En Sicilia, situada en una encrucijada del Mediterráneo, hicieron ‘escala’ las antiguas civilizaciones y todas ellas dejaron su huella… en la sabiduría popular, en las conductas sociales, en la gastronomía, y sobre todo ¡en el arte! Y gracias al arte podemos comprobar que el bikini no es tan reciente como imaginábamos (te lo contamos al final). Mosaicos de Villa Casale (Piazza Armerina, Sicilia). © Pedro Grifol Lo primero que sorprende nada más llegar al aeropuerto de Palermo, que lleva el nombre de Falcone-Borsellino (en memoria de los dos jueces asesinados por la mafia a principios de los noventa) es la cantidad de stands dedicados al alquiler de vehículos, lo que indica que el turista, para conocer los rincones de la isla, prefiere tener autonomía móvil. Así que lo mejor es alquilar un coche . Como estamos en verano, será ineludible darnos un baño ¡o más! en alguna de sus míticas playas : no olvidéis meter en la maleta la toalla, la crema protectora, las gafas de sol y el bañador –o bikini (opcional)–.
El aeropuerto de Palermo, capital de Sicilia, se encuentra aproximadamente a 30 kilómetros del centro de la ciudad. Una vez instalados, podemos dedicarle todo el tiempo que queramos, aunque dos o tres días serán suficientes, a investigar el aspecto turístico y lúdico de la ciudad.
Y ¡ojo!, a los palermitanos/as no les hace gracia que les preguntemos por los asuntos de la mafia, mejor no tocar el tema.
Los mercados al aire libre de Il Capo y La Vucciria son visitas obligadas y lugares apropiados para conocer la gastronomía típica, la street food está a la orden del día. También hay que ver por dentro el Teatro Massimo , donde un tour guiado en español nos recordará la secuencia final de la película El Padrino III. Muy recomendable.
Pantocrátor de la Catedral de Monreale (Sicilia). © Pedro Grifol Ruta de los Pantocrátores de Sicilia Pero lo que no hay que perderse es la Capilla Palatina… Una vez dentro: inevitable no ser visto por su pantocrátor. Su mirada alcanza cualquier punto, cualquier rincón de la iglesia y a cualquier turista. La impresión que deja será imborrable. Los ‘Pantocrátor’ (Todopoderoso) son las representaciones murales de Cristo como juez en el juicio final . Tienen un aspecto serio, solemne y severo, es decir: de pocos amigos.
En la Capilla Palatina de Palermo y en las catedrales de Monreale y Cefalú se encuentran las más importantes imágenes del mundo de los pantocrátores realizados en mosaico.
La Catedral de Monreale , a tan solo 8 km de Palermo, es considerada, por muchos especialistas, el más bello ejemplo de la arquitectura normanda de Sicilia. Los mosaicos, realizados por artesanos que procedían de Grecia y Venecia, ocupan 6.000 metros cuadrados, la mayor muestra del mundo de este arte (solo superada por la Basílica de Santa Sofía de Estambul, y mayor, incluso, que la de la Catedral San Marcos en Venecia). En la gran capilla, la imagen de Cristo adulto aparece cincuenta veces (no las he contado… pero por ahí le anda). También destaca el mosaico del bautismo de Jesucristo , en el que aparece desnudo entre las ondulantes aguas del Jordán circunfuso por la mágica aureola divina. ¡Galáctico!
Mosaicos de la Capilla Palatina de Palermo. © Pedro Grifol En Cefalú , a 67 km de Palermo, está el tercer pantocrátor importante… la tercera mirada fulminante. Cada una de estas obras del arte medieval tiene un gran peso en la balanza de la Historia, pero juntas adquieren la cualidad de colección, lo que les confiere un gran valor adicional si podemos comparar las tres. Son visitas obligadas para entender el esplendor del arte siciliano.
Cefalú, playas y gastronomía Después de la emoción cultural, Cefalú también puede ser el lugar ideal para ir a bañarse, porque tiene una espléndida playa de fina arena junto al Corso Ruggero, la calle principal del pueblo. Después, podemos degustar un cuscús de pescado –ejemplo de cocina fusión con mil años de antigüedad–, tomar un mazapán con forma frutal en el Caffé Duomo en la plaza del pueblo e irnos a dormir… para afrontar, serenos, la sorpresa que nos aguarda (artísticamente hablando) en otro lugar de la isla. Conduciremos desde Cefalú hasta el centro de Sicilia.
Playa de Cefalú (Sicilia). © Pedro Grifol Villa Romana del Casale, el tesoro de Piazza Armerina En pleno corazón siciliano, a 130 km de Cefalú, se encuentra la espléndida ciudad Piazza Armerina . Calcula unas dos horitas de carretera… contando con una parada para comer y algún selfie que otro. El enclave puede presumir de una larga serie de monumentos que narran un glorioso pasado, pero la joya del lugar es la Villa Romana del Casale , perteneciente a una poderosa familia romana de finales del siglo IV (a.C.). Designada patrimonio Mundial por la Unesco, constituye la mayor atracción de la Sicilia central.
Su atractivo se debe a sus peculiares mosaicos… que, por cierto, nada tienen que ver con los pantocrátores normandos.
El bikini cumple 75 años A modo de píldora cultureta hay que saber que este año 2021 se cumplen 75 años de la aparición del bikini. En 1946, el diseñador francés Louis Réard presentaba en París «el traje de baño más pequeño del mundo». Pero… realmente ¿el bikini cumple 75 años? Pues no: el bikini no es una invención moderna sino más bien una prenda reinventada, ya que los mejores mosaicos romanos de los que se tiene constancia están en el pavimento de la Villa Casale , y muestran un grupo de mujeres haciendo posturitas en bikini ; que en palabras técnicas de la lencería romana de la época diríase: visten el subligar en las caderas y el mamillare cubriéndoles los senos. ¿Y nuestras madres se creían modernas por llevar bikini?
Sorpresas nos da el viajar por el arte… sorpresas.
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