La Musicoterapia utiliza la música para conseguir objetivos no musicales. Mover emociones, subir la autoestima o aumentar la confianza en uno mismo son algunos de los beneficios del encuentro entre el ser humano y la música. No cura enfermedades per se , pero proporciona alivio espiritual. Esta terapia complementaria sin efectos secundarios tiene cabida en el ámbito sanitario, donde se trabaja en equipos interdisciplinares. Musicoterapia, una terapia con múltiples beneficios. © James Park .
“Estamos aquí para ayudar a las personas, para crear salud, para acompañar”, decía Javier Alcántara, músico de jazz y musicoterapeuta, en el webinar “Hablemos de música” organizado por el Proyecto Humanizando Los Cuidados Intensivos, HUCI. La musicoterapia utiliza la música para conseguir objetivos no musicales. No se trata solamente de poner música, sino de “valernos de sus elementos para restaurar la salud”.
El enorme potencial de la belleza y la música para sanar convierten la musicoterapia en “uno de los recursos más potentes que tenemos a mano para mantener el equilibrio en nuestras vidas” en opinión de Salvador Casado, médico autor del blog “La consulta del Dr. Casado”. Mover emociones, subir la autoestima o aumentar la confianza en uno mismo son algunos de sus beneficios. Aunque no cure la enfermedad, la musicoterapia proporciona alivio espiritual.
Musicoterapeutas, los psicólogos del alma La Musicoterapia es una profesión terapéutica que utiliza la música como herramienta o medio de expresión para iniciar un cambio o proceso de crecimiento que conduce al bienestar personal, la adaptación social y la integración de las distintas dimensiones del ser humano: física, psíquica y espiritual. Definiendo musicoterapia , el libro de Kenneth Bruscia, recoge más de 45 definiciones y la Asociación Americana de Musicoterapia la define como el “uso clínico y basado en la evidencia de las intervenciones de la música para lograr metas individuales” dentro de una relación terapéutica con un profesional acreditado que ha cursado un programa oficial de Musicoterapia.
Una terapia sin efectos secundarios negativos. © Alp Ancel Se trata de una terapia complementaria a la farmacológica, de bajo coste y sin efectos secundarios . En España, su utilización y aplicación debe ser siempre llevada a cabo por personal experimentado y existe formación regulada en postgrados universitarios, aunque el musicoterapeuta no tiene por qué tener formación sanitaria especializada ni la suya es una profesión sanitaria. Para Pau Gimeno, Profesor en la Universitat de Barcelona, “La profesión de musicoterapeuta es de servicio”. Tampoco todos los musicoterapeutas son músicos.
“Somos como los psicólogos del alma, porque con la música se llega mucho más allá, abrimos un espacio”, explica la musicoterapeuta Conxita Bentz . Para el paciente, el musicoterapeuta es una figura de referencia en el binomio enfermedad-salud, por eso es importante que la intervención se lleve a cabo por una persona con la cualificación necesaria. “El ser humano es una entidad multidimensional y la música también lo es desde su dimensión física, emocional, social y espiritual”, recuerda Camino Bengoechea, musicoterapeuta en HM Hospitales .
A través del sonido se mueven las emociones. @ Josephine Bevan En Musicoterapia “has de conocer la psicología de la persona” En Musicoterapia, la música se utiliza dentro de la relación terapéutica para hacer frente a las necesidades físicas, emocionales, cognitivas y sociales de los individuos. Tiene que haber una relación, un objetivo terapéutico. A través de una participación musical en ese contexto terapéutico, la capacidad de los pacientes se fortalece y se transfiere a otras áreas de sus vidas. “Con la música estudiamos la psicología de la persona, porque a través del sonido promueves unas emociones u otras, según cadencias, acordes, tonalidades… por eso has de conocer mucho la psicología de la persona”, explica Conxita Bentz. Esta profesional celebra cómo cada vez se investiga más el efecto de la música en el cerebro , “cómo cambia los estados, las emociones, cómo ayuda en la recuperación” de la enfermedad…
Para ella, la musicoterapia es una ciencia que además, complementa otras terapias. En los últimos años, profesionales de la musicoterapia la han sistematizado para dar evidencia científica a los resultados que tienen en su práctica diaria. Para Pau Gimeno, lo más importante de la investigación es “que los musicoterapeutas entramos en juego con fundamento de lo que estamos haciendo”. Numerosas universidades en Europa tienen ya doctorados en Musicoterapia y en España existe una apuesta por la profesionalización de la musicoterapia desde las asociaciones profesionales.
La musicoterapia complementa otras terapias. © Vidar Nordii Mathisen El encuentro entre el ser humano y la música “Tal vez lo más importante para entender lo que es la musicoterapia es entender que es el encuentro que se produce entre el ser humano y la música”, asegura Camino Bengoechea. La musicoterapia es una manera de conectar, de comunicarse y, si es posible, entenderse y comprenderse . Como musicoterapeutas debemos ser muy buenos conocedores de lo que es el ser humano y del infinito de posibilidades que supone la música como lenguaje y como arte”.
En la musicoterapia, las fuentes productoras de sonido principales son la voz, los instrumentos musicales, sonidos ambientales y música grabada.
“Los musicoterapeutas utilizamos silencio, ruido, sonido y música. Cantamos, tocamos, creamos canciones, recreamos sitios y estados mentales”, explican Carla Navarro y María Martínez-Gil, musicoterapeutas de la Asociación Porque Viven. “Tenemos que saber qué instrumentos usar para lo que queremos escuchar. Las melodías, los ritmos, instrumentación… todo depende de lo que necesite en la terapia y en función de ellos se arreglan las músicas”, explica Conxita Bentz. Se trata de un “camino para abrir, a veces se pone música y otras no, pero la musicoterapia abarca el silencio, la armonía, el sonido, las formas musicales…”
Para beneficiarse de la musicoterapia no hace falta disponer de grandes habilidades musicales. © Rukma Pratista Lo importante es que para beneficiarse de la musicoterapia no hace falta disponer de habilidades musicales especiales. Tampoco quien la recibe tiene por qué saber música. La musicoterapeuta Conxita Bentz cree que es mejor así, porque la persona no estará influenciada. “Que la gente no piense que es poner música para relajar, sino que cada persona y cada patología necesita su música adecuada al momento y a sus necesidades. Todo tipo de música vale siempre y cuando se arregle en función de las necesidades de la terapia, adecuada a la persona”. Y es que la música no es inocua: “hay que tener mucho cuidado con eso y conocer el trabajo del musicoterapeuta”, alerta Javier Alcántara.
Musicoterapia y salud, un trabajo interdisciplinar Las distintas fases de la enfermedad requieren planteamientos e intervenciones diferentes. No es lo mismo trabajar con pacientes terminales que con aquellos a quienes acaban de diagnosticar un cáncer, por ejemplo.
En ocasiones los pacientes recibirán la música de manera pasiva a través de la relajación, la escucha o el viaje sonoro pero en la mayoría de los casos, cuando la enfermedad lo permite, participan de manera activa, improvisando, tocando, cantando, componiendo…
En la Asociación Catalana de Parkinson, en la que Conxita Bentz ha trabajado desde 2003, se utilizan todos los elementos de la música para que los enfermos expresen sus emociones y puedan manipular objetos en su vida cotidiana, que vean que pueden controlar, a través del ritmo y de tocar instrumentos adecuados a cada situación.
Escuchar música también forma parte de la terapia. © Engin Akyurt En el ámbito de la salud se trabaja en equipos interdisciplinares, en colaboración con el equipo médico. “Hay que saber lo que haces y conocer la historia médica y musical de cada persona para adaptar la música a sus necesidades, porque si no puede ser contraproducente”, recuerda Conxita Bentz. También es muy importante el trabajo con la familia de los pacientes, que forma parte de muchas de las sesiones musicales. Es prioritario “procurar que tengan su espacio, que no se sientan distintos sino integrados”.
Se trabajan sus sentimientos frente a la muerte, reduciendo la ansiedad y la depresión y fomentando la actitud positiva. “Este carácter positivo y lúdico es inherente a la propia música”, explica. “En nuestras sesiones de musicoterapia las risas son frecuentes, a pesar de las situaciones de dificultad en las que se desarrollan. Esos momentos alivian el sufrimiento, facilitan la aceptación de la enfermedad y mejoran la calidad de vida” de los pacientes y sus familiares. Se trata de acompañarlos, en definitiva. Y es que en el sistema sanitario hay cabida para la música y la musicoterapia, como quedó de manifiesto en el webinar del Proyecto HUCI, “Hablemos de música”.
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