Menorca, la isla más tranquila del Mediterráneo, es también una buena opción más allá del verano, cuando cierra sus puertas y casi cien mil personas abandonan sus playas y rincones bañados por el mar. Presta atención porque en este artículo encontrarás 15 experiencias que se disfrutan más en Menorca en temporada baja.
Atardecer en Mahón. ©P.G./Etheria Actualizado en abril 2024
Las chanclas y las toallas se recogen. Menorca en temporada baja vuelve a florecer con todo su esplendor, aunque bajen sus temperaturas y llegue el temido viento que azota las tardes de otoño e invierno. Quienes viven en Menorca todo el año respiran aliviados cuando los turistas se van, porque saben que es cuando más se disfruta de la isla. Este destino es también un buen sitio para descansar, aunque no llevemos el bañador en la maleta.
1. Disfruta de su Camí de Cavalls Este camino, que circunvala la isla, es intransitable cuando aprieta el calor… Por lo que es un buen destino cuando bajan las temperaturas. Disfrutar de la singularidad del paisaje de la isla es posible en otoño o primavera. Pasear y pasar por el Faro de Favaritx, Cala Pregonda o Cala en Turqueta es obligado fuera de temporada. Y se puede hacer caminando, en bicicleta… O a caballo.
Faro de Favaritx. 2. Ve al sur de la isla En verano es casi imposible conocer sus calas más famosas, así que fuera de temporada se puede disfrutar, aun más, de la belleza de Cala Macarella , Macarelleta y Cala en Turqueta . Un picnic en la arena, con sobrasada y queso de Mahón, o deleitarse con el mar Mediterráneo y el silencio de la naturaleza es algo que solo se puede hacer más allá del verano.
3. Haz turismo por el interior de Menorca En verano es habitual explotar al máximo el tiempo en la zona costera, más cercana a la playa, pero Menorca guarda en su interior pequeños pueblos ideales para disfrutar de un paseo. Es Mercadal, San Lluis, cerca de Mahón, Alayor… Sus localidades son perfectas para pasear en cualquier época del año. Por supuesto, ir de compras es otra de las opciones. Su moda relajada se puede encontrar en los escaparates de las tiendas, además de algunos de sus mejores productos gastronómicos, entre los que no puede faltar la sobrasada entre otros embutidos. Y sus quesos.
Las avarcas son el calzado tradicional de Menorca. ©P.G./Etheria Magazine 4. Ciudadela sin gente La ciudad más transitada de la isla es tranquilidad absoluta cuando solo está habitada por los menorquines, así que disfrutar de su casco histórico sin gente es uno de esos pequeños placeres que te puedes dar, con una chaqueta puesta. Si hace sol, sentarse en los alrededores de su mercado y probar algo de la gastronomía local es casi obligatorio. Imprescindible contemplar los palacios burgueses que salpican sus calles.
Catedral de Ciudadela. ©P.G./Etheria 5. Un café en Es Castell Este pequeño puerto cercano a Mahón se convierte en un remanso de paz fuera de temporada. Es buena alternativa para disfrutar de un café con vistas al puerto más grande de la isla. Y soñar con tener una enorme casa s’altra banda .
6. Subir al Monte Toro El punto más alto de la isla, con 358 metros de altura, es una maravillosa excursión cuando hace sol y no hay demasiado viento. Observar el paisaje de la isla después de visitar el santuario de la Virgen de Monte Toro invita a intentar adivinar la lejanía de sus faros, observar sus fronteras, y comprobar la diversidad de la naturaleza…
Vista desde el Monte Toro, junto al santuario, el punto más alto de la isla. ©P.G./Etheria 7. Mediodía en Mahón El Mercat des Peix , construido en 1926, es el centro de reunión de los menorquines que viven en Mahón. El tapeo es continuado durante todo el día, hasta el final de la tarde. Raciones, pinchos, cervezas, vinos y pomada –ginebra local con limón– riegan cada sábado. Primero, se pueden observar sus puestos de pescado y marisco y, después, uno se puede animar a tomar algo al ritmo de la música.
Mercat des Peix (Izq.) e imagen del centro de Mahón (Dcha.) ©Paloma Herce 8. Disfruta del Teatro Principal de Maó (Mahón) El Teatro Principal de Maó es el teatro de ópera más antiguo de España, y no suele ser una visita habitual cuando uno viene a una isla con plan de playa; por eso, fuera de temporada, merece la pena. Danza, teatro, música, ópera… Hay una gran variedad en su programación y se convierte en un plan perfecto para terminar cualquier noche del fin de semana.
9. Playas vacías Visitar las calas más famosas es uno de las mejores recomendaciones cuando no hay tanta gente, disfrutar de aquellas más desconocidas, es un requisito indiscutible. Pasear sin que haya nadie por playas como Son Bou , Platja St. Thomas y Binigaus, Cala Tortuga … Es una satisfacción que solo disfrutan los que viven en la isla todo el año.
Cala Galdana, una de las calas más conocidas (accesible en coche). ©P.G./Etheria 10. Tomar fotografías ¿Hacer una foto a Cala Cavallería al atardecer? ¿Cala en Brut y sus pequeños miradores vacíos? ¿El puerto de Ciudadela solo con barcos? ¿La Cova d’en Xoroi sin gente? Menorca fuera de temporada es el escenario perfecto para los amantes de la fotografía. Acércate a todos aquellos lugares en los que los turistas te estropean la foto.
Puerto de Ciudadela. ©P.G./Etheria 11. Visita Binibeca Nou La localidad más conocida de la isla se vuelve mucho más silenciosa fuera de temporada. Perderse en sus calles y soñar con vivir en alguna de sus casas algún verano se convierte en algo más especial en ese periodo en el que no hay que pedir silencio… Porque es el silencio en el que te acompaña en el paseo. Aprovecha y acércate luego a disfrutar del paisaje de Ses Olles y del Club Marítimo de Binisafua.
12. Visitar dólmenes y talayots Navetas, dólmenes, talayots… Las construcciones talayóticas salpican la isla, convirtiéndola en un interesante lugar de peregrinación para los amantes de la Prehistoria. Por toda Menorca podemos encontrar grandes ejemplos arquitectónicos de este periodo: la naveta Des Tudons, la necrópolis de Calescoves –ya de por sí es una cala impresionante–, el poblado de Trepucó, el talayot de Torelló, la necrópolis de Cala Morell… Es imprescindible visitar alguno de estos rincones para entender la historia de la isla.
Las taulas son un elemento arquitectónico típico de la Prehistoria en Menorca. 13. Menorca, verde y azul: Es Grau En los alrededores, el azul turquesa baña cada una de sus costas. Un azul que se torna marino cuando hablamos del norte, con su roca más oscura bañada por las aguas. El interior, es verde, con sus bosques de encinas y pinos, por mencionar algunos árboles. Y donde se mezclan el azul y el verde es en Es Grau , un parque natural en la isla, Reserva de la Biosfera desde 1993. Un rincón ideal para visitar en otoño, con aves y una gran diversidad de especies que nos harán olvidar, por un momento, que estamos en Menorca.
14. Reserva en sus mejores restaurantes Algunos de sus restaurantes son imposibles en verano, aprovecha para disfrutarlos cuando la isla no está tan abarrotada… Y no es necesario reservar. El Rais , con vistas al puerto de Mahón, es una buena opción. Mestre d’Aixa (mestredaixamenorca.com/), en el mismo puerto, también. En Ciudadela ocurre con el Café Balear (baleargrup.com), imposible en meses como julio y agosto. En el interior, cerca de la capital de la isla, disfruta de Pan y Vino (panyvinomenorca.com), con un toque francés, una casa menorquina en mitad del campo, cerca de San Luis. Si está abierto Paput (paputmenorca.com), en Mahón, acércate a tomar una de sus hamburguesas. ¿Otra recomendación? El restaurante de las bodegas Binifadet (binifadet.com).
Plato del restaurante Pan y Vino (Izq.) y hamburguesa de Paput (Dcha.). ©Paloma Herce 15. Duerme en sus hoteles boutique o en el interior de la isla Olvídate de un hotel con vistas al mar, ya podrás disfrutar de ellos en verano. El silencio de la isla invita a dormir en lugares más intimistas. En Mahón, el Jardín de Ses Bruixes es uno de los hoteles-boutique más codiciados de la ciudad, de estilo inglés en pleno centro. Sant Joan de Binissaida se ha convertido en el hotel más rural más famoso de la isla. Apunta también Alcaufar Vell , la antigua casa de la familia Mercadal reconvertida en hotel; y Cristine Bedfor (del que ya te hemos hablado) . Y a soñar… con volver.
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