanques y pistas deportivas. En el recorrido, merece la pena pararse en el Gulliver, un parque de toboganes en el que los niños parecen liliputienses que trepan por esta figura de 70 metros de longitud. El Jardín del Turia, coronado por 18 puentes de diferentes épocas y estilos, es también un lugar ideal para los amantes de la bicicleta y el “running”.
Jardín del Turia. Playa de la Malvarrosa Es el arenal urbano de Valencia y el más conocido gracias a la novela de Manuel Vicent Tranvía a la Malvarrosa que, después, fue llevada al cine por José Luis García Sánchez. Junto con la del Cabanyal, es la más concurrida de la ciudad. Se trata de una playa amplia y abierta de arena dorada que siempre está animada. En el pasado se utilizó para el desembarco de la pesca y después fue el lugar de vacaciones de la burguesía valenciana y, entre sus ilustres veraneantes, figuraban Sorolla y Blasco Ibáñez. Una curiosidad: la playa debe su nombre a una antigua plantación de hierbas aromáticas y malvas rosáceas.
Playa de la Malvarrosa. Fotografías cedidas por Visit Valencia.
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