Las ciudades francesas son perfectas para un viaje de fin de semana o un puente y, si todavía no conoces Orleans, tienes que tenerla en cuenta para tu próxima escapada. En este artículo te contamos su fascinante historia, la importancia de la figura de Juana de Arco y qué ver y hacer en esta ciudad donde es imposible aburrirse. Plaza Martroi. © Pedro Grifol. Podría haber sido la capital de Francia… ¡no le faltaron méritos! Sus amplios bulevares (cardo y decumanus ) remiten al trazado de cuando fue un importante asentamiento romano. No hay duda de que la historia es un aliciente para visitar esta singular ciudad, pero tiene mucho más. En un fin de semana en Orleans descubrirás algunas de sus facetas más interesantes y, sobre todo, una ciudad muy viva y llena de encanto.
Un poco de historia A partir del siglo IX comenzó a tener un papel importante en asuntos de poder político en la naciente Francia, cuando Carlos el Calvo la nombró capital de su nuevo imperio carolingio. Para marcar su decisión, decidió consagrarse como rey en la catedral de Orléans el año 842. Al rey Carlos le siguió Roberto el Piadoso, segundo personaje que hizo lo mismo, consagrándose rey en la misma catedral en 987.
En 1429 la ciudad alcanzó celebridad cuando una joven lugareña, llamada Juana de Arco, capitaneó un ejército con el que logró levantar el sitio a la ciudad, provocando la derrota de los ingleses que la tenían asediada.
La gesta supuso un cambio de rumbo decisivo en la Guerra de los Cien Años; y puso a la ciudad en un lugar de honor en la historia de Francia.
Durante el Renacimiento tuvo su época dorada y fue elegida lugar de residencia para la nobleza, etapa de la que da cuenta gran parte de la arquitectura renacentista que aún persiste en sus barrios.
Almuerzo bajo las casas entramadas del casco histórico. © P. Grifol. Seis siglos después, Orleans, corazón geográfico de Francia, es la capital de la Región Centro-Valle del Loira , y punto de partida de la ruta de los famosos castillos del Valle del Loira.
📌 No te pierdas un paseo globo sobrevolando los castillos del Valle del Loira . Una experiencia inolvidable.
Orleans, una ciudad estratégica Su posición estratégica junto al río más largo del país, el Loira, hace que sea uno de los nudos de comunicación más importantes del país y, logísticamente, ideal punto de distribución de mercancías (como así lo indica la sede de Amazon). Y ahora, esta ciudad de 150.000 habitantes, también es conocida como ‘la ciudad cosmética’, pues allí se concentran las más importantes empresas francesas de este sector industrial.
Hasta aquí llegamos con esta sucinta historia, y pasamos a su ‘historia turística’ ¡qué es lo que queremos ver! Y comprobamos que Orleans luce un excelente patrimonio arquitectónico gracias al equipo de la municipalidad del año 2000. En este año se emprendió una concienzuda rehabilitación urbanística rescatando su herencia cultural y clasificando y restaurando las casas medievales de los siglos XV y XVI, las cuales fueron sacadas a la luz… y que hoy lucen ‘de foto’.
Tren turístico en la Plaza Martroi. © P. Grifol Qué ver el primer día Iniciamos el recorrido en la Plaza Martroi , la gran plaza donde se encuentra la oficina de turismo. Empezamos el paseo hacia el centro histórico de la ciudad, en dirección hacia el río Loira, donde se encuentran la mayoría de las casas entramadas con vigas de madera pintadas de rojo sangre –ya que esa era ‘la pintura’ con la que se protegía el entramado exterior de estas significativas casas–. Nos iremos encontrando con atractivos rincones para inmortalizar en la cámara y llevárnoslos de recuerdo. Vamos viendo fachadas y tomando nota de los bistrós instalados en los bajos de esas históricas casas porque, cuando llegue la hora de cenar, seguro que nos encantará volver al casco antiguo y sentarnos en alguno de ellos.
En el paseo por el casco antiguo nos encontramos con unas columnas –Testigos de Orleans– que muestran escenas de la historia de la ciudad. En cada una hay un código QR para acceder a la información pertinente del sitio (en francés e inglés). Un rincón que destaca es la Torre Belfroi , del siglo XV, símbolo del poder de la ciudad.
Vistas desde la catedral. © P. Grifol. Catedral de la Santa Cruz Es ineludible la visita a la Catedral de la Santa Cruz. Hay que contactar antes con la oficina de turismo porque ellos tienen la llave para subir al armazón de su interior y recorrer las terrazas. Sobre las alturas de su techumbre atravesamos pasadizos secretos que no son fáciles de intuir a ras de suelo y que nos provocarán más de una pregunta. La visita merece la pena. Desde ahí arriba impresiona el gran rosetón dorado que representa al Rey Sol. Además del tour por los tejados, hay que fijarse en las espléndidas vidrieras que ilustran la vida de Juana de Arco, realizadas en 1893, justo en la época en la que se intentaba que el Vaticano la declarara santa, hecho que se oficializó en 1920, convirtiéndose así en la patrona de Francia.
La catedral desde la avenida Jeanne d’Arc. © P. Grifol La fachada de la catedral es la vista frontal que se tiene desde el fondo de la larga avenida que recibe el nombre de Jeanne d’Arc, que se diseñó en tiempos borbónicos. Luce permanentemente decorada con grandes pendones coloridos, y por ella circulan unos modernos tranvías sin ruido y sin cables que se alimentan a través de los propios raíles.
Segundo día: el mercado y el muelle Otros lugar histórico que no te puedes perder es el Hôtel Groslot , un palacete de estilo renacentista del siglo XVI lleno de lujos que tiene un recargado salón que ahora se alquila para bodas.
En lo referente a arquitectura moderna, lo más sobresaliente es el Centro FRAC-Turbulencias , un singular edificio con forma de chimeneas unidas que merece la pena ver. Se trata de un espacio rabiosamente moderno utilizado como sala de exposiciones. Ha sido diseñado por el estudio Jakob+MacFarlane.
Centro FRAC-Turbulencias. © P. Grifol. Mercado Halles Châtelet Después del paseo cultural, otra opción recomendable es ir al mercado, que no deja de ser cultura y otra manera de conocer la idiosincrasia del lugar.
En los mercados franceses siempre se aprende mucho y el de Orleans –Halles Châtelet– no deja indiferente a los amantes de la buena mesa. Uno de los productos locales ¡y estrella! es el vinagre, que, además tiene una peculiar historia: “En el siglo XV el vino se transportaba por el río, y siendo que alguna cantidad llegaba avinagrado, un empresario de la época decidió aromatizarlo y comercializarlo”. En la actualidad la casa Martin Pouret es la única vinagrería de la ciudad que perpetúa la tradición. Es un condimento que se vende con una variedad de sabores increíble. Existen versiones aromatizadas con chalota, ajo, albahaca o limón.
Mostazas Martin-Pouret. © P. Grifol. Halles Châtelet es un sinfín de descubrimientos ‘gastro’: la mostaza (moutarde d’Orléans ), la miel local, el famoso Pithiviers (un pastel hecho con pasta de almendras), los pralinés de Montargis, las cerezas de Olivet, los Cotignacs d’Orléans y la Passe-Crassane , la mejor pera de invierno. Los puestos de quesos de cabra se disputan parroquianos que eligen alguno nuevo para descubrir. Y, en cuanto a los vinos, destaca el pétillant (espumoso) Crémant de Loire.
Después de la nutritiva visita al mercado y, probablemente, con una bolsa llena de productos culinarios especiales, solo nos queda deambular por las calles Santa Catherine y Rue Borgogne, esta última conocida también como la calle de los restaurantes.
El río Loira a su paso por Orléans. © P. Grifol. Los muelles del Loira A lo largo de los muelles del Loira –que han sido rediseñados para peatones (Quai de Châtelet y Quai de Cypierre)– encontraremos el ambiente de ocio nocturno en los llamados guinguettes (algo así como chiringuitos). Son bares al aire libre donde, en estos tiempos pandémicos, han convertido en un espacio lúdico la ribera del río. Allí podemos comer, beber y escuchar música. Atardeceres bucólicos –¡lejos de parecerse a un vulgar ‘botellón’!– contemplando la otra orilla del río, donde solo hay árboles. También se puede cenar en un barco-restaurante como Le Bateau-Lavoir o tomar una copa en otros barcos antiguos que están varados en los muelles. Será un merecido final de viaje después de un par de días de caminata por la ciudad que pudo reinar.
Casa y estatua de Juana de Arco. © P. Grifol. Vida y milagros de Juana de Arco Orleans tiene muchos lugares que han permanecido fieles a la historia que los envuelve, pero la casa de Bailly Jacques Boucher –que era tesorero del ducado– fue completamente destruida en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Esta casa acogió a Juana de Arco durante la liberación de la ciudad el 8 de mayo de 1429. Hoy, totalmente reconstruida, se presenta como un encantador museo en el que podremos encontrar dioramas y maquetas que nos hablan de la vida de Juana, así como del propio levantamiento del sitio de Orléans. Aunque, lo más interesante de La Maison de Jeanne d’Arc es un vídeo de 15 minutos que narra su relevancia histórica.
Si visitas Orléans entre el 29 de abril al 9 de mayo, la ciudad celebra sus Fiestas Patronales dedicadas a la heroína, y podrás toparte con una joven emulando a La Pucelle d’Orléans que recorre la ciudad a caballo.
Festival del Loire Cada dos años (aunque pandemia ha interrumpido el ciclo) y durante cinco días, a finales de septiembre es posible revivir la gran epopeya de la navegación en el Festival del Loire, un acontecimiento que reúne a más de 120 barcos fluviales que atracan en los muelles de Orleans y en el que se dan cita marineros de todo el mundo. Un evento para descubrir la historia del Loira, su comercio fluvial y sus embarcaciones típicas, pero también su cultura y sus tradiciones culinarias a través de conciertos, paseos en barco y fiestas al aire libre en los guinguettes . Apúntalo: en 2022 seguro que se celebra.
Desayuno y salón del Hotel l’Abeille. © P. Grifol. Guía Orleans | Etheria Magazine Cómo llegar a Orleans Orleans se encuentra a 130 kilómetros de París, y es la primera parada para los que viajan en coche desde la capital francesa y van a hacer la ruta de los castillos del Valle del Loira.
La otra forma de llegar a Orléans es ir en TGV (tren de alta velocidad) desde la estación sur de París-Austerlitz (a 1 hora).
Dónde alojarse Destaca un hotel histórico, Hôtel de l’Abeille todo un clásico construido a principio de siglo XX. Papeles ornamentales en las paredes, grabados antiguos en los pasillos, embellecedores dorados en las puertas, cristaleras emplomadas y una colección de figuras de todos los tamaños de Juana de Arco custodiadas en robustas vitrinas de caoba… Nada que ver con IKEA ¡todo tiene (o casi) más de 100 años!
Dónde comer Le Lièvre Gourmand es un restaurante fusión, de los que ahora llamamos gastronómico. Es el restaurante caro de la ciudad, pero también es la experiencia culinaria. Sorprendentemente creativo.
Salmón ahumado en Le Cabinet Vert. © P. Grifol. Al borde del río, alejado del centro de la ciudad, está Le Cabinet Vert . Tranquilo, con terraza y con un menú de temporada a precios asequibles.
Más información en Turismo de Orleans .
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