Niégate a escuchar o a decir eso de que Aveiro es la Venecia de Portugal porque mira, no, ni falta que hace. Que tenga canales y barcas que navegan por ellos no la hace similar. Te proponemos un viaje a Aveiro con amigas donde navegarás, irás a la playa, comerás estupendamente y descubrirás sus curiosidades.
Atardecer sobre los canales de Aveiro. © Kelu Robles Tiene tal belleza propia y tan portuguesa que, cuando la visites, nos darás la razón. Más allá de clichés, nos referimos a una ciudad coqueta, rodeada por canales , edificios art nouveau , jóvenes en bicicleta , barcos moliceiros con dibujos de chistes verdes –esto merece una explicación–, coloridas casas a rayas y un pasado protagonizado por audaces marineros . Y ahora, que venga alguien a compararla con otras ciudades. Viajar a Aveiro con amigas nos adentra en un cuento que no te puedes perder por las siguientes razones:
1. Son unos salados La ciudad sufrió una tormenta tan grande en el siglo XVI que casi la destruye por completo. Las marismas insalubres redujeron todo a la mínima expresión pero, en el carácter de los aveirenses, rendirse nunca fue una opción. La calidad de la sal que proporcionaban sus salinas se convirtió en el motor económico de su prosperidad y supervivencia. Hoy, testigos de aquella época, en el barrio de Beira Mar se pueden observar los antiguos almacenes de sal . Por sus calles repletas de coloridas edificaciones de madera y pequeñas casas, transitan ahora más viajeros y universitarios que pescadores, pero la sal sigue estando presente en el Ecomuseo de la Marinha de Troncalhada . Allí se muestra cómo eran los métodos de producción artesanal del condimento y se dan cita los aficionados al avistamiento de aves para fotografiar la gran variedad de especies protegidas, como la garza imperial .
Vecino de Aveiro, a 8 kilómetros se encuentra la capital de la ruta del bacalao del centro de Portugal. Ílhavo celebra cada agosto el Festival de este producto y rinde homenaje a la historia del protagonista de forma permanente en el Museo Marítimo . Su arquitectura –obra de Nuno Mateus y José Mateus– fue galardonada en 2003 con el Premio Mies Van der Rohe de Arquitectura Moderna.
Ecomuseo de la Marinha de Troncalhada. © CMAveiro/Museo da Cidade/Imagoteca 2. Sus barcas con chistes verdes Es indiscutible que los protagonistas de Aveiro son los moliceiros . Este tipo de embarcaciones pasean a cientos de visitantes y recorren las arterias del corazón de la ciudad mientras sus tripulantes –hoy reencarnados en guías turísticos– cuentan el papel que jugaron en el siglo XIX: cómo se recogía el moliço –el lodo de la ría– y cómo, una vez seco, servía de abono para las tierras de los agricultores en la región.
Coloridas, elegantes y también con mucha guasa , la mayoría de estas barcas contienen en su proa y popa diseños que representan brincadeiras (chistes, gracietas) de tipo erótico, con la mujer como centro de atracción. Una manera de luchar contra la censura de la dictadura portuguesa (1926-1974) y olvidar un pasado en el que las embarcaciones fueron totalmente negras.
Chiste verde en un moliceiro de Aveiro. © Kelu Robles 3. Las bicis gratis Mientras en las grandes capitales de Portugal se hace casi imposible el uso de bicicletas debido a sus empinadas cuestas, Aveiro presume de planitud ofreciendo gratuitamente las conocidas BUGAs (Bicicletas de Utilización Gratuita de Aveiro). Son más de 350 y promueven un ambiente alejado de ruidos desde las 10h a.m. hasta las 19h p.m, todos los días de la semana. Basta con inscribirse en el punto de recogida de la Praça do Mercado para comenzar su disfrute, sin olvidar las precauciones obvias.
El préstamo de bicicletas en Aveiro es gratuito. Busca las famosas BUGAs. 4. Mandan huevos Los ovos moles (huevos blandos) son el dulce más famoso y tradicional de Aveiro. Hoy se exportan por todo el mundo, pero su invención se remonta a la Edad Media, cuando las monjas del extinto Convento de Jesús, para aprovechar todos los huevos que recibían de la caridad, usaban las claras para plancharse los hábitos –imaginad el olor–, y sacaban rédito a las yemas inventando este dulce . Con formas marinas, de conchas y caracolas, no existe pastelería que no exclame en su exterior tener a la venta al menos un par de sus preciados ovos moles. Tienes que probarlos en tu viaje a Aveiro con amigas.
Taller y venta de ovos moles en Oficina do Doce (Aveiro). © Pepa García 5. La fiebre selfie de Costa Nova En esta localidad aledaña a Aveiro, nadie se resiste al hipnotismo que producen los colores de sus casas de pescadores . En el paseo marítimo, las fachadas de rayas blancas y otros tonos hacen soñar a los hinchas futbolísticos con los emblemas de sus equipos. Los más jóvenes posan ante sus smartphones buscando obtener ‘Me Gustas’ en Instagram. Mientras tanto, los habitantes de Costa Nova contemplan la estampa orgullosos, sentados desde sus porches de madera. Mientras el espectáculo del colorín y fotos se da a un lado, al otro, los quioscos que ofrecen bolachas (galletas) americanas y tripas (una especie de crepe relleno) provocan en verano esperas y colas entre los más golosos.
En Costa Nova se encuentra una de las playas más cercanas a Aveiro y, unos kilómetros al norte, en la playa de Barra , nos espera el faro más grande de Portugal . A sus imponentes 62 metros de altura se llega ascendiendo 283 peldaños, y la luz que emite llega a una distancia de 43 kilómetros.
Antiguas casas de pescadores en Costa Nova. © Pepa García 6. Todo, con mucho arte Un sello inconfundible de la elegancia aveirense la aporta el art nouveau de los edificios del centro de la ciudad . A principios del siglo XX, los emigrantes que hicieron fortuna en Brasil comenzaron a regresar y su llegada trajo consigo la construcción de lujosas edificaciones modernistas, estilo que triunfaba entonces en el resto de Europa. El matiz portugués añade a sus particularidades el uso de los azulejos , icono de la arquitectura nacional. En las oficinas de turismo de la ciudad se puede contratar una ruta guiada por diez edificios de este estilo , como es el propio Museo de Arte Nova .
En el paseo hacia la Estación de Tren Antigua el muralismo actual alegra las paredes de almacenes abandonados y, ya en la estación, el clásico blanquiazul portugués cuenta la historia de Aveiro , dibujada en impresionantes paneles de azulejos –originales de la Fábrica da Fonte Nova (1916)–, con motivos costumbristas y escenas regionales de pesca y campo.
Estación de Tren Antigua y murales situados en el camino a la misma. © Kelu Robles Guía de Aveiro | Etheria Magazine La gastronomía de Aveiro es, como en todo Portugal, un auténtico placer. No te pierdas en O Batel (25€/aprox) el bacalhau à Batel , su plato estrella, pero reserva porque es tan pequeño, como coqueto y peculiar. No puede faltar en un viaje a Aveiro con amigas. La calidad del producto y el saber hacer del Mercado do Peixe (30€/aprox) también merecen una visita. Se encuentra sobre el propio mercado de pescado de la ciudad. Por último, un local elegante donde darse el capricho es Salpoente , un restaurante ubicado en una casita junto al canal de San Roque. Ofrece menú degustación desde 39 € (no incluye el vino).
¿Cómo comportarse ante los petiscos de Portugal? Como buen país del sur de Europa que se precie, en Portugal no son amigos de las prisas, así que los comensales tienen como costumbre picar algo mientras les preparan los platos que hayan pedido. Siempre que no queramos tomar algo que esté en la mesa, basta con pedir que lo retiren para que no tengamos sorpresas en la cuenta final. Lo más típico suele ser mantequilla, paté de pescado y aceitunas, pero si hay productos como jamón, croquetas de bacalao o quesos, sospecha, porque quizá ese lugar esté demasiado orientado al turismo y no centre su objetivo en la calidad del servicio.
Estación de tren de Aveiro. Agradecemos enormemente que la mayoría de portugueses que se dedican a la hostelería tengan buen nivel de castellano , pero nunca está de más recordar las distintas formas de pedir café y así evitarnos confusiones. Al café solo, lo llaman bica ; al cortado, pingado ; y al café con leche, meia de leite . Si quieres tomar un gran vaso de leche manchada de café, entonces pide un galão –ellos lo suelen tomar en las meriendas–.
Recuerda que todo el centro de Aveiro tiene servicio de estacionamiento regulado . Existe un aparcamiento gratuito al aire libre muy cercano al centro histórico, pero al otro lado de la ría.
Más información en Región Centro de Portugal (información en castellano).
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