Si al placer de descubrir las mansiones de Getxo se le añaden algunas pinceladas de historia y arquitectura mientras la brisa del mar acaricia la cara, poco más se puede pedir. En vuestro próximo viaje a Bizkaia, os animamos a vivir la bonita experiencia de recorrer el Paseo de las Grandes Villas de Getxo sin perder de vista el mar Cantábrico.
Paseo de las Grandes Villas de Getxo con panel interpretativo en primer plano. Hemos recorrido esta ciudad vizcaína en numerosas ocasiones, pero aún conserva la capacidad de sorprendernos y de seguir desvelando nuevos secretos. Hasta ahora nos habíamos detenido en grandes obras de ingeniería, como el Puente Bizkaia, en la exquisita gastronomía local, en actividades idóneas para familias o propuestas divertidas para compartir con amigas … Sin embargo, hay algo que aún teníamos pendiente: viajar a la Belle Époque a través del devenir histórico de las preciosas mansiones de Getxo . Os contamos sus historias y anécdotas más curiosas.
La época dorada de Getxo Las elegantes villas de Getxo fueron construidas mirando al mar entre finales del siglo XIX y principios del XX en las actuales Zugatzarte , Neguri y Atxekolandeta . En aquellos momentos, la ciudad ostentaba un curioso récord: allí residían las personas con mayor renta per cápita de España . Y esas grandes fortunas no sólo estaban al frente de las empresas mineras, altos hornos, bancos o eléctricas más importantes del país, sino que también poseían una alta influencia en la esfera política y social. El historiador Raymond Carr acertaba de pleno cuando señalaba que “los hombres realmente ricos de España a partir de 1900, con pocas excepciones, eran vascos”.
Los días dorados de Getxo. © Archivo Biblioteca municipal de Getxo El sueño de Máximo Aguirre Pero para llegar a ese floreciente momento hay que retroceder un poco más, hasta mediados del siglo XIX, que es cuando se produjo el cambio de ciclo en Getxo. En aquellos momentos, la población era humilde y estaba compuesta por barrios marineros –hoy día el Puerto Viejo de Algorta– o dedicados a la agricultura –como Andra Mari–, pero eso cambiaría con la creación de una estación balnearia. La idea partió de Máximo Aguirre , un rico comerciante bilbaíno que pretendía de esta manera emular la moda de los “baños de mar” , ya instaurada en otros destinos europeos.
Al empresario, la zona de Las Arenas de Getxo le pareció perfecta para su estación balnearia y adquirió terrenos que poseían en aquel momento un escaso valor (0,1 céntimo de euro el metro cuadrado) al estar situados en zonas de marisma. Francisca Labroche , viuda de Máximo Aguirre, no solo preservó el legado urbanístico de su esposo, sino que transformó aquellos terrenos en una ciudad de vacaciones para la élite bilbaína del siglo XIX. El inicial balneario de los Aguirre llegó a contar, por tanto, con villas residenciales y todo lo que los “nuevos turistas” necesitaban para su ocio, como casino, campo de golf o hipódromo.
Getxo obtuvo el espaldarazo definitivo con la inauguración en 1887 de una línea de ferrocarril que unía Bilbao con Las Arenas, los veraneantes hasta entonces llegaban con vehículos de tracción animal. Esto supuso su consagración definitiva como “destino de salud y de vacaciones”.
Estación balnearia de Las Arenas. © Archivo Biblioteca municipal de Getxo Cómo son las villas de Getxo En este contexto histórico, no resulta extraño que las mansiones de Getxo, que inicialmente se levantaron en la zona del Muelle de Las Arenas, fuesen un «escaparate social». Las villas debían mostrar las fortunas y posición de quienes las habitaban (los Ybarra, Gorbeña, Allende, Arana, Zabalburu…). Para su edificación contaron con renombrados arquitectos como Severino Achúcarro, Manuel María Smith, Mario Camiña y Rafael de Garamendi, entre otros. Estos siguieron alguna tendencia pero también estilos variados: regionalista vasco, montañés, inglés, ecléctico…
Aunque al hacer el recorrido las observéis desde el exterior, ya que casi todas son casas privadas, y se perciba una gran diferencia entre ellas, suelen seguir un patrón arquitectónico similar. Cuentan con un sótano o semisótano, que es la zona de servicio, con cocinas, bodega, lavaderos, cuarto de plancha); una planta baja donde se recibía a los invitados con un gran hall, salón, biblioteca, comedor, salas de billar o de baile; una primera planta destinada a dormitorios y a la zona de estar de los niños; y, por último, en la segunda planta se situaban las habitaciones de los empleados y el desván. La decoración interior, al gusto de la Belle Époque , demostraba la opulencia de sus propietarios por lo que no se escatimaba en detalles. Actualmente algunas de las familias propietarias han desaparecido de la vida empresarial, pero otras han sobrevivido a los cambios.
Palacio de Lezama Leguizamón. ✅ No te pierdas: La ruta autoguiada “deapie de Juana Bizcarra” con la que se visitan grandes villas y mansiones entre Zugatzarte y el barrio de Las Arenas siguiendo la historia de una “aña”, la empleada o nodriza que cuidaba a los hijos de los burgueses en el siglo XIX en Getxo. Puedes descargarte el pdf en el enlace anterior.
Paseo autoguiado de las grandes villas de Getxo Realizar el ‘Paseo de las grandes villas de Getxo’ es sumamente sencillo porque se puede hacer de forma independiente gracias a la instalación de 29 paneles interpretativos (descarga el plano ) que permiten conocer unas pinceladas de cada una de las mansiones (euskera, castellano e inglés). En el panel también aparecen dos bonitas acuarelas, una con una imagen general de la mansión y otra de detalle. También debéis saber que las villas están protegidas desde 2001 como Bien Cultural dentro de la categoría de Conjunto Monumental.
El itinerario puede partir o bien del monumento a Churruca , en Las Arenas, adonde se llega fácilmente en metro desde Bilbao (estación Areeta), o bien desde las Galerías Punta Begoña (estación Neguri). Merece la pena transitar los 2.300 metros de recorrido sin prisas, disfrutando del paseo y jugando a imaginar cómo sería vivir durante la Belle Époque en una de esas preciosas residencias. En este artículo no podemos describir todos los palacetes del itinerario, pero en la web de la oficina de turismo os podéis descargar una publicación en pdf dedicada a las villas .
Monumento a Evaristo Churruca, en Getxo. Monumento a Evaristo Churruca Antes de empezar a caminar, nos detendremos en el monumento dedicado a Evaristo Churruca, el ingeniero responsable de hacer navegable la ría y, por ende, del desarrollo industrial vizcaíno. La imagen del conjunto escultórico realizado por Miguel García Salazar refleja a un hombre luchando contra las fuerzas de la naturaleza, representada por el dios Neptuno.
Muelle de las Arenas A partir de ahí, la primera parte del recorrido prosigue donde comenzó todo, en la playa y muelle de Las Arenas, y continúa de forma paralela al paseo de Zugatzarte. La antigua estación balnearia (el Establecimiento de Baños de Mar Bilbaínos ) ha cedido paso al Real Club Marítimo de El Abra , que organizó la primera Copa del Rey de Vela en 1905, la misma que actualmente acoge Palma de Mallorca.
Muelle de Las Arenas. Por el camino aparecerán viviendas como Cristina Etxea , un conjunto construido en 1894 por Alberto de Palacio y Elissague , artífice del Puente Bizkaia (Patrimonio de la Humanidad), junto al francés Ferdinand Joseph Arnodin. También de grandes obras en Madrid, como la estación de Atocha y el Palacio de Cristal. Este reputado arquitecto tenía aquí su residencia de verano e incluso falleció en la misma. Como ha sufrido varias reformas a lo largo de los años, su impronta difiere de la original.
De aquellas villas iniciales del muelle de Las Arenas aún queda Kai Gane , que conserva sus aires nórdicos. De la Villa ABCD , que formaba parte del antiguo balneario, apenas quedan unos restos originales de decoración modernista donde se puede leer “Villa C”. En torno a la estación balneario también se situaba Amandrerena , una villa cuyos volúmenes no pasan desapercibidos.
Hotel Embarcadero, en el Muelle de las Arenas (Getxo). Antes de llegar a la playa de la Bola observaréis otras villas como Itsas Begi (1927), de estilo regionalista neovasco, y Bidearte (1927), del mismo estilo, pero con rasgos montañeses e influencia británica que estaba integrada por varias viviendas. Si os apetece hacer una parada, aprovechad en Villa Ariatza (1925), que alberga el hotel boutique Embarcadero , porque luego no encontraréis más opciones hasta llegar la playa Ereaga o al puerto deportivo.
Casa Cisco, en Getxo. Otras bonitas mansiones que salen al paso son Kaialde , un buen ejemplo de arquitectura palaciega vizcaína, y Kaiertza (1929), a medio camino entre las casas solariegas montañesas y los palacios barrocos vascos. Particularmente curiosa es Casa Cisco (1909), del empresario y político Luis Arana Urigüen. Para este proyecto, el arquitecto Manuel María Smith se inspiró en la sencillez de las cottages inglesas aunque con las reformas se ha ido “barroquizando”. Tras esta primera vivienda, llegaron otros dos “Ciscos” (1948 y 1955) proyectados por Eugenio Aguinaga.
Muelle de Arriluze, en el barrio de Neguri (Getxo). Muelle de Arriluze Al Muelle de las Arenas le sigue el Muelle de Arriluze al que se siguen asomando las grandes villas y mansiones de Getxo. Antes de entrar en el mismo haced una nueva parada en el palacio Eguzkialde (1918), construido en estilo neomontañés por el arquitecto Leonardo Rucabado. Este es uno de los edificios más conocidos y representativos de la arquitectura vizcaína del primer tercio del siglo XX. Aunque fue un encargo del industrial Pedro María Barbier, y su primer inquilino, lo adquirió en 1957 el matrimonio formado por Enrique Lequerica Erquicia y Pilar Careaga Basabe . Ella fue la primera ingeniera industrial de España y la alcaldesa de Bilbao entre 1969 y 1977.
Palacio Eguzkialde, en el Paseo de las Grandes Villas de Getxo. Pero si hay una villa de Getxo en la que hay que detenerse sí o sí esa es el Palacio Lezama-Leguizamón (1903). Edificado para el político Luis Lezama, es uno de los palacios burgueses más relevantes del primer tercio del siglo XX de Bizkaia. Fue construido por José María Basterra y reformado por Manuel María Smith, quien también firmaría el palacio de Ampuero (1928), de estilo regionalista, y el de Aitzgoyen . Éste último es de estilo neovasco popular, cubierta a dos aguas y llamativos tonos azules en entramados y aleros. Su jardín, con capilla, pérgola y glorietas, completan una preciosa postal.
Palacio de Ampuero, en el Paseo de las Grandes Villas de Getxo. Galerías de Punta Begoña, abierto por obras Antes de llegar al palacio de Arriluce, que acaba de abrir sus puertas como hotel, pasaréis por dos construcciones relevantes: la estación de Salvamento de Náufragos (1920), que recuerda a un caserío vasco, y las Galerías de Punta Begoña (1918). Las Galerías formaban parte de la mansión de Horacio Echevarrieta , un importante empresario y político, que os sonará porque fundó Iberia, los Altos del Duero (Iberdrola), urbanizó la Gran Vía de Madrid y de Bilbao… Incluso intervino en la construcción del submarino E-1 y de un transbordador aéreo en las cataratas del Niágara. Una persona inquieta donde las haya.
Base de Salvamento Marítimo de Getxo. Las Galerías de Punta Begoña son las únicas abiertas al público del Paseo de las Grandes Villas de Getxo . Se pueden visitar de forma autoguiada, a través de paneles, o guiada los fines de semana (2 € mayores de 10 años). Eso sí, siempre con casco que es como mejor se ven los lugares “abierto por obras”. Y si no os da tiempo… siempre se puede hacer de forma virtual .
Galerías Punta Begoña, en Getxo. Palacio de Arriluce, el 5 estrellas de Getxo Construido en 1912 por el arquitecto bilbaíno José Luis Oriol, el Palacio de Arriluce ha sido reconvertido en un establecimiento hotelero de lujo. De este modo se puede cumplir un sueño: “habitar” durante unos días uno de los palacetes más bonitos de Getxo.
La mansión se ha renovado completamente para asegurar el confort de los huéspedes, pero mantiene su esencia original. Con sólo 49 habitaciones, este hotel brinda una experiencia cinco estrellas al viajero tanto en descanso como en su completa zona wellness y en su restaurante Delaunay, de la mano del chef Beñat Ormaetxea.
© Palacio Arriluce, nuevo hotel 5 estrellas de Getxo. Después de explorar estas impresionantes villas y mansiones de Getxo, os sugerimos continuar disfrutando de la cocina vasca en el restaurante Tamarises Izarra o en cualquiera de los agradables locales del Puerto Viejo. Este recorrido por aquella Belle Époque que amaba la belleza, la cultura y el arte sólo puede terminar con un brindis y el ardiente deseo de seguir conociendo la ciudad.
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© Fotos cedidas por Turismo de Getxo.
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