Si eres una enamorada del Modernismo y quieres ampliar el círculo de visitas desde Barcelona, sigue leyendo para descubrir tres imprescindibles que tienes que ver en Terrassa. Allí te esperan la Masía Freixa, el ‘Vapor Aymerich, Amat y Jover’ (antigua fábrica convertida en museo) y la Casa Alegre de Sagrera, que no son de Gaudí ni falta que les hace.
Masía Freixa, en Terrassa. © Pepa García Actualizado 8/2024
Probablemente no has escuchado hablar de la Masía Freixa, del ‘Vapor Aymerich, Amat y Jover’ o de la Casa Alegre de Sagrera, e incluso iríamos más allá, ¿serías capaz de ubicar dónde se encuentra Terrassa? Si eres de Barcelona o de provincias cercanas puede que sí, pero al resto de los mortales nos costaría situarla. No pasa nada, este es un excelente momento para aprovechar un viaje a Barcelona con amigas o con la familia para hacer una escapada. Debes saber que Terrassa se encuentra a sólo 28 kilómetros de la Ciudad Condal y está muy bien comunicada por carretera y ferrocarril (FGC, línea S-1; y Renfe, línea R-4 de Cercanías) por lo que es una excursión ideal.
No nos alargaremos contando la trayectoria histórica de Terrassa porque la irás percibiendo cuando camines por sus calles y plazas. Como avance, basta saber que esta ciudad destacó en su día por albergar una floreciente industria de la lana. Los bolsillos más adinerados eran, por tanto, los de los propietarios de las fábricas, quienes ardían en deseos de mostrar su estatus. ¿Y cómo lo hacían? Construyendo villas a la última moda, viviendas y edificios fabriles con avances técnicos. Tres de los principales lugares que tienes que ver en Terrassa están relacionados con aquella época, a finales del siglo XIX. Tampoco podemos dejar de destacar la figura de Lluís Muncunill, un arquitecto que trabajó durante más de cuarenta años aportando su particular sello a esta ciudad.
Fachada principal de la Masía Freixa, en Terrassa. © Pepa García La Masía Freixa Poco hace intuir cuando paseas por el agradable parque de Sant Jordi, en pleno centro de Terrassa, que allí se sitúa una preciosa vivienda que parece salida de un cuento de hadas. Y menos aún te puedes imaginar que esta preciosidad fue concebida para albergar una fábrica.
Pero fue así, Josep Freixa en 1896 sólo pensaba en expandir su negocio. Sin embargo, la recesión económica le hizo cambiar de idea, y encargó al arquitecto Lluís Muncunill i Parellada que modificara la estructura para convertirla en una elegante residencia familiar. La transformación tuvo lugar entre 1907 y 1910, unos años bien aprovechados en los que este profesional logró adaptar y embellecer la construcción con un marcado estilo modernista. A la estructura inicial superpuso un sistema de bóvedas de ladrillo, incorporó una galería de arcos parabólicos, añadió un piso y también un minarete. ¿Queda alguna pista del uso para el que fue concebido? Sí, claro, una de ellas son las ventanitas que están junto al suelo, por ahí se debía introducir el carbón a la carbonera.
Minarete de la Masia Freixa. © Pepa García Si desde lejos ya se intuye la influencia de Gaudí en la Masía Freixa, según te acercas la primera impresión se confirma. Arcos, bóvedas, muros blancos (para ocultar el ladrillo y destacar la higiene), zócalos de cerámica… Si te lo permiten, sube al piso superior para observar las líneas onduladas de la bóvedas y el brillo de los vidrios incrustados en las mismas. Asómate también a la bonita escalera de caracol que lleva al minarete.
Aunque antaño aquí se situaba una escuela de música, hoy día alberga la oficina de turismo de la ciudad. Allí estarán encantados de contarte todo lo que tienes que ver en Terrassa, además de ofrecerte una visita guiada gratuita a la Masía Freixa (reserva hora). Durante la misma podrás curiosear por las distintas estancias y disfrutar del interiorismo creado por Joaquim Vancells, del que se conservan muebles originales en el despacho y en el comedor. Los radiadores nos parecieron una maravilla. Cada detalle es único.
Radiador y escalera de caracol de la Masia Freixa. © Pepa García Al salir no dejes de recorrer el parque que rodea la vivienda, que se corresponden con los antiguos jardines de esta villa. Pasear por sus senderos es realmente relajante.
Vista general de la Masía Freixa. © Pepa García Vapor Aymerich, Amat y Jover El segundo lugar que tienes que ver en Terrassa es la antigua fábrica textil del Vapor Aymerich, Amat y Jover , considerada como uno de los mejores ejemplos fabriles del modernismo catalán. Actualmente, alberga el Museu Nacional de la Ciència i la Tècnica de Catalunya (MNACTEC), cuyo objetivo es mostrar al público los avances técnicos y científicos de Cataluña, pero también dedica una gran parte a narrar su latente pasado industrial. El magnífico edificio fue concebido por el arquitecto Lluís Muncunill , entre 1907 y 1908, casi al mismo tiempo que la Masía Freixa. Desde 2019, además, está reconocido como Bien Cultural de Interés Nacional.
Vapor Aymerich, Amat y Jover, donde se sitúa el Museu Nacional de la Ciència i la Tècnica de Catalunya. © Pepa G. Aunque todos los espacios de este inmenso museo (22.000 m2) tienen interés, un recorrido ineludible es el que sigue el proceso de producción de la lana, comenzando por las carboneras, las calderas, la chimenea, la sala de la máquina de vapor y un buen número de ingenios con los que se fabricaban las telas. Es realmente impactante observar las grandes máquinas de hierro importadas de otros países, y los arcaicos patrones empleados para elaborar los estampados de los tejidos.
Interior y obreras del Vapor Aymerich, Amat y Jover, en Terrassa. © Pepa García Descubre los usos y costumbres en las fábrica en el siglo XIX Fíjate en las fotografías de los trabajadores y trabajadoras en sus puestos de trabajo, el tipo de vestimenta que usaban, las frases que se exhibían por los espacios comunes (como “La limpieza es salud. Sed Limpios, Sobre vosotros mismos, en vuestra casa y en la nuestra”. Cada rótulo es un aprendizaje. ¿Sabes qué comían obreros en aquella época? Principalmente, “pan y vino, con abundancia de tocino y pescado salado. La escudella era el plato fuerte del mediodía y la vianda cocida a base de patatas, verduras y legumbres, la cena. La mayoría comían en la fábrica lo que llevaban envuelto en un gran pañuelo”.
Interior Vapor Aymerich, Amat y Jover. © Pepa García Si viajas con niños o adolescentes, les va a encantar la exposición de vehículos antiguos , que cuenta con bicicletas, motos, coches e incluso aviones. Y, por supuesto, la zona científica les impactará. Organizan talleres y visitas guiadas para ellos durante todo el año.
La sirena marcaba el comienzo y el final del trabajo diario. © Pepa García Una última recomendación, cuando salgas del museo acércate al restaurante La Terrassa del Museu a tomar algo o a comer porque desde su terraza se divisan los tejados de la fábrica. Es un excelente lugar para hacerse una foto y también para quedarse embelesado con las líneas de su cubierta. No está de más consultar en el museo si tienen programadas visitas para caminar sobre las mismas.
Interior de la Casa Alegre de Sagrera. © CC Casa Alegre de Sagrera La tercera construcción que tendrías que ver en Terrassa de forma obligada es la Casa Alegre de Sagrera (calle de la Font Vella, 29). Por supuesto, también está relacionada con el mundo fabril, ya que fue edificada como taller y residencia de un reconocido empresario del siglo XIX. Las dos familias, De Sagrera y Alegre, procedían de linajes industriales. Aunque de ascendencia campesina (siglo XVIII), la familia de Mercedes de Sagrera prosperó mucho con el tiempo y construyeron esta magnífica mansión. Sin embargo, los franceses, conocedores de su posición antinapoleónica, no dudaron en saquearla y quemarla.
Vidrieras de la Casa Alegre de Sagrera. © CC Cuando Mercedes contrajo matrimonio con Francisco Alegre i Roig aportó la casa, por lo que Francisco únicamente tuvo que inyectar fondos para que la residencia no sólo cobrase su antiguo esplendor sino que destacase aún más en Terrassa. El arquitecto encargado del proyecto fue Melcior Vinyals. Con el paso del tiempo y el declive industrial, el Ayuntamiento se hizo cargo de la propiedad, por lo que tanto la casa como el jardín se pueden visitar.
¿Qué se puede ver en el interior de Casa Alegre de Sagrera? Un tipo de residencia burguesa donde se mezclan distintas corrientes modernistas. En el comedor, por ejemplo, se sitúan unas pinturas de Alexandre de Riquer, y en otras estancias colecciones de arte oriental de Salvans, pinturas de Martínez Lozano, dibujos de Mateu Avellaneda, etc.
Sala Salvans en la Casa Alegre de Sagrera. © CC Más cosas que ver en Terrassa: el Mercado Cuando pases por delante no podrás evitar parar delante de su fachada para observar este bonito mercado que sigue los cánones de la arquitectura del hierro y que fue inaugurado en 1908. Los arquitectos responsables de esta gran obra fueron Antoni Pascual y Melcior Vinyals. Pasa al interior porque merece la pena.
Si te quedas con ganas de seguir visitando lugares con rasgos modernistas, realiza una visita guiada que te llevará por los principales sitios que tienes que ver en Terrassa. Algunos acogen ahora restaurantes, tiendas o incluso dependencias municipales. Y si acudes a la ciudad durante la Feria Modernista , el espectáculo con recreaciones y trajes de época es aún más sorprendente.
Barcelona Pass Modernista Este bono incluye visitas a edificios modernistas tanto de Barcelona como de otras ciudades cercanas, por lo que resulta muy conveniente:
Barcelona : Casa Amatller, Casa de les Punxes, Casa Vicens de Gaudí, Sant Pau Recinte Modernista, Palau de la Música Catalana, Palauet Casades, Biblioteca Arús, Palau Baró de Quadras, Casa Rocamora y Casa Felip. 📌 Terrassa (mNACTEC (Museo de la ciencia y la técnica de Catalunya) y Casa Alegre de Sagrera.Sitges : Museo del Cau Ferrat y Museo de MariCel.Canet de Mar : Casa Museu Domènech i Montaner.Mataró : Casa Coll i Regàs.
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