Sania Jelic se adentra en la Patagonia en torno al Parque Nacional de los Glaciares a partir de dos ciudades: Calafate, la puerta de entrada al famoso glaciar Perito Moreno; y El Chalten, considerada la capital del trekking de Argentina. ¡No te pierdas sus consejos e impresiones de este paraíso de la naturaleza!
Sania haciendo senderismo en El Chalten con el monte Fitz Roy al fondo. © SJ Naturaleza indómita, paisajes apabullantes y experiencias únicas. Sania se adentra en el Parque Nacional de los Glaciares, en la frontera con Chile, para descubrir este rincón de la Patagonia. Una etapa en la que pasa de sorprenderse con la visión indescriptible del glaciar Perito Moreno a vivir en primera persona la naturaleza patagónica en El Chalten, caminando, a lomos de un caballo y haciendo rafting. Descubre cómo ha vivido Sania esta etapa de su viaje y lo que más la ha emocionado.
Qué ver en Patagonia 1. El Calafate El Calafate (o Calafate) es una de las paradas imprescindibles en este viaje por la Patagonia. Hasta este lugar se puede llegar en avión o en autobús desde Puerto Natales (se tarda unas 5 horas). ¿Por qué hay que ir a Calafate? El motivo es que desde aquí se puede acceder con facilidad (una hora y media de carretera buena) a uno de los glaciares más grandes de la Patagonia, que por su tamaño está considerado la tercera reserva de agua del mundo (después del Amazonas y Groenlandia).
El glaciar Perito Moreno, visita imprescindible El glaciar Perito Moreno (nombrado así por un personaje del siglo XIX que viajaba inspeccionando la región como perito y asentó las bases para la creación de parques naturales en Argentina) es un glaciar estable. Esto significa que su crecida y movimiento anual coincide con la cantidad de hielo que se derrite. Hay mucha información técnica interesante sobre los glaciares que se puede conseguir on line .
Sania en las pasarelas del glaciar Perito Moreno. © SJ ¿Mis impresiones? Merece, absolutamente, la pena venir. Hay que dedicar un día entero al mundo del hielo. Yo visité el glaciar en un tour con la agencia Ryan Travel , y fue muy correcto y agradable. Pero, lo que yo no sabía de antemano, es que también se puede ir al glaciar por cuenta propia comprando un billete de autobús regular en la estación de autobuses por 2.000 pesos (10 euros aprox). Todos recogen a los pasajeros en los alojamientos individuales (lo que viene a ser como un pequeño tour de Calafate).
¿Cuánto cuesta la entrada al parque? Unos 4.000 pesos, en torno a 20 euros. Al llegar al punto final encontrarás una cafetería grande, con buenos bocadillos (por ejemplo, un bocadillo caliente con pan, filete empanado a la milanesa, jamón y queso sale por 1.600 pesos, unos 8 euros). Desde ahí se parte para el paseo por las pasarelas. Existen tres recorridos con miradores y se pueden realizar en una hora y media o dos horas. He visto mucha gente comiendo sus bocadillos observando el glaciar tranquilamente.
Visitar el glaciar por mar Se puede ir en barco por la parte norte (la más bonita). Se puede llegar al embarcadero cogiendo un bus delante de la cafetería o ir desde una de las pasarelas. La navegación es de 1 hora (6.000 pesos, unos 30 euros) y se puede comprar el billete ahí). La experiencia es única. También se puede ir en canoa , pero hay que contratar esta excursión con antelación. En la época de verano austral, el sol calienta el frente del glaciar y durante el mediodía es probable ver desprendimientos. El rugido, primero muy bajito; luego cada vez más fuerte, anuncia un desprendimiento de hielo. Es un espectáculo grandioso.
El museo Glaciarium Durante la visita a Calafate hay otra parada obligatoria, el museo Glaciarium , a unos 5 kilómetros de Calafate. La entrada son 2.200 pesos. Hay visita guiada gratis, cafetería, taquillas, tienda y traslado cada hora desde la ciudad. La visita y el tour guiado permiten entender las bases del mundo de los glaciares. Absolutamente recomendable.
Tiendas en Calafate. © SJ De paseo por Calafate Y para rematar el día, hay que pasar por «La Zorra» donde tienen gran variedad de cervezas artesanales y las raciones de comida son enormes, ideales para compartir. Por último, tengo que comentar que me habían dicho que Calafate era feo y no es justo. A mí me gustó la calle principal con sus tiendas y mercadillos artesanales y restaurantes y bares para todos los gustos. En las calles aledañas hay casas bonitas, pero alejándose del centro hay viviendas de nueva o media construcción. Y es cierto que eso no es bonito pero “están en ello”.
Más datos de interés:
• Hay oficina de Western Union (para cambiar dinero por el curso “blue”).
• Además de la visita al glaciar, se pueden hacer rutas a caballo e ir a visitar en barco (navegación de 7 horas) el glaciar Upsala.
• Las personas con las que he interactuado han sido muy agradables, a pesar del río de turistas.
2. El Chalten El Chalten es un paraíso para los amantes de naturaleza. Se puede entrar en esta postal impresionante de montañas y es apto para todas las edades, ya que los trekking se hacen andando desde el pueblo y no hace falta guía. Vi muchos viajeros individuales, tanto hombres como mujeres, de todas las edades y procedencias.
Ruta de senderismo por el Parque Nacional de los Glaciares. © SJ El pueblo de Chalten está construido en el Parque Nacional de los Glaciares , en Argentina. Hasta octubre de 2022 no conectaron con los satélites para tener datos de internet, y todavía funciona muy lento. Es conocido como la “capital nacional de trekking de Argentina”, con el Cerro Torre, el monte Fitz Roy (a 3.405 metros), la laguna de los Tres y la laguna Capri como principales atractivos. Todos son unos escenarios impresionantes.
Para sentir el monte, la Patagonia y sus paisajes es necesario salir de “la postal” y tocarlo, sentirlo. Por eso hice dos actividades que me permitieron justo eso, la inmersión patagónica: • Cabalgata . A lomos de un caballo, por los cerros y las sendas, resistiendo el viento gélido… Un paso tras otro, confiando en tu compañero de viaje, el caballo. Fui con la empresa Bonanza Adventure (bonanzaadventure.com) a la finca Estancia Bonanza (estanciabonanza.com). Los caballos eran muy mansos y los gauchos que guiaban el grupo muy experimentados, profesionales y atentos. El paisaje era brutal, y soplaba un viento frío e intenso, con rachas de 30 kilómetros por hora. La temperatura era de 7 ºC y en un momento el viento incluso empujó al caballo. Yo estaba agazapada y agarrada «como una garrapata» al lomo de Panchito, que manejó bien la situación.
Sania recorriendo a caballo el Parque Nacional de los Glaciares. © SJ El viento gélido que aullaba en ese bosque al lado del cauce del río, la colonia de caballos, los gauchos, las montañas, el Fitz Roy al fondo… ¡qué sensación! Y entonces llegó la agradable sorpresa. Paramos delante de una finca donde nos recibieron con té e infusiones y pasteles. La experiencia fue fantástica y es absolutamente recomendable, incluso para aquellos con poca experiencia con caballos.
• Rafting . Para completar la inmersión en la Patagonia, en el Parque Nacional del hielo, había que tocarlo. Mojarse con el agua de los glaciares y dejarse llevar por los remolinos. La actividad la realicé con Fitz Roy Rafting (reservas@fitzroyrafting.com), que proporciona los trajes de neopreno y acompaña a la lancha neumática con una canoa. Gerardo Roberts, el guía, que se hace llamar Loli, entiende las aguas. Lleva en ello treinta años y sus ocho hijos son todos deportistas activos. El mayor, de hecho, es campeón panamericano de kayak.
El recorrido por el río transcurre a lo largo de diecisiete kilómetros, en los que hay unos dieciséis remolinos. El paisaje es lunar y la experiencia intensa. Loli lo hace increíblemente divertido con su grito “¡raise the paddle, celebrate !”. No hace falta experiencia previa para esta actividad, pero sí predisposición a pasar un poco de frío si comienza a soplar el viento. Aun así, merece la pena “tocar el glaciar de verdad”. Ahora sí. Más datos de interés:
• En los trekking el 15-30% eran personas mayores de 60 años.
• El mejor cordero se come en el restaurante La Oveja Negra.
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