Las relaciones entre vecinos, ya se sabe, encierran ‘amorodios’ ancestrales. Los piques entre pueblos, provincias y comarcas fronterizas sólo se dejan atrás en contadas ocasiones. Como ésta, porque cuando se trata de custodiar la joya montañosa que cántabros, asturianos y leoneses comparten, la cosa cambia. Ahí todos sacan pecho por el tesoro en común.
Mirador de Fuente Dé. © Turismo de Cantabria. (Cantur S.A.) Ya ha pasado más de un siglo desde que Picos de Europa fuese declarado Parque Nacional por el rey Alfonso XIII, y en Etheria Magazine hemos comprobado que este espacio natural sigue en plena forma recorriendo su impresionante orografía. Decidir cuál de los cinco rincones que te recomendamos es el más atractivo te lo dejamos a ti.
⚠️ Advertencia: este artículo sobre Picos de Europa puede producir quesoadicción .
Ruta del Cares. © Kelu Robles. 1. Ruta del Cares, la Garganta Divina Más de 500 obreros excavaron en la piedra caliza prolongadísimas galerías junto al río Cares. Picaban al filo del precipicio, sujetos por cuerdas y recordando que no eran funambulistas, pero casi; las rudimentarias condiciones de hace más de un siglo provocaron que once de ellos perdieran la vida en la tarea. La construcción de estas vías facilitaba el mantenimiento de la central hidroeléctrica de Camarmeña —todavía activa— y hoy la ruta atrae a viajeros de todo el mundo. Recorrer los 22 kilómetros que separan Posada de Valdeón (León) de Puente Poncebos (Asturias) , es muy atractivo por el escaso desnivel del camino, pero no te confíes y lleva el calzado adecuado.
Paseando desde el pueblo de Caín apreciarás la parte más mítica de la Garganta Divina, así que no es necesario que hagas el camino al completo para ver lo más impactante. Si aún así haces todo el itinerario y te crees muy fuerte, es que todavía no has probado el queso de Valdeón . No te dejes engañar por su dócil apariencia porque el untable no deja títere con cabeza, es un fuerte entre los quesos más fuertes. En las Queserías Picos de Europa (quesospicosdeeuropa.com), los hermanos Tomás y Javier Alonso elaboran tarros de este tipo de queso desde hace más de 35 años, y sus productos cuentan con diversos premios gastronómicos nacionales e internacionales.
Naranjo de Bulnes. Pico de Urriellu. © Manuel S.Calvo/ Turismo de Asturias 2. Naranjo de Bulnes, el Picu Urriellu de Cabrales Reconocerás el macizo calcáreo más famoso de Asturias por su inconfundible perfil puntiagudo, producto de más de 300 millones de años de plegamientos, glaciaciones y formaciones kársticas. Decenas de escaladores se preparan en la base para empotrar pies y manos en las arrugas de las caras del Urriellu. Y eso que no es tan fácil contemplar de cerca la mole. Llegar al pueblo de Bulnes sólo es posible a pie a través de varias rutas de senderismo, o bien en el funicular que sale de Puente Poncebos. Eso sí, no te olvides de que estamos en Cabrales y ¡sería un delito irse de aquí sin probar su popular queso! Como en Etheria Magazine somos gente legal y no nos gusta delinquir, te animamos a probarlo en las tabernas del concejo. Lo puedes acompañar por un buen pedazo de pan de escanda, un cereal típico del centro de Asturias cuyo cultivo se ha recuperado.
Fuente Dé. © Turismo de Cantabria (Cantur S.A.) 3. Fuente Dé, el balcón de Cantabria Superar el vértigo que da subir en el teleférico de Fuente Dé tiene un premio a la altura, porque allí arriba, al filo del mirador, la panorámica también nos regala una lección de geografía. Es todo un placer jugar a identificar el Macizo central de los Picos, el Coriscao a la cabeza, Peña Sagra o la Montaña Palentina. La estación superior, conocida como El Cable, se sitúa a 1.823 metros de altura y, en menos de cuatro minutos, la cabina asciende nada menos que 753 metros. Imagina tres veces el tamaño del Pirulí y te harás una idea de la dimensión del asunto. Te proponemos que subas en funicular y que regreses andando, pero ten en cuenta que son 15 kilómetros y completar la hazaña te llevará 4 horas aproximadamente. Agudiza los sentidos, porque en el camino podrías cruzarte con los compañeros de viaje más salvajes del parque nacional: águilas reales, buitres, alimoches, quebrantahuesos, rebecos, jabalíes, corzos y, con mucha, mucha suerte, hasta algún oso pardo. Prometemos que después de tanto esfuerzo te recuperarás convenientemente si pruebas las “barritas energéticas” cántabras, como son el cocido lebaniego, el queso de Tresviso y, de postre, la torrija de sobao. En la carta del Parador de Fuente Dé nunca faltan estas opciones.
Lagos de Covadonga (Asturias). 4. Lagos de Covadonga Los lagos enmarcan cada año la etapa más verde de la Vuelta Ciclista a España. No podemos dejar pasar la oportunidad de conocerlos sin visitar previamente el complejo de Covadonga y adentrarnos en la impresionante Santa Cueva para saludar a la patrona de Asturias, La Santina, que permanece allí desde hace más de 1.300 años. El serpenteo de la carretera bordea el Enol, nuestra primera parada en las lagunas glaciares. Los animales asturianos por antonomasia —las vacas, qué duda cabe— pastan junto al lago Ercina en una bucólica postal. Existe un tercer lago, el Bricial, que sólo se deja ver en primavera, con el deshielo. Además, en los Picos de Europa comprobaremos cómo (demonios) son esos bosques atlánticos de los que tanto nos hablaban los libros de texto en la escuela. Los de aquí albergan más de dos mil especies vegetales distintas: acebos salvajes —en peligro de extinción—, robles, hayas, fresnos, castaños, encinas y hasta orquídeas. Recuerda que el parque es Reserva de la Biosfera, por lo que en temporada alta el acceso a los lagos sólo es posible en transporte público.
Puente Romano (Cangas de Onís). © Ayuntamiento de Cangas de Onís 5. Cangas de Onís, el peso de la historia En esta puerta natural de Picos de Europa , además de Don Pelayo, existen otros dos reyes indiscutibles: el puente romano y el Gamonéu. El triunfo de la Batalla de Covadonga, en el año 722, marcó un antes y un después en la historia de Cangas. La localidad pasaría a convertirse en la capital del reino de Asturias y en un símbolo de la resistencia al poder musulmán. Los vestigios de su pasado regio están presentes por toda la localidad en forma de palacetes y monumentos, sin embargo, en cuanto al puentón, reina la confusión histórica. Que todo el mundo lo llame romano hace pensar, lógicamente, que lo debe ser, pero la realidad es que se construyó en la Edad Media, durante el reinado de Alfonso XI, imitando el estilo romano del que supuestamente había antes. En cuanto al rey gourmand de Cangas, ¡qué decir del Gamonéu! Este queso activa papilas gustativas que ni sabíamos que existían. Su mantecosidad, el gusto a avellana con un toque picante y su particular ahumado en las cabañas de los pastores, lo hacen realmente único.
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