¿Buscáis ideas para hacer una escapada en el norte de España? Os proponemos un viaje a Navarra con amigas para visitar sus lugares más conocidos y descubrir otros realmente sorprendentes. Castillos, valles, monasterios, fiestas y ricos manjares, sobran los motivos para recorrer esta bella tierra. El verde imprega los paisajes del valle del Bidasoa. © Yolanda Cardo
Érase una vez un reino en el que construyeron un castillo para complacer a una recelosa reina; en el que una gamberrada se convirtió en espectáculo multitudinario; donde un “noble” monarca puso orden entre unos vecinos mal avenidos; un simpático Hércules levantó con sus manos un museo muy especial; un lugar donde los monasterios ocultan dragones y caminos rescatados del olvido atraviesan hermosos pueblos, verdes valles y frondosos bosques susurrados por los vientos del Cantábrico. Sorpresas más que suficientes para que este viaje a Navarra con amigas resulte apoteósico.
La catedral de Pamplona. © Y.Cardo Conocer Pamplona , la capital navarra, a través de historias menudas es una manera original y divertida de hacerlo. Y si no, hagamos una prueba. Si os cuentan que Navarra fue reino independiente desde el 820 hasta 1512 ¿Cuánto tiempo recordaréis las fechas? En cambio si os digo que Alex Ubago es bisnieto de Rosa Oteiza Armona, la matrona que corona el monumento a los Fueros en Pamplona y que, además, su escandalosa historia es digna de un culebrón de sobremesa, seguro que no lo olvidaréis.
O que la afición de los pamplonicas por los bares se remonta al siglo XV cuando ya existían 200 tabernas para sus 20.000 habitantes. También que siempre han sido muy suyos y que antes de ser un único núcleo urbano, en el año 1000 había tres barrios amurallados: San Cernin, Navarrería y San Nicolás, cuyos vecinos andaban todo el día a la gresca hasta que Carlos III el Noble los reunificó y mandó construir el Ayuntamiento en tierra de nadie, el lugar donde se alza el actual consistorio. Como estas hay cientos de historias que Santi Lesmes relata durante las visitas guiadas por Pamplona.
Los pintxos son toda una tradición en la capital navarra. © Y. Cardo Sanfermines: una gamberrada hecha tradición Pero si por algo es famosa Pamplona es por los Sanfermines. ¿Queréis saber cómo comenzó todo? La tradición de los festejos taurinos en Pamplona viene de muy lejos, hacia 1385 ya hay constancia de ello. Pero antaño no existían camiones que transportaran las reses hasta las plazas, sino que se las ubicaba a las afueras de las poblaciones, hasta que bien entrada la noche, cuando las calles estaban desiertas y no había peligro, eran conducidas hasta los toriles. Así fue hasta que hacia 1700 los pamplonicas, aprovechando que estaban de fiesta y, todo hay que decirlo, ya muy entonaditos a esas horas, no se les ocurrió otra cosa que meterse entre los corpulentos morlacos para molestarlos durante su recorrido hasta el coso.
Durante siglo y medio las autoridades intentaron evitarlo emitiendo bandos que prohibían estos actos, incluso se les multaba, pero como ya podéis imaginar de nada sirvió y con el tiempo lo que comenzó siendo una bizarra gamberrada acabó convirtiéndose en el símbolo de la ciudad.
Ayuntamiento de Pamplona, la sede del tradicional chupinazo. © Y. Cardo 2. Etxalar, una villa de montaña Agazapada en el magnífico valle del Bidasoa, al norte de Navarra, se encuentra una de las denominadas Cinco Villas, el bello municipio de Etxalar. Un lugar donde merece la pena detenerse a disfrutar de su entorno y de su patrimonio.
Como dice nuestro guía Mikel Albisu , “no hay pueblo navarro que no tenga frontón, si no, no es pueblo”. El de Extalar se rodea de casonas de piedra y madera de coloridas balconadas que recuerdan su pasado indiano; de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y sus jardines con estelas funerarias; de molinos y pétreos puentes que sortean los afluentes del Bidasoa.
Etxalar es una preciosa villa de grandes casonas. © Y. Cardo El pueblo de las palomeras Sus lugareños son férreos defensores de su lengua, el euskera, y de sus tradiciones. Una de las más arraigadas es la captura de palomas con red . Cada año, durante 50 días (del 1 de octubre al 20 de noviembre) doce palomeros pasan la jornada esperando la llegada de estas aves migratorias en el collado Usategieta, a unos 7 km de Etxalar. Existen visitas guiadas a las Palomeras de Etxalar , donde podréis contemplar con vuestros ojos, si es que hay suerte ese día, esta ancestral práctica cinegética.
El antiguo contrabandista Xanti Elizagoien organiza rutas nocturnas. © Y. Cardo Y de la ruta de los contrabandistas La localidad además es conocida por haber sido ruta habitual de contrabandistas. Ubicada a escasos kilómetros de Francia, durante décadas sus caminos sirvieron para transportar clandestinamente mercancías de todo tipo. Xanti Elizagoien es un afable etxalartarra de 74 años que durante 14 años se dedicó al contrabando. Desde 1963 hasta 1977 recorrió a pie de noche los senderos cargado con pesados fardos (hasta 35 kilos) con rodamientos, hilos de cobre, calcetines o medias de cristal. Ahora organiza visitas nocturnas que recorren la conocida como ruta de los contrabandistas mientras rememora sus aventuras de aquellos años.
Peru-Harri es un museo consagrado a la piedra que Iñaki Perurena ha construido con sus propias manos. © Y. Cardo 3. El museo de Iñaki Perurena En cierta ocasión, Enrique Tierno Galván le dijo a Iñaki Perurena: “es usted uno de los hombres más fuertes que he visto por aquí”, a lo que este respondió “¡concho! ¿Y quienes eran los otros?» Tremendamente vital y muy simpático, el famoso levantador de piedras organiza y ejerce de cicerone durante las visitas a Peru-Harri , un peculiar museo, consagrado a la piedra, construido con sus propias manos en pleno monte a unos 2 km de Leitza. Allí confluyen la historia, las tradiciones, los mitos y las leyendas. En el interior del caserío encontramos fotografías y recuerdos de su legendaria carrera deportiva, como la ropa que utilizaba o las pesadas piedras que levantaba en las competiciones. Al aire libre, gigantescas esculturas como un impresionante harrijasotzaile de 8 m y 40 Tm o una monumental mano que se alza hacia el cielo. Además de un mágico recorrido entre un bosquete decorado con pinturas que ilustran oficios, personajes mitológicos o la fauna autóctona. Todo obra de este incansable Hércules para el que la piedra “es mi vida y me da vida”.
En Leitza se rodaron muchas escenas de ‘Ocho apellidos vascos’. © Y. Cardo 4. Leitza, el plató de ‘Ocho apellidos vascos’ Leitza se ubica a unos 47 kilómetros de Pamplona, en el magnífico enclave del valle de Leitzaran . Seguro que los fans de ‘Ocho apellidos vascos’ reconocerán en esta villa muchos de sus escenarios. Aquí se encuentran la herriko- taberna, la plaza y el caserón donde vivía el personaje de Clara Lago, Amaia. El turismo cinematográfico complementa al de naturaleza, mucho más habitual gracias a las numerosas rutas que atraviesan su magnífico entorno, incluida la vía verde Plazaola que recorre la antigua línea de ferrocarril Pamplona- San Sebastián.
Como curiosidad aquí está el negocio familiar de Iñaki, la carnicería, y su hija Maite, diseñadora, tiene una coqueta tienda de ropa donde vende las prendas de su marca 301K . Además de bonitas camisetas y sudaderas, elabora chalecos a medida personalizados para los harrijasotzaile (levantadores de piedra).
Santuario de San Miguel de Aralar y detalle del frontal cerámico que guarda en su interior. © Y. Cardo 5. Sakana, un valle espiritual. San Miguel de Aralar Engarzado en la cumbre de la sierra de Aralar, mirador de infarto al valle de Sakana, se encuentra el santuario de San Miguel, un templo cuyo origen se remonta al siglo IX y sus estancias encierran una increíble leyenda. Cuentan que allá por el siglo VIII, Teodosio de Goñi al regresar de la guerra se encontró con un extraño peregrino que le dijo que su esposa le estaba siendo infiel. Al llegar a casa, cegado por la ira, espada en mano, se abalanzó sobre los cuerpos que yacían en su dormitorio. Al salir de allí y ver a su mujer se percató horrorizado de que eran sus padres a los que había asesinado. Como penitencia, el Papa Juan VII le condenó a vagar portando unas gruesas cadenas hasta que estas se rompieran por el desgaste. Así pasó 7 largos años hasta que un día, mientras se encontraba en la cumbre de Aralar, un dragón surgió de las cavernas. Atemorizado confió su suerte a San Miguel, el cual escuchó sus súplicas, derrotó al animal y le liberó de su pesada carga. Desde entonces, Teodosio consagró su vida al arcángel erigiendo así un santuario en su honor.
“Atrapar a un ladrón” Los muros milenarios de este centro espiritual albergan en el presbiterio una joya excepcional, el retablo de Santa María. Un precioso frontal de esmaltes y cristal de roca elaborado en el siglo XII por los mejores artesanos de Limoges que fue robada en octubre de 1979 por el famoso Erik “el Belga”. Afortunadamente en 1981 se recuperaron la mayoría de las piezas y se detuvo a la banda conocida como “clan de los marselleses ”.
Monasterio de Zamartze en el Camino de Santiago Navarro. © Y. Cardo 6. Monasterio de Santa María de Zamartze Cerca de allí se encuentra el monasterio de Zamartze, en el municipio de Uharte Arakil del valle de Sakana . Durante siglos fue un lugar señalado del Camino de Santiago Navarro que seguía el trazado de la milenaria vía romana que unía Astorga con Burdeos. Los restos encontrados en las tumbas como conchas o un bordón atestiguan que el monasterio fue un antiguo hospital de peregrinos entre los siglos X y XIV. En los últimos años se han recuperado los 42 km del Camino de Santiago que atraviesan este espectacular entorno natural al abrigo de las sierras de Aralar y del Parque Natural de Urbasa-Andía. Frondosos hayedos y robledales o hermosos y genuinos pueblos donde disfrutar del slow-travel . Aunque si os gustan las emociones fuertes, podéis practicar el trail-running en la Estación de Trail de Sakana . Cinco espectaculares rutas para disfrutar de otra manera de estos espectaculares parajes.
Calzada de Bernoa. Un antiguo camino de arrieros convertido en gran ruta. © Yolanda Cardo Como veis, Navarra es tierra de caminos. La Calzada de Bernoa de época medieval es otro recuperado recientemente. Se trata de una serie de vías empedradas, que discurren por los bellos montes de Sakana, utilizadas por los arrieros para transportar mercancías entre la costa y el interior, desde Tierra Estella hasta Guipúzcoa. Ahora forma parte del GR 323 Bernoa.
¿A qué sabe Sakana? Pues este precioso valle sabe a todos los deliciosos productos que sus tierras proporcionan: lácteos, carnes, hortalizas, panes, dulces, miel… Disfrutad de la gastronomía de la comarca probando estos alimentos de gran calidad obtenidos y elaborados de manera sostenible y completamente artesanal. El sello Dastatu Sakana distingue los comercios y restaurantes de la zona en los que se pueden consumir o adquirir. Buscadlo, os encantarán.
El monumental castillo de Olite es visita obligada. © Y. Cardo 7. Olite, entre castillos y vinos El punto final lo ponemos en Olite. Si aún no lo conocéis, no dejéis pasar la oportunidad de visitar esta preciosa villa encantadora presidida por su fabuloso castillo. Carlos III el Noble lo construyó para recuperar a su esposa, Leonor de Trastámara. En la actualidad el Parador ocupa la parte más antigua y en sus camas con doseles os sentiréis como auténticas reinas.
Y como estáis en el lugar perfecto para degustar los vinos de Navarra , no hay mejor plan que un merecido “tardeo” en Bodegas Ochoa , junto a Elena y Beatriz, la sexta generación de una saga para los que el vino es su pasión.
Guía de Navarra | Etheria Magazine Dónde dormir En Olite, el Parador es una fabulosa opción. En Pamplona, el hotel Tres Reyes , en el corazón de la ciudad, es perfecto para alojarse. Si buscáis paz y tranquilidad, elegid la casa rural el Molino de Alli , a los pies de la sierra de Aralar.
Dónde comer En Pamplona hay que ir de pintxos. Nosotros hemos probado los de La vieja Iruña y los de la Terraza de Baluarte , aquí no os perdáis las croqueta cheesetorra. Si buscáis algo más formal el restaurante Casa Manolo es uno de los preferidos por los pamplonicas. En Etxalar no os perdáis la cocina de Axun, la cocinera al frente de la Eriko-Ostatua . En Latasa, Biltegia , un bar-restaurante y tienda de productos ecológicos, ubicado en una antigua estación del Plazaola.
Si viajáis con niños, las visitas teatralizadas de Viajes Divertis les encantarán. Si es una escapada con amigas, atentas porque dos veces al año se organiza en el claustro de la Catedral Âme&Art un mercadillo de arte y diseño en un entorno espectacular.
Más información en Turismo de Navarra (www.visitnavarra.es/es)
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