El lago Atitlán es un lugar ideal para viajar sola en Guatemala y desconectar, entrar en comunión con el universo y descubrir unas raíces mayas que están aquí más presentes que en ningún otro rincón del país.
Lago Atitlán. © Mark Harpur Viajar sola al lago Atitlán permite descubrir a tu aire cómo transcurre la vida a otro ritmo; las prisas, en este rincón del mundo, parecen no existir. Los sonidos propios de las grandes ciudades desaparecen. Se hacen fuertes el canto de los pájaros, y el traqueteo de los pequeños tuk tuks y las barcas que atraviesan el lago de un lado a otro sin cesar. Aquí, lejos de la civilización más impersonal, es el mundo rural el que se queda con el poder.
Y eso se nota también al pasear por las callejuelas de los pueblos que hay desperdigados junto al lago: en ellas, además de oír los más diversos dialectos, también se puede disfrutar del espectáculo que es contemplar a los indígenas —sobre todo a ellas— realizando todo tipo de labores mientras lucen sus coloridos vestidos. Cada población posee su propia identidad . Su propio carácter. Y este siempre se halla marcado por sus raíces mayas, esas que tanto llevan a gala y que están presentes en cada una de sus tradiciones.
Lago Atitlán, en Guatemala, un destino fascinante. El mítico lago Atitlán Gobernando el paisaje, el mítico lago Atitlán: custodiado por tres históricos volcanes —el San Pedro, el Atitlán y el Tolimán—, se convierte, inevitablemente, en el centro de todas las miradas. Con 8 kilómetros de ancho, 18 de largo y una profundidad que, dependiendo de la época del año, puede llegar a alcanzar los 300 metros, es el absoluto culpable de que sea tan sencillo acabar enamorándose de este hermoso enclave.
Pero para conocer bien la esencia de Atitlán lo mejor es hospedarse unos días en torno al lago. Mucho mejor será si se hacen excursiones a cada uno de sus pueblos: solo así se podrá entender el alma de cada uno de ellos. El primero será Panajachel, uno de los dos —de los cinco que rodean el Atitlán— a los que se puede llegar por carretera. Es aquí donde arrancamos nuestro periplo.
5 visitas imprescindibles en el lago Atitlán Panajachel, animado a todas horas Conocida comúnmente como “Pana”, se trata de la más concurrida de todas las poblaciones del Atitlán: aquí se hallan la mayor parte de los hoteles y albergues, de los restaurantes y tiendas de recuerdos. En otras palabras, es el lugar elegido por la mayoría de los viajeros que llegan hasta este rincón del mundo para establecerse unos días. Mucha culpa la tiene el animado ambiente que reina en sus calles a todas horas.
Calle de Panajachel. © Cristina Fernández La esencia de ese Atitlán más tradicional, tan arraigado a sus antiguas tradiciones, aquí, se ha perdido en parte. Tan enfocados están en hacer dinero aprovechando el trasiego de extranjeros que se han olvidado de mantener su alma. Aún así, siempre merece la pena visitarlo para recorrer su alargada calle Santander , la que hace de arteria principal, y conversar con los artesanos que cada día llegan desde los pueblos vecinos para vender su género.
Es también sin duda el lugar perfecto para encontrar ese recuerdo que llevarse de vuelta a casa, así como el rincón ideal en el que contratar una de las excursiones disponibles a las zonas de los alrededores: son muchas las agencias locales que se han instalado aquí. A veces al viajar sola al lago Atitlán se tienen algunos temores por lo que contratar una excursión en grupo puede ser aconsejable.
Muelle en Panajachel. © Mathijs Beks Finalmente, si hay algo más a favor de ‘Pana’, es que cuando una se acerca hasta el paseo que hay junto a la orilla del lago, y contempla las imponentes vistas de los volcanes de frente, no puede evitar caer rendida a sus pies.
Santiago Atitlán, misticismo a raudales Aquí, al contrario de lo que ocurre en Panajachel, solo necesitaremos caminar algunos pasos desde el embarcadero para darnos cuenta de que lo que gobierna es una importante identidad indígena . Un carácter marcado, fundamentalmente, por el sincretismo religioso , en el que se unen tanto las antiguas creencias mayas como el cristianismo instaurado por los españoles durante la conquista.
Aunque cualquier día es bueno para visitar Santiago Atitlán, hacerlo en uno de sus días de mercado, viernes y domingos, siempre es un ‘plus’.
El ajetreo en sus calles, protagonizado sobre todo por la gente local, es maravilloso. Aquí las mujeres, además de vestir los huipiles típicos —coloridas camisas con motivos florales y animales—, también suelen ir ataviadas con el famoso tocoyal : una cinta bordada de hasta 21 metros de largo que se enrolla en la cabeza simulando un sombrero y que se hizo popular en 1936 tras ganar un premio para protagonizar —a día de hoy, lo sigue haciendo— la moneda nacional de 25 centavos.
Mujeres de Guatemala. Para completar una visita al pueblo, hay una parada indiscutible: la que se hace en casa de Maximón , un dios venerado en la zona representado por una efigie con forma humana a la que los guatemaltecos hacen ofrendas de todo tipo a cambio de ser bendecidos. ¿Una curiosidad? Sus guardianes jamás permiten que le falte un cigarro encendido en la boca y una copa con aguardiente. Cada año, los vecinos se turnan para “hospedar” a Maximón en su casa. Para encontrarlo solo hace falta preguntar a cualquier autóctono: hacerle una visita y contemplar las ceremonias que se realizan en torno a él y que te dejará sin palabras.
Casa de Maximón. © CF San Pedro La Laguna y su fiesta San Pedro La Laguna es uno de los pueblos más visitados del lago y la razón es bien sencilla: su espectacular enclave, al pie del volcán San Pedro , lo dice todo. Pero es que, además, San Pedro cuenta con el ambiente fiestero más desarrollado de los cinco pueblos de Atitlán. Por eso mismo, y por sus opciones de alojamiento a bajo precio, los jóvenes mochileros suelen hacer parada en él, a veces para instalarse incluso durante temporadas. Si has decidido viajar sola al lago Atitlán y duermes aquí, no te faltará la compañía de otros aventureros.
San Pedro La Laguna. © CF ¿Qué queremos decir con esto? Muy sencillo: si visitamos San Pedro con la intención de encontrar la Guatemala más auténtica, habrá que indagar un poco más allá y perderse por el interior, subiendo una parte del monte San Pedro, o la misión será un fracaso. Si por el contrario, buscamos ese lado más ambientado, éste será nuestro sitio: clases de baile, de malabarismo, multitud de bares, talleres de pintura, fiestas hasta altas horas de la noche o la posibilidad de bañarse en piscinas de agua caliente son solo algunas de las actividades que aquí se ofertan. Y sobre gustos… ¡No hay nada escrito!
San Juan La Laguna y sus murales Si hay una palabra que define este pequeño pueblo anclado en una colina junto al lago Atitlán es ‘tranquilidad’. Y lo mejor es que recorrer las intrincadas callejuelas del que, podríamos afirmar, es posiblemente el pueblo más auténtico y bello del lago , es como dar un paseo por un museo al aire libre: los coloridos murales que decoran los edificios son, simplemente, maravillosos. Y es que el arte es una de las actividades que más se desarrolla aquí, ya sea con estas pinturas de estilo naif que representan aspectos de la cosmovisión maya, como en los telares artesanales que hay instalados en la localidad y que se pueden visitar.
San Juan La Laguna. A San Juan La Laguna, eso sí, hay que ir sin prisas, dispuestas a pasear, a interesarse por la esencia que marca cada detalle de su cultura y a, por qué no, comprar algo de artesanía . Para rematar la experiencia hay que tomar un refresco en alguno de los bares instalados en la zona más alta de la localidad en los que la panorámica del lago Atitlán, rodeado por los volcanes, es verdaderamente hermosa.
San Marcos La Laguna, donde se para el tiempo Hay quienes dicen que se trata del pueblo más bello de todos los que se hallan junto al lago, y es que aquí se concentra gran parte de la comunidad maya de la zona. Sin embargo, no son pocos los extranjeros que también deciden asentarse en San Marcos. ¿La razón? El pensamiento y la creencia de que este enclave, anclado entre volcanes, posee una energía especial. Esto propicia que, en los últimos años, haya proliferado la aparición de centros de meditación y de terapias holísticas a lo largo y ancho de sus calles.
Vista del lago desde San Marcos La Laguna. © Wikimedia Commons/Erik Albers Por eso mismo, si una busca el lugar perfecto en el que relajarse y desconectar del mundo —de verdad—, este es su sitio. Aunque tan solo sea por unos días, saldrá renovada. Y si ésta no es una razón de suficiente peso, aquí va otra: en esta zona de Atitlán el lago se halla más limpio que en ninguna otra parte, lo que nos permite disfrutar de baños en sus frescas aguas frente a las rocas . ¿Qué más se puede pedir? Una propuesta ideal para descubrir la magia de este enclave guatemalteco.
Guía práctica del lago Atitlán Cómo llegar a Guatemala No existen vuelos directos que unan España con la capital guatemalteca, pero aerolíneas como Iberia —que conecta de manera directa solo la línea Madrid-Ciudad de Guatemala—, Avianca , Air France , American Airlines o British Airways ofrecen conexión mediante escala desde las principales ciudades españolas.
Cómo acceder al lago Atitlán Lo más común es gestionar el trayecto desde la capital guatemalteca hasta el destino a través de una de las múltiples agencias locales que proveen de este trayecto varias veces al día.
Moverse por el lago Atitlán Viajar entre los pueblos del lago Atitlán es sencillo: solo hay que tomar cualquiera de las lanchas que constantemente transporta a los locales por apenas unos quetzales. Eso sí: es importante preguntar el horario de la última barca de vuelta al pueblo donde se vaya a pasar la noche, ya que algunos de ellos solo son accesibles por esta vía.
Barca en el lago Atitlán. Viajar sola al lago Atitlán Guatemala es un país con fama de ser poco seguro para las mujeres, pero en Etheria Magazine lo hemos visitado en varias ocasiones y nunca tuvimos ningún problema. Eso sí, conviene extremar las precauciones: no exhibir joyas u objetos valiosos, evitar transitar por lugares solitarios de noche, no subir al coche de desconocidos o en taxis ilegales. Las excursiones en grupo son ideales a nivel de seguridad y también para conocer a otros viajeros. Si tu experiencia ha sido diferente nos encantaría conocer tu testimonio. Puedes escribirnos en la página de Facebook de Etheria Magazine.
Dónde dormir Si se apuesta por Panajachel como lugar donde establecer el campo base, una opción de alojamiento es el Hotel Dos Mundos (www.hoteldosmundos.com): habitaciones de estilo colonial, exuberantes jardines, spa, piscina y a tan solo unos pasos del lago Atitlán.
Dónde comer El Hotel Atitlán (www.hotelatitlan.com), en Panajachel, cuenta con un restaurante al que merece la pena ir, ya no solo por las inmejorables vistas del lago y los volcanes, sino también por la variedad de platos con las que cuenta su carta, especializada en recetas guatemaltecas y en producto local. El pescado es una buena opción. Si se quiere algo más auténtico, José Pingüino’s , en la céntrica calle Santander, es una alternativa. Algunas noches cuenta con música en directo.
Más información en la Oficina de Turismo de Guatemala .
Si viajas sola te puede interesar…
Cagliari, un viaje a Cerdeña para mujeres de buen comer .
Viaja sola con seguridad: el mundo puede ser inseguro, nosotras jamás .
Viaja sola o con amigas a la alegre Marsella, puerta francesa del Mediterráneo .