Despejemos la incógnita: ¿por qué una ciudad conocida como una de las grandes mecas del viento del mundo nos atrae tanto aunque no practiquemos kitesurf ni windsurf? ¿No es curioso que la mayoría de los que no han ido la tengan pendiente de alguna manera? Te contamos qué hacer en Tarifa aunque no seas deportista. Playa Chica, en Tarifa. © José María Caballero Intrigadas por ese deseo de conocer Tarifa, pero a sabiendas de las múltiples respuestas que tras esta escapada íbamos a poder dar, partíamos de este punto: ¿qué debía tener la ciudad con más días de viento y donde más fuerte sopla de España para que nos apetezca tanto ir todos los veranos?
Habíamos oído hablar de sus playas (quién no ha visto en alguna foto alguno de esos arenales de fina arena con el cielo cubierto de cometas); algún amigo nos había recomendado una interesante ruta de tapas por el casco antiguo de la ciudad; las compras en esta pequeña villa de origen árabe rodeada por una antiquísima muralla parecían ser también un plan perfecto para una tarde de verano… y para rematar habíamos leído que sus hotelitos boutique y sus apartamentos (aquí no tienen cabida los grandes hoteles ni las enormes y despersonalizadas cadenas hoteleras) estaban entre lo mejorcito de la costa andaluza. Así que pusimos rumbo a Tarifa. Dijimos: “De este año no pasa”.
Kitesurf en Tarifa. © José Mª Caballero Razones de peso para no posponer Tarifa Vamos a ser sinceras. Está muy bien el pescaíto frito, las playas de arena blanca, los mojitos y la puesta de sol. Pero ese postureo surfero, esa piel bronceada por el sol, esas imágenes de beach girls con ese flow y toda esa mística nos tentaban y mucho. Así que hay que reconocer que fue esta una de las primeras razones para decidirnos a ir a la ciudad ibérica del viento. Después descubriríamos muchas razones más que trato de recoger en este artículo, donde te cuento qué hacer en Tarifa si no haces surf.
Duna de la playa de Bolonia, en Tarifa. © José María Caballero ¿Qué hacer en Tarifa? Playa, playa, playa por favor… No voy a juraros que fue llegar, colocarnos el bikini y los pareos e irnos a la playa. Todavía quedaba mucha tarde por delante. Tarifa es de los pocos lugares que pueden presumir de tener a tiro de piedra –a unos 20 minutos en coche– la espectacular Playa de Bolonia . Y aunque este verano los accesos están restringidos –es una playa de las más deseadas por ese entorno salvaje, en el límite del Parque Natural del Estrecho– merece la pena madrugar para disfrutar de la Gran Duna de más de 30 metros de altura que se mueve con los vientos de Levante, además de las increíbles ruinas de Baelo Claudia.
Ruinas de Baelo Claudia, en Tarifa. Ruinas de Baelo Claudia o de Bolonia Entre las visitas que hacer en Tarifa esta es obligada. En esta antigua ciudad romana no hace mucho hallaron una inscripción funeraria en bronce única en la Hispania romana . Hacia referencia a una mujer, Junia Rufina , que debió de ser importante debido a que el espacio donde fue hallada se reservaba a personalidades influyentes. Y ella lo era no por ser madre o esposa, sino por méritos propios . Por cierto, el restaurante al que hay que acudir después de la visita por la zona es Las Rejas , con un pescado fresco imbatible.
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Playa de los Lances, en Tarifa. © José Mª Caballero Playa Chica y playa de los Lances A nosotras este primer día nos urgía tomar tierra (es decir, mar) así que nos fuimos a la playa que tiene el propio pueblo, Playa Chica , que se une por la costa con la Playa de los Lances . Fuimos andando, paseando junto al castillo de Guzmán el Bueno (del 960 d.C; una visita interesante) y el puerto. A la vuelta de la playa visitamos algunos de los chiringuitos de este paseo: El Balneario , El Waikiki, El Mandala , El Demente … El Waikiki nos pareció el más animado de todos ellos, metido en el mar, con la puesta de sol de fondo. Aquí tomamos unos cuantos mojitos y alguna piña colada y nos fuimos a nuestro apartamento y después a cenar.
Playa de Valdevaqueros, en Tarifa. Playa de Valdevaqueros Otra de las largas jornadas de playa la dedicamos a la Playa de Valdevaqueros , la más salvaje de todas. También porque estábamos deseosas de conocer el Bibo Beach de Dani García –que además tiene su propia escuela de surf– pero al que peregrinamos para devorar algunos de sus clásicos como el brioche, las croquetas o los langostinos Robuchon. El local es una maravilla. Agradable, luminoso, fresco. Acabamos a las tantas, tomando cócteles y mojitos de champán . Incluso una de mis amigas se atrevió con un Whisky Maker’s Mark (lima, blue curaçao, shrub de naranja y clara de huevo). Una bomba pero que le sentó realmente bien.
© BIBO Beach House, en Tarifa. Playa de Punta Paloma Y la tercera maratón playera la trasladamos otro de nuestros días a Punta Paloma , a unos 15 minutos de Tarifa. Otra playa virgen que con marea baja te permite darte un buen paseo y donde se encuentra otro restaurante que queríamos conocer, El Mirlo , del que nos habían hablando maravillas. Muy rústico pero perfecto para cenar después de subirte de la playa y ver ponerse el sol desde la terraza. Sus pescados, arroces y carnes están de diez (eso sí, es recomendable reservar).
Su historia de amor con el viento la hizo libre Tarifa tiene una personalidad única e irrepetible en la costa andaluza. Ningún lugar se parece a ella. Y parte de esta singularidad se la debe a su historia de amor con el viento que nació a comienzos de los años 70 y que la salvó de la salvaje construcción inmobiliaria de otros lugares de la cercana Costa del Sol.
Monumento a Sancho IV el Bravo, junto al castillo de Guzmán el Bueno (Tarifa). © Diputación de Cádiz Este pueblecito de calles y placitas pintorescas , rodeadas por una muralla de 1.000 años de antigüedad, el punto más meridional de Europa, comenzó a recibir windsurfistas –eternos viajeros en busca de viento–. Consiguieron convencer a algunos nativos, amantes de la naturaleza, de que la cultura del surf era una forma de vida que merecía la pena. Así, sin planificarlo mucho, Tarifa fue encontrando su sitio, y su esencia. Y ahora este ritmo bohemio y cosmopolita está por todas partes.
Aquí encontrarás a los mejores productores de tablas, trajes, accesorios, ropa, escuelas, centros de entrenamiento, artistas, surferos profesionales… que han hecho de Tarifa su lugar en el mundo.
Si quieres adentrarte en este mundillo –el kitesurf y el windsurf se practica en verano, y la temporada del surf es en invierno– algunas de las escuelas más interesantes para hacerlo son la Subcielo Kite School , que encontrarás en el cámping de Valdevaqueros; KTS , Kite & Roll y la de Gisela Pulido , la multicampeona de kitesurf que este año vuelve a la competición con 26 años y un palmarés de esos de quedarse con la boca abierta.
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Kitesurf en Tarifa. © José Mª Caballero Ruta de tapas por Tarifa Y por estas callejuelas pintorescas, donde igual haces un poco de shopping que te tomas una tapa, merece la pena salir cada tarde-noche. Este es otro de los alicientes de Tarifa, convertida en una ciudad muy cosmopolita donde tienes opciones gastronómicas variadas, de calidad. Y numerosas tiendecitas para perderte comprando complementos: Tarifa Soul , Summer Stories en la coqueta plaza del Ángel… Hay decenas de ellas.
Vista de Tarifa desde el castillo de Guzmán el Bueno. © Etheria Magazine Antes de hacer un poco de shopping , siempre nos marcábamos una ruta de tapas para terminar cenando en alguno de sus restaurantes. Uno de nuestros favoritos para comenzar era El Lola . Allí nos tomábamos un vinito y una ensaladilla de langostinos, para ir abriendo boca, antes de que se llenara. Un local ambientado e inspirado en Lola Flores donde están deliciosos todos los platos que tengan que ver con los clásicos tarifeños: el atún rojo y la vaca retinta .
Muy cerquita del Lola, otro bar que es un acierto es El Francés . Tiene una pequeña terraza, aunque siempre está llena, y cualquier plato que preparen con atún también está espectacular. Además, sus albóndigas se han hecho internacionalmente famosas.
Tartar de atún rojo. © Etheria Magazine Y puestos a elegir un lugar donde cenar, a veces nos decantábamos por La Antigua de Tarifa , para sentarnos en su agradable terraza y comernos las últimas tapas a base de atún o una ración de pulpo. Y alguna otra noche fuimos al agradable Mesón del Aparta Hotel Siglo XIX para cenar de tapas (que aunque parece diseñado para cenas más formales el picoteo aquí también es posible): la tosta de atún rojo se convirtió en nuestra debilidad, como también lo hicieron, tengo que confesarlo, los dulces de La Tarifeña más de un día y de dos… A cada cual más rico. Un paraíso al que tienes que acudir si eres amante del dulce.
En conexión con la naturaleza Punto de unión de dos mares, el Atlántico y el Mediterráneo y a solo 14 km de las costas de África, Tarifa ha sido tierra de migraciones, paso de diferentes pueblos y culturas… y eso aún se percibe. Uno de las citas ya convertidas en un clásico de Tarifa y un buen momento para visitarla, es el Festival de Cine Africano .
En la Sierra de San Bartolomé se puede practicar senderismo y escalada. © Julio Ramírez Gijón. Pero volviendo al entorno de Tarifa, el 60% del término municipal se encuentra protegido. Por tierra, por el Parque Natural de los Alcornocales , uno de los más grandes de España, y por la costa por el Parque Natural del Estrecho , que tiene, además, un área terrestre. Este segundo es perfecto para marcarse una ruta senderista y conocer Tarifa desde otro punto de vista. Existen varias de todos los niveles y duración, pero tal vez una de las más apetecibles por las vistas que tiene del mar es la ruta de la Sierra de Enmedio o el más accesible Sendero del Buda. Ambas parten del punto de información del Parque Natural del Estrecho, a 6 km de Tarifa, donde os darán toda la información de la ruta.
Orca en un avistamiento de cetáceos con Turmares. © José Mª Caballero Pero sin duda, una de las actividades que ofrece una idea del valor estratégico de Tarifa, entre dos mares, y su biodiversidad son las excursiones de avistamiento de cetáceos y delfines, que tienen durante todo el año. Una de las empresas más longevas y respetuosas con el hábitat marino es Turmares Tarifa . Otra de las propuestas más apetecibles de ecoturismo de la zona es la de Birding Tarifa , ya que el Estrecho de Gibraltar es un lugar idóneo para asistir a la mayor migración de aves de Europa.
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Ibis eremita y ternera retinta de fondo. © Manuel Morales/ Bird Watching Desayuno y excursión a Tánger Si tienes más tiempo y quieres terminar de cerrar el círculo y unir Tarifa con la costa africana que estarás viendo día sí y día no desde la otra orilla, un plan inmejorable es desayunar en el Café Azul , junto a la Puerta de Jerez, en la calle Batalla del Salado, en un espacio súper coqueto con unos zumos maravillosos, y después acercarte hasta la agencia de excursiones que hay junto a esta Puerta de Jerez (la única que se conserva de las cuatro con las que contaba la muralla). Allí podrás reservar una excursión a Tánger, a solo 35 minutos en ferry, que incluye transporte y un guía para hacer la visita en grupo o en privado.
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