El turismo de volcanes despunta como tendencia para los más aventureros, tras la erupción del Cumbre Vieja de La Palma y la más reciente del Stromboli. Hemos viajado a Italia para hablaros de dos volcanes con historias de amor y celos. Dos películas, con nombre de volcán, son el motivo para descubrir las islas Eolias.
Erupción del volcán Stromboli. © Pedro Grifol Al principio de los años cincuenta del pasado siglo, la carga dramática de dos películas, ‘Vulcano’ y ‘Stromboli’, rodadas ambas en las islas Eolias –situadas en el mar Tirreno, a pocos kilómetros de la costa norte de Sicilia – atrajeron la atención de numeroso público llenando las páginas de las revistas de la época. El cine, en aquellos años, era el fenómeno más mediático. Hoy, quizá es solo un recuerdo, pero también es Historia.
Más de setenta años después, volvemos emocional ¡y físicamente! a este archipiélago italiano, en busca de recuerdos cinematográficos y dispuestos a conocer sus paisajes y sus playas; y, si se tercia, listos también para subir a lo más alto de sus volcanes.
Dios Eolo en las islas Eolias. © Pedro Grifol Islas Eolias, hijas del volcán En un tiempo muy lejano… hace miles de años, surgió desde los abismos del Mediterráneo, un grupo de islas de origen volcánico. Hijas del viento, del mar, de la tierra, del sol y del fuego. Son Las islas Eolias, integradas por siete atolones bautizados como Filiculdi, Alicudi, Panarea, Lipari, Estrómboli, Vulcano y Salina. Islas vagantes que custodian magníficas sorpresas; unas, forjadas por la propia naturaleza, y otras, por la naturaleza propia de sus habitantes.
“Solo se sabe que es una isla cuando se llega por mar”, dijo el poeta. Y mejor que sea así, porque el mar no solo huele a mar, sino también a viaje y a aventura.
La localidad de Milazzo (Sicilia) tiene el puerto de embarque más cercano y con más enlaces diarios hacia el archipiélago eólico. Nuestro viaje empieza navegando hasta Salina, para continuar a Vulcano y Estrómboli.
Carteles de las dos películas. El escenario de unas amistades peligrosas Las amistades peligrosas a veces conducen a fatales triángulos; y el trío formado por tres personajes famosos de la cinematografía, Magnani –Rossellini –Bergman , fue uno de los más sonados en el mundillo de las celebridades de la gran pantalla, allá a mediados del siglo XX.
Una «inocente» carta Puede que todo empezara de una manera aparentemente ‘inocente’. A saber: comenzó con una carta enviada por la recién oscarizada actriz Ingrid Bergman al no menos famoso director de cine italiano Roberto Rossellini. La misiva se expresaba en los siguientes términos: «Dear Mr. Rossellini. He visto su película ‘Roma, citta aperta’ y me ha gustado mucho. Si usted necesita una actriz sueca que hable inglés muy bien, que no ha olvidado el alemán, que se desenvuelve en francés y que en italiano solo saber decir ti amo , estoy dispuesta a trabajar con usted. Best regards , Ingrid Bergman». La carta provocó tal subida de adrenalina en el ego del mujeriego director italiano que incluso se apostó con un amigo que en dos semanas iba a ‘tener en la cama’ a la actriz más cotizada del momento.
La ofendida Anna Magnani Como era de esperar, la provocativa carta levantó en Anna Magnani ¡más que ampollas!, ya que la actriz romana era la amante fija del Rossellini en aquellos momentos, y merecedora de una bien ganada reputación como mujer de temperamento volcánico. Aunque no existe documento gráfico, la discusión de la pareja terminó con un arrebato visceral protagonizado por la pasión de la Magnani y acabó con un plato de espaguetis estampado en las narices del seductor Roberto. La pareja de amantes concluyó así un capítulo de su tormentosa relación y la Magnani, como cabía esperar, fue sustituida por la serena belleza de la joven sueca Ingrid Bergman. Fue ella quien protagonizó la película que Rossellini tenía en mente y que tenía el proyecto de rodar con la Magnani en Stromboli, una isla volcánica del archipiélago de las Islas Eolias, al norte de Sicilia. La película se tituló como la isla: ‘Stromboli’.
Nidito de amor de Bergman y Rosellini en Stromboli. © Pedro Grifol El tórrido romance entre La Bergman y Rosellini causó un gran escándalo en Estados Unidos. De hecho, la relación fue reprendida por varios senadores y su carrera en Hollywood se estancó durante algunos años.
Despecho en Vulcano La despechada y embravecida Anna Magnani, mientras la sueca y su ex-amante vivían su febril romance en la isla Estrómboli, se hizo traer al director alemán, afincado en de Hollywood, William Dieterle para rodar una especie de remedo amoroso con ella como protagonista. La película de la Magnani se rodó en otra de las islas del archipiélago, Salina, no menos exótica, y se tituló ‘Vulcano’, nombre de otra isla del archipiélago, y más acorde con lo explosivo de la historia.
Strombolino visto desde Stromboli. Stromboli y Vulcano, rodadas a 40 kilómetros Ambas películas se rodaron simultáneamente en 1950, y en lugares similares, a tan solo 40 kilómetros de distancia; ambas actrices interpretaron papeles de mentalidad independiente al estilo del cine neorrealista. La revista americana LIFE escribió: “En una atmósfera crepitante de rivalidad, los reporteros fueron acreditados como corresponsales de guerra, en uno u otro de los campos en conflicto…”
La Magnani en su papel, poética y metafóricamente, ejecuta su propia venganza: su personaje de ficción manipula una dramática situación en la que un hombre infiel se siente atraído por una mujer más guapa. Al final de la película, el hombre depende del suministro de oxígeno bajo el agua, y acaba su vida bajo el mar. Imaginamos a la Magnani interpretando aquella escena con toda su fuerza telúrica.
La isla Vulcano desde el agua. © Pedro Grifol Qué ver en las islas Eolias La isla Vulcano Según la Odisea, la isla Vulcano fue la morada de Eolo, dios de los vientos, y dio nombre a todo el archipiélago. El volcán, que también da nombre a la isla, erupcionó poderosamente por última vez en 1890, dejando un terreno árido que se conoce como el Valle de los Monstruos . Pero su tripa se encuentra latente y exhala por sus grietas turbios humos –aunque un cartel al inicio del ascenso advierte del peligro de permanecer más de una hora inhalando los efluvios sulfurosos–. A pesar de eso no es peligroso ascender hasta la boca del gigante para ver de cerca las amarillentas rocas cubiertas de azufre y, sobre todo, para ver de lejos la magnífica panorámica de las otras islas que componen el archipiélago.
El azul intenso del mar que rodea al viejo fumador contrasta con la arena negra de sus playas. Si quieres tener más nutrida la piel, nada como darse un baño y embadurnarse en las piscinas naturales de lodo gris, que constituyen un importante atractivo turístico.
Fumarolas del volcán de Vulcano. © Pedro Grifol Isla Stromboli La isla Stromboli (o Estrómboli), por su parte, posee uno de los volcanes europeos en perenne actividad día y noche. Es uno de esos volcanes míticos del Mediterráneo. En 2002 un fuerte colapso de sus tripas provocó un maremoto con olas de hasta 10 metros de altura; y desde 2003 la montaña no ha parado de hablar –«Idu parla» (Él habla) , dicen los lugareños–. En 2007 empezaron de nuevo los potentes rugidos y las explosiones de fuego, sus constantes flujos de lava se ahogan en mar por la sciara del fuoco (río de fuego), una gran depresión formada en la cara noroeste del cono y generada por las varias erupciones en el transcurso de los siglos, y cerrada en los lados por unas barreras pétreas. Y en octubre de 2022 ha vuelto a erupcionar.
Volcán Stromboli. © Pedro Grifol Subida al volcán Stromboli Si el genio que habita en la montaña no lo impide en vuestra visita, el ascenso hasta el cráter es posible todos los días. En la subida (que no es un paseo dominical) se invierten unas cuatro horas y está calculada para llegar al cráter de noche, que es el mejor momento porque es entonces cuando el rojo y el amarillo del fuego infernal contrastan con la oscuridad.
El camino es cansino, sin embargo, los estallidos centelleantes con los que el volcán recibe al turista-excursionista compensan cualquier esfuerzo. Una vez llegados al borde de la cima los fuegos de artificio se repiten rítmicamente cada media hora (más o menos). Así que el irascible volcán garantiza emociones inolvidables a todos aquellos mortales que se acerquen a verlo. Los estallidos del chapotear del magma surgen desde el centro de la olla, situada muy por debajo del borde de la caldera, donde estamos nosotros expectantes con nuestro trípode. Parece mentira, pero allá arriba la temperatura es más baja y parece que el aire agarrota el dedo disparador de la cámara fotográfica.
Subida al volcán Stromboli. © Pedro Grifol Antes de cada estruendo, percibimos cómo ruge la tierra, el suelo tiembla… y las explosiones iluminan nuestros sentidos. El descenso lo hacemos durante la noche , acompañados por los rugidos de la fiera que van desvaneciéndose a medida que bajamos a trompicones por entre la negrura (con la ayuda de un palo y una linterna) mientras sentimos algunas detonaciones subterráneas bajo los pies. Cuando la Naturaleza nos habla… mejor permanecer callados y escuchar. Porque la memoria nos recordará que las emociones intensas dejan una huella indeleble, como el fuego de los volcanes, como las películas ardientes. Porque sólo lo emocionante nos hace vivir.
Playa de Scari, en San Vincenzco (isla de Stromboli). © Pedro Grifol Después de la aventura volcánica podemos pasar por delante del lugar que recuerda dónde Roberto (el director de cine italiano) e Ingrid (la altiva actriz sueca) vivieron su apasionado idilio. Una placa marmórea atornillada en la fachada de una casa baja y pintada de rojo recuerda aquel verano de cine.
Placa en el nido de amor de la pareja. © Pedro Grifol Guía de las islas Eolias Cómo llegar a las islas Eolias
Desde España, lo más cómodo es volar a Palermo, capital de Sicilia, y desde allí navegar hasta cualquiera de las islas Eolias. Milazzo es la localidad más cercana al archipiélago. Las compañías Minicrociere (minicrociere.com) y Taranto Navigazione (tarantonavigazione.it) tienen magníficos aliscafos.
Recomendaciones para subir al volcán Stromboli
Para subir al volcán Estrómboli es obligatorio contratar una excursión con guía (magmatrek.it). Hay que llevar alguna ropa de abrigo porque arriba la temperatura baja, ya que estaremos a 1.000 metros sobre el nivel del mar. Imprescindible también llevar linterna y, si te gusta la fotografía (más allá de las prestaciones del super móvil que tengas), es recomendable cargar con el trípode.
Dónde encontrar más información
Islas Eolias Turismo (lasicilia.es/islas_eolias)
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