El Parque Nacional de Hwange está íntimamente unido a la vida de Elizabeth Pasalk y de su marido Danny. Como lo está a los descendientes de la dinastía Rozvi, habitantes genuinos de la reserva Hwange hasta 1928, fecha en la que se declaró parque nacional y los Rozvi se trasladaron a Nambya King, donde viven actualmente.
Elizabeth Pasalk, una vida unida a Zimbabue. El Parque Nacional de Hwange está considerado como la reserva más grande de Zimbabue con 14.600 km2. Posee una excepcional biodiversidad paisajística con escenarios que incluyen la sabana, las arenas del desierto de Kalahari, matorral, los salares a los que acuden los animales en la estación seca, acacias y solitarios baobabs, que con su tronco panzudo sobresalen entre los demás árboles.
Una historia de amor por los animales Elizabeth, de padre alemán y madre zimbabuense, estudió bioquímica en Estados Unidos y después abrió una consultoría. Se había casado con Danny y su vida transcurría tranquila y con un futuro prometedor por delante. Pero un buen día recibe la llamada de sus hermanos, su madre está gravemente enferma.
Al volver a Zimbabue, en el lecho de muerte materno, promete hacerse cargo de los elefantes que viven en Gwango, la tierra de la madre, frontera con Hwange, y no solo de los paquidermos sino de todos aquellos animales de la reserva a los que la madre adoraba y había dedicado parte de su vida. Al principio, Elizabeth fue unas cuantas veces a Gwango. Ella y Danny se quedaban en tiendas, y les enseñaban el campo a los visitantes.
A partir de la segunda noche, cuenta Elizabeth, ya sentía por los animales el mismo amor que le transmitió su madre. Pero llegó un momento en que aquello no era sostenible, le faltaba alojamiento y comodidades para poder cumplir realmente lo prometido. Y así fue como dieron un giro de 180 grados a su vida, cambiaron USA por Zimbabue y su futuro se encaminó a construir un par de alojamientos en 2010, uno al borde de la laguna donde los elefantes presidenciales de Zimbabue, únicos en su especie, repostan y beben y otro a orillas del Parque Nacional Hwange.
La vida transcurre tranquila en el lodge Gwango Heritage Resort, de Zimbabue. La historia de las dos propiedades –Gwango Heritage Resort , con 8 habitaciones, y Gwango Elephant Lodge , con 20– es genuina. Habla de Zimbabue como lo hacen sus muros levantados con barro y madera, los mosquiteros de las camas o la luz tenue que alumbra la noche, por respeto a los animales del parque. Es toda una aventura ir caminando por las pasarelas de Gwango Elephant Lodge al anochecer hasta llegar a la habitación-mirador del lago donde beben los elefantes. Caminas entre sonidos inquietantes y una oscuridad que todo lo agazapa y que se vuelve aun más excitante a la hora de volver, envueltos en la espesura, a bordo del todoterreno hasta la otra propiedad, Gwango Heritage Resort.
Safari en Zimbabue. En la noche acechan decenas de ojos brillantes y una serie de sonidos que es imposible descifrar quién los produce ni de dónde vienen… a pesar de que Elizabeth asegura que cuando vives en la selva aprendes a conocer a sus habitantes. Y cuenta la triste historia de aquel kudu, amigo suyo, que les hizo compañía a ella y a Danny mientras se construía el lodge, su mascota, su guía, al que un día encontraron devorado por los leones. El recuerdo de sus cuernos preside la barra de piedra del hall en Gwango Elephant Lodge.
El último deseo de la madre cambió para siempre la vida de Elizabeth que vivía en Estados Unidos con su marido. Ambos volvieron a Zimbabue y cumplieron con creces la memoria familiar construyendo un lodge frente al lago donde paran los elefantes a beber, Gwango Elephant Lodge y otro a la entrada del Parque Nacional de Hwange, Gwango Heritage Resort.
A Elizabeth se le dulcifica la sonrisa cuanto recuerda los principios de Gwango. De como llamaron a los chiefs de las tribus colindantes para que dieran su aprobación y bendición al proyecto. Cada uno se ocupa de unas 10.000 personas a las que aconseja y entre las que pone orden, si fuera necesario. Su complicidad, dice Elizabeth, es imprescindible para cualquier iniciativa zimbabuense, que una vez obtenida dura para el resto de los días.
Un interior sencillo pero confortable el del lodge Gwango Heritage Resort. Amanecer en Gwango Heritage Lodge Llega la mañana y con la luz desaparecen las aprensiones nocturnas. Tras desayunar en el simpático restaurante del lodge, los 4 x 4 se llenan, prestos a comenzar el safari fotográfico en busca de los Big Five , los cinco grandes habitantes del parque: león, elefante, rinoceronte, búfalo y leopardo. Prismáticos, ojos a avizor y cámaras avisan de la presencia de dos jirafas saboreando las hojas de las copas arbóreas, de baboons corriendo en manada no se sabe a dónde, de familias de perros salvajes que cuentan incluso con su museo en medio del parque donde aprender de estas curiosas criaturas cuya fuerza les viene de su agrupación familiar. Los elefantes presidenciales, protagonistas de la fauna de Zimbabue, se cruzan solemnemente por el camino y los impalas aparecen por doquier.
Gwango Elephant Lodge. El punto azul en el matorral no es otro que el tucán pequeño azul, símbolo de Uganda, y el trino del llamado go away hace pensar en los depredadores que no tardan en aparecer en escena durmiendo la siesta bajo una acacia, dos reyes de la selva y siete leonas que les miman y les alimentan. De las 35 especies de grandes mamíferos registradas en el parque es frecuente ver al ñu, el gran kudú, el impala y el antílope sable. También cebras, búfalos, hienas, jabalíes africanos y leones. Los que más caro se venden son los leopardos y guepardos que campan en Hwange pero pocas veces se dejan ver.
El cielo se vuelve rojo como solo en África sabe hacerlo. Es el momento de enmarcar el contraluz de la acacia, algún perfil bonito y autóctono y quién sabe si la silueta de ese elefante o jirafa que han tenido a bien cruzase delante del astro solar.
Silueta de una acacia al atardecer y un león africano. Proyectos y experiencias de Gwango La fusión de Gwango con su entorno es un ejemplo de solidaridad. Gwango School Initiative habla de ello, acogiendo a alumnos de entre 13-15 años que podrán educarse en CTIM y estudiar Ingeniería, Matemáticas, Ciencias o Tecnología.
En BaNambya Exhibits se tiene la oportunidad de conocer la vida cotidiana de los Nambya, sus casas, artesanía e incluso se imparten forums en los que participan cinco chiefs . Safaris a la puesta de sol, safaris de noche, a pie, e incluso bodas a la manera africana son algunas de las experiencias que se pueden vivir en Gwango.
Así de coloridas son las telas de Zimbabue. ¡Querrás llevártelas todas! El dinero físico prácticamente no existe más que como souvenir para los turistas. Los locales funcionan con unas curiosas tarjetas de crédito que consiguen en cualquier establecimiento y con las que pagan todo.
Guía Práctica Cómo llegar Una buena opción para llegar a este país es Ethiopian Airlines , que vuela Madrid-Addis Abeba-Victoria Falls. No dejes de comparar precios con otras aerolíneas.
Dónde dormir • Gwango Heritage Resort está situado en la entrada del Parque Nacional Hwange donde se puede gozar de una auténtica estancia africana.
• Gwango Elephant Lodge . Este alojamiento es ideal para observar desde el balcón las manadas de elefantes presidenciales bebiendo del lago.
Dónde comer En ambos lodges se disfruta de una excelente comida casera. Además, bailes, el boma donde se cuentan leyendas al calorcito de la hoguera, y un trato que te hace sentir en casa.
Recomendaciones Llevar 30 dólares americanos justos para pagar el visado de entrada en el aeropuerto y dólares en cambio pequeño para las compras callejeras, taxis, ya que no existe el cambio… No hay ninguna vacuna obligatoria pero se recomiendan la de fiebre amarilla y hepatitis A y B. Las pastillas de la malaria tienen sus contraindicaciones, cada cual tiene que decidir si las toma o no. Llevar repelente para los mosquitos y protector solar.
Más información Turismo de Zimbabue
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