En esta segunda entrega, Sania Jelic se adentra en el Amazonas para conocer algunas de sus tribus autóctonas y nos cuenta sus impresiones del viaje. Un lugar que debe su incalculable valor tanto a la naturaleza como a las tradiciones que atesoran sus habitantes. Nuevas amigas, una gastronomía diferente y paisajes sobrecogedores. ¿Qué será lo que más ha impresionado a Sania? Nos lo cuenta…
Sania ha compartido momentos únicos con las tribus del Amazonas. Desde siempre he querido ir al Amazonas. ¿Será por las historias de las guerreras amazonas? O quizá por la inmensidad del territorio que sobrevolé alguna vez viendo durante horas desde la ventanilla del avión la extensión verde de la vegetación en la que serpenteaba el río Amazonas y sus afluentes. Consciente de la importancia de la zona para el planeta y el atractivo de las “tribus indígenas por descubrir”. Supongo que tengo algo exploradora, y como Javier Reverte decía “Las mujeres son más aventureras y más grandes viajeras que los hombres”. Él mismo estuvo por esta zona y describió su periplo en el libro El río de la desolación: Un viaje por el Amazonas .
Las compañeras de viaje Lo que tenía claro es que yo sola no podía montar un viaje a estas regiones y visitar las tribus. Tuve la gran suerte de conocer a Renata Marqués , una brasileña que vive en Río de Janeiro y se dedica a organizar viajes de incentivos para empresas. Pero, lo que a mí me resultaba interesante, es que ella llevaba años viajando a la Amazonia y colaborando en varios proyectos de mujeres indígenas . Además, tenía previsto hacer un viaje en diciembre, el primero desde la pandemia para retomar los contactos locales. Se unirían otras dos mujeres, una periodista y una colaboradora holandesa. Un plan perfecto.
Nos encontramos todas en un albergue de Manaos. Nos presentamos y comenzamos la aventura con un buen desayuno en el mercado a base de pan de tapioca y castañas, además de plátanos.
Ahí nos recogió Divina, nuestra primera anfitriona. Bajamos al muelle donde pasaban coches y furgonetas con provisiones para los barcos, turistas con maletas y mochilas, carros con sacos de tapioca, gente en bici, perros… Todo en medio del barro.
Divina nos llevó a una pequeña lancha que estaba amarrada de costado. Me entró la risa, pero el motor de 115 caballos ya transmitía otro mensaje: íbamos a ir rápidos.
Algunos ingredientes de la cocina del Amazonas. Cuesta ordenar las impresiones. Desde la comida estupenda, a base de frutas y verduras poco conocidas y usadas en Europa, y el sonido del brasileño hablado normalmente por varias personas a la vez, hasta el panorama aparentemente caótico de la calle y muelle, que me recordaba vagamente a África, y la interacción con las compañeras del futuro viaje.
Comienza la aventura Zarpamos y lo primero que vimos fueron ¡las aletas de los delfines de Amazonas! Nos acompañaron un rato. Luego llegamos a la conjunción del Río Negro y el Amazonas, que aquí llaman Solimões. La mezcla de colores era clarísima y, a partir de ese punto, el río ya es único y el gran Amazonas desemboca en el Atlántico en un delta de 240 kilómetros de ancho.
El río aporta la quinta parte de agua dulce que entra a los océanos. El caudal del río varía enormemente, en función de la cantidad de agua que llegue en la época de lluvias de enero a julio. Las crecidas pueden ser de hasta 20 metros. Por ese motivo, los poblados están todos alejados de la orilla y situados en lo que parecen cuestas en épocas secas. Durante casi medio año está todo inundado.
El Amazonas puede tener crecidas de hasta 20 metros en la época de lluvias. Impresiones de las tribus indígenas Voy a saltar las diferentes paradas y parajes para seguir con mis impresiones de los pueblos y proyectos indígenas que visitamos. Y que poco tienen que ver con lo que una se imagina en el sofá de casa. Antes de empezar, me gustaría señalar una serie de puntos a los que sólo se llega después de conocer a algunas de estas tribus.
No se puede ir así como así a visitar los pueblos indígenas. Hay que avisar y ellos tienen que consentir . Es la única manera. Con aceptación previa. Cualquiera que sea la expectativa de los encuentros con los pueblos indígenas va a ser diferente a la realidad. Para procesar mejor la gran cantidad de información que se obtiene en los encuentros ayuda buscar similitudes y aplicar el sentido común. La temática de las tribus indígenas de Brasil es muy compleja y requeriría otro tipo de análisis y escrito. Me voy a limitar a compartir mis observaciones. Las primeras tribus En el primer poblado nos recibieron dos hombres solos, en el “salón de su casa”, que es, como se suele entender, la gran cabaña en la que reciben visitantes. Tenían a la venta unos collares y parecían apáticos, y no era por el calor. Cuando les preguntamos qué deseo pedirían si se les pudiera conceder… pidieron placas solares para poder ver la televisión.
En el segundo poblado nos encontramos con varias familias venidas de la Amazonia colombiana, vestidas con atuendos indígenas y caras pintadas. Su oferta de artesanía era bastante grande y permitían que se les fotografiara.
Al estar los dos poblados cerca de Manaos son los que más a menudo reciben visitas de turistas. Y para los colombianos eso representaba una fuente de ingresos con posiblemente menos peligro que el de las zonas de las que venían.
Divina Viana y el conductor de la lancha. La historia de Divina Viana Seguimos río arriba hacia la finca de Divina Viana, que está ubicada en una bahía solitaria, rodeada de bosque. Elegimos habitaciones en su casa de huéspedes, después de tomar un baño en el río y unas cañas en la veranda mirando la puesta de sol sobre el Amazonas. Mágico.
La cocinera, Cleya, se había esmerado con la cena, a pesar de las continuas molestias del papagayo Aurora que se metía en todo. Uno de los platos era el pescado “tambaqui” o cachava negra (Colossoma macropomum ) a la parrilla. El pescado es extraordinariamente sabroso, quizás porque se alimenta de los frutos y semillas del río. No recuerdo jamás haber comido un pescado con un sabor tan delicado, agradable y de textura tan fina . Los diferentes platos de tapioca estaban también expuestos. Me doy cuenta de que la tapioca/mandioca/yuca me gusta mucho y resulta más fácil de digerir que la harina de trigo.
De noche se escucha el sonido de la selva y algún motor de barco en la distancia.
La cocinera Cleya y Sania con el papagayo Aurora. Divina es una de las mujeres emprendedoras que queríamos conocer. Creció y estudió en la comunidad de Araras, donde está su posada, hasta la edad de 10-12 años cuando se fue a Manaos al colegio. De adulta abrió una agencia de viajes (Arquipélagos Tours ) y se sacó la licencia de piloto de lancha rápida. Adquirió un barco para el transporte de turistas y comenzó la reforma de la posada.
Divina había heredado de su familia una finca relativamente grande, en estado de abandono. Un lugar que fue antaño un puesto de comercio y tenía incluso una escuela, un dormitorio para los trabajadores y una capilla.
Comenzó la reforma en la casa principal en 2019. Entonces llegó la pandemia y unas lluvias torrenciales que se llevaron parte de la finca. Su mayor desafío es mantener estable la calidad del servicio. Elige cautelosamente los socios colaboradores, entre los que estaba el barco con el que íbamos y el capitán. Va por buen camino y le deseamos suerte.
El pueblo yara Al día siguiente seguimos dirección norte para llegar al pueblo yara, en la comunidad de Bellavista do Jaregui, en río Cueiras. Ahí visitamos una cooperativa de mujeres que se estaban especializando en la producción de cosméticos hechos a base de materia prima del bosque.
Sania y sus compañeras de viaje con la cooperativa de mujeres productoras de cosméticos del pueblo yara. Cuando comenzaron, hacían solo jabones pero el grupo creció a más de 100 personas así que se dividieron y especializaron. Un grupo sigue con jabones y el otro con cosméticos y champús. Todo es orgánico, incluso el embalaje. 📍Les sugerimos que modifiquen el envase de los productos de 120ml a 100ml para que la gente pueda comprarlo y llevarlo en el avión.
En el proceso de especialización de la producción han obtenido ayuda de un profesor de la universidad de Manaos. Él les puso también en contacto con un grupo de ONGs de la India, que trabajan la técnica Ayurveda.
Probé algún que otro producto. Las fragancias me resultan desconocidas y son una autentica delicia. Algunas parecen como una mezcla de jazmín y rosas….
Povo Kambeba El siguiente poblado, Povo Kambeba, Comunidad Três Unidos , me resultó el más interesante. Coincidimos con un barco que trajo bombonas de butano al pueblo y me llamó la atención lo perfectamente coordinados que estaban los hombres que las subían cuesta arriba.
Este pueblo tenía placas solares, antenas de TV, wifi… Allí vivían unas 120 personas. Tenían un gran colegio con comedor, sala de internet y una casa dormitorio para niños que vienen de otras aldeas y pasan ahí la semana. Además, cuentan con dos equipos deportivos que participan en competiciones nacionales: uno en remo en canoa y otro en tiro con arco.
Sania practicando el tiro con arco y participante de los campeonatos nacionales de canoa de Povo Kambeba. Llamaba la atención la gran diferencia en desarrollo de este pueblo con los demás que habíamos visto. Era obvio que el líder del pueblo es una persona con visión pragmática de emprendedor. El actual director de colegio y líder es Raimundo , quien consiguió implementar la “fusión de interculturalidad”, expresión con la que aquí denominan a la mezcla de la tradición indígena con el mundo moderno. Él participa en conferencias y reuniones regionales para explicar su modelo de desarrollo y crecimiento.
Las mujeres de Novo Airão El siguiente encuentro local fue muy diferente. Conocimos a siete mujeres, maestras de escuela, de la provincia de Novo Airão, de los pueblos Tukano, Dessaa y Tariano, para compartir sus experiencias.
Ellas son especialistas en la cultura indígena y su cometido es encontrar la mejor manera de compaginar e incorporar las tradiciones y valores indígenas en los temas de la enseñanza obligatoria. La metodología de la enseñanza indígena está basada en la transmisión oral de la información, sentados en círculo, combinando varias técnicas de expresión como la danza, el dibujo o el canto.
Sania y sus acompañantes con las profesoras de Novo Airão. No tienen prácticamente medios y el apoyo mutuo que se brindan, con el intercambio de información y experiencias es fundamental. Unidas se saben más fuertes en sus esfuerzos para preservar las tradiciones.
La mayoría proviene de asentamientos a unos 900 kilómetros de Novo Airão. Han creado OPINA (Organización de Profesores de Novo Airão) con el objetivo de tener profesores de cultura indígena en todas las escuelas de la región. Esto no resulta fácil porque pocas personas consiguen ir a la escuela más allá de la obligatoria hasta los diecisiete años. Si quieren seguir los estudios se enfrentan a los problemas de financiación y discriminación. Hay cuotas de ingreso a la universidad para los indígenas, negros y mestizos. Pero la escolarización es muy cara y supone también la ruptura del círculo familiar, por lo que muy pocos van.
El encuentro con ellas fue muy enriquecedor, ya que nos dieron una bella bienvenida, charlamos distendidamente y les gusto la sesión de fotos que organizamos. Sentí una increíble seguridad, plenitud e integración en la naturaleza cuando bajamos al río para bañarnos al atardecer. Como he vivido la mayor parte de mi vida en ciudades, soy urbanita y no conozco tanto de la naturaleza que nos rodea. Máxime si son latitudes diferentes. Agradezco enormemente la posibilidad de ese acercamiento y aprendizaje.
Reflexión final ✅ Lo que aprendí: cuando se emprende un viaje largo, de varias semanas o meses, hay que programar tiempo de descanso de varios días entremedias. Con buen wifi a ser posible.
✅ Lo que no aprendí: a controlar mi impulso de comprar souvenirs artesanos. Ahora acarreo cuatro pulseras, dos pares de pendientes y dos collares indígenas… Bellísimos, por cierto.
© Fotografías cedidas por Sania Jelic.
📌 Sigue las entregas anteriores de Sania Jelic:
Viajar sola por el mundo tras la jubilación, el nuevo plan de vida de Sania Jelic
Sania en Patagonia (parte 1): Ushuaia y Punta Arenas .