De risa fácil, curiosa, inquieta y con ese brillo en los ojos de las personas apasionadas que se enfrentan a la vida con ilusión y con la mente abierta. Ángeles Alonso-Misol, responsable de comunicación de la ‘Oficina de Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas’ en España, se dedica desde hace más de 20 años al mundo de los viajes y tiene mucho que contarnos.
Formada en Marketing y Comunicación aplicados al turismo y al patrimonio cultural, dirigió su carrera hacia el sector turístico desde sus inicios. Sus raíces belgas marcaron su trayectoria y comenzó a trabajar en la línea aérea belga de la que pasó directamente a la Oficina de Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas. Sus caballos de batalla, dos décadas después, siguen siendo la búsqueda constante de la excelencia en su área y la sostenibilidad turística. Cuando no está de viaje, por placer o trabajo, búscala en Barcelona o Madrid.
1. ¿Cuál es el primer viaje que guardas en tus recuerdos?
Si las fotografías cuentan como recuerdo, mi primer viaje fue a Bélgica, al poco de haber nacido, para conocer a mi familia materna. Mis padres eran muy viajeros y me inculcaron esta pasión por conocer mundo. Aparte de las excursiones que realizábamos por España durante los fines de semana, el primer viaje que me ilusionó y en el que me sentí como una verdadera turista fue a Roma, un mes de diciembre, con mis padres y una de mis hermanas, cuando tenía 10 años.
2. ¿Cuál es tu principal motivación al viajar?
Conocer lugares nuevos, sorprenderme, desconectar, admirar, emocionarme, acercarme a la vida desde otro punto de vista y, por supuesto, vivir aventuras.
3. ¿Qué consideras que te han aportado los viajes? ¿Por qué los aconsejarías?
Infinidad de ideas, serenidad, objetividad, conocimiento, relaciones personales y recuerdos inolvidables. A pesar de que no concibo mi vida sin viajar, solo animaría a hacerlo a quienes verdaderamente lo desean. A esas personas les aconsejaría tratar de hacer realidad los viajes con los que sueñan sin buscar excusas para posponerlos. Y con esto no me refiero solo a viajes exóticos, lejanos o costosos. Incluso la escapada más corta vale la pena, todos los destinos tienen algo que ofrecer.
4. Si pudieses elegir un compañero de viaje. ¿Quién sería y por qué?
Elegiría viajar con personas a las que quiero para dedicarles el tiempo que se merecen y así descubrir conjuntamente cosas nuevas. Optaría también por acompañantes que me enseñen o me hagan ser mejor, y con alguna mujer pionera, de aquellas valientes que se aventuraron a descubrir el mundo rompiendo clichés de la época.
Y si es alguien de ficción… de vez en cuando pasearía un ratito, por ejemplo, con Mafalda, que ofrece un punto de vista singular, agudo y sin malicia.
5. ¿Sueles planificar con antelación tus viajes o prefieres improvisar?
Si he elegido el destino por algo concreto, me aseguro de antemano la posibilidad de realizar dicha visita. Aparte de eso, preparo una buena colección de fuentes de información para con ellas planificar ‘in situ’ cada día del viaje. El desayuno suele ser el momento de organización máxima diaria. Siempre dejo un espacio para la improvisación porque cualquier destino depara sorpresas que hay que aprovechar. Todo esto en cuanto a viajes personales; en cambio, en los viajes de trabajo que organizo, la planificación anticipada es total.
6. ¿Cómo te entretienes en las esperas de los aeropuertos?
¡En los aeropuertos se me pasa el tiempo volando! Paseo, curioseo en las tiendas, observo a otros pasajeros e imagino sus vidas, envío algún mensaje por teléfono, leo y miro las pantallas para descubrir otros destinos y comprobar el estado de mi vuelo.
7. ¿Cuál ha sido el mejor viaje de tu vida?
Qué difícil pregunta, todos los viajes que he hecho me han parecido maravillosos. El mejor viaje de mi vida es, entonces, mi vida ¡que los contiene todos!
8. ¿Y tu último viaje? ¿Qué es lo que más y lo que menos te ha gustado de ese destino?
México me ha encantado. La cultura, la arquitectura, la deliciosa gastronomía, la personalidad de sus habitantes, los colores, la comodidad del transporte entre ciudades, la tradición modernizada, sus artistas. Durante mi estancia me impactó muchísimo sentir un terremoto, el primero serio que hasta ahora he vivido.
9. ¿Qué tres viajes que hayas realizado recomendarías a cualquier mujer?
Cualquiera de los que he hecho es recomendable, dependiendo del momento vital que esté atravesando la persona. Una escapada corta: Amberes; viaje para disfrutar de historias y leyendas narradas por sus habitantes: Perú; y un destino que me ha sorprendido muchísimo: Moscú.
10. Tres viajes pendientes…
¿No pueden ser más? Islandia, Etiopía, Colombia, Australia, Cuba… y tantos otros más.
11. ¿Qué país te ha ganado con su gastronomía? ¿Destacarías algún plato o producto?
En la India aprendí a tolerar el picante, en Perú descubrí las delicias del pisco sour o la salsa huancaína, la alta cocina de México, la riqueza de la gastronomía japonesa, Tailandia y el pad-thai o el curry massaman… ¡sin olvidar la fabada asturiana! Recuerdo un viaje en el que iba con dolor de estómago, pero eso no fue impedimento para comerla, ¡qué delicia en días de frío!
“Disfruto mucho descubriendo la gastronomía local de los sitios a los que viajo, incluso cuando no tenga idea de qué estoy comiendo, como me ha pasado algunas veces en China”
12. ¿En qué medio de transporte prefieres viajar?
Para viajes largos, el avión. Me fascina estar en el cielo y ver la tierra desde lo alto. ¡Qué bonita es!
13. ¿Qué hotel te ha impresionado más y por qué?
El hotel Mena House de El Cairo. Llegué de noche y estaba todo oscuro. La sorpresa al descorrer las cortinas y encontrarme las pirámides enfrente fue mayúscula.
14. ¿Qué es lo que nunca falta en tu bolsa de mano?
Libro, bolígrafo, papel, cámara de fotos, guía, mapa, kleenex, teléfono, cargador y las direcciones de personas queridas a las que siempre envío postales cuando estoy de viaje.
15. ¿Escribes un listado antes de hacer la maleta? ¿Cuáles son tus cinco imprescindibles?
No escribo listados. Mis básicos para cualquier destino son un par de zapatos extra, pantalón versátil, camisetas, chaqueta y fular (y algo de bisutería que me permita dar un toque especial a las prendas básicas en función de las situaciones del viaje).
Cada vez compro menos souvenirs, pero me hace gracia traer algún detalle de comida extravagante, como la sal picante de gusano que traje de mi último viaje.