Hay escapadas que inspiran, y la comarca gerundense del Ampurdán (o Empordà) es perfecta para atrapar un placer ancestral, el de VIVIR. Desde la Prehistoria –pasando por el esplendor que los griegos lograron en Ampurias– hasta a la actualidad, su forma de vida es una tentadora invitación a disfrutar con todos los sentidos.
Villa medieval de Pals, en el Bajo Empordá. En verano no sopla la tramontana, ese frío viento del norte que desciende de las montañas, por eso el primer flechazo es inevitable que llegue de un mar calmo donde las barquitas de pescadores son mecidas por el azul mediterráneo. Inimaginable pensar en piratas invadiendo los tranquilos pueblos de los más de 200 kilómetros de la Costa Brava si no fuese por la preciosa huella de núcleos fortificados como Peratallada , entre los pueblos medievales más hermosos del Baix Empordà .
Recorriendo las calles empedradas de estas localidades entras en otra época en la que parece que un noble a caballo va a dar la vuelta a la esquina. Impresión que se extiende por los rincones de cuento de Pals . Mientras que en Palau Sator hay que buscar la iglesia visigoda de Sant Julià de Boada para hallar su magia más íntima. Rodeados de campos de arroz, no hay más que comerse el paisaje con su espectacular producto de kilómetro 0 , el arroz que es orgullo de los agricultores locales. Desde una masía de 500 años, en Es Portal , tiene su inicio un viaje gastronómico a través de sus elaboraciones con arroz amigo del medioambiente.
Basílica de Santa María, en Castelló d’Empuries. Asomarse al Medievo Traspasar el portal de la Gallarda del pueblo de Castelló d’Empúries provoca unas ganas subversivas de caminar más despacio. Siguiendo las huellas medievales que aún conserva el pueblo más emblemático del Alt Empordà, entre plazas porticadas, palacios, monasterios y su monumental iglesia de Santa María . Popularmente conocida como la catedral, nunca llegó a consagrarse como tal por mucho que se empeñaran los condes de Empúries. Considerada no obstante la segunda catedral de Girona , es imponente su silueta gótica con una espectacular portada en mármol. De sus orígenes medievales queda la torre del campanario de un llamativo estilo lombardo y la enorme pila bautismal de inmersión en su interior.
Llegarás al barrio judío por estrechas callejas que aún guardan los restos de una de sus dos sinagogas en el interior de la casa Sanllehí . En el museo de Historia Medieval de la Cúria-Presó continúa el paseo entre numerosos objetos históricos como las estelas funerarias rescatadas del antiguo cementerio judío.
Proyecto Sepia. En casa de pescadores protectores Nunca te sabrá tan rica una tapa de calamar o la típica sepia mediterránea cuando conozcas la historia de un pescador amigo del mar, Isaac Moya, y un biólogo marino, Boris Weitzman que decidieron salvar los huevos de sepias y calamares que encontraban en las redes de los pescadores. Su idea se ha convertido en el proyecto Sepia , uniendo pesca artesanal sostenible y sensibilización del gremio marinero y el turismo. Además puedes participar en la liberación en los fondos marinos de los pequeñines ejemplares de sepias y calamares, gracias a una inolvidable experiencia ecoturística haciéndote a la mar, como los mismos pescadores que cada día rescatan esos pequeños huevos de sus redes.
Factoría de conservas de anchoas Solés, en L’Escala. Riqueza natural Navegar entre el puerto de L’Escala y del Estartit es asomarse a una de las vistas más agrestes del viaje, sobre todo cuando se divisa el montañoso macizo de Montgrí . En sus oquedades vivieron los primeros pobladores prehistóricos de la Costa Brava, amarraron sus rudimentarias barcas en calas como Pedrosa o La Calella , esas mismas que con sus azules turquesas invitan a un baño. Y si recorres sus caminos de ronda, las vistas marinas están aseguradas, pues estás sobre uno los miradores más espectaculares de la Costa Brava.
La navegación culmina bajo el agua en las islas Medes , auténtico refugio de piratas hoy convertido en reserva natural. Basta con que hagas esnórquel a su alrededor para asomarte a la gran riqueza animal de sus fondos marinos. Al desembarcar no abandones el espíritu marinero ante el mejor secreto de la Costa Brava: la elaboración artesanal de las anchoas de L’Escala. Entonces sí podrás confirmar que son de las más ricas del mundo.
Parque Natural de Aiguamolls de l’Emporda. Amanecer entre aves El paisaje de cañas entre láminas someras de agua que un día debió cubrir toda la llanura a orillas del golfo de Rosas está hoy únicamente representado por los Aiguamolls de l’Empordà . Un valioso terreno pantanoso de gran importancia para las aves en el que puedes pasear entre lagunas, irte a una de sus playas vírgenes o sentarte pacientemente en alguno de sus escondites o hides para lograr una buena perspectiva de algunas de las más de 300 especies de aves que frecuentan sus diversos ambientes naturales. Disfruta con los sobrevuelos del martín pescador, descubre a la cerceta carretona, el emblema del parque natural, y, en tus recorridos, lleva a mano una guía para reconocer a sus 50 especies más habituales.
Casa museo de Salvador Dalí. Cabo de Creus, el primer rayo de sol pirenaico Afirmaba Dalí que desde su cama, gracias a un espejo orientado a levante, era el primer español que veía salir el sol. En la visita a su casa museo, en la pintoresca cala de pescadores de Portlligat , podrás comprobarlo, así como el placer por la vida que poseía Salvador Dalí junto a su musa Gala. Después hay que dejarse impregnar por ese paisaje que nos rodea y que inspiró al artista internacional, el Cabo de Creus . Una península de rocas singulares con formas modeladas por la turbulenta tramontana y el salitre. En su faro respira hondo, estás a 10 kilómetros mar adentro en el punto más oriental de la península Ibérica y, a la vez, pisas el magnífico final de la cordillera pirenaica.
Vinos ecológicos de la Bodega La Vinyeta. Pícnic entre viñas con historia Las viñas al sol en pleno Alt Empordà dan la bienvenida a La Vinyeta , finca ecológica que empezó su andadura productiva mirando hacia cepas viejas de más de 50 años de edad. Los olivos centenarios también hicieron que los propietarios se enamoraran de la propiedad e hicieran que el aceite de oliva extra virgen que extraen sea otra de las señas de identidad de su amor por la tierra, junto a las tres variedades de vino que elaboran. No dejes de apuntarte a algunas de sus numerosas actividades como un paseo nocturno, probar sus huevos estrellados –producidos por gallinas que viven bajo las estrellas–, dormir en el viñedo… y acaba de una manera muy chic la visita con un pícnic entre viñas .
Jordi Vilarrasa vende productos de cerdo. Un día de mercado Qué mejor que buscar, tierra adentro, la vida local de un mercado para despertar los sentidos. Donde el Empordà se une a la Garrotxa nos espera la modernista urbe de Olot salpicada de volcanes como el Montsacopa . Su mercado regala una experiencia sensorial ligada a la sostenibilidad porque hasta el mismo edificio posee un diseño arquitectónico comprometido con el medioambiente. En Olot los productos de proximidad están de moda. Es momento de sacarle el gusto a la leche de oveja y de cabra en derivados como yogur, helado y queso. Imposible resistirse a los deliciosos embutidos payeses, la pasta fresca hecha en el día o un plato del mercado en alguno de sus dos restaurantes. De recuerdo lleva legumbres de la tierra o algún postre artesano para evocar en casa el lugar de donde viene lo que comes.
Observatorio astronómico de Albanya. Leer el firmamento A mitad de camino entre Olot y Figueres, en el valle de Albanyá creado por el río Muga, vas a quedar boquiabierta frente al cielo estrellado. Su nula contaminación lumínica lo convierte en el mejor rincón gerundés para hacerlo. Basta con llegar a la zona alta del valle, donde, junto al camping Bassegoda Park, abre sus puertas el Observatorio Astronómico de Albanyà. El primer lugar que recibió, en 2015, su reconocimiento como reserva Starlight por su compromiso en dar a conocer el cielo estrellado aunando ciencia y turismo, gracias a la astronomía, y desde el que casi puedes tocar el universo.
Baños de bosque. Arriésgate a darte un baño de bosque Respira más lento hasta que adecúes el ritmo de tu zancada al flujo del aire en tus pulmones y empezarás a percibir el bosque de otra manera. En apenas unos metros notarás que entras a formar parte de la naturaleza, que el bosque te envuelve y aviva tus sentidos. Olores y sonidos se revelan y la perspectiva desde el interior del bosque te traslada a otra dimensión donde los aromas se intensifican y el susurro del viento en las hojas te hacen sentir parte de un ser vivo único con el bosque. Puedes hacerlo a tu aire, pero deja que los amigos de los bosques de la Asociación Selvans te inicien en un bosque maduro gerundés con una experiencia que te reconecta con tu lado más salvaje.
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