Si no habías escuchado hablar de estas dos regiones navarricas repletas de bosques, cascadas y pueblos bonitos marcados por la historia, en Etheria Magazine te damos ocho razones para que las descubras en un viaje que conquistará a toda la familia.
El río Urederra rinde honor a su nombre en euskera, que significa ‘agua hermosa’. © KR A medio camino entre las cumbres del Pirineo navarro y la aridez de la Ribera, en la Zona Media navarra, la merindad Tierra Estella-Lizarraldea acoge en su seno las exultantes Tierras de Iranzu, entre las Sierras de Urbasa y Andía , las Peñas de Echávarri , Peña Echauri y el Camino de Santiago. En esta suerte de accidentes geográficos y localidades con bella toponimia, nos esperan safaris taurinos, vías verdes a caballo, apicultura, enoturismo, salinas milenarias, vivencias con auténticos pastores… Si estos lugares no son la inyección de diversión que necesitamos para este 2021, se le parece mucho.
1. Sus bosques de fama mundial Hablar del Parque Natural de Urbasa-Andía significa adentrarse en uno de los hayedos más impresionantes de la Península Ibérica y en el tercero más grande del mundo. La erosión que producen sus riachuelos en los valles calcáreos cincela complejos kársticos traducidos en un total de 217 cuevas accesibles como Los Cristinos o Akuandi, y entre sus abruptas y frondosas gargantas conviven todo tipo de especies autóctonas que, con suerte, dejarán muestra de su paso: jabalíes, martas e incluso quebrantahuesos , un ave en recuperación que puede avistarse con la ayuda de los guías de Mugitu , empresa local especializada en todo tipo de actividades de aventura en la zona.
La aldea de Baquedano se intrinca en el Valle de Las Améscoas. © KR Una de las rutas más atractivas del Parque Natural de Urbasa-Andía se dirige hacia las aguas turquesas del Nacedero del río Urederra . El recorrido –apto para todos los niveles– se extiende a lo largo de seis kilómetros que parten de la localidad de Baquedano y tienen como destino las pozas prístinas del nacimiento del Urederra , de aspecto caribeño, aunque con aguas gélidas.
En los montes de Grocin, los toros y las vacas de Miguel Reta disfrutan en un entorno de semicautividad. © KR 2. Hacer un safari ¿en Navarra? El proyecto familiar de la Ganadería Alba Reta en el Valle de Yerri ofrece una de las experiencias más auténticas de las Tierras de Iranzu, un paseo en todoterreno por 120 hectáreas de fincas en las que conviven 260 cabezas de ganado de casta navarra, con vacas y toros bravos rojizos de la raza carriquiri , especialmente virtuosa en festejos populares y lidia. Nos acercamos al mundo del toro desde un punto de vista campestre, en sus corrales, plazas de capeas y para disfrutar de un tentempié rústico a base de panceta, chistorra y vino.
El pastor Alfonso Argandoña posa junto a su borda. © KR 3. Comer en la borda de un auténtico pastor ¿Te imaginas vivir en primera persona cómo es el día a día de un pastor de la Sierra de Andía ? Alfonso Argandoña nos espera dentro de su desconectada txabola de piedra, ha prendido las ascuas de su chimenea para que nos calentemos las manos mientras nos preparan un contundente menú pastor formado por migas, cordero, cuajada, vino y sidra. La visita forma parte de una de las actividades que organiza la quesería Aldaia en el municipio de Lezaun, donde las familias López y San Martín muestran su técnica de pastoreo y elaboración del queso D.O. Idiazábal. Sus 400 ovejas latxas producen la leche fresca que compone este queso tan particular. Al final del recorrido, nada mejor que comprobar por uno mismo el resultado en el paladar del Idiazábal en versión natural, ahumado y untable.
La ‘gazta zaharra’ es una deliciosa crema de queso viejo que produce auténtica adicción.
Interior del monasterio de Iranzu. © KR 4. Monasterio de Iranzu, imponente silencio en plena naturaleza A los pies del cañón del río Iranzu , entre nogales centenarios e historias de akelarres y leyendas mitológicas, la comunidad cisterciense elevó en el siglo XII –y hasta el siglo XIV– el gran monasterio de Santa María la Real de Iranzu. El entorno cumple con dos condiciones vitales para la orden: abundancia de agua y lejanía del mundanal ruido. Para llegar a esta joya del arte que camina entre el románico y el gótico, es preciso tomar el kilómetro 8 de la carretera NA-111 (Estella-Etxarri Aranaz) y desviarse cuatro kilómetros por una sinuosa carretera.
Llama especialmente la atención el óptimo estado de conservación de sus estancias, que invitan a caminar despacio, a escuchar cómo resuena el eco de nuestros pasos en el refectorio, en la cillellería (sala del Castigo) o en su cocina monumental , especialmente impresionante por la dimensión de su chimenea central. Lo que se produce en el interior de este monasterio trasciende la teoría arquitectónica y alcanza cotas místicas. Para satisfacción de los más pequeños —y en un aspecto más terrenal—, se esconden doce tesoros en los alrededores para los amantes del geocaching , una divertida actividad en la que se buscan objetos mediante GPS y técnicas de realidad aumentada.
La Hípica Acedo organiza peregrinaciones a caballo para realizar el Camino de Santiago. © KR 5. Tres planes superactivos: apicultora, amazona y salinera por un día Nos enfundamos el mono apícola para extraer con nuestras propias manos los panales de miel del entorno de Lorca , pero no de cualquier manera, es preciso averiguar previamente cómo se comunican las abejas y por qué su existencia es crucial para el ser humano. El apicultor de la Mielería Eztitzu Xabi Azanza organiza actividades nocturnas en esta zona de Navarra para el seguimiento de la trashumancia de las abejas, imparte técnicas de relajación a través de la vibración de estos antófilos y dirige degustaciones que activan nuestras papilas gustativas. La miel Anderaz sabe a tomillo, a roble, a zarzamora, a brezo… su gusto y color dependen de la floración que las abejas polinicen.
En dirección a Estella, nos detenemos en la Hípica Acedo para quemar las energías mieleras a lomos de uno de sus caballos, con el que recorreremos un tramo de la histórica Vía Verde del Ferrocarril Vasco Navarro . La ruta atraviesa antiguos túneles ferroviarios, campos de trufa y ríos del entorno de la Sierra de Lokiz —cruzarlos a caballo es toda una aventura—.
El ocaso produce un efecto romántico sobre Salinas de Oro . La localidad acoge las salineras Nuin Eraso y Gironés , y sus praderas blanquecinas de sal reflejan los rayos del sol en una relajante estampa, ideal para despedirnos de una jornada tan activa.
Los jardines del Museo Henri Lenaerts albergan veintidós esculturas de bronce. Ésta se llama ‘Yogui’. © KR 6. Un retiro yogui, pero de pueblo Una fortuita avería en su motocicleta fue la responsable de que en los años 70, el artista belga Henri Lenaerts se detuviera en Irurre , una pequeña aldea del valle de Guesálaz próxima a las aguas del embalse de Alloz , donde el escultor encontró el sosiego que necesitaba para dar rienda suelta a su creatividad. El Centro Henri Lenaerts , situado en su antigua vivienda, supone un oasis de paz y bohemia en un ambiente rural totalmente alejado de la pompa artística regia de la que provenía. El que fuera su hogar durante 35 años es hoy un importante epicentro de yoga y meditación con talleres desarrollados en coordinación con la Universidad Pública de Navarra (UPNA).
Juan Andrés Pastor es guía de la bodega Quaderna Vía y explica el proceso de producción ecológica de sus vinos. © KR 7. Férrea tradición gastronómica En Navarra es muy fácil encontrar verdaderos templos gastronómicos. El alto nivel culinario ya se intuye en los pintxos que ilustran las barras de sus tabernas, de los mesones de toda la vida y las de sus restaurantes más vanguardistas.
El Asador Astarriaga de Estella realiza auténticos homenajes al producto local y de temporada con espléndidos espárragos y carnes de vacuno a la brasa que seleccionan minuciosamente. A pocos metros, también en la plaza los Fueros de Estella, las apariencias del restaurante Florida engañan. En la cocina de este bar con aspecto anodino se producen auténticas obras de arte culinarias en las que el chef Jorge Ruiz traduce su pasión en originales elaboraciones, como el ‘Falso tomate de Valdelobos’, sus alcachofas en texturas –especialmente sorprendentes– o su exitoso ‘Lingote de gorrín Pío Navarro’ . Y todo, en un sencillo local que parece sacado de los años ochenta.
Los espárragos de Navarra se caracterizan por su textura suave, por su nula fibrosidad y por su exquisito sabor. El sello del Queso Idiazábal garantiza su autenticidad. © KR Vinos de Tierra Estella Estamos en la comarca de Navarra que tiene más bodegas , aquí las sierras de Urbasa-Andía y Loquiz protegen meteorológicamente las viñas de Tierra Estella. Con tanto santuario vinícola donde elegir, nos detenemos en las viñas de Quaderna Vía para disfrutar de una de sus catas a ciegas. Los hermanos Raúl y Jorge Ripa producen allí su propio vino ecológico , lo que implica que mantienen técnicas de elaboración tradicionales. Es decir, anteponen la calidad sobre la cantidad de producción. Además, sus etiquetas prestan especial atención a los paladares milenials, porque consideran que el futuro del vino es ahora.
Más vale coger aire antes de cruzar el empinado Puente de la Cárcel (o Puente Picudo) de Estella. De origen medieval, fue destruido durante las Guerras Carlistas y reconstruido posteriormente. © KR 8. Estella, la dosis de medievalismo necesaria Alrededor de las veras del río Ega , Estella se eleva como la importante villa medieval que fue, y como una de las ciudades más bellas del norte de España que es hoy. El hecho de protagonizar la sexta etapa del Camino de Santiago –en su versión francesa y desde Roncesvalles– la abrió de forma estratégica al resto del mundo, tanto desde el punto de vista comercial –con una economía basada en la imprenta–, como por su vida cultural e intelectual. Prueba de ello, sobre sus colinas se eleva una considerable lista de castillos, palacios, iglesias, conventos y basílicas. El ascensor urbano que se eleva hacia las calles de San Nicolás y Zalatambor nos regalará una excelente panorámica de su skyline histórico.
La escalinata por la que se accede a la iglesia San Pedro de la Rúa, en Estella le otorga un aspecto ascensional espiritual. © KR Aunque la apoden ‘la Toledo del norte’, a Estella no le hacen falta comparaciones.
El Año Xacobeo 2021 ofrece una excusa perfecta para integrarse en el entorno navarro del Camino de Santiago y para vivir en primera persona el ambiente de especial compadreo y afabilidad entre los peregrinos. Dedícales un “¡Buen camino!”.
La fuente del Vino de las Bodegas de Irache recibe la visita de numerosos peregrinos que no pierden la oportunidad de llenar su cantimplora con vino navarro. © KR También te puede interesar… Desiertos de película y pinchos “de cine”: una ruta por las Bardenas Reales y Tudela .
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