La obra de Piet Mondrian será la protagonista del Museo Reina Sofía de Madrid hasta marzo de 2021. Este artista holandés realizó un gran viaje desde el realismo de sus comienzos hasta la pura abstracción de la línea. ‘New York City’ de Mondrian. © J.Cortés/ R. Lores. Archivo Museo Reina Sofia Junto con Pablo Picasso, Piet Mondrian (Amersfoort, Países Bajos, 1872 – Nueva York, 1944) es la gran figura de referencia de la Modernidad. Al menos, así lo considera el comisario de la exposición ‘Mondrian y De Stijl’ que se ha inaugurado en el Museo Reina Sofía. Allí podrás contemplar 95 obras, de las que 35 son de Mondrian y el resto, de artistas coetáneos del movimiento De Stijl. También hay fotografías, correspondencia, catálogos y ejemplares de la revista “De Stijl”. A través de esta publicación se comunicaban y se alimentaba este movimiento, del que formaba parte Mondrian, que quería superar el tradicional provincianismo holandés. La muestra se puede visitar hasta el 1 de marzo de 2021.
¿Qué particularidades tenía este singular movimiento que iba a marcar el rumbo del arte abstracto geométrico internacional desde los Países Bajos? Su objetivo principal era derribar las fronteras entre las disciplinas artísticas y rebasar los límites tradicionales del espacio pictórico. Y para perseguirlo, el artista Theo van Doesburg propuso fundar una revista, “De Stijl” (El Estilo), que sirviera como cauce de estas innovadoras ideas. El primer número salió en 1917 y hasta 1931 la publicación fue dando cuenta de los caminos por donde iba transitando el arte abstracto.
Reconstrucción de un dormitorio infantil del hogar de la familia Bruynzeel. De Vilmos Huszár y Pieter Jan C.K. ©Archivo Reina Sofía “Un héroe en las artes visuales” Esta exposición, que se enmarca dentro de la conmemoración del 30 aniversario del Museo Reina Sofía , pone el foco, en cualquier caso, en la trayectoria y la enorme influencia de Mondrian, a quien el comisario, Hans Janssen, califica como “un héroe en las artes visuales”.
Las primeras salas, de las nueve de las que consta la muestra, están dedicadas a los pasos iniciales de Mondrian. Hay que decir que el artista holandés expuso sus cuadros por primera vez con apenas 20 años, antes incluso de entrar en la Escuela de Bellas Artes de Ámsterdam. Eran bodegones y paisajes holandeses que, eso sí, le permitieron adquirir una gran destreza pictórica. Se pueden admirar piezas como ‘Naturaleza muerta con naranjas’ (1900) o ‘Tarde en el Weesperzijde’ (1901-1902), unos óleos a partir de los cuales comenzó un viaje experimental en el que fue incorporando, poco a poco, influencias de movimientos como el puntillismo, el fauvismo o el cubismo.
‘Naturaleza muerta con naranjas’ y ‘Composición B’, de Mondrian. © Mondrian/Holtzman Trust En busca de “la belleza universal” Más adelante, el Reina Sofía muestra trabajos como ‘Noche de verano’ (1906-07) o ‘Paisaje grande’ (1907-08) a través de los que se descubre a un artista que cree en el progreso y en un mundo que puede ser mejorado a través del arte. Unas obras que Mondrian tuvo la oportunidad de exhibir ya en 1909 en el prestigioso museo Stedelijk de Ámsterdam, antes de viajar a París en 1911 en busca de lo que él llamaba “la belleza universal”.
Su concepción del arte se modificó de una manera tan radical que llegó a escribir que “en el arte plástico, la realidad sólo puede expresarse a través del equilibrio dinámico de la forma y el color, y los medios puros ofrecen la forma más eficaz de conseguirlo”. Nacía entonces, según el comisario de la exposición, un nuevo lenguaje plástico que después sería bautizado como “neoplasticismo” o “el arte de De Stijl” y que apelaba directamente a las emociones. Y estos principios de la abstracción que aplicaban a la pintura y la escultura también los extendían a la arquitectura y al diseño gráfico e industrial.
Exposición ‘Mondrian y De Stijl’. © Archivo del Museo Reina Sofía. Objetivo: la modernidad Y es que, para todos los artistas del movimiento De Stijl, las formas de expresión tenían como único objetivo la modernidad, y consideraban que una maqueta de arquitectura, por ejemplo, o incluso una silla, podían convertirse en esculturas. Es cierto también que, con el tiempo, cada uno de ellos tiró para su lado y que el debate sobre la concepción del arte entre ellos era constante.
De hecho, Mondrian abandonó el grupo en 1925 tras unas disputas artísticas con Van Doesburg y esa circunstancia le permitió acercarse al movimiento Círculo y Cuadrado, con artistas como Joaquín Torres García o Férnad Léger, y a la asociación de artistas Abstraction-Création.
‘La Tormenta’, de Bart Van Der Leck. © Kröller-Müller Museum. Finalmente, a mediados de los años 30, De Stijl entró en declive y los artistas que seguían en sus filas apenas tuvieron reconocimiento. Sólo Mondrian seguía destacando en el panorama artístico internacional.
La experiencia de Nueva York Unos años después, cuando parecía que la Segunda Guerra Mundial era inevitable, Mondrian huyó de París a Londres . Era el año 1938 y, aunque tuvo una fructífera estancia de dos años en la capital inglesa, finalmente acabó mudándose a Nueva York . Ya estaba en las postrimerías de su vida, pero tuvo tiempo suficiente, en Estados Unidos, de cambiar su lenguaje visual e introducir bloques de pintura de color que complicaban aún más la estructura rítmica de su arte. Y es que Mondrian quedó muy impactado por el dinamismo de la vida urbana de Nueva York y los ritmos de la música estadounidense. Aquí, en la ciudad de los rascacielos, murió el 1 de febrero de 1944.
‘Composición C con rojo, amarillo y azul’ (1935). © Mondrian/ Jotzmann Las últimas creaciones de Mondrian cierran la exposición del Museo Reina Sofía . Se trata de obras que explotan los pocos recursos visuales que él manejaba: líneas horizontales y verticales que delimitan planos de color blanco, rojo, amarillo o azul, y que demuestran la infinidad de oportunidades compositivas que ocultan. Obras, todas ellas, con las que Piet Mondrian persiguió encontrar “la belleza universal”.
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