Teresa, Susana, Ángeles, Mar, Olvido, Julia, Loli, Noelia, Liliana, Isabel… la energía de estas mujeres impulsa con fuerza el turismo en la Ruta del Vino de Arribes. Como si de una frenética savia se tratara, su ilusión, buen hacer y entrega llegan a muchos rincones de este territorio que, como muchos otros, se enfrenta al estigma de la España vaciada. Hoy día, son la cara visible de pequeñas empresas que configuran una propuesta idónea para viajeras que busquen gastronomía, cultura y naturaleza.
Viñedos de El Hato y el Garabato. Mujeres de armas tomar, emprendedoras, soñadoras, rebeldes, valientes… Todos estos apelativos que se emplean para definir a ciertas mujeres inconformistas que buscan su propio camino y luchan por conseguir sus objetivos tienen nombre y apellidos en la Ruta del Vino de Arribes . Teresa dejó una vida frenética para instalarse en el medio rural, Susana se ha empeñado en cuidar el medioambiente, Ángeles ha decidido seguir la estela familiar en una quesería tras sus estudios universitarios, Mar sueña con la cocina creativa entre sus fogones, Olvido sube y baja de las bodegas excavadas recuperando su memoria… De ellas y de otras emprendedoras os hablaremos en este artículo. Personas reales en un entorno natural sorprendente que os recomendamos conocer en vuestro próximo viaje. ¿Nos acompañáis a la Ruta del Vino de Arribes?
Ruta del Vino de Arribes Comencemos por el principio. Para recorrer la Ruta del Vino de Arribes hay que dirigirse a un territorio integrado por municipios de Zamora y de Salamanca , en el límite con Portugal. ¿Cómo saber si estáis en un lado o en otro? Basta con fijarse en el modo de denominar a la zona: Las Arribes en Salamanca y Los Arribes en Zamora. La división provincial es lo de menos en esta ruta marcada por la naturaleza, con 180 kilómetros de cañones fluviales, cascadas y viñedos que se aferran a la tierra; pueblos donde cada piedra narra una historia; y gastronomía de sabores genuinos. Y, uniendo ese tejido, una serie de mujeres que humanizan la experiencia de los viajeros hasta convertirlos, sin pretenderlo, en cómplices de secretos que conservarán en la memoria para siempre.
Vista de Fermoselle. Fermoselle, guardián de la memoria Si hubiese que elegir una población zamorana desde la que partir para conocer la Ruta del Vino de Arribes esa podría ser Fermoselle . Su nombre ya nos invita a soñar con el Medievo y con la belleza. Y no os equivocaréis si os instaláis en este lugar desde donde es sumamente cómodo realizar todo el itinerario. Un alojamiento ideal, con sello femenino, es la Posada de Doña Urraca (posadadonaurraca.es), ubicado en un antiguo cuartel militar y con 19 habitaciones, cada una con personalidad propia. Allí no reina Doña Urraca sino Isabel Puente que es quien vela para que la estancia sea perfecta. Al mando de los fogones está Carmina, su madre, que os sorprenderá con sus deliciosas elaboraciones a partir de carne (solomillo, chuleta, chuletón de ternera sayaguesa…), un producto que conoce a la perfección ya que tiene una carnicería y un secadero. No dejéis de reservar alguna cena en su restaurante y dejaos aconsejar por Isabel tanto en los platos como en los vinos.
Posada de Doña Urraca, en Fermoselle. © Pepa García Aunque las calles, plazas e iglesias de Fermoselle merecen una parada, también queremos recordar las ruinas del castillo de Doña Urraca , otra mujer de armas tomar que tuvo a bien retirarse a esta fortaleza al anularse su matrimonio con Fernando II de León.
📍No os vayáis sin brindar en las bodegas Pastrana (calle Rumia) que están alojadas en una cueva del siglo XVIII y que organizan interesantes catas en su interior.
📍Y si queréis conocer otra bodega curiosa, pasad por Frontío . Al frente de la misma se encuentra un simpático danés, Thyge, que dejó su país natal en 2016 persiguiendo un sueño. Ese sueño tiene forma de cepas viejas y de vinos naturales con una mínima intervención. Sus viñas poco accesibles, con un rendimiento reducido y escasa accesibilidad, son todo un reto que mantiene al pueblo en vilo. Sus vinos triunfan y sus nombres tampoco dejan indiferente: Follaco, Bébeme o Corneo, son algunos de ellos.
La ruta de bodegas de Olvido En esta vila de trazado irregular y calles empinadas, casi cada vivienda oculta una bodega excavada bajo el suelo (¡por algo es conocido como el “pueblo de las mil bodegas «!). La primera pista de este hecho la dan los ventanucos situados a ras de calle, que invitan a escudriñar la fachada para buscar la entrada. En estas cavas de roca, penumbras e instrumentos para realizar el vino, Olvido Peños se mueve como una gacela. Sus ojos verdes miran con devoción cada rincón de este universo subterráneo mientras narra decenas de anécdotas. Una tras otra, pequeñas, grandes o, incluso, con majestosos arcos que recuerdan a templos del vino, Olvido os descubrirá los secretos de este laberinto de galerías que, en muchos casos, se remonta al siglo X. Galardonada con el Premio de Emprendedora Rural en 2020, será vuestra mejor guía.
Olvido Peños ha creado una ruta por las bodegas subterráneas de Fermoselle. © P.G. Los recuerdos de Julia En el paseo por Fermoselle hay otros lugares donde el alma femenina está presente. En la Tienda de Antaño (plaza de la Iglesia, 1) es también la sonrisa de una mujer la que recibe al cliente mientras le pregunta en qué puede ayudarle. Y es que Julia Sendín está acostumbrada a eso, a ayudar a todo el que pasa por allí. Tan pronto recomienda un vino como unas rosquillas, o hace un mapa con indicaciones que dan ganas de enmarcar. Su tienda, como los ultramarinos de ayer, invita a hacer un viaje en el tiempo en el que todos los objetos de primera necesidad se concentraban en unos pocos estantes. En su comercio encontraréis desde vinos y periquillos fermosellanos –unos bollos tradicionales de Carnaval– hasta ollas ferroviarias.
Julia Sendín, en la Tienda de Antaño de Fermoselle. © P.G. Mar Marcos, soñando entre fogones Si hablamos de gastronomía en Fermoselle no podemos dejar de mencionar a Mar Marcos, al frente de los fogones del restaurante España (restaurantespana.es). Esta cocinera irradia curiosidad y honradez, además de grandes inquietudes por incorporar a la cocina de sus abuelos su propio sello personal. Ellos, que comenzaron con una panadería en Bilbao, decidieron fundar en esta zona una casa de comidas y una pensión para los cientos de obreros que se desplazaron aquí para construir la presa de la Almendra. Algunas de las recetas iniciales, como los famosos champiñones a la plancha, son herencia de aquellos años. Sus padres continuaron el negocio familiar hasta hace unos catorce años, cuando Mar tomó las riendas.
Mar Marcos, chef del restaurante España de Fermoselle. © P.G. Os animamos a degustar sus platos tradicionales y su cocina creativa. Disfrutaréis tanto con los callos al estilo de la abuela Pilar como con las sopas de ajo, los lomos de bacalao o la hamburguesa sayaguesa. Eso sí, dejad hueco para los postres porque su tarta de queso con arándanos, el arroz con leche con costra o la tarta de galleta portuguesa son exquisitos.
Visitas desde Fermoselle A pocos minutos de Fermoselle se sitúan otros emprendimientos femeninos que merece la pena conocer. Y entre unos y otros, hilvanando el territorio, pueblos y naturaleza sorprendente.
Oh Saúco!, la mermeladería de Teresa A unos 15 kilómetros de Fermoselle se sitúa Fornillos, la pequeña población sayaguesa donde Teresa Cotorruelo hizo realidad sus anhelos de comenzar una nueva vida en la tierra de sus abuelos. La rutina de esta logopeda, que vivía en la Costa Brava, cambió por completo en 2004 al instalarse en esta comarca con sus hijos Miguel y María, de 3 y 5 años. En las cuadras de la casa familiar decidió crear su propio negocio: elabora mermeladas, conservas y realiza talleres de cocina para niños y adultos (grupos de 10 personas, unos 25 €/c.u., y luego se come lo cocinado). Su hija María, en la planta superior, imparte clases de yoga.
Teresa confiesa que, a pesar de lo duro que fueron los comienzos, “este aprendizaje de vida no lo hubiesen tenido en ningún otro lugar, una auténtica inmersión en el mundo rural». En sus mermeladas sólo emplea productos de proximidad, estacionales y principalmente orgánicos. No dejéis de probar la de kiwi con jengibre o la de naranja. Y si os gusta la miel, tiene en su tienda una de roble con un sabor muy especial.
Teresa Cotorruelo, propietaria de la mermeladería Oh, saúco! Si os queréis quedar a dormir en Fornillos de Fermoselle, una buena referencia es el caserío La Casa de los Arribes (lacasadelosarribes.es) formado por cuatro viviendas rústicas renovadas, con una capacidad de 2-4 hasta 9 personas, y situadas alrededor de un espacioso jardín. Su propietario, Víctor Casas, ha creado un espacio confortable donde descubrir el valor de la vida sencilla.
Ángeles, la oveja blanca de la familia Sólo 9 kilómetros separan Fornillos de la Quesería La Faya (lafaya.es), un negocio familiar donde Ángeles Santos, la mayor de tres hermanos se mueve como pez en el agua desde que era una niña. Junto a su hermano Ignacio se incorporó en la empresa en 2010, tras haber terminado sus estudios de ADE en Salamanca. Ahora es la responsable de que todo funcione a la perfección. El trabajo es arduo ya que incluso cultivan el centeno con el que se alimentarán sus más de 1.200 ovejas de raza churra durante el invierno. Sin olvidar que deben ordeñar, criar los corderos, elaborar los quesos, cuidar su maduración, distribuirlos, asistir a ferias…
El rebaño proporciona diariamente una leche óptima para elaborar producción ecológica o DOP Zamorano. No todo lo que hacen se vende bajo estos sellos debido a otros factores como los tamaños de las piezas o su maduración. Sólo os podemos hacer un apunte más: si os gusta el queso de leche cruda de oveja o la crema de queso no podréis resistir la tentación de llevaros alguna pieza de La Faya o Fariza.
📍La experiencia turística en esta quesería familiar incluye la visita al rebaño, ver cómo ordeñan las ovejas –si coincide el horario– y una explicación de la elaboración de los quesos.
Ángeles, de la quesería La Faya (Fariza). © Pepa García Susana, cruceros para aprender y disfrutar Susana G. Bonnail es socia fundadora del proyecto de protección de ecosistemas acuáticos que derivaría en la Estación Biológica Internacional DueroDouro y en el Crucero Ambiental Europarques , una propuesta turística imprescindible en este viaje por la Ruta del Vino de Arribes. Susana destaca, sobre todo, el empeño de su marido, David de Salvador, que hace treinta años ya luchaba por la protección de la naturaleza. De esa conciencia ecológica nació la idea de mostrar los espectaculares cañones del Duero desde el propio río, además de incluir matices didácticos explicando el trabajo de conservación de esos ecosistemas. La mejor manera de comprender la dimensión de este proyecto es navegando y sintiendo la grandeza de este entorno transfronterizo.
Susana G. Bonnail contando los proyectos ambientales que se llevan a cabo. © P.G. Mientras el barco panorámico se desliza entre los cañones del Duero, los pasajeros escuchan las explicaciones sobre el entorno natural, las aves y el modo de vida. Durante la travesía incluso se toman muestras del agua del río que luego será analizada en un microscopio y mostrada a los viajeros.
Al regresar de la ruta, en la tienda, encontraréis artesanía de los dos lados de la frontera, grandes vinos, españoles y portugueses, e incluso grifos de vino a libre disposición del turista. En la web de Europarques se puede reservar plaza para este crucero que parte de Miranda do Douro.
© Crucero Ambiental Europarques. Liliana, «la xefa» de El Hato y el Garabato La siguiente parada de la Ruta del Vino de Arribes nos lleva hasta otra bodega donde conocer de primera mano las características de los vinos de la zona. De estas tierras pedregosas brotan obstinadas cepas de Juan García, Garnacha, Rufete, Tempranillo, Mencía, Bruñal, Verdejo, Malvasía Castellana, Albillo Mayor y Albillo Real. De estas uvas nacerán vinos con una acidez natural que aporta frescura, y en el caso de los tintos, una gran concentración de polifenoles y aroma a fruta madura.
Para conocer mejor estos vinos, os recomendamos acudir a la población de Formariz, donde se encuentra la Bodega El Hato y el Garabato (Palazuelo, 4). Allí os recibirá Liliana Fernández, socia fundadora de la bodega, que en 2015 dejó aparcada su trayectoria profesional y su faceta de trotamundos para ver crecer sus viñedos y elaborar vinos que no sólo hablasen de la tierra sino también de sentimientos y emociones. Junto con su pareja, el enólogo José Manuel Beneitez, ha creado un proyecto de vida y experimentación en este entorno tranquilo. Os enamoraréis de sus vinos elaborados con una fermentación espontánea y sin levaduras añadidas. Sin Blanca , Otro cuento y De buena jera son sus buques insignia, pero preguntad también por la edición limitada de «La xefa», un rosado muy especial.
Liliana Fernández y José Manuel Beneitez. © P.G. Loli Sánchez, AOVEs únicos en el mundo Imposible pasar de largo por Ahigal de los Aceiteros (Salamanca) sin parar en una almazara. Allí se sitúa Aceiteros del Águeda (arribera.es ), la almazara ecológica que dirige Loli Sánchez, una mujer apasionada de su trabajo. Esta empresa, creada en 2004, no sólo se centra en elaborar aceites ajenos sino que cuenta con tres propios (Abade ecológico, Arribera mezcla y Arribera Zorzal) y organizan visitas guiadas. Estas visitas incluyen paseos por los olivares, recorridos por las instalaciones y catas en la que descubrir la variedad zorzal , que es la única aceituna autóctona de Castilla y León. Con ella se elabora un rico AOVE de producción limitada (sólo unas cuatro mil botellas de 250 ml). El resto del aceite se realiza principalmente con manzanilla cacereña, aunque también puede haber cornicabra, picual, verdial, etc. Suaves y aromáticos son ideales para ensaladas.
Loli Sánchez elabora varias marcas de aceite en una almazara. © P.G. Bailando ‘Al son de la natura’ Terminamos esta ruta con Noelia Caballero, una emprendedora que irradia luz y calma. Especializada en fitoterapia, imparte talleres y elabora productos naturales que vende on line y en su tienda de Villasdardo (Salamanca). Si os apetece participar en algún taller de jabones, de aceites de masaje o incluso de remedios naturales para malestares cotidianos de salud, no tenéis más que contactar con ella. La podéis seguir en su perfil de @alsondelanatura en Instagram o Facebook.
Noelia Caballero, creadora de Al son de la natura. © Pepa García Qué más ver en la ruta La Ruta del Vino de Arribes no termina aquí sino que os recomendamos continuar explorando un poco más la parte salmantina. En esta provincia, uno de los pueblos más bonitos es San Felices de los Gallegos , que cuenta con una magnífica fortaleza, en la que destaca su torre del Homenaje, y un Museo del Aceite que es un auténtico tesoro. Otra localidad de interés es Villarino de los Aires donde se sitúa la Bodega Viña Romana (España, 50), que también organiza visitas guiadas.
📍Si sois más de naturaleza, estaréis de enhorabuena porque allí se encuentran espacios naturales de belleza apabullante como la cascada del Pozo de los Humos (en Masueco) o el impactante Mirador del Fraile , en Aldeadávila de la Ribera.
📍Y, por supuesto, hay que hacer alguna parada para recuperar fuerzas en los restaurantes Santa Cruz (Masueco), donde los sabores tradicionales os dejarán el mejor sabor de boca, y La Tinaja , en el pueblo de Sobradillo.
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