Los numerosos atractivos de la provincia de Girona la convierten en el destino perfecto al que escaparse en cualquier época de año. Si aún no sabéis cómo organizar vuestro viaje con amigas, aquí os dejamos 15 lugares imprescindibles en Girona que os encantarán.
Paisaje característico de la Costa Brava. © Yolanda Cardo. El concepto “mar y montaña” encaja a la perfección en este hermoso territorio. Sean cuales sean vuestras preferencias, solo tenéis que adaptar vuestros gustos a cualquiera de los 15 lugares imprescindibles de la provincia de Girona que hemos seleccionado para vosotras. Las opciones son numerosas, desde los reclamos de la capital al irresistible encanto de sus pueblos de interior o de costa, la belleza de su litoral o los hipnóticos paisajes de montaña.
Qué ver en Girona provincia Descubrir los rincones de la capital, caminar entre volcanes y caer rendidas al hechizo de mágicas villas medievales. O disfrutar de la esencia marinera en sus coquetos pueblos de pescadores, recorrer los eclécticos paisajes de la Costa Brava o los sublimes parajes pirenaicos… Son muchas las sorpresas que depara esta hermosa provincia situada al nordeste de la comunidad autónoma catalana. Pero además de su abrumadora naturaleza y sus bellos municipios, la provincia de Girona atesora un legado histórico y patrimonial extraordinario. Seguid leyendo porque aquí os dejamos muchas pistas imprescindibles para exprimir al máximo vuestro viaje.
Girona capital La mejor manera de tomarle el pulso a esta ciudad, con más de 2.000 años de antigüedad, es paseando. Iniciamos el recorrido desde la muralla de origen romano, su ampliación de época medieval transita por el antiguo camino de ronda que nos regala unas vistas maravillosas. La silueta de la catedral de Santa María dibuja una de las imágenes más impactantes del itinerario. Construida entre los siglos XI y XII, hay que ascender los 90 escalones que la preceden y traspasar sus muros para contemplar su espectacular nave gótica, la más grande del mundo superada solo por la basílica de San Pedro del Vaticano, o el magnífico Tapiz de la Creación del siglo XI.
Continuamos por el call Jueu , una de las juderías mejor conservadas de toda Europa. Un entramado laberíntico de callejones y patios, en torno a la calle de la Força, donde vivió esta comunidad durante siglos hasta su expulsión en 1492. El Museo de Historia de los Judíos , ubicado en el centro Bonastruc ça Porta, nos permite conocer en profundidad su historia.
Girona. © Arxiu Imatges PTCBG Muy cerca de aquí encontramos uno de los rincones más fotogénicos de la ciudad, el espacio enmarcado entre la casa-palacio Agullana (siglos XVI-XVII) y las escaleras barrocas que ascienden hasta la iglesia de Sant Martí (siglo XVII). Al otro lado del río merece la pena visitar el Museo del Cine y sentarse en alguna terraza de la porticada plaza de la Independencia. Nos despedimos desde el puente de las Peixateries Velles de Eiffel contemplado la imagen más emblemática de Girona, las coloridas casas a orillas del río Onyar. Un último apunte para las más sibaritas, Girona es la cuna de los hermanos Roca y sede de su buque insignia el Celler de Can Roca , un sabroso incentivo para visitar la capital.
Pueblos más bonitos de Girona Lloret de Mar Esta popular población costera esconde varias sorpresas. Los jardines de Santa Clotilde , enclavados en lo alto de un acantilado, ofrecen unas vistas impagables sobre el litoral. De inspiración renacentista, fueron diseñados en 1919 para el marqués de Roviralta y forman parte de la Ruta Europea de Jardines Históricos. Otra visita inesperada nos lleva al cementerio modernista, estructurado como si fuera un pequeño pueblo, en cuyo proyecto participó el arquitecto Josep Puig i Cadafalch. La Casa Font , la única casa-museo de estilo indiano que se conserva en toda Cataluña, y el monasterio benedictino Sant Pere del Bosc, reconstruido en el XIX también por Puig i Cadafalch, os sorprenderán.
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Los jardines de Santa Clotilde, en Lloret de Mar, tienen unas vistas maravillosas a la Costa Brava. © Turismo Costa Pirineo de Girona. Tossa de Mar La playa Grande de Tossa con el castillo es una de las estampas más reconocibles de la Costa Brava. Pero hay mucho más en este “paraíso azul” como la llamó Marc Chagall. Basta con pasear por sus callejuelas y plazas para entender por qué durante los años 30 del pasado siglo artistas como André Masson o Francis Picabia encontraron aquí paz e inspiración. Una estatua de Ava Gardner recuerda que la diva paseó su palmito por las calles de Tossa durante el rodaje de “Pandora y el holandés errante” en 1951. Imprescindible subir al faro para contemplar unas vistas maravillosas; también pasear por sus antiguas murallas y recorrer el antiguo barrio de pescadores de Sa Roqueta.
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Camino de ronda entre Lloret de Mar y Tossa de Mar. © Costa Brava Pirineo de Girona. Sant Feliu de Guíxols Cuentan que el periodista Ferrán Agulló acuñó el término Costa Brava, en 1908, mientras contemplaba las vistas de la bahía desde la ermita de Sant Elm. Esta antigua villa de pescadores atesora un notable patrimonio histórico encabezado por el antiguo complejo monacal benedictino del que se conservan dos torres defensivas del siglo XIII, la iglesia de la Mare de Déu dels Àngels, el arco barroco de Sant Benet y la Porta Ferrada, su elemento más antiguo datado en el siglo X. Actualmente el complejo alberga el Museo de Historia de la Ciudad y el Espacio Carmen Thyssen.
Vía Ferrata de Sant Feliu de Guixols, la única en toda Europa que transita por el agua. © Yolanda Cardo. En sus animadas calles encontramos verdaderas joyas modernistas como el casino de La Constanza, un bello edificio de inspiración árabe construido en 1889. El camino de ronda, además de brindarnos miradores excepcionales, traza un espléndido recorrido entre calas, playas y parajes naturales. En la cala del Molí se encuentra la única vía ferrata sobre el mar de toda Europa .
Palamós Esta localidad costera de excelentes playas, como la de la Fosca o la del Castell, y bonitas calas, como la de Canyers o Margarida, es uno de los destinos gastronómicos por excelencia de la Costa Brava gracias a su famosa gamba roja. Tras recorrer el casco antiguo, una excelente opción es visitar el puerto pesquero al que llegan a diario las embarcaciones cargadas de pescado fresco. Allí mismo están la lonja donde se subasta y el mercado donde se vende, todo un espectáculo. El Museo de la Pesca , ubicado en un antiguo almacén del puerto, salvaguarda la tradición marinera y divulga la importancia de preservar los mares. Justo al lado se encuentra el Espai del Peix , un aula gastronómica que imparte talleres de cocina y show cooking para fomentar el consumo del pescado fresco.
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Imagen del puerto de Palamós. © Yolanda Cardo. Calella de Palafrugell Presume de ser uno de los municipios con más encanto del litoral catalán. Pura esencia marinera es lo que rezuman el conjunto histórico del Port Bo y las antiguas casas de pescadores de la porticada calle Les Voltes. En algunas playas han reconvertido los guarda bots (pequeños almacenes donde se guardaban enseres y embarcaciones de pesca) en comercios y encantadores restaurantes. Al sur de la localidad se ubican los Jardines de Cap Roig, un extraordinario paraje donde cada verano se celebra el prestigioso Festival de Música de Cap Roig .
Calella de Palafrugrell. © Anna Pla-Narbona. Arxiu Imatges PTCBG. L’Escala y el yacimiento arqueológico de Ampurias La tradición marinera de L’Escala dibuja una ruta didáctica bien interesante en torno a su famosa anchoa y a la tradicional industria de la salazón. La primera parada nos lleva al Museo de la Anchoa y de la Sal . Su interior alberga fotografías, utensilios, documentos, embarcaciones y todo tipo de objetos relacionados con la historia de la salazón desde el siglo XVI hasta nuestros días. Cerca del puerto se encuentra el Alfolí de la Sal, un antiguo depósito de sal reconvertido en museo y archivo histórico de la ciudad; y Can Cinto Xuà, una antigua vivienda de pescadores del XVIII que se conserva prácticamente intacta.
L’Escala es famosa por su rica anchoa. © Yolanda Cardo. A pocos kilómetros se ubica el yacimiento arqueológico de Ampurias, el único de toda la península ibérica donde existen restos de una ciudad griega, Emporion, y una romana, Emporiae. Actualmente acoge una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña.
Cadaqués y el Parque Natural del Cabo de Creus Está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España . Ubicado en el magnífico paraje del Cabo de Creus, sus empedradas y laberínticas calles mantienen todo el encanto de su herencia marinera. La figura de Salvador Dalí está muy ligada al municipio ya que durante décadas vivió en su cercana villa de Portlligat. La que fuera su casa es en la actualidad un museo consagrado a su figura y forma parte, junto a Figueras y Púbol, del llamado “triángulo daliniano”. El espectacular entorno del Parque Natural del Cabo de Creus resulta perfecto para disfrutar de la naturaleza en estado puro. Numerosas rutas atraviesan este excepcional espacio en el que el mar y la tramontana han cincelado un paisaje caprichoso y único.
Cadaqués. Llançà y el monasterio benedictino de Sant Pere de Rodes Enmarcada también en el paraje natural del Cabo de Creus se encuentra Llançà, una tranquila villa mediterránea célebre por el escamarlà (cigala). Un sabroso fruto de mar que podemos disfrutar en alguno de los restaurantes que perfilan el paseo marítimo como por ejemplo Els Pescadors del chef Lluís Fernández o Miramar del chef Paco Pérez, que ostenta dos estrellas Michelin. Además de la gastronomía, sus pequeñas y tranquilas playas os encantarán, y tras el chapuzón os recomendamos pasear por el camino de ronda con sus fabulosas vistas y visitar el cercano monasterio benedictino de Sant Pere de Rodes, uno de los máximos exponentes de la arquitectura románica catalana ubicado en un enclave excepcional.
Llança tiene pequeñas playas perfectas para desconectar. © Yolanda Cardo. Destinos del interior de Girona Figueras y el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà La ciudad que vio nacer a Salvador Dalí acoge el museo consagrado a su obra, el Teatro-Museo Dalí. Esta joya arquitectónica del surrealismo atesora las principales piezas del genio del surrealismo y nos permite adentrarnos en su particular universo. Aunque sin duda es el principal reclamo turístico de Figueras, el centro histórico, que se extiende junto a la Rambla, resulta perfecto para pasear. Muy recomendable también visitar el cercano Castillo de San Ferrant , un complejo fortificado del siglo XVIII, considerado la fortaleza moderna más grande de Europa.
Teatre Museu Dalí. © Imma Parada. Fundació Gala Salvador Dalí. Arxiu Imatges PTCBG. Cambiamos de registro porque nos vamos de ruta al cercano Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà , la segunda zona húmeda más importante de Cataluña. Un hábitat privilegiado de dunas, estanques de agua dulce y prados inundables formados en la confluencia de los ríos Muga y Fluvià.
Peratallada En el corazón del Empordà se encuentra esta idílica villa fortificada de gran relevancia por su arquitectura medieval, una de las más importantes de toda Cataluña. Sus callejones y plazas así como las edificaciones conservan su antiguo aspecto feudal creando una atmósfera muy sugestiva. Pasead por sus calles angostas y ascender hasta el castillo fortificado, el palacio cuyo origen se remonta al siglo XI y las murallas erigidas entre los siglos XII y XIII. Muy cerca de allí encontraréis las ruinas del antiguo asentamiento íbero de Ullastret , el más grande descubierto hasta la fecha en Cataluña.
Peratallada. © JordI Gallego i Caldas. Arxiu Imatges PTCBG Besalú El magnífico puente románico sobre el río Fluvià nos da la bienvenida a Besalú. Esta hermosa villa desataca por su importante patrimonio histórico y artístico heredado de época medieval cuando fue un poderoso condado independiente. La iglesia de Sant Vicenç y la antigua iglesia del monasterio de Sant Pere, ambas del siglo XII; la casa de Cornellà; el mikve o casa de baños de la judería; y la antigua sinagoga son algunos de los elementos más significativos de esta mágica localidad.
Besalú atesora un excepcional legado judío. © J. Renart. Archivo Imágenes PTCBG. Monells La bonita plaza porticada de Jaume I de Monells fue el escenario de algunas escenas de “Ocho apellidos catalanes”, la película protagonizada por Clara Lago y Dani Rovira. De su viejo castillo solo quedan las murallas, aun así la tranquilidad y el encanto de este pequeño pueblo ampurdanés, construido con bellísimas casas de piedra, os proporcionará una experiencia única. La pintoresca calle de los Arcos nos conduce hasta la plaza del Oli, antaño el lugar destinado al mercado durante el medievo y a escasos pasos encontraréis la iglesia de San Genís de origen románico.
Monells. © Jordi Renart. Arxiu Imatges PTCBG. Castellfollit de la Roca y la zona volcánica de la Garrotxa Visto desde la distancia, Castellfollit de la Roca emerge sobre un espectacular risco basáltico del río Fluvià. Villa angosta y altiva, el trazado de sus calles desemboca en la iglesia de San Salvador que se alza al otro extremo de este imponente mirador. El pequeño municipio es una de las puertas de entrada al Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa , un ecosistema único y espectacular de unas 15.000 hectáreas del que emergen cerca de 40 conos volcánicos estrombolianos. Existen numerosas rutas como la de las tres coladas en Sant Joan les Fonts o la de los volcanes y el hayedo de Jordá.
Imagen del espectacular paisaje de la Garrotxa. © Eduard Sánchez Ribot. Archivo de PTCBG. Puigcerdá y los Pirineos Esta populosa villa, fronteriza con Francia, es la capital de la comarca de la Cerdaña. Situada en el corazón de uno de los valles más anchos de Europa, entre la cordillera pirenaica y las sierras del Moixeró y del Cadí, Puigcerdá tiene mucho que ver. Un buen punto de partida nos sitúa en lo alto del campanario de la iglesia de Santa María desde donde se contemplan unas espléndidas vistas del entorno. La calle Mayor, repleta de comercios y restaurantes, la plaza del ayuntamiento y el museo Cerdá son visitas obligadas. Pero si hay una estampa reconocible es su famoso y fotogénico “estany”, un lugar idílico para pasear.
El lago de Puigcerdà. © Maria Geli Pilar Planagumà. Archivo PTCBG. Su privilegiada ubicación la sitúan a pocos kilómetros de las principales estaciones pirenaicas de esquí como la de La Molina, la Masella o la Vall de Núria, aunque la extraordinaria riqueza natural y paisajística del entorno resulta perfecta para desconectar en cualquier época del año. Por ello existen numerosas rutas de distinta intensidad que recorren la comarca. Agradables paseos como el “camino de los enamorados de Puigcerdà a Rigolisa ” de apenas 1 hora o el ascenso al Puigpedrós (2.914 metros), un itinerario mucho más exigente pero con recompensa al llegar a la meta: un espectacular mirador a los Pirineos.
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