Verona es la ciudad de Romeo y Julieta, sí, pero también de una universidad que es de las más antiguas de Europa y de uno de los monumentos mejor conservados de la Antigüedad Clásica: su Arena, del siglo I. Es un foco de cultura, compras, gastronomía y vida social, así que sigue leyendo para no perderte las visitas imprescindibles en Verona (y otras que también te van a gustar).
Panorámica de Verona al atardecer. © Alessandro Carrarini Dejemos las cosas claras desde el principio: por más que Romeo y Julieta sean los principales imanes y la Casa de Julieta una de las visitas imprescindibles en Verona , ningún historiador ha podido establecer jamás una asociación entre esos personajes literarios y alguien que viviera en esta ciudad en tiempo alguno. Es más, cuando William Shakespeare creó el mito de estos dos amantes eternos y eligió como escenario para su romance la norteña ciudad trasalpina ni siquiera había pisado Italia. De hecho, nunca lo hizo.
Así que el romanticismo que se presupone a Verona , una de las más bellas urbes medievales y renacentistas de la región del Véneto, es impostado. Una herencia no buscada y consecuencia del éxito universal que supuso desde su estreno (1597) aquel drama teatral pergeñado por el genial literato inglés.
Visitas imprescindibles en Verona y caprichos gastronómicos Casa de Julieta Quienes, pese a lo dicho, quieran seguir alimentando el mito romántico tienen la oportunidad de visitar la llamada Casa de Julieta , un palacio del siglo XIII construido por la familia Dal Cappello, que adquirió y rehabilitó el Ayuntamiento veronés a principios del siglo XX para convertirlo en una de las sedes del Museo Civico (Municipal). Allí, bajo un escenográfico balcón medieval, amantes de todo signo se juran amor eterno. Y allí también crédulos demandantes de amor de todo género, lugar y condición sexual acarician uno de los pechos de la estatua en bronce dedicada a Julieta. Probablemente pasen por alto el hecho de que la historia entre Julieta y su amado Romeo termina el uno en brazos de la otra, sí, pero sin vida ambos…
Balcón de la supuesta casa de Julieta. © Alessandro Visentin Catedral de Verona La Casa de Julieta es uno de los lugares más visitados de Verona, sin duda; pero la ciudad alberga un buen puñado de otros monumentos de visita recomendable. Entre ellos, la Catedral de Santa Maria Matricolare , construida desde principios del siglo XII sobre dos templos paleocristianos destruidos, en diversas etapas de la Historia, por el fuego y hasta un terremoto. Impresionan tanto el exterior como el interior del templo, decorado con grandes trampantojos al fresco que confunden la percepción de campo visual de quien la visita.
Arena de Verona. © Alessandro Carrarini Arena de Verona y Piazza Brà Pero si hay un lugar histórico en esta ciudad véneta ese es su Arena. Se trata de uno de los anfiteatros romanos mejor conservados y también de los más grandes (el tercero en tamaño de cuantos siguen en pie, con una capacidad para de 30.000 espectadores) de la Antigüedad Clásica. Para Verona, lejos de suponer un hermoso aunque vacío monumento, es uno de sus principales focos culturales (si no el que más). La razón es que esta es la sede del Festival de Verona , que cada verano, desde 1913, trae hasta aquí a lo más granado del panorama operístico mundial.
Un lugar deseado por los amantes bel canto , que una vez apagados los focos de la arena, pueden seguir disfrutando de su representación escénica favorita en el Teatro Filarmónico. Por cierto, alrededor de la Arena se abre la llamada Piazza Brà , con sus soportales habitados en tiempos por los mejores artesanos de Verona y cuyos negocios han adquirido hoy comerciantes de souvenirs, de productos gastronómicos y algún que otro restaurante con terraza.
La bonita Piazza delle Erbe, en Verona. © Fabio Tura Piazza delle Erbe, ambiente universitario Hay mucho más arte y mucha más cultura en Verona. Durante todo el año. No hay que olvidar que aquí está una de las universidades más antiguas de Italia (y de Europa). Esto atrae a miles de estudiantes Erasmus que contribuyen al ambiente divertido y multicultural que se respira en buena parte de sus calles y plazas.
Ellos y sus compañeros italianos son los que llenan los bares y restaurantes del centro histórico de Verona durante el año lectivo. Pero, una vez terminan las clases, el relevo lo toman los ya mencionados amantes de la ópera y los muchos turistas que veranean en el cercano Lago de Garda (prepara tu escapada con esta ruta en coche alrededor del Lago de Garda ) y que llegan hasta aquí atraídos por la benignidad del clima que caracteriza a la zona. Aparte de los muchos encantos de la ciudad de Verona, claro.
Desde luego, es todo un placer sentarse en alguna de las muchas terrazas que se plantan en las plazas principales de Verona. Sobre todo en la Piazza delle Erbe (de las Hierbas), la más antigua de la ciudad, que ocupa la planta de lo que era el antiguo foro romano y que, desde siempre, es el gran mercado popular.
Sube a la Torre Lamberti, con un mirador panorámico a más de 80 metros de altura. © Maria Julia Mello Palacios de Verona Los palacios de Verona son otro buen motivo para recorrer la ciudad a pie y disfrutar de cada paso. En la misma Piazza delle Erbe destaca el Palazzo della Ragione y su impresionante Torre dei Lamberti, con su enorme esfera del reloj, que es uno de los símbolos de Verona. Y, sobre una columna de mármol junto al barroco Palazzo Maffei está el León de San Marcos, como recuerdo de que Verona fue urbe destacada de la Serenísima República de Venecia, uno de los principales estados de la península italiana y del Mediterráneo, desde el siglo IX hasta el XVIII.
Pero más allá de los grandes monumentos, uno de los aspectos más llamativos de Verona es la cantidad de palacios medievales y renacentistas que flanquean sus calles. Con característicos balcones ajimezados (como el de la Casa de Julieta) y, por lo general, con un patio distribuidor (cortile ) intramuros diseñado para aislarse del bullicio exterior.
Detalle de una bonita fachada de Verona. © Marcus Ganahl Muchos de estos palacios son habitados por los descendientes de las grandes familias de comerciantes y nobles que dieron relumbre a la ciudad en siglos pasados. Otros, con el tiempo, se han ido compartimentando para acoger a un mayor número de habitantes ajenos a los grandes apellidos veroneses. Algunos más los ocupan ahora las diferentes instituciones culturales, administrativas, sociales y políticas de la ciudad. Y muchos más se han transformado en negocios de hostelería, para atender las necesidades de una población y de un turismo crecientes.
© NH Collection Palazzo Verona. Comer o dormir en un palacio Un buen ejemplo de palacio reconvertido en hotel es el NH Collection Palazzo Verona . Te alojes o no en alguna de sus 70 modernas habitaciones, lo cierto es que el lugar bien merece una visita para, de esta forma, paladear la armonía de su arquitectura, rescatada del siglo XIV.
Llegado el momento de reponer fuerzas tras las visitas imprescindibles en Verona, hay las más diversas opciones gastronómicas: desde la típica osteria donde degustar el plato del día (fundamentalmente pasta) a restaurantes de altísimo nivel.
© Giancarlo Perbellini, de Casa Perbellini, en la piazza San Zeno (Verona). Entre estos últimos están Il Desco y Casa Perbellini ; ambos reconocidos con estrellas por la Guía Michelin y donde los fundamentos de las antiguas cocinas familiares se han convertido en innovadoras experiencias culinarias que perduran en la memoria del comensal por mucho tiempo. Eso sí, como es obvio, no son para todos los bolsillos.
Las osterías, para comer bien y a precios más asequibles Una alternativa auténtica y francamente más económica es la que ofrece Osteria del Buigardo (Corso Porta Borsari 17/A). Muchos llegan hasta ella atraídos por el colorido de los spritzs que preparan aquí a la hora del aperitivo. Pero luego se quedan a comer al descubrir el desfile de platos de auténtica gastronomía véneta que caracterizan al local. Para añadir autenticidad a la carta, este restaurante incluye vinos, quesos y embutidos de elaboración propia.
Mostrador de Flego (Verona). Por supuesto también ofrecen postres caseros, pero puestos a sugerir y teniendo en cuenta la calidad y variedad de la pastelería italiana, por qué no probar los dulces elaborados en alguna de las pasticcerie que hay en la ciudad. Un buen ejemplo es Flego , más que agradable local situado en una de las calles peatonales del centro y cuyas vitrinas son una auténtica provocación a la que es casi imposible resistirse. De hecho, mejor no resistirse.
En las calles de Verona encontrarás encantadoras boutiques. ©
Tom Podmore De compras en Verona Para expiar el “pecado gastronómico” se puede dar un paseo de compras por la Via Mazzini con sus tiendas de moda y complementos de lujo. Allí encontrarás tanto grandes marcas como pequeñas boutiques donde la artesanía se eleva a la categoría de arte.
Si eres aficionada a los comercios outlets, también encontrarás algunos con marcas italianas a muy buen precio. Las compras en Verona están totalmente justificadas, y si vas en torno a San Valentín los escaparates son auténticas obras artísticas.
Atardecer en Verona. © Davide Goldin El atardecer más romántico de Verona Y si lo tuyo no son las compras ni las visitas imprescindible en Verona, ve a dar un paseo por el curso del río Adigio. Este cauce fluvial nace en los Alpes y termina en el Adriático, siendo con sus algo más de 400 kilómetros el segundo más largo de Italia, después del Po. Al llegar a Verona, el río forma varios meandros que delimitan sus barrios históricos y obligan a la construcción de puentes que hoy componen algunas de las estampas más instagrameables de Verona . Sobre todo a la caída de la tarde.
Uno de esos barrios es el de Castello , sobre el que se encuentra el Museo di Castelvecchio , que alberga una importante colección de arte desde la Edad Media hasta el siglo XVIII. Desde las alturas de este viejo castillo, además, se disfruta de una bonita panorámica de conjunto de casi toda Verona. Sin duda, es un buen lugar para despedirse de una ciudad romántica al fin, por más que Romeo y Julieta sean tan solo una (genial) invención literaria. Que no es poco.
Castel de San Pietro, en Verona. © Alessandro Carrarini También te puede interesar…
Turín con amigas: viaja a la ciudad más supersticiosa de Italia
Nueve paseos a la italiana por los jardines más bellos de Florencia .
Caótica Nápoles: 48 horas en la ciudad más canalla de Italia .