Es considerada la ‘Capital de Invierno’ de Polonia, pero Zakopane, en la región de Podhale, es un destino para todas las estaciones. Y no solo por su estratégica situación en pleno Parque Nacional de los Tatras y apenas a cien kilómetros de Cracovia, sino por su increíble arquitectura de madera que la hace diferente a cualquier otra ciudad alpina.
Paisaje de los montes Tatras. Antes de conocer lo que es hoy día Zakopane hay que remontarse a su pasado, cuando este pueblo metalúrgico y minero fue elegido, a mediados del siglo XIX, por el doctor Tytus Chalubinski para establecer un centro de salud destinado a la cura de la tuberculosis. La gran admiración de este profesor y cirujano de Varsovia por el rico folclore y la cultura góralska (montañesa) le llevó también a cofundar en 1903 la Sociedad Polaca de los Tatra , que se reunía en Tatra Manor para disfrutar de tertulias, de su biblioteca o de la sala de banquetes. Por este motivo, sus amigos fundaron el Museo de las Montañas Tatras en su honor, en 1888.
Chalubinski y su pasión por Zakopane no tardaron en contagiar a otras personalidades de la sociedad polaca.
Especialmente a artistas, que se trasladaron a la ciudad sureña enriqueciéndola con ese bagaje cultural que se respira en sus calles. Allí se establecieron y pasaron temporadas escritores de la categoría de los premios Nobel de Literatura Henryk Sinkiewicz (recibió el galardón en 1905 y es el autor de Quo Vadis ) y Wislawa Szymborska (premiada en 1996).
Calle de Zakopane. © Manena Munar También compositores como Karol Szymanowski, que dedicó a Zakopane su Ballet Harnasie, y hoy cuenta con su propio museo en Villa Atma . El pintor Tadeusz Brzozowski fue otro gran admirador de la ciudad montañesa. Como lo fueron los escultores Wladyslaw Hasior, Antoni Rzasas (Galería Antoni Rzasas, antonirzasa.pl)y Antoni Kenar, a cuya escuela (Kenarówka) acuden jóvenes a formarse en artes plásticas.
Arquitectura 100% polaca Otro personaje de vital importancia fue el arquitecto Stanislaw Witkiewicz, creador del estilo de Zakopane , también conocido como Estilo Witkiewicz , a quien se debe la exclusividad de las casas del pueblo. Según sus propias palabras: “Teniendo el privilegio de materiales como la madera y la piedra, por qué hacer el mismo tipo de cabaña montañesa europea cuando la creatividad polaca y su naturaleza pueden y deben crear un estilo propio”.
Villa Koliba, la primera construcción de Witkiewicz en Zakopane. © Manena Munar Villa Koliba, tapizada de madera Y así lo puso en práctica cuando el antropólogo Zygmunt Gnatowski, enamorado de Zakopane, le encargó la construcción de su casa de verano. Dio rienda suelta a esa fantasía de la que surgió Villa Koliba , que hoy forma parte del Museo de los Tatras y representa fielmente el estilo Zakopane. Está tapizada en madera, amueblada con piezas rústicas de la zona y decorada con cuadros de artistas locales, como los pintados en cristal por Ewelina Perksowa. La calidez que emana es tan fuerte que el visitante por unos momentos la hace su casa, y se imagina sentado al lado, al calor de la salamandra revestida de mosaicos. Con un libro de alguno de los escritores que vivieron en Zakopane, bajo el son de la música inquietante de Szymanowski.
Villa Koliba fue la primera de las muchas edificaciones de Zakopane en las que Witkiewicz -formado en San Petersburgo y Múnich- instauraría las casas con dos pisos.
Hasta entonces se concebía una sola planta, mimando la madera y la piedra de forma estructural y decorativa y exigiendo un delicado trabajo de carpintería, sin clavos la mayoría de las veces. Balaustradas, balcones, ventanas, puertas, picaportes y detalles están cuidados al máximo y cada uno supone una obra de arte en sí mismo.
Villa Czerwony Dwor Ejemplos de ello se ven en Villa Czerwony Dwor , donde vivieron los compositores Arthur Rubinstein y Karol Szymanowski, entre otros muchos que visitaron o se alojaron en la solariega mansión que hoy alberga un centro de arte local.
Capilla de Jaszczrurówka. Más arquitectura de madera de Zakopane La capilla de Jaszczrurówka se añade a su magnífica arquitectura, como la iglesia de la Sagrada Familia con su capilla adyacente de San Juan Bautista. También forman parte del Museo de los Tatra, el Museo de Kornel Makuszynski , escritor de literatura juvenil e infantil, y Villa Oksza , de estilo puro Witkiewicz. Convertida en galería de arte, aquí se encuentran algunas pinturas psicodélicas y turbadoras del pintor, escritor y dramaturgo Stanislaw Ignacy Witkiewicz, hijo del gran arquitecto.
Zakopane, un ambiente que abraza La sensación que se siente nada más entrar en el pueblo es de calidez. Zakopane te abraza a través de sus acogedoras calles, tiendas artesanales y restaurantes de montaña. Hay que empezar el periplo callejero por las vías más añejas, es decir la Nawsie y Koscieliska . Aquí aún se encuentran esas casas de madera con cuerda gruesa entre cada tronco para preservar del frío y de una sola planta (todavía no había llegado Witkiewicz). Al seguir por Koscieliska se puede brindar un recuerdo al gran fabricante de violines que fue Franciszek Marduka , fallecido en 2007, que tenía allí su taller.
Calle Krupówki. © Manena Munar El Grand Hotel Stamary se presentará a la vuelta de cualquier esquina con su imponente estructura que guarda la historia de Zakopane. Pero la calle donde ver y dejarse ver no es otra que Krupówki . Allí se desarrolla la vida de Zakopane. Es por donde discurren los treinta mil habitantes que tiene la ciudad y los tres millones que la visitan anualmente.
Los sabores de la calle Krupówki La calle Krupówki, bonita y alegre, está poblada por casonas de madera que albergan todo tipo de restaurantes. En ellos se puede degustar codillo, trucha recién pescada en el río Dunaj, asados de carne, pierogis (empanadillas) de queso o setas, y las muchas sopas polacas, sabrosas y reconfortantes, que se suelen servir en un cuenco de pan. No faltarán la cerveza artesana, la cracoviana Zywiec , ni el pan recién hecho y la manteca para untarlo (smalec ).
La trucha es un plato típico de Zakopane. © MM Restaurantes donde comer bien en Zakopane Los tentadores platos polacos se pueden probar bien en el restaurante Karczma Po Zboju de cocina típica polaca. O en Karczma u Fiakra bajo una cuidada decoración local. También en el restaurante de tradición montañesa Góralska Tradycja , en el especializado en carne Stek Chalupa o en STRH Bistro Art Café , con excepcionales vistas y ambiente vanguardista. En muchos de estos restaurantes se disfrutará en vivo de esa música montañesa que afama a Podhale, tanto por sus sentidas baladas como por la tradición de sus trajes regionales. Siguen adornados con los bordados de siempre, como el tradicional dibujo parzenica en los pantalones de los hombres.
Pero no solo se disfruta de buena cocina en la calle Krupówki. El restaurante U Wnuka , en Koscieliska, se jacta de ser uno de los más antiguos de Zakopane. Y a U Slonia , en la calle Wladyslava Zamoyskiego, acuden la población local a saborear una buena y contundente comida tradicional. No podemos dejar Krupówki sin mencionar las tiendas de artesanía donde venden bolsos y zapatillas de piel, gorros y calcetines de lana y también tallas de madera y cuadros pintados en cristal.
Granja donde se prepara el queso ahumado Oscypek, típico de los Tatras. © MM Los pintorescos puestos de Oscypek , el famoso queso de Zakopane, salpican las calles, y lo venden lugareñas cubiertas por el típico pañuelo de flores. Hay que probarlo y saborear ese queso de cabra ahumado que ha merecido numerosos premios gastronómicos. Antes de dejar el pueblo para entrar en su naturaleza, visita ineludible es la del Cementerio Peksowy Brzyzek . La necropólis más antigua de Zakopane fue fundada en 1850 por el padre Józef Stolarczyk. Se llama así en honor al poeta Jan Peksa que donó el terreno. Allí están enterradas muchas de las personalidades que hicieron de Zakopane el centro de cultura y deporte que es hoy. Fue declarado Lugar de Interés Cultural, Artístico e Histórico en 1928.
Festivales en Zakopane Zakopane sirve de escenario para el desfile de tradiciones montañeras del Festival Internacional de Folclore de las Montañas , que se celebra la segunda quincena de agosto. EL Carnaval es legendario en el pueblo y los festivales se suceden durante todo el año.
Calesa para dar un paseo por Zakopane. © MM En primavera te espera el Jazz Camping Kalatowki , que reúne en un marco bucólico a los amantes del género musical. También está el festival de Cine Montañés mientras que la Academia de Arte de Zakopane organiza continuas exposiciones. Además, el Teatro de Stalislaw Ignacy Witkiewiz no cesa de ofrecer obras.
Tradición alpina Le viene de lejos, de cuando acogía a principios del siglo XX el Club de Esquí más antiguo de Polonia. Fundado en 1907, contaba con las pistas mejor equipadas para los deportes de invierno. En 1936 se construyó el teleférico que llegaba hasta el pico de Kasprowy Wierch y, más tarde, en 1936, el funicular que alcanzaba la cima de Gubalówka. Desde aquí merece la pena contemplar la excelsa panorámica del valle.
Paseo por el Parque Nacional de los Tatras. © Wojciech Portnicki La época de la era comunista cortó un tanto su éxito como capital de invierno. Tiempos en que el Hotel Kasprowy Wierch era ‘El Hotel’ al que solo iban extranjeros y algunos privilegiados polacos. Cuando los niños vendían los cascos de botellas y con el sloty que sacaban se compraban ese helado de nata en la tienda para todo el podworko (patio).
Pero ha llovido ya bastante desde entonces, y Zakopane cuenta ahora con una hostelería de primera para acoger turismo de invierno y de verano. Se puede elegir entre hoteles de la categoría de Hotel Belvedere Resort & Spa , situado muy cerca del valle Dolina y a pocos minutos del centro de la ciudad; el Radisson Blue , que cuenta con todas las comodidades y vistas espectaculares; el Rysy , un íntimo hotel de lujo en el centro de Zakopane que trata a sus clientes de forma personalizada; el Hotel Aquarion , ideal para familias por su enclave en plena naturaleza y su acceso directo a Aqua Park Zakopane ; o el Grand Hotel Norsalowy Dwor , situado al lado de la pista de esquí Nosal.
Ruta por las montañas de Zakopane. © Alex Blokstra No hay que olvidarse de los hostales donde sentirse como en casa. Destaca el Hostal Willa Pod Bandera en la foresta; el Fachbud , de encantadora decoración alpina; o Villa Halka , con vistas al monte GIewont, el pico más alto de los Tatras occidentales, desde donde se observan algunas pistas que llegan a la cima de Kasprowy Wierch, fronteriza con Eslovaquia.
Estaciones de esquí de Zakopane La estación de Szymoszkowa se recomienda a los esquiadores experimentados; a la de Nosal acuden los adictos al snowboard; y la de Harenda es apta para todos los gustos. El salto de esquí Wielka Krokiew se considera el más bonito del mundo. A sus pies, Snowlandia se transforma de diciembre a marzo en un sueño invernal. Aquí, artistas y artesanos tallan en hielo un castillo, figuras y el famoso laberinto que equivale en tamaño a diez pistas de tenis, donde perderse fríamente entre sesenta mil bloques congelados.
La cima de Kasprowy Wierch es fronteriza con Eslovaquia. © MM Paseando entre el paisaje nevado se adivinan el bello lago de Morskie Oko y el río Dunaj. Luchan por fluir entre ese hielo que les maniata hasta que florece el crocus anunciando la primavera. Entonces sus aguas, ya libres, reciben a los amantes del kayac y la pesca.
Como cabe esperar, Zakopane ha dado campeones de esquí. Un buen ejemplo es el olímpico Bronislaw Czech. El Papa Juan Pablo II, Karol Wojtyla, tenía debilidad por Zakopane y sus montañas. Conocía hasta el más recóndito de sus senderos, pues le encantaba caminar y esquiar por ellos.
En el paseo montañero es fácil encontrarse con el espectacular perro pastor, autóctono de Podhale. Blanco como la nieve, acompaña a los campesinos en sus andares por la hermosa naturaleza de los Tatras que forman parte del conjunto montañoso de la cordillera de los Cárpatos.
El crocus es la primera flor que brota en la primavera de los Tatras. © MM Más información No te pierdas una visita a Chocholow . Este pueblecito coqueto, a apenas veinte kilómetros de Zakopane, alberga casas de madera que han merecido el reconocimiento de la UNESCO.
Más información en la web de la Oficina de Turismo de Polonia .
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