Recorrer Múnich en bicicleta para conocer el entorno de su río, sus bosques y jardines es perfecto, pero también es conveniente ir más allá y visitar la ciudad balneario de Bad Wörishofen. Allí vivió Sebastian Kneipp, el «Médico del agua», conocido por sus innovadoras terapias. ¿Estás preparada para descubrir la Alemania más verde y saludable en estas dos ciudades? El bucólico Kurpark en Bad Wörishofen parece un cuadro impresionista. © Manena Munar Una forma estupenda de conocer la Alemania más saludable es pedaleando a orillas del río Isar, que nace en los Alpes Austriacos y desemboca en el Danubio, pasando antes por el centro de Múnich. Desde la bicicleta se ve a la gente tumbada a su vera, nadando o paseando entre el río y la iglesia de San Maximiliano. El Isar en sus tiempos hacía estragos cuando sus aguas salvajes se desbordaban inundando la ciudad. Ahora, ya domado y canalizado, aunque menos pintoresco, es mucho más útil a sus habitantes.
Recorrido ciclista a orillas del río Isar en Múnich. © M.M. En bici por Múnich para conocer su faceta más verde Siguiendo con el pedaleo se atraviesa una serie de puentes, modernos y antiguos, que merecen parada y foto, pues desde ellos se divisa una bella panorámica del Isar con su ciudad al fondo.
Paisaje en el recorrido ciclista a orillas del río Isar en Múnich. © M.M. Babarian Beer Garden, un fresco descanso En pocos metros la naturaleza ha ganado la partida al cemento y los bosques escenifican el resto de la excursión ciclista hasta llegar al destino: Waldwirtschaft , uno de los muchos Bavarian Beer Garden de los que goza Múnich. Alrededor de una casona de madera se mueven, a toda velocidad, jarras de cerveza en mano, hombres y mujeres ataviados con vestidos tradicionales, destinados a servir las mesas. En la mayoría de ellas se observa la cazuela llena del agua, aún caliente, donde se han cocido las salchichas blancas muniquesas por excelencia, Weisswurst . Al lado los pretzels (lazos de pan con sal gorda) que siempre les acompañan, y cómo no, la imprescindible jarra, bien de cerámica, cristal o barro, rebosante de una de las muchas espumosas cervezas con las que cuenta el local.
Las salchichas blandas Weisswurst son muniquesas por excelencia. © M.M. De jardines a bares… Aunque no falta la música tradicional, también hay jazz. Al otro lado del jardín se ven otro tipo de mesas. En ellas la gente trae comida de casa, y del bar solo consume la cerveza. Esta costumbre tuvo sus comienzos y su razón de ser, años ha, cuando en la época estival se recogía el cereal y se hacía cerveza en casa. La cantidad de cerveza era tanta que no daba tiempo a consumirla durante el verano, así que con el permiso del rey vigente se construyeron silos para conservarla con el hielo del invierno.
A la primavera siguiente había que empezar a beberla y llenar de nuevo los depósitos, con lo que se pidió otro nuevo permiso al gobernante. Esta vez el fin era adaptar jardines a bares con mesas donde la gente pudiera llevar comida casera y dar salida a la cerveza del año anterior.
La Cancillería del estado de Baviera rodea el Jardín de la Corte (Hofgarten). © M.M. Jardines para todos en Múnich Jardines no le faltan a Múnich. Están el Francés, el Italiano y el Inglés, entre otros. Realizaremos un recorrido por cada uno de ellos para que conozcáis lo que tienen que ofrecer, todos dejan clara la faceta más verde esta ciudad.
Jardín de la Corte (o Italiano) Empezando por el Italiano renacentista, o Jardín de la Corte (Hofgarten) hay que matizar que su situación en el centro de la ciudad no puede ser mejor. En plena Odeonplatz , le rodean construcciones de la talla de la Cancillería del estado de Baviera a la que añadieron unos pabellones acristalados que le da un curioso aspecto de Viaje al Futuro y la famosa Residencia, el palacio urbano más grande de Alemania. El jardín fue idea de Maximiliano I y por él hoy pasea la gente, a veces entre ciervos y conejos, cobijándose del sol o la lluvia en el Pabellón a Diana , diosa virgen de la caza, protectora de la naturaleza y de la luna.
Desde el Templo Griego en el Jardín Inglés se divisa una espléndida panorámica de las cúpulas de Múnich. © M.M. Jardín Inglés El Jardín de la Corte desemboca en el celebrado Jardín Inglés. Desde que se llega a Múnich a cada poco se escucha “Ya verás cuando conozcas el Jardín Inglés”, y no es para menos. Esta vez el encargo fue del príncipe Carlos Teodoro de Baviera y lo llevó a cabo Benjamín Thompson en 1789.
La idea de ambos era construir un enorme jardín, parte militar y parte para el desfogue del pueblo. Lo ampliaron más tarde los paisajistas Friedrich Ludwig von Sckell y Reinhard von Werneck. Entre los unos y los otros consiguieron uno de los parques más grandes del mundo. Supera incluso al Central Park de Nueva York y al Hyde Park en Londres. Sus cuatrocientas hectáreas van de sorpresa en sorpresa. De los 78 caminos , la parte sur es la más tranquila. Zonas ajardinadas, una pagoda china de 35 metros de altura, la casa de té donde se celebra su ceremonia y un templo griego de 1836 en lo alto de la colina desde donde ver la magnitud del parque con las cúpulas de la ciudad sobresaliendo.
Surfeando en el Eisbach (afluente del Isar) en el Jardín Inglés, centro de Múnich. © M.M. Surfeando en el centro de la city El parque es cruzado por un canal del río Isar, el Eisbach (río helado), donde la gente se baña llevada por la corriente que, al lado del puente peatonal, rompe en una gigantesca ola que cogen los surfistas.
Los diestros del surf cabalgan en plena ciudad imantando a sus admiradores y causando el estupor de todo aquel que cruza el puente y se encuentra con los surfistas vestidos de neopreno sobre la ola, tanto en verano como en invierno a temperaturas bajo cero.
El Jardín Francés rodea el Palacio de Nymphenburg. © M.M. Jardín Francés de Múnich El Jardín Francés rodea la magna estructura del Palacio de Nymphenburg (o Palacio de las Ninfas) que nació como casa de veraneo , capricho de Enriqueta Adelaida de Saboya, consorte de Fernando María de Baviera. Una mujer culta y decidida que introdujo el barroco y la ópera en Baviera, entre otros intereses culturales. Las 180 hectáreas de jardines simétricos y parque forestal se reconstruyeron en estilo francés, adornados durante el buen tiempo por fuentes que saltan al comienzo de la primavera. Cambiando de escenario y de cronología el Parque Olímpico fue parte del complejo destinado a las Olimpiadas de 1972, y por sus trescientas hectáreas se pueden practicar deportes varios y contemplar el Universo BMW que se sitúa frente al estadio de las Olimpiadas.
Klingwirt, restaurante de gastronomía ecológica en el centro de Múnich. © M.M. Comer y beber bien en Múnich Llega la hora de tomar una cerveza fresquita y artesana acompañada por gastronomía ecológica. El lugar para ello es Klinglwirt , donde su dueña explica cómo el restaurante decorado a la antigua usanza viene de sus antepasados y la comida que se sirve, de primera calidad, llega de las granjas locales. El buen hacer en la cocina le ha valido varios reconocimientos y artículos en los periódicos de Múnich que lo catalogan de «magnífico restaurante de pueblo en el centro de la ciudad».
El merecido descanso se lleva a cabo en un lugar privilegiado. Lo que fue la Oficina Central de Correos Bayer hoy alberga el cinco estrellas Hotel Sofitel Múnich Bayer Post decorado exquisitamente “a lo lujo francés” donde espera la habitación con todo tipo de comodidades y a la mañana siguiente un desayuno ostentoso. Antes de abandonar Múnich, con pena, pues es mucho lo que ofrece, es obligado caminar hasta Marienplatz a pocos pasos del hotel, entrar por la muralla medieval de la ciudad vieja y estremecerse ante la belleza del Nuevo Ayuntamiento.
La figura de Sebastian Kneipp referente a su hidroterapia se encuentra en cada esquina de Bad Wörishofen. © M.M. Una escapada a Bad Wörishofen Comienza la segunda parte del viaje que la sigue protagonizando la naturaleza, pero que también nos lleva a la Alemania más saludable . El enclave es Bad Wörishofen , un coqueto pueblo bávaro apenas a 80 kilómetros de Múnich que, en 2021, celebra el bicentenario del hombre que puso a la villa en el mapa como uno de los lugares claves para disfrutar y sanar con hidroterapia. ¿Te suena el nombre de Sebastian Kneipp?
El bucólico Kupark en Bad Wörishofen parece un cuadro impresionista. © M.M. Sebastian Kneipp, el médico del agua Sebastian Kneipp fue un pionero de la Medicina Natural que basaba sus teorías en cinco valores esenciales: nutrición, ejercicio, fitoterapia, armonía entre cuerpo y mente, y la hidroterapia, que destacaba entre todos. Kneipp, tras leer la obra del doctor en filosofía y medicina Johann Siegmund Hahn sobre las propiedades curativas del agua, las puso en práctica y logró curarse de tuberculosis. Desde entonces, ofreció su vida y su sacerdocio a extender la terapia holística, especialmente entre los más necesitados.
Convento-hotel Kuroase im Kloster en Bad Wörishofen donde Sebastian Kneipp fue confesor, y hoy sigue su tratamiento holístico. © M.M. Tratamientos en Bad Wörishofen El convento de monjas dominicas del que fue confesor Sebastian Kneipp hoy aloja y trata con agua, miel, hierbas o barro a todo aquel que busca unos días de paz bajo las tranquilas bóvedas barrocas del monasterio, paseando por su jardín, escuchando el silencio a falta de televisión o wifi, o contemplando su iglesia barroca de doble altar, uno para el público y el contrario para las nueve monjas que aún lo habitan. De los muchos hoteles dedicados a la teoría de Kneipp, Sebastianeum es un centro que, tras la pandemia, volverá a abrir sus puertas en septiembre para alojar y dar tratamiento a los que llevan años acudiendo regularmente a la cura del agua.
Sebastianeum también tratará a aquellos a los que el Covid-19 ha dejado rastros psicosomáticos, falta de olfato o cualquier síntoma para el que tienen preparado un equipo especializado en sus secuelas.
La terapia de Sebastian Kneipp celebra este 2021 el bicentenario de su fundador. © M.M. La importancia de los pies para Sebastian Kneipp Tras probar la deliciosa gastronomía ecológica y ver los productos del mercado natural de Bio Oase , uno de los momentos más agradables de la visita es el paseo descalzos por Kurpark en compañía del gran Toni Fenkl . Con sus enormes pies al aire, ataviado de pantalón de cuero bávaro y peinado con una coleta blanca que le llega a la cintura, conduce a sus visitantes por un pasaje lleno de pequeños obstáculos que superar descalzos entre hierba, piedras, arena, a la par que les instruye sobre los beneficios de ir sin calzado.
Toni Fenkl lidera el paseo descalzo con pequeños obstáculos y diferentes suelos por Kurpark. © M.M. Sebastian Kneipp consideraba de vital importancia el sentir los elementos en la planta del pie que se encarga de repartir sus sensaciones por todo el cuerpo.
Kurpark es un hermoso parque repleto de senderos que albergan el Jardín de hierbas en el que el mismo Kneipp plantó sus semillas medicinales para complementar la terapia del agua. Imprescindible profundizar en lo que ha venido a llamarse Medicina Natural Europea, comparable a la Medicina China o Ayurveda, en el museo de su precursor, el Kneipp-Museum Bad Wörishofen .
En el museo destinado a Sebastian Kneipp en Bad Wörishofen se explica la trayectoria sanadora del Médico del Agua. © M.M. La terapia de Sebastian Kneipp fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Unesco Por la tarde la reconstituyente caminata por los montes bávaros se ha ganado el contundente ágape en el Hotel-Gasthof Adle . En su restaurante de madera: manteles de cuadros, jarras de cristal y un menú a base de carnes de la zona, pescados de río y las chantarelles estacionales con pasta hecha en casa. A la cena se suma Petra Nocker, directora de Bad Wörishofen Spa & Tourism , una persona profesional y agradable que durante la velada se encarga de informar sobre la enorme repercusión del «Médico del agua», y la cantidad de instituciones que han continuado la labor de Sebastian Kneipp cuya terapia fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Unesco en 2015.
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Beer Garden en el Jardín Inglés de Múnich. © M.M. También te puede interesar Descubre Hamburgo en 48 horas, la Alemania más canalla .
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