Viajamos a Copenhague para descubrir la magia del Tivoli, los colores de Nyhavn o la rebeldía de Christiania. Pero, sobre todo, vamos a buscar el secreto para ser más felices. Te contamos todo lo que puedes hacer en la capital danesa en un fin de semana largo.
Original Coffee. Dicen que ese secreto –que no es tan secreto– se llama hygge y que está basado en encontrar la felicidad en las pequeñas cosas , en lo simple. Los daneses gozan, por ejemplo, con ir en bici a todos lados, con refugiarse de la lluvia constante en un café calentito o sonriendo porque sí en medio de la calle. Copenhague es de personalidad afable, cálida y humana. Además, es una urbe que se disfruta a golpe de joyas arquitectónicas, gastronomía sibarita, paseos en bote y tiendas de diseño.
Con carriles bici regados por la ciudad y una cultura de respeto al ciclista, la capital danesa es una de las más entregadas a este medio de transporte. La mejor alternativa para solo un día son las bicis del ayuntamiento, conocidas como Bycyklen , eléctricas, modernas y disponibles las 24 horas todos los días del año; cada una está dotada con una tablet táctil con mapas, datos de interés de la ciudad y un sistema de pago electrónico. Además, hay diversos tours en bici a los que apuntarse, con guías locales para no perderse detalle de la ciudad de la Sirenita.
La bicicleta es imprescindible en Copenhague. Copenhague es pequeña y compacta por lo que recorrer andando las calles, puentes y barrios de esta urbe moderna y vanguardista es otra opción más que recomendable. Una calle de paso obligado es Strøget , considerada como la arteria peatonal y comercial de la ciudad y custodiada a cada lado por tiendas de diseño, decoración y moda nórdica, perfecta para cazar las últimas tendencias. Hay que recorrerla toda, desde la Plaza del Ayuntamiento hasta la de Kongens Nytorv, pues al final de esta última se alza la estampa más reconocida de la ciudad: el canal de Nyahvn . Sus típicas y simétricas casitas de colores dan vida a lo que antaño fue un sórdido embarcadero rodeado de tabernas y burdeles; hoy embellecen una zona ideal para pasear.
Barcos de alquiler para recorrer el canal. De parque en parque Hay que empezar por el jardín botánico y sus espectaculares invernaderos que datan de 1874 y terminar con un paseo por en el icónico Kongens Have o Jardines del Rey, que acoge el espectacular Castillo de Rosenborg donde se guardan las joyas de la Corona danesa, y custodia entre sus rosales y su frontera herbácea la estatua del célebre cuentista Hans Christian Andersen. Sin olvidar al imponente Friederiksberg Have con su inmenso lago, sus preciosos jardines barrocos y su China Tea House o el Cementerio de Assistens, un parque más para los daneses, con su aire romántico y encantador.
Castillo de Rosenborg. © Martin Heiberg Eso sí, los jardines con más encanto son indiscutiblemente los del Tivoli . Será por sus aires retro –fueron abiertos en 1843–, por sus atracciones desde las que se puede ver toda la ciudad, por sus conciertos gratuitos o por sus teatros y restaurantes, sea cual sea la razón, al Tivoli se va a divertirse; parte de su secreto es que hay algo para todos.
El Tivoli se tematiza para Halloween y en otras ocasiones especiales del año. Vanguardia en todos los frentes Copenhague es un importante laboratorio de tendencias en diseño, arquitectura y hasta en gastronomía. Con Noma –que recopila recetas nórdicas con ingredientes del mar y los bosques cercanos– a la cabeza de los restaurantes más sibaritas y un amor profundo por el icónico smørrebrød (bocadillo tradicional). En Copenhague se come muy bien.
Restaurante Noma. Repleta de restaurantes con estrella Michelin, mercadillos y food trucks , la ciudad es un paraíso foodie para todos los bolsillos. El mercado de Torvehallerne es de visita obligada por su amalgama de sabores de todo el mundo. Desde la taquería Hija de Sanchez (www.lovesanchez.com/) creada por Rosio Sánchez, una mexicana-americana que sirve auténticos tacos hechos ‘como los hacía su abuela’ (importa el maíz desde Oaxaca y elabora su propio quesillo), hasta el famoso Grød (www.groed.com/en), donde comprar desayunos tan locales como un porridge de avena.
Royal Danish Opera. © Jens Markus Lindhe La modernidad de esta bella ciudad también se aprecia en sus joyas arquitectónicas, muchas de las cuales se ven mejor desde un barco, hay que tener en cuenta que Copenhague es una urbe rodeada de agua. Desde el puerto de Nyahvn, cruzando por el barrio de Christianshavn y pasando por el modernísimo Diamante Negro, el edificio de vidrio oscuro de la Biblioteca Real y por el imponente edificio de la Royal Danish Opera diseñado en 2005 y financiado por un magnate naviero, llegando hasta la emblemática Sirenita y de vuelta al colorido barrio portuario.
Mirador de Rundetårn. Utopía ‘antisistema’ Para admirar la belleza de la ciudad a vista de pájaro es preciso subir al mirador de la Rundetårn, una curiosa torre redonda construida en el siglo XVII y a la que se accede por una rampa de caracol o a la torre del Palacio de Christiansborg , sede actual del Parlamento danés y del Tribunal Supremo, desde donde las vistas son alucinantes. Y para valientes está la torre de la Iglesia de Nuestro Salvador . Más que por sus maravillosas vistas a más de 90 metros sobre el suelo, es por la aventura de subir hasta la cima: 400 escalones en forma de caracol, los últimos 150 al aire libre; una subida no apta para quienes sufren de vértigo.
Palacio de Christiansborg. Muy cerca de allí se alza la ciudad libre de Christiania , quizás uno de los barrios más interesantes y, sin duda, alternativos de la capital danesa. Hacia 1970 y ocupando unos antiguos barracones militares del distrito de Christianshavn, se estableció allí –con un estatus semilegal– una comunidad hippie que se autoproclama independiente del Estado danés. Al traspasar sus ‘fronteras’ están prohibidas las fotografías, por lo que sus preciosos murales y graffitis o su deliciosa comida vegana se quedarán fuera de Instagram y, por el contrario, está permitido el consumo de sustancias blandas como la marihuana; una bella utopía. Es una sociedad tolerante y abierta, como el resto de los habitantes de Copenhague; todos parecen haber encontrado el secreto para ser felices.
Christiania. © Peter Holliday Fotos: Visit Copenhagen
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