Si te consideras una mujer deportista, podrías pasarte la vida recorriendo (en modo activo) la geografía española desde Galicia hasta Murcia y desde Cataluña hasta las Islas Canarias. Y sin repetir actividad ni una sola vez. ¿No nos crees? Continúa leyendo nuestras propuestas de turismo activo en España.
Observación de aves en el Parque de los Alcornocales. ©K.U. En este artículo dirigido, sobre todo, a mujeres dinámicas comenzaremos ofreciendo planes divertidos y activos en cuatro comunidades autónomas, las primeras de la lista en orden alfabético. Cuatro planes muy distintos para que te alejes del sofá durante los meses de otoño e invierno. ¿Preparada?
Andalucía – Observación de aves La importancia ornitológica de la zona cercana al estrecho de Gibraltar es histórica y sobradamente conocida por los aficionados a la observación de aves. En primavera, los pájaros que han pasado el invierno en climas más templados del centro y sur de África regresan a Europa y se dirigen a sus lugares de cría para la reproducción. Pasado el verano, el viaje es en sentido inverso. A caballo entre Cádiz y Málaga se extiende el Parque Natural de los Alcornocales donde, aparte de las migratorias también hay aves residentes. Entre unas y otras se han llegado a contabilizar en esta zona unas 226 especies. Águilas, gavilanes, alimoches, buitres o halcones peregrinos son algunas de las rapaces más conocidas que frecuentan estos bosques.
Otro de los grandes destinos ornitológicos en el sur son, cómo no, los parques Natural y Nacional de Doñana que entre los dos suman más de 100.000 hectáreas. En el Centro de Interpretación de El Acebuche ofrecen información y recorridos guiados especializados por el interior de este excepcional entorno natural. Para empezar a calentar se puede realizar alguno de los senderos que parten de las inmediaciones del Centro, como el de la Laguna de Acebuche (1,5 km), lugar de anidación de diversas aves acuáticas; o el de las Lagunas del Huerto y las Pajas (3,5 km) que discurre por una zona de cotos y pinares.
Para adentrarse en el corazón de Doñana —y debido a su elevado nivel de protección— es obligatorio ir acompañado de un guía a bordo de un vehículo 4×4. Existen varias guías ornitológicas específicas de la zona del estrecho de Gibraltar, de Doñana, del Parque Natural Los Alcornocales y la Comarca de la Janda.
El toboganning es una de las experiencias que se pueden disfrutar en Formigal-Panticosa. Es un descenso nocturno en trineo por una pista de 2,5 km. © Aramon Aragón – Esquí Cada año, con las primeras nieves, nos invade esa inquietud por deslizarnos por las laderas cubiertas de blanco que salpican nuestra geografía. El viento frío en la cara, el sonido de la nieve al crujir bajo los esquís, el imperturbable silencio de las montañas y el desafío en cada curva son alicientes irresistibles para escapar de la letárgica rutina semanal. Y las montañas del antiguo reino aragonés atesoran muchos rincones donde practicar el deporte blanco.
En pleno valle de Benasque , y a una altitud que alcanza los 2.630 metros, la estación de Cerler no solo es la más alta del Pirineo aragonés, sino una de las más emblemáticas. La segunda en el podio —con cuatro valles y más de 100 pistas— es Formigal-Panticosa que se erige como mascarón de proa de las estaciones de esquí españolas en cuanto a tamaño se refiere. A pesar de su dimensión superlativa no han olvidado a los más pequeños de la casa, para quienes hay un extenso programa de actividades, especialmente en el área de Panticosa, un centro invernal familiar situado en la misma población que le da nombre.
Astún por su parte, enclavada en un impresionante entorno natural, ocupa un circo montañoso de origen glaciar coronado por el pico de La Raca. La orientación estratégica de sus pistas la convierten, según los expertos, en la estación oscense con mejor calidad de la nieve. Por último está la emblemática Candanchú , situada junto a la frontera francesa a un kilómetro de Somport. Igual que sus hermanas aragonesas se ha sumado a la iniciativa Ski Pirineos, un pase que permite esquiar indistintamente en Candanchú, Astún, Cerler y Formigal-Panticosa un área monumental que en total suma más de 390 kilómetros de pistas.
Desfiladero de las Xanas, en Asturias. ©K.U. Asturias – Senderismo No todos los caminos llevan a Picos de Europa. Asturias también tiene Somiedo, el Camino Primitivo de Santiago… Necesitaríamos toda una vida —o dos— para andar todas sus sendas y aún así podríamos repetirlas varias veces, ya que cada época del año tiene su encanto particular.
Escojamos solo un pedacito del territorio astur, uno menos mediático y pongámonos las botas (de montaña). Esta vez patearemos en el concejo de Quirós, que junto con el de Proaza, el de Santo Adriano y Teverga forman la mancomunidad de los Valles del Oso . Entre la niebla de estos bosques habitados por plantígrados discurre el popular Desfiladeru de les Xanes , que toma el nombre de las misteriosas ninfas de la mitología astur-leonesa. El sendero, que se adentra en el interior de una tupida arboleda de avellanos y olmos, discurre en su mayor parte sobre la pared de un imponente desfiladero esculpido en la roca por un afluente del Trubia.
En el mismo Valle del Trubia encontramos otra ruta que apenas presenta desnivel durante casi 30 kilómetros, algo muy infrecuente en la difícil orografía asturiana. La Vía Verde de la Senda del Oso , que puede hacerse andando o en bicicleta, sigue el antiguo trazado ferroviario del tren minero de Teverga, cuyo camino se esculpió para que las locomotoras pudieran circular por debajo de las montañas y por encima del río. Las vagonetas que lo usaron durante casi 90 años transportaban el hierro y el carbón que extraían de las minas del Valle de Quirós.
El Camí de Cavalls recorre la costa menorquina. ©K.U. Baleares – Equitación en Menorca Nunca un animal estuvo tan vinculado a la historia de un territorio y al día a día de sus gentes como los caballos a Menorca. Los animales de Pura Raza Menorquina son un pilar de la cultura de esta isla, una pieza clave de su pasado asociado a la defensa, al trabajo en el campo, al transporte y a las fiestas patronales. Con semejante currículum no es de extrañar que en Menorca exista el emblemático Camí de Cavalls , un sendero histórico del siglo XIV que circunda la isla y que aún hoy es posible recorrer a pie, en BTT o aún mejor: a lomos de un compañero equino.
La ruta —de 185 kilómetros y balizada con las marcas del GR-223— sigue el trazado de este antiguo camino que en tiempos se patrullaba a caballo para vigilar la costa. A lo largo del sendero se atraviesan todo tipo de paisajes desde barrancos, humedales y bosques hasta zonas de cultivo que siempre miran al mar. Los desniveles no son muy pronunciados y el punto más elevado de la ruta, Son Ermità, apenas supera los 135 metros sobre el nivel del mar.
Varias hípicas en la isla organizan excursiones de 3 a 5 días de duración por el Camí de Cavalls y también (para los menos osados) paseos de una o dos horas por alguno de los tramos de la ruta.
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