La desembocadura del Ebro nos zambulle en un paisaje deltaico de arena y agua donde se cosecha arroz entre pueblos crecidos de su cultivo y del comercio fluvial. Nos embarcamos para ver al río desaparecer en el mar, mientras nos rodean cientos de aves en el humedal más extenso de Cataluña. Viajamos a Tierras del Ebro/Terres de l’Ebre para vivir experiencias emocionantes. Granja de ostras y mejillones de L’Avi Agustí en Sant Carles de la Rápita. .
El extenso delta fluvial en forma de flecha con el que el Ebro se entrega al Mediterráneo es, en estos últimos meses del año, un paisaje laborioso de arrozales donde los agricultores se afanan recogiendo los últimos granos del cereal. Por la playa, mirando hacia la ribera o a las islas y bahías junto al Delta del Ebro, recorriendo los senderos o llevadas por la corriente os desvelamos 7 encantos de Terres de l’Ebre (Tierras del Ebro) . Esta tierra firme, que rodea a un río a punto de hacerse a la mar, es capaz de atraer al 10% de las aves que pasan el invierno en la Península.
El Fangar, un faro con perspectivas A primera vista resulta inabarcable la zona húmeda más grande de Cataluña por su extensión y ausencia de desniveles. Caminemos hasta la Punta del Fangar , con su faro y el mirador, para abarcar la porción más septentrional del Delta del Ebro. Sol y arena están presente en las dunas más valiosas del Mediterráneo, un valor que aportan sus plantas y las aves que nidifican en la arena. Recorremos 4 kilómetros, atravesando las playas de la Marquesa y del Fangar , hasta el faro. La más norteña, la playa del Delta del Ebro, cierra la bahía que, en la orilla opuesta, es contorneada por los arrozales de la localidad de Deltebre .
Península del Fangar. Bahía de Els Alfacs, flamencos y ostras en el Delta del Ebro Hacia el sur son Amposta y Sant Carles de la Ràpita la puerta de entrada a la bahía que mira a la flecha deltaica meridional. Después de pasar por el refugio de flamencos y aves acuáticas que son las Salinas de la Trinitat y la frágil barra arenosa de playa del Trabucador se alcanza la Punta de la Banya . Con su faro siempre presente, es un territorio protegido y en constante cambio por estar abiertamente sometido al oleaje y a temporales. Tierra adentro, la bahía de Els Alfacs es un paraíso para las aves ya que sus aguas son un magnífico refugio invernal.
Al estar protegidas las aguas de la bahía de Els Alfacs resultan ideales para que crezcan ostras y mejillones.
Ostras de L’Avi Agustí, en el Delta del Ebro. Pero ha llegado el momento de hacer una ruta marinera navegando hacia un marisco de lujo que cataremos en l’Avi Agustí con una copa de cava en la mano, sobre las mismas estructuras de madera de las que cuelgan las hileras de mejillones y ostras ancladas al somero fondo arenoso de la bahía.
Canales de Casa de Fusta, en el Parque Natural Delta del Ebro. Encanyssada, laguna a la vista La Encanyssada es la mayor y más emblemática laguna de las siete del Parque Natural Delta del Ebro, como comprobaremos al entrar a la Casa de Fusta . Esta antigua vivienda de cazadores de patos ha sido reconvertida en centro de información. En ella se informa de la infinidad de aves que acuden al Delta para descansar en ruta migratoria o refugiándose de los rigores invernales. Abarca las enormes dimensiones de la balsa subiendo a la torre de observación frente a la casa. También es recomendable catar los arroces, esos que estos días vemos recogiendo a los agricultores locales.
Restaurante L’Estany, en Tierras del Ebro. Las infinitas combinaciones arroceras del saber culinario deltaico despiertan apetito con las recetas del restaurante Casa de Fusta . Después, para bajar la comida, un paseo en piragua o en carro nos llevan por agua o caminos por el corazón del Delta. Lo más divertido es perchar, al estilo tradicional, en barca de madera o pontona con la que se transportaba el arroz.
Salicornia de la laguna de la Tancada. Laguna de la Tancada, otoño en rojo En el Delta no hay bosques otoñales pero sí salicornia, planta de un intenso color rojizo brillante durante estos meses. Sus matorrales crean uno de los más valiosos enclaves para la vida natural. Conocida como el espárrago de mar, la gran concentración de sal que acumula en sus suculentos tallos fue de gran valor para la obtención de sosa con la que elaborar jabones . Cruda o como decoración culinaria va ganando espacio en la cocina. Para encontrarla en una gran extensión, vamos desde Poble Nou a la laguna de la Tancada . La zona sur de esta laguna está cubierta de un rojo salicornia intenso, donde se hallaban las antiguas salinas de Sant Antoni .
Al paso, disfruta del tono rosado de las aguas, son grandes concentraciones de flamencos. Si necesitas orientación para distinguir entre las gaviotas, patos y otras aves acuáticas al pie de la laguna visita Món Natura . Además, conocerás el arte de extraer la sal y la pesca tradicional; y, a la vez, obtendrás una perspectiva de la Punta de la Banya y la bahía de Els Alfacs desde su extraordinario observatorio.
Navegando por el Delta del Ebro. Adiós río, isla de Buda Disfrutamos de los últimos kilómetros del río embarcadas en dirección a la bocana o gola de Sorrapa , la desembocadura del río desde hace un siglo. Hacia el sur, la isla de Buda entre el río y el litoral. Junto a arrozales divisamos el puerto de Deltebre , el montículo de las Vírgenes, la arenosa isla de Sant Antoni y junto al mirador del Zigurat , también conocido como Torre de Babel y el punto más alto del Delta, distinguimos un rincón muy del agrado de las aves, El Garxal . Es el punto donde nos situamos frente al horizonte marítimo y el lugar donde el río más largo de la península Ibérica desemboca tras haber recorrido 930 kilómetros.
Whimbrel (Numenius phaeopus ) en Tierras del Ebro. Arroz amigo de los pájaros La renaturalización del humedal y la protección de las aves que frecuentan el Delta han encontrado en el cultivo del arroz un gran aliado. Así, la agricultura se hace amiga de los pájaros gracias al arroz Riet Vell , donde la agricultura ecológica y la conservación de la naturaleza fomentan el desarrollo rural y el ecoturismo. En sus arrozales no hay productos biocidas y los abonos son orgánicos. Por el contrario, es la biodiversidad del Delta la que dispone, en la reserva natural, de un agua excelente y un magnífico entorno paisajístico. De este modo se mejora la calidad ambiental, el futuro de las aves y la vida de los habitantes del Delta.
Finca de arroz ecológico Riet Vell. Río arriba hasta Tortosa Emprender el camino de vuelta sin alejarse del río es navegar a contracorriente, como el esturión europeo, la anguila, la lamprea y la saboga que retornan gracias a un río vivo y sin barreras. Desarrollan su vida entre el mar y el río, y su retorno es el mejor símbolo del carácter viajero que siempre tuvo el cauce fluvial. Así llegamos a Tortosa , entrando por el portal del Romeu , y ante la escultura de Santiago Apóstol, sentimos la llamada compostelana al ver el comienzo del camino de Sant Jaume de L’Ebre .
Portal del Romeu, en Tortosa. El puerto de Tortosa acogía a los peregrinos marítimos del Mediterráneo en ruta hasta enlazar con el camino francés en Logroño. Dos mil años de existencia hacen de la histórica capital del Ebro una buena razón para callejear, disfrutar con sus edificios renacentistas y modernistas y acabar entre baluartes y murallas asomados desde el castillo de la Suda sobre la ciudad que abraza al gran río que le dio la vida.
Más información y preguntas frecuentes ¿Dónde está Terres de l’Ebre/ Tierras del Ebro? Bajo esta denominación se conoce el territorio formado por 4 comarcas de Tarragona: Montsià, Baix Ebre, Terra Alta y la Ribera de Ebro (2 son costeras y otras 2 de interior). Al norte limita con Lleida y al sur con el Maestrat (Aragón y Valencia).
¿Cómo llegar a Terres de l’Ebre/ Tierras del Ebro? Este destino turístico se sitúa a 80 km de Costa Dorada y a 190 de Barcelona. Tanto si llegas desde la ciudad condal como desde Valencia, la N340 o la AP7 te dejarán en el Delta del Ebro.
¿Qué se puede hacer en Terres de l’Ebre/ Tierras del Ebro? Esta zona se presta al turismo rural y de naturaleza, a disfrutar navegando y a la observación de aves.
¿Qué se puede ver o hacer en Tortosa? En Tortosa hay 10 visitas o actividades imprescindibles: navegar por el Ebro, visitar la Catedral, gozar de la arquitectura renacentista, practicar piragua o montar a caballo, descubrir la huella modernista, pasear por la Vía Verde, conocer las fortificaciones y el refugio antiaéreo de la guerra civil, conocer la judería y degustar los sabores de la zona.
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