Un viaje por el norte de Kenia, lejos de todos y de todo, por el paisaje que arropó la cuna de la Humanidad y por el paisanaje de las etnias que lo habitan… desde el principio. Esta aventura por el lago Turkana no te dejará indiferente, viaja sola o con quieras pero elige bien la compañía, hay destinos que no son para todo el mundo. Mujeres samburu danzando. © Pedro Grifol Sólo cuando pisas esta tierra vieja, comprendes por qué has venido a este inhóspito lugar del planeta africano; porque solamente aquí, en estos lugares que bordean el lago Turkana, se comprende aquello de: “En el principio…». Porque en ‘el principio’ aquello tuvo que ser parecido a lo que vemos en nuestros días. Vivir la experiencia de medirnos con la naturaleza extrema, donde el calor es igual al frío y la vida es igual a la muerte.
Aquí, quizá, encontraremos un halo de nuestra esencia, que por leve que sea, siempre resultará emocionante… tal vez iniciático.
Una escena habitual en África. © P.Grifol Las crónicas antropológicas cuentan que nuestros ancestros, el homo sapiens y el homo erectus , compartieron zona y período (medio millón de años) por estas latitudes, aunque se cree que ambas especies de homínidos habrían evitado competir entre sí. Tres millones de años después, los actuales pobladores de estas tierras también se evitan, conviven en vecindad pero siguen robándose el ganado los unos a los otros (como siempre lo hicieron); siguen luchando por sobrevivir y por defender su territorio como hace siglos.
El norte de Kenia, es el país de las tribus turkana, samburu, rendille, gabbra … que junto a leones, jirafas, hipopótamos y cocodrilos, nacen, viven y mueren en el ciclo permanente de la existencia, como en el principio de los tiempos.
Para la mayoría de viajeros, Nairobi es la puerta de África. © P. Grifol Cómo llegar al lago Turkana, nuestro destino Para los que llegamos en avión, la puerta de África es Nairobi , capital de Kenia . Ahí empieza nuestro viaje y desde ahí empezamos ya a estar con los ojos muy abiertos. No hay que perderse nada.
La carretera que parte de Nairobi hacia el noreste del país es un verdadero caos de tráfico; pero tenemos suerte porque nosotros salimos de la ciudad y no entramos en ella: los matatus (minibuses locales) van repletos a rebosar de lugareños, y se nos cruzan camiones que llevan su caja de carga atestada de jornaleros tiesos, de pie… y apretados como manojos de espárragos. Van a Nairobi ¡la ciudad de las oportunidades!
Carretera del norte, paso del Ecuador e Isiolo. © P.Grifol Nosotros vamos en dirección contraria, hacia el norte, y solo parando para repostar y para aprovisionarnos de agua. Atravesamos el paso del Ecuador africano, Nanyuki , y después de cuatro horas de carretera se llega a Isiolo , punto de encuentro de ‘los delegados» de las tribus más lejanas que van allí para abastecerse de víveres. Para el viajero, significa el primer contacto visual con el colorido muestrario de todas las diferentes etnias que nos esperan rumbo norte.
Cuando nos adentramos en la inmensa sabana vemos la enormidad del paisaje, que empezamos a comprender inabarcable. La luz empieza a deslumbrar. El sol no tiene piedad. El viaje empieza a conmover porque empezamos la aventura.
La meta es llegar hasta el lago Turkana, que con 250 kilómetros de largo y una superficie de 6.000 kilómetros cuadrados, señala el final del trayecto para los safaris al norte del país.
Pescador en el lago Turkana. © Pedro Grifol Las tribus del lago Turkana Es un mito sagrado para todas las etnias que pueblan sus alrededores, que en aquellos tiempos de ‘La Creación’, Kuj, el gran hacedor, creó el ganado y lo puso a disposición de los primeros pobladores, a condición natural de que éste debía ser también para todos. Pero quizá los primeros samburu o los rendille o los turkana creyeron que era en exclusividad para su propio clan, porque lo sagrado –a veces– tiene más de una interpretación; y así es como se justifican las incursiones cuatreriles, en egoísta lógica, de llevarse solo para unos lo que les pertenece por ley divina a todos.
El ganado, elemento de subsistencia para estos pueblos, pasa de mano en mano de todas las maneras imaginables.
Mujeres samburu. © P.Grifol • Los samburu. Los poblados samburu son lo primero que vemos. Los cuellos rodeados de coloridos collares que lucen sus mujeres constituyen uno de los mayores atractivos estéticos del viaje.
Jóvenes rendille. © Pedro Grifol • Los rendille. Seguimos subiendo, más calor y más desierto. Manadas de camellos a cuidado de sus dueños, los rendille . Los atuendos de los pastores de esa tribu son sorprendentes: plumas en la cabeza y el pelo enrojecido con una especie de grasa de color pimentón. Los rendille, comparten territorio con los vecinos samburu, con los que están emparentados. Llegamos al poblado de Kargi , el asentamiento más importante de esta etnia. Las chozas están construidas con un armazón de flexibles palos anudados con cuerda vegetal y con un techo de piel de camello.
Mujeres turkana. © P. Grifol • Los turkana. Los turkana constituyen la etnia más arraigada. Viven en los alrededores del lago también con su ganado. Carecen de artesanía textil, siendo el curtido de las pieles su ocupación principal. Las mujeres llevan un sayón de piel de camello, que puede parecer sombrío a primera vista, pero que decorado con el surtido de joyas y abalorios les confiere la autenticidad que determina la personalidad de esta etnia. Los hombres también visten una piel anudada al hombro y van provistos de lanza –afilada, pero cuidadosamente protegida con una capucha– y escudo fabricado con piel de hipopótamo… y que se ven en algunas tiendas de antigüedades de Nairobi.
Joven turkana con sus tocados. © P. Grifol • Los gabbra. Otra etnia son los gabbra , que vinieron de más allá del norte keniata, de Etiopía, huyendo de hambrunas y acosos. Esta reducida tribu, de rasgos árabes, se asentó a finales del siglo XIX en un territorio seco, a poca distancia del lago Turkana: el desierto de Chalbi .
Es posible que cuando veáis su campamento base, Kalacha , os preguntéis: ¿Qué hace aquí esta gente? Y la respuesta puede que sea en lo práctico: que hay agua, un manantial de templado líquido; y en lo poético: que de noche, el fulgor de las estrellas nos dictan un camino iluminado hacia el infinito. Paz.
Poblado gabbra. © P.Grifol Allí, en el lago Turkana, el sol atiza duro. El paisaje es árido, sujeto a los rigores de la intemperie. La vida podría decirse que se limita a las especies más resistentes, a la supervivencia salvaje.
«Es lo más próximo al infierno que uno puede encontrar en la Tierra», escribió un viajero inglés del siglo pasado.
Siempre existe un momento en el que todo se acaba y siempre hay un día en el que el viaje se da por concluido; siempre tenemos que cerrar el libro de la aventura, y siempre –afortunadamente– volvemos a casa; porque en eso consiste el viaje: en ir y en volver. Cuando volvamos del Turkana nos volveremos a preguntar ¿por qué hemos ido allí? Pero estaremos deseando volver.
Mujeres gabbra bailando en su campamento de Kalacha. © P.Grifol Guía de Kenia | Etheria Magazine Cómo llegar a Kenia Para viajar al corazón de África no existen low cost ; así que tenemos que seleccionar alguna de las tradicionales compañías aéreas, que hacen escala en alguna ciudad europea. Una vez en Nairobi, la elección del vehículo para el viaje es fundamental: tiene que ser un todoterreno 4×4 en buenas condiciones, a ser posible con dos depósitos para combustible. En el safari podemos invertir entre 10 y 15 días, y el precio estará en torno a los 250 dólares por día. Pocas empresas trabajan con garantías fiables, pero Spurwing Travel es de confianza.
Cuándo ir a Kenia Hay dos temporadas lluviosas: abril-junio y septiembre-noviembre. Las lluvias son cortas pero torrenciales. En plena pista de tierra los barrizales que causa el agua crea inconvenientes para circular, así que la pala para quitar el barro se usa varias veces. Quedas advertida.
Precauciones sanitarias Sólo es obligatoria la vacuna contra la fiebre amarilla, aunque es recomendable la profilaxis contra el paludismo. Antes de iniciar el viaje, lo mejor es informarse en el Centro de Vacunación de Sanidad Exterior .
A tener en cuenta Lleva regalos para los jefes de los clanes (tabaco, harina, arroz); y abanicos para las mujeres.
Seguros de viaje Un viaje de estas características requiere un seguro que cubra los contratiempos que puedan surgir. Si tienes intención de realizar alguna actividad que requiera esfuerzo o riesgo físico, no olvides coger la ampliación de deporte de aventura.
Más información Turismo de Kenia .
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