La belleza monumental y la oferta de ocio de Praga son el gran reclamo de Chequia, sin embargo a hora y media de la capital se encuentran ciudades como Karlovy Vary que ofrecen una experiencia tan completa que no querrás marcharte de allí. Si necesitas razones para elegir esta ciudad como primer o segundo destino sigue leyendo porque te daremos hasta quince. Panorámica de Karlovy Vary desde el Grandhotel Pupp. © P.G. Cuando preparamos un viaje a la República Checa solemos tomar las distancias como factor decisivo para organizar la agenda. Sin embargo, nuestra sugerencia es que también tengas en cuenta el tipo de atractivos turísticos que brinda cada lugar. La faceta cultural de Praga, por ejemplo, combina a la perfección con la desbordante naturaleza y el termalismo de la región de Karlovy Vary. Aunque para muchos viajeros la ciudad de Karlovy Vary, Mariánské Lázně o Františkovy Lázně se reduzcan a excursiones de un día desde Praga, cuando conozcas todo lo que ofrecen te plantearás quedarte algunas noches más. Hoteles y buena gastronomía, paisajes y paseos no te faltarán. Y si te atrae el mundo termal, no dudes en organizar una escapada al Triángulo Balneario Checo al completo del que te hablábamos en este artículo (‘Descubre el secreto de la eterna juventud en Chequia’ ).
Karlovy Vary, el tablero de ajedrez de Europa La capital de la región de Karlovy Vary recibe su mismo nombre y alberga una curiosa historia que explica su fundación a mediados del siglo XIV. Como suele ocurrir, se encuentra a medio camino entre la realidad y la leyenda. Según se cuenta, estaba Carlos IV de cacería y tanto el ciervo al que perseguía como sus perros cayeron en un manantial de aguas termales. Y, por supuesto, salieron con sus heridas curadas. Aunque no parece muy cierto, sí que fue este monarca quien le otorgó la categoría de ciudad, con sus libertades y derechos. Pero lo que situó realmente a Karlovy Vary en el mapa fue el comienzo de su desarrollo termal, ya que toda esta zona está bendecida por manantiales de los que brota agua con distintas propiedades. En un primer momento ese agua se empleaba sólo para baños, pero desde el siglo XVI también se reconoció su valor como bebida. Una terapia que Václav Payer describía ya en su libro en 1522.
La ciudad se encuentra rodeada de bosques. © P.G. La moda de los balnearios cambió la fisonomía de Karlovy Vary Pero el poder curativo de las aguas de Karlovy Vary es sólo la base de la historia de esta ciudad que se convirtió en un lugar imprescindible donde ver y dejarse ver. Personalidades como Carlos IV, Pedro el Grande, Bach, Gellert, Casanova, Schiller, Paganini, Beethoven, Chopin, Gogol, Lizst, Barrande, Freud, Schliemann, Fontane, Brahms, Wagner, Grieg, Kafka… paseaban por las columnatas, se codeaban en los balnearios y compartían negocios y pensamientos que podían cambiar el rumbo del continente.
El poeta Goethe lo denominó el tablero de ajedrez de Europa y el científico Humboldt, un brillante engarzado en oro.
En ese ambiente elitista, la ciudad se fue transformando, en parte debido a las necesidades de la alta cuna de sus visitantes y en parte por desgraciados incendios e inundaciones que la iban devastando de vez en cuando. La amalgama de estilos que hoy día se puede observar estuvo motivada por ambas circunstancias. En un paseo por la ciudad descubrirás rasgos barrocos, clasicistas, imperiales o del Biedermeier. Y, también, palacios, teatros, casinos, monumentales columnatas, hoteles históricos, balnearios…
Tu primera compra: la jarrita para beber el agua de las fuentes (se bebe por el extremo del asa). © P.G. 15 imprescindibles en Karlovy Vary para un día o para más Si te has planteado la visita de Karlovy Vary como una excursión de un día desde Praga, lo más recomendable es ceñirse a sus columnatas, un paseo por sus principales monumentos, algunos museos y un buen restaurante donde comer. Si puedes estirar el tiempo un poco más y te quedas a dormir un par de noches, también tendrás tiempo de hacer una excursión cercana. Tanto si sólo pasas un día como si lo haces más, te interesa leer estas visitas imprescindibles de Karlovy Vary. Antes de nada un consejo, compra una jarrita de cerámica para ir bebiendo el agua de las fuentes, es gratuito y está indicado para muchas dolencias.
1. Mirador de Diana La mejor vista panorámica de Karlovy Vary y su entorno se obtiene desde la Colina de la Amistad, lugar al que se puede subir andando o en el funicular de Diana. La estación se encuentra detrás del hotel Pupp, la localizarás en seguida. Este histórico funicular fue construido en 1912 por la empresa Strubb – Peters de Suiza. Cerca del mismo, fíjate en la capilla neogótica de Nuestra Señora.
Calle del Prado antiguo y mirador de Diana (sobre la arboleda). © P.G. 2. Prado antiguo Una vez en la ciudad comienza a pasear por el llamado Prado antiguo, que es una preciosa calle que transcurre paralela al río al que miran casas de color pastel con historias más que curiosas. En el inicio, sobre unas rocas de granito te llamará la atención la presencia de una cruz. Goethe pintó esa cruz en 1808 en su diario. Observa casas como la de la Reina Hermosa , con un relieve de María Teresa, que fue construida en 1746 por Adalbert Graus, un sastre de la corte de la emperatriz.
La Casa del Águila Roja , en el número 42, tiene una placa donde se dice que allí estuvo el zar ruso Pedro el Grande en 1711 y 1712. El Hotel Jesenius , por su parte, alardea de la presencia de Casanova en 1785. Como Goethe era un asiduo de Karlovy Vary, se le asocia con muchos lugares como la histórica cafetería Elefant , la Casa del Conejo Blanco, la Casa Mozart donde estuvo con su amante Charlotta von Stein o la Casa Strauss , que sería una de sus últimas moradas.
Grandhotel Pupp. © Pepa García 3. Grandhotel Pupp Tanto si te alojas allí como si no, es muy aconsejable acercarse a conocer el monumental Grandhotel Pupp, que quizá recuerdes de películas como ‘Casino Royale’. La historia de este hotel comienza en 1767 cuando llega a la ciudad el conde Chotek con su pastelero de confianza, Johann Georg Popp. El repostero decide quedarse aquí y encuentra trabajo en la pastelería del señor Mitterbacher, la mejor de la población. Se casa con su hija en 1775 y cambia su apellido a Pupp. El siguiente paso fue instalarse por su cuenta, comprar un restaurante, Sala Checa, e ir ampliando el negocio con viviendas y terrenos adyacentes hasta lograr lo que vemos hoy en día. El aspecto actual se debe a los arquitectos F. Fellner y H. Helmer (1905-1907).
Pero llega la 2ª Guerra Mundial y, en 1945, debido a su colaboración con los alemanes, se ven obligados a marcharse, tomando el estado checo el control del mismo. El hotel ocupa varios edificios donde, además de dormir, podrás tomar el delicioso bizcocho del fundador en el Café Pupp, comer en el elegante restaurante Mala Dvorana o en el Grandrestaurant, o tomar una copa en el Becher’s Bar.
4. Teatro municipal, con un telón pintado por Klimt Una ciudad de esta categoría también debía tener un teatro a su altura, y el Municipal es una gran obra arquitectónica diseñada por los arquitectos F. Fellner y H. Helmer. En este teatro, inaugurado en 1886, destacan tanto sus elementos del renacimiento, barroco, rococó y modernismo, como las pinturas modernistas del techo del palco y la composición del telón pintado por Gustavo Klimt, que representa la Alegoría de las Artes. Ha sido renovado y merece una visita. Resérvala con tiempo.
Géiser del Hervidero. © P.G. 5. Columnata del Hervidero Inaugurada en 1975, esta columnata fue proyectada por el arquitecto J. Otruba y alberga el impresionante géiser del Hervidero. La sala de entrada está decorada con una escultura monumental. Representa a la diosa de la salud, Hygieia, y es obra del escultor Anton Fernkorn. Debes saber que El Hervidero es el primer manantial de Karlovy Vary, que tiene un flujo de 2.000 litros por minuto, sube desde dos kilómetros de profundidad y el agua mana a una temperatura de 72°C. En el interior de la columnata hay cinco ramas del manantial enfriadas artificialmente. Actualmente, al estar en renovación, el géiser mana desde fuera de la instalación como se puede ver en la imagen superior.
Columnata del Mercado (Karlovy Vary). © P.G. 6. Columnata del Mercado Elegante y delicada, esta columnata en el centro de Karlovy Vary se construyó en 1993 en estilo suizo copiando de forma exacta la antigua columnata del Mercado de 1883. La original fue erigida por los arquitectos Fellner y Helmer de forma provisional, y duró más de un siglo. Bajo la misma brota el Manantial de Carlos IV, es el número 2 y brota a 64ºC. Frente a la fuente se puede ver un relieve de metal que muestra el Descubrimiento del Hervidero (Adolf Zörkler). Allí mismo también se sitúa el Manantial del Mercado que brota a 62°C. Todas las fuentes son potables pero es cierto que al estar a cierta temperatura y con componentes minerales o metales el agua sabe un poco extraña.
Columnata del Molino. © Pepa García 7. Columnata del Molino o de Zítek Esta es la columnata más monumental y también un icono de la ciudad. Fue edificada en el siglo XIX siguiendo un proyecto del arquitecto checo Josef Zítek, el mismo autor del Teatro Nacional de Praga. De hecho, su busto se encuentra cerca del manantial del Molino. Fue ampliada en 1893 hasta llegar al manantial de la Roca. Estéticamente te gustará, ya que es una construcción neorrenacentista con más de cien metros de largo, 124 columnas y 5 manantiales: del Molino, de la Roca, de Libuše, de Wenceslao y de Rusalka. Llaman la atención las 12 estatuas alegóricas de su terraza. El agua en este lugar brota entre 56 y 65 ºC, en función de la fuente.
Columnata del Parque, en Karlovy Vary. © P.G. 8. Columnata del Parque Seguimos con las visitas a las columnatas, algo obligado estando en una ciudad balnearia. En esta ocasión debes dirigirte al bucólico Parque de Dvořák donde se sitúa el Manantial de la Serpiente, con una bonita fuente de hierro de 1881 con la figura de este animal. Antaño formaba parte del restaurante del parque, pero el local fue desmontado en 1965. Tras beber de sus fuentes, pasea por este espacio verde lleno de rincones con encanto.
Parque de Dvořák, en Karlovy Vary. © P.G. 9. Casas de la calle I. P. Pavlova En la orilla derecha del río Teplá discurre esta calle que destaca por la arquitectura de sus casas, de estilo historicista y del siglo XIX. Corbusier dijo de ellas que “parecía una reunión de pasteles. Con el mismo estilo y la misma elegancia”. Algunas de esas magníficas residencias son la del Cisne de Oro (número 9); la casa de Petr (número l3), con su entramado y una placa conmemorativa del zar ruso Pedro el Grande que estuvo en 1711 de incógnito, como albañil, en la construcción de la casa del Pavo (luego sería el hotel Astoria, números 21 y 23); y también la casa Pasteur (número 25), con una fachada decorada con un mosaico modernista que representa la alegoría de la Balneología.
Las torres del fondo corresponden a la iglesia de Santa María Magdalena. © P.G. 10. Iglesia de Santa María Magdalena Este templo barroco no pasa desapercibido en un paseo por Karlovy Vary, fue levantado en 1736 siguiendo el proyecto del arquitecto Kilián Ignác Dienzenhofer. Te llamarán la atención sus dos torres, la profusa decoración de su ovalada nave y el órgano. La acústica es excelente, así que no dejes pasar la oportunidad de asistir a algún concierto en este lugar. Bajo la iglesia se encuentra la cripta, que también es visitable.
11. Hotel Imperial La imagen del hotel Imperial sobre la colina de Helena puede ser una de las primeras imágenes que retengas en la memoria del primer impacto que tuviste en Karlovy Vary. Y no sería de extrañar porque desde la lejanía ya destaca por su monumentalidad, y llegas a dudar sobre si es un castillo o no. Fue levantado en 1912 siguiendo un proyecto del arquitecto francés Ernest Hébrard.
Café del hotel Thermal, en Karlovy Vary. © P.G. 12. Hotel Thermal y Festival de Cine De arquitectura brutalista y bastante polémica por su contraste con el resto de la ciudad, el hotel y balneario Thermal es también una visita interesante. Son varios los motivos para acercarse: la construcción en sí misma, de 1976, su piscina de 50 metros de agua termal y la presencia de un auditorio donde se realiza el Festival Cinematográfico Internacional de Karlovy Vary. Entra a su café para curiosear, ver fotografías, caminar por donde lo hacen grandes estrellas del celuloide y disfrutar de su ambiente retro.
Bebidas para la cata en el Museo Becherovka. © P.G. 13. Museo Becherovka Uno de los licores que más se identifica con la República Checa es el Becherovka, una mezcla secreta de hierbas que da como resultado una bebida con un sabor intenso y dulzón. Para conocer su historia y catar tanto el original como todas sus variantes hay que dirigirse al Museo Becherovka. En este espacio podrás ver algunos audiovisuales, poner a prueba los sentidos oliendo sus componentes, e incluso pasar por un divertido photocall .
14. Iglesia rusa ortodoxa Aunque sólo sea por su estética exterior y su entorno, merece la pena conocer la iglesia rusa ortodoxa de Pedro y Pablo. Es de estilo bizantino y fue edificada entre 1893 y 1898 gracias a las aportaciones de la nobleza rusa, familias como la Romanov y otras que eran asiduas de la ciudad balneario.
Fábrica Moser. © P.G. 15. Fábrica Moser Hemos dejado esta visita para el final no porque tenga menos interés sino porque está a unos kilómetros del centro urbano. Seguramente ya conoces la importancia y calidad del cristal de Bohemia, pero cuando veas cómo se realiza la fundición, se tallan las piezas de forma artesanal y se decoran de forma meticulosa las valorarás aún más. La visita se realiza de forma guiada, podrás caminar por el taller para ver trabajar a los artesanos y visitar el museo donde se exhiben piezas únicas. También hay tienda para llevarte algún recuerdo.
Museo y taller Moser. © P.G. Bonus: terapia termal Ya que estás en una ciudad balneario puedes aprovechar para hacer algún tratamiento. Ten en cuenta que suelen estar indicados para fines terapéuticos, y no se parecen a los spas urbanos. Lo habitual es pasar un control médico previo que establezca la terapia que te irá mejor.
Spa público en Karlovy Vary. © P.G. Guía de Karlovy Vary | Etheria Magazine Cómo llegar a Karlovy Vary desde Praga En coche tardarás una hora y media, 127 km. La ruta más rápida es por la D6 y carretera 6. En autobús con Flixbus y RegioJet, con una duración de 2 horas y 10 minutos. En tren , unas 3 horas.
Dónde dormir En Karlovy Vary encontrarás opciones de alojamiento para todos los bolsillos. En el Grandhotel Pupp (5 estrellas) puedes encontrar habitaciones dobles desde 118 €, o incluso por menos.
Dónde comer El restaurante Le Marché , elegante y con una cocina exquisita, y el restaurante Tusculum , en el centro de la ciudad son dos buenas propuestas. Para percibir el ambiente de cervecería te sugerimos comer en Karel IV , cocina tradicional y cerveza artesana.
Qué comprar Entre los recuerdos más habituales se encuentran las obleas , que pueden venir sin nada o rellenas de chocolate, avellana o vainilla. Cuando las tomes en la ciudad pide que te la calienten. Están realmente buenas.
Otras opciones son las jarritas de cerámica que se emplean para beber en las fuentes termales, alguna pieza de cristal Móser o el licor Becherovka.
Más información Turismo de Karlovy Vary y Turismo de Chequia